/ domingo 5 de diciembre de 2021

La curul rosa | La batalla por el presupuesto

Aunque pueden pasar muchas cosas en un año, sabemos que habrá ciertas fechas que dan un sentido de ciclo, de ritmo y de expectativas. Por ejemplo, reconozcamos o no, solo estamos esperando a que inicie el Guadalupe-Reyes para al fin tomarnos un descanso, ver a la familia, celebrar la Navidad, el año nuevo y sentir que nos persigue la báscula por la última rebanada de la rosca. Luego vendrá el Carnaval, la Cuaresma, las fiestas patrias entre otras fechas, volviendo a empezar una y otra vez.

Algo muy similar pasa en el Congreso. Los diputados llegamos a ocupar nuestras curules, cuando iniciamos con el Informe Presidencial y la glosa, donde asiste todo el gabinete a la rendición de cuentas. Sí, existe un espectáculo, con entregas de informes, pero entre pregunta y pregunta podemos conocer, cuál es el verdadero estado de los asuntos públicos, para saber qué vigilar y cuáles son las leyes que debemos impulsar.

Mientras estábamos preparando nuestras preguntas, el 8 de septiembre el Ejecutivo entregó el paquete económico para el 2022, incluyendo, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos. A este proceso de dictaminación, de aprobación y de control se le ha conocido desde hace siglos como el poder del bolsillo, básicamente es el control del ingreso y del gasto público.

Desde ese día y hasta el 15 de noviembre, nos introducimos en una dinámica intensa para reasignar los fondos de los programas públicos, incluidos temas de nuestro distrito. Es tan agotador el ritmo de trabajo en esos días, que cuando vean fotos de diputadas y de diputados en sus curules, sepan que la gran mayoría se tomaron justamente en los días y las horas antes de la aprobación del Presupuesto de Egresos, donde literalmente se nos acuarteló en San Lázaro. Fuera de la anécdota ¿qué se aprobó realmente y qué faltó?

Aunque hayan volado chispas en las sesiones, en la realidad, el pleito es por alrededor del 10% del Presupuesto de Egresos. El resto está previamente comprometido en los programas multianuales, los sueldos y los compromisos del país con organismos internacionales. Además, la presentación del paquete económico es una facultad exclusivamente del Presiente: si se hiciera cada año el presupuesto en San Lázaro, desde cero, no acabaríamos nunca.

Como sucede en cada año, se hicieron procedimientos detallados para procesar las peticiones, de las oficinas de gobierno, de los gobernadores, de los presidentes municipales y de las comisiones legislativas, con el fin presentar nuestras propuestas de reasignación presupuestal.

Impulsé dos reasignaciones presupuestales, una en mi carácter de presidenta de la Comisión de Asuntos Migratorios y la otra como diputada de nuestro amado Tampico. La primera buscaba aumentar 44,824,185 millones de pesos al presupuesto destinado a la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado, derivado del incremento de solicitudes de asilo político. La segunda buscaba aumentar el apoyo a los pescadores, que están desprotegidos por las políticas públicas del gobierno federal.

Lamentablemente, el proceso legislativo, se concentró en atender las peticiones de las propias oficinas del Gobierno Federal, usando su mayoría relativa para imponerse. Esta es una llamada de atención, para organizarnos mejor y alzar nuestra voz más fuerte. Cuenten conmigo para ello.

Ahora sí, que inicie el Guadalupe-Reyes. Nos vemos el próximo año, antes de la rosca. Les deseo lo mejor a ustedes y quienes les sean cercanos y ya saben donde estoy para ustedes. ¡Felices fiestas!

Aunque pueden pasar muchas cosas en un año, sabemos que habrá ciertas fechas que dan un sentido de ciclo, de ritmo y de expectativas. Por ejemplo, reconozcamos o no, solo estamos esperando a que inicie el Guadalupe-Reyes para al fin tomarnos un descanso, ver a la familia, celebrar la Navidad, el año nuevo y sentir que nos persigue la báscula por la última rebanada de la rosca. Luego vendrá el Carnaval, la Cuaresma, las fiestas patrias entre otras fechas, volviendo a empezar una y otra vez.

Algo muy similar pasa en el Congreso. Los diputados llegamos a ocupar nuestras curules, cuando iniciamos con el Informe Presidencial y la glosa, donde asiste todo el gabinete a la rendición de cuentas. Sí, existe un espectáculo, con entregas de informes, pero entre pregunta y pregunta podemos conocer, cuál es el verdadero estado de los asuntos públicos, para saber qué vigilar y cuáles son las leyes que debemos impulsar.

Mientras estábamos preparando nuestras preguntas, el 8 de septiembre el Ejecutivo entregó el paquete económico para el 2022, incluyendo, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos. A este proceso de dictaminación, de aprobación y de control se le ha conocido desde hace siglos como el poder del bolsillo, básicamente es el control del ingreso y del gasto público.

Desde ese día y hasta el 15 de noviembre, nos introducimos en una dinámica intensa para reasignar los fondos de los programas públicos, incluidos temas de nuestro distrito. Es tan agotador el ritmo de trabajo en esos días, que cuando vean fotos de diputadas y de diputados en sus curules, sepan que la gran mayoría se tomaron justamente en los días y las horas antes de la aprobación del Presupuesto de Egresos, donde literalmente se nos acuarteló en San Lázaro. Fuera de la anécdota ¿qué se aprobó realmente y qué faltó?

Aunque hayan volado chispas en las sesiones, en la realidad, el pleito es por alrededor del 10% del Presupuesto de Egresos. El resto está previamente comprometido en los programas multianuales, los sueldos y los compromisos del país con organismos internacionales. Además, la presentación del paquete económico es una facultad exclusivamente del Presiente: si se hiciera cada año el presupuesto en San Lázaro, desde cero, no acabaríamos nunca.

Como sucede en cada año, se hicieron procedimientos detallados para procesar las peticiones, de las oficinas de gobierno, de los gobernadores, de los presidentes municipales y de las comisiones legislativas, con el fin presentar nuestras propuestas de reasignación presupuestal.

Impulsé dos reasignaciones presupuestales, una en mi carácter de presidenta de la Comisión de Asuntos Migratorios y la otra como diputada de nuestro amado Tampico. La primera buscaba aumentar 44,824,185 millones de pesos al presupuesto destinado a la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado, derivado del incremento de solicitudes de asilo político. La segunda buscaba aumentar el apoyo a los pescadores, que están desprotegidos por las políticas públicas del gobierno federal.

Lamentablemente, el proceso legislativo, se concentró en atender las peticiones de las propias oficinas del Gobierno Federal, usando su mayoría relativa para imponerse. Esta es una llamada de atención, para organizarnos mejor y alzar nuestra voz más fuerte. Cuenten conmigo para ello.

Ahora sí, que inicie el Guadalupe-Reyes. Nos vemos el próximo año, antes de la rosca. Les deseo lo mejor a ustedes y quienes les sean cercanos y ya saben donde estoy para ustedes. ¡Felices fiestas!