/ viernes 17 de agosto de 2018

La estatura del pueblo

Las buenas relaciones entre los seres humanos son positivas...

Pero entre instituciones políticas de todos los niveles, son absolutamente necesarias, son indispensables para lograr los mejores resultados en beneficio de los mandantes, o sea el pueblo.

En Tamaulipas ya han surgido señales muy claras de que a partir de la nueva administración federal se llevará la fiesta en paz, habrá entendimiento pleno y reconocimiento absoluto a las jerarquías de cada quien.

El gobernador del Estado, Francisco García Cabeza de Vaca lo sabe bien y por eso ha dado muestras evidentes de que su Gobierno caminará muy de cerca con el aparato federal que se instalará a partir del 1 de diciembre, pensando solo en el bienestar de la entidad y de los tamaulipecos.

Desde el 1 de julio el jefe del Ejecutivo estatal se pronunció por la vía diplomática y públicamente mostró su vocación institucional, avalando el triunfo del próximo presidente de la República, lo que lo define como un político de finos reflejos y de responsabilidad democrática.

Eso es bueno para Tamaulipas y como resulado de esa actitud inteligente, el J.R. de Reynosa, futuro delegado federal único en nuestro estado, ha tomado el ejemplo, tanto de Cabeza de Vaca como de Andrés Manuel López Obrador y bajo la tesis de “abrazos y no balazos”, ha iniciado su trabajo desde ya, visitando los municipios para recoger las demandas de todos los tamaulipecos, de manera cordial, tersa, inteligente.

Quizá esa sería la tónica política que cada funcionario electo en todo el estado debería de adoptar para obtener los mayores logros en sus respectivas comisiones, tanto alcaldes como diputados podrían muy bien buscar el acercamiento con quienes perdieron en la contienda pasada, incorporándolos a la no muy fácil tarea de rescatar el progreso de cada ciudad tamaulipeca.

No es fácil, pues para lograrlo se necesita una gran dosis de humildad y algo de inteligencia, buscar a aquellos que estén dispuestos a servir a su ciudad, a su municipio, en calidad de funcionarios honoríficos, a personas que entiendan que servir al pueblo es un honor y no una chamba.

Un presidente de la República, un gobernador o un alcalde, no son personas distintas a la masa informe del pueblo, solo son los afortunados receptores del mandato popular a quienes se les ha encomendado velar por los intereses del país y sus habitantes.

Los actuales son tiempos de renovado entusiasmo entre los mexicanos, son tiempos nuevos que están marcando el inicio de una transformación total de la patria, son tiempos en los que que hay que pensar diferente, dejar a un lado la intolerancia, la arrogancia y el triunfalismo, para dar paso a la dignificación de la política y el rescate de los valores del pueblo.

Ejemplos ahí están: las actitudes del presidente de México y del gobernador de Tamaulipas.

P.D.- El funcionario debe elevarse, para alcanzar la estatura del pueblo.

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com

Las buenas relaciones entre los seres humanos son positivas...

Pero entre instituciones políticas de todos los niveles, son absolutamente necesarias, son indispensables para lograr los mejores resultados en beneficio de los mandantes, o sea el pueblo.

En Tamaulipas ya han surgido señales muy claras de que a partir de la nueva administración federal se llevará la fiesta en paz, habrá entendimiento pleno y reconocimiento absoluto a las jerarquías de cada quien.

El gobernador del Estado, Francisco García Cabeza de Vaca lo sabe bien y por eso ha dado muestras evidentes de que su Gobierno caminará muy de cerca con el aparato federal que se instalará a partir del 1 de diciembre, pensando solo en el bienestar de la entidad y de los tamaulipecos.

Desde el 1 de julio el jefe del Ejecutivo estatal se pronunció por la vía diplomática y públicamente mostró su vocación institucional, avalando el triunfo del próximo presidente de la República, lo que lo define como un político de finos reflejos y de responsabilidad democrática.

Eso es bueno para Tamaulipas y como resulado de esa actitud inteligente, el J.R. de Reynosa, futuro delegado federal único en nuestro estado, ha tomado el ejemplo, tanto de Cabeza de Vaca como de Andrés Manuel López Obrador y bajo la tesis de “abrazos y no balazos”, ha iniciado su trabajo desde ya, visitando los municipios para recoger las demandas de todos los tamaulipecos, de manera cordial, tersa, inteligente.

Quizá esa sería la tónica política que cada funcionario electo en todo el estado debería de adoptar para obtener los mayores logros en sus respectivas comisiones, tanto alcaldes como diputados podrían muy bien buscar el acercamiento con quienes perdieron en la contienda pasada, incorporándolos a la no muy fácil tarea de rescatar el progreso de cada ciudad tamaulipeca.

No es fácil, pues para lograrlo se necesita una gran dosis de humildad y algo de inteligencia, buscar a aquellos que estén dispuestos a servir a su ciudad, a su municipio, en calidad de funcionarios honoríficos, a personas que entiendan que servir al pueblo es un honor y no una chamba.

Un presidente de la República, un gobernador o un alcalde, no son personas distintas a la masa informe del pueblo, solo son los afortunados receptores del mandato popular a quienes se les ha encomendado velar por los intereses del país y sus habitantes.

Los actuales son tiempos de renovado entusiasmo entre los mexicanos, son tiempos nuevos que están marcando el inicio de una transformación total de la patria, son tiempos en los que que hay que pensar diferente, dejar a un lado la intolerancia, la arrogancia y el triunfalismo, para dar paso a la dignificación de la política y el rescate de los valores del pueblo.

Ejemplos ahí están: las actitudes del presidente de México y del gobernador de Tamaulipas.

P.D.- El funcionario debe elevarse, para alcanzar la estatura del pueblo.

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com