/ domingo 27 de septiembre de 2020

La flecha del tiempo

(FINAL)

Con los descubrimientos en física recién hechos en el siglo XIX, con los que se podían explicar desde un punto de vista rigurosamente científico y para fines prácticos la naturaleza y funcionamiento del Tiempo y el Espacio, se presentaba un inconveniente, no diferenciaban pasado y futuro, haciéndolos indiscernibles conduciéndonos a la curiosa situación de no permitirnos determinar el sentido para el que corre el Tiempo.

Si bien nuestra tendencia a geometrizar el espacio nos brinda la intuición de que lo hace en dirección de futuro. También sabemos que las percepciones sensibles como Parménides nos mostró hace milenios, pueden ser engañosas y por lo tanto deben someterse a prueba.

Para resolver esta paradójica situación hizo falta la llegada de dos grandes físicos que con sus aportaciones permitirían discernir el sentido del tiempo.

La primera persona que se planteó el problema con seriedad fue Ludwig Boltzmann, un físico austriaco. Por inverosímil que hoy en día nos parezca, en el siglo XVIII y hasta los descubrimientos Boltzmann en el XIX, el mundo científico había dejado de creer en la existencia de los átomos.

Boltzmann retoma la teoría de otro filósofo presocrático, en este caso Demócrito, si bien Demócrito fue contemporáneo a Sócrates, se le suele considerar entre los filósofos presocráticos por materia, ya que su interés sigue enfocado en la naturaleza y no se dirige a los asuntos del hombre como sucede ya con Sócrates.

Pues bien, Boltzmann, como Demócrito 2500 años antes, afirmó que los átomos realmente existían y que la temperatura era una consecuencia de los movimientos y choques entre ellos. Corto de vista, Boltzmann percibió mucho más lejos que sus colegas.

Su esfuerzo estuvo enderezado para explicar la entropía, concepto que apareció en 1865 y que fue acuñado por el padre de la termodinámica, Rudolf Clausius. Clausius lo introdujo para explicar por qué el calor fluye de un cuerpo caliente al frío y, basándose en ello, formuló un principio fundamental, hoy conocido como la segunda Ley de la Termodinámica: los procesos naturales son aquellos en los que se verifica un aumento en la entropía del universo, y nunca al revés. Clausius definía así el sentido de la flecha del tiempo.

Con lo anterior Para Boltzmann la diferencia entre pasado y futuro no está en las leyes elementales del movimiento sino en el desordenamiento natural que lleva a situaciones cada vez menos peculiares, menos especiales.

La ley del aumento de entropía o segunda Ley de la Termodinámica o de la irreversibilidad de los procesos, sostiene, por ejemplo, que cuando un vaso con agua es arrojado al suelo donde lo vemos que se quiebra en pedazos, pasamos de un estado de orden a otro de mayor desorden desde el cual no podemos regresar al estado previo.

A mayor escala, el paso de un primigenio Big Bang infinitesimal como origen de todo tiempo y espacio con mínimo grado de entropía o desorden, a un Universo inconmensurable o de mayor entropía, nos ofrece una buena imagen de que se entiende por entropía.

Pero por meritoria que nos parezca la teoría anterior, la problemática reaparece cuando nos preguntamos si el Universo en el que vivimos es o no infinito, si es infinito deberá de expandirse indefinidamente aumentando la entropía, hasta el punto de Big Rip o gran desgarramiento, por otro lado existe la hipótesis del Big Bounce o Gran Rebote, en la cual por cierto un físico mexicano ha colaborado en su diseño, en la que se propone la llegada un momento en el que el Universo regresara a su estado original, una partícula diminuta, lo que no deja de sonar a la Idea que Parménides tenía de un Universo en bloque, donde el Tiempo sería absoluto.

Existe la opinión en un grupo de físicos que aseguran que la gravedad traza la dirección del tiempo y no la termodinámica como se creía hasta ahora. Argumentan que la flecha del Tiempo tiene un pasado y dos futuros diferentes.

Es en este punto donde las modernas discusiones científicas iniciadas sobre la naturaleza del Tiempo por los grandes filósofos presocráticos se hallan y que hoy son materia exclusiva de los físicos. Tal vez en el futuro descubriremos la naturaleza real del tiempo o si solo es la ilusión especulativa del pensamiento.

Regeneración.

(FINAL)

Con los descubrimientos en física recién hechos en el siglo XIX, con los que se podían explicar desde un punto de vista rigurosamente científico y para fines prácticos la naturaleza y funcionamiento del Tiempo y el Espacio, se presentaba un inconveniente, no diferenciaban pasado y futuro, haciéndolos indiscernibles conduciéndonos a la curiosa situación de no permitirnos determinar el sentido para el que corre el Tiempo.

Si bien nuestra tendencia a geometrizar el espacio nos brinda la intuición de que lo hace en dirección de futuro. También sabemos que las percepciones sensibles como Parménides nos mostró hace milenios, pueden ser engañosas y por lo tanto deben someterse a prueba.

Para resolver esta paradójica situación hizo falta la llegada de dos grandes físicos que con sus aportaciones permitirían discernir el sentido del tiempo.

La primera persona que se planteó el problema con seriedad fue Ludwig Boltzmann, un físico austriaco. Por inverosímil que hoy en día nos parezca, en el siglo XVIII y hasta los descubrimientos Boltzmann en el XIX, el mundo científico había dejado de creer en la existencia de los átomos.

Boltzmann retoma la teoría de otro filósofo presocrático, en este caso Demócrito, si bien Demócrito fue contemporáneo a Sócrates, se le suele considerar entre los filósofos presocráticos por materia, ya que su interés sigue enfocado en la naturaleza y no se dirige a los asuntos del hombre como sucede ya con Sócrates.

Pues bien, Boltzmann, como Demócrito 2500 años antes, afirmó que los átomos realmente existían y que la temperatura era una consecuencia de los movimientos y choques entre ellos. Corto de vista, Boltzmann percibió mucho más lejos que sus colegas.

Su esfuerzo estuvo enderezado para explicar la entropía, concepto que apareció en 1865 y que fue acuñado por el padre de la termodinámica, Rudolf Clausius. Clausius lo introdujo para explicar por qué el calor fluye de un cuerpo caliente al frío y, basándose en ello, formuló un principio fundamental, hoy conocido como la segunda Ley de la Termodinámica: los procesos naturales son aquellos en los que se verifica un aumento en la entropía del universo, y nunca al revés. Clausius definía así el sentido de la flecha del tiempo.

Con lo anterior Para Boltzmann la diferencia entre pasado y futuro no está en las leyes elementales del movimiento sino en el desordenamiento natural que lleva a situaciones cada vez menos peculiares, menos especiales.

La ley del aumento de entropía o segunda Ley de la Termodinámica o de la irreversibilidad de los procesos, sostiene, por ejemplo, que cuando un vaso con agua es arrojado al suelo donde lo vemos que se quiebra en pedazos, pasamos de un estado de orden a otro de mayor desorden desde el cual no podemos regresar al estado previo.

A mayor escala, el paso de un primigenio Big Bang infinitesimal como origen de todo tiempo y espacio con mínimo grado de entropía o desorden, a un Universo inconmensurable o de mayor entropía, nos ofrece una buena imagen de que se entiende por entropía.

Pero por meritoria que nos parezca la teoría anterior, la problemática reaparece cuando nos preguntamos si el Universo en el que vivimos es o no infinito, si es infinito deberá de expandirse indefinidamente aumentando la entropía, hasta el punto de Big Rip o gran desgarramiento, por otro lado existe la hipótesis del Big Bounce o Gran Rebote, en la cual por cierto un físico mexicano ha colaborado en su diseño, en la que se propone la llegada un momento en el que el Universo regresara a su estado original, una partícula diminuta, lo que no deja de sonar a la Idea que Parménides tenía de un Universo en bloque, donde el Tiempo sería absoluto.

Existe la opinión en un grupo de físicos que aseguran que la gravedad traza la dirección del tiempo y no la termodinámica como se creía hasta ahora. Argumentan que la flecha del Tiempo tiene un pasado y dos futuros diferentes.

Es en este punto donde las modernas discusiones científicas iniciadas sobre la naturaleza del Tiempo por los grandes filósofos presocráticos se hallan y que hoy son materia exclusiva de los físicos. Tal vez en el futuro descubriremos la naturaleza real del tiempo o si solo es la ilusión especulativa del pensamiento.

Regeneración.