/ martes 10 de diciembre de 2019

La historia de los equipos mexicanos, es la historia de los mártires

La final de la Copa México 1953-1954 fue jugada por los dos grandes del futbol mexicano, el Guadalajara y el América. Equipos grandes, porque aparte de ser los que mayor número de Ligas han ganado (América 13 y Guadalajar 12), son también los que cuentan con mayor número de seguidores y, en aquella ocasión, cuando apenas iniciaba la historia del clásico nacional, como era costumbre en aquella época, que se jugaban todas las finales de Copa en el Estadio de la Ciudad de los Deportes del antiguo Distrito Federal.

Ante más de 30 mil aficionados que se dieron cita en el Ex-Olímpico, Ex-Insurgentes, Ex-Azul y Ex.Ciudad de los Deportes, para ver a los dos colosos, Guadalajara y América, en un duelo que se fue a penales después de 140 minutos de juego. Desde el silbatazo inicial se percibía que aquel sería uno de los encuentros más memorables de la historia entre ambas escuadras, un partido que continuaría forjando la rivalidad entre América y Guadalajara, ninguno de los dos contaba con el palmarés que ahora les adorna. El primer tiempo terminó sin goles y, para la parte complementaria las acciones subieron de intensidad aunque el esférico seguía negándose pasar entre los tres postes. El cronómetro marcaba 50 minutos cuando sucedió algo que marcó el encuentro y la historia americanista, Manuel Camacho, el guardameta capitalino fue expulsado. Ante el reglamento de aquellos días en los que no existían los cambios, Eduardo González Palmer, goleador y referente de las Águilas, se vistió con la sudadera del portero y tomando fuerza, se dispuso a cuidar su portería.

América con un jugador menos en la cancha y con un delantero jugando como portero resistía el embate de los tapatíos y en contadas oportunidades, los de Coapa también se lanzaban al ataque buscando herir al rival, situación que no sucedió en los 90 minutos reglamentarios, con el empate a cero, la decisión fue que se jugaran 40 minutos más. Muy temprano en el tiempo extra, al minuto 93, Raúl “Pina#” Arellano dio la primera estocada con un gol que ponía adelante a los rojiblancos. Además de todas las adversidades con las que jugaba el América se sumaba la de remontar el marcador, lo que sucedió en el minuto 124 cuando José Santiago capitalizó una pena máxima marcada. Terminó así el tiempo pactado y, con los jugadores cargando el cansancio pero con el objetivo intacto.

Se llegó así a las tandas de penales, en ese momento en el que solo el jugador con mayor temple y concentración podría ejecutar los tres disparos desde los once metros, como se acostumbraba entonces. Rafael Rivera fue elegido por las Chivas para tirar los tres disparos, acomodó el balón en el manchón y acertó el primero, pero para el segundo todo fue diferente, el jugador tapatío chutó, pero Lalo Palmer el portero improvisado se lanzó deteniendo el disparo de manera imponente... Rafael Rivera terminó anotando el tercero... América: Camacho, Esqueda, Iacono, Gutiérrez, Nájera, González, Ferrari, Santiago, Palmer, Buendía y Fizel... Chivas, Gómez, Nuño, Gómez, Villegas, Flores, Jasso, De la Torre, Reyes, Balcázar, Rivera y Arellano,

Guadalajara se ponía en ventaja 2-0, ahora Emilio Fizel debería cobrar en forma perfecta para poder vencer al Guadalajara. Así, con un gesto de determinación en el rostro, no defraudó y mandó la bola al fondo de las redes del marco defendido por Jaime “El Tubo” Gómez en las tres ocasiones, esto aunado a la formidable actuación del improvisado portero “El Güero” Palmer, valió para que el América conquistara aquella legendaria Copa México 1953-1954. Iniciaba entonces la conocida necedad de los jugadores americanistas de no rendirse, así pueden ser vencedores o perdedores, pero siempre entregándose hasta el final.

Ahora, igual que entonces, otra anomalía se presenta, anomalía que bien puede dañar o beneficiar a los contendientes, que sin embargo, estoy seguro que no será pretexto para que nos ofrezcan la final que de ellos estamos esperando. Monterrey partió hacia Qatar, a donde los ha llevado el compromiso obtenido al coronarse Campeón de CONCACAF, que es el de representar a nuestra Confederación a la que pertenece nuestra Liga MX, enfrentando a los mejores clubes del mundo.

Mayúsculo compromiso el del club mexicano que naciera para morir justo en el segundo partido que había jugado en Primera División, cuando en Lagos de Moreno explotó el depósito de gasolina cuando el autobús en el que viajaban se abastecía de combustible, incendiándose y dejando incompleto al equipo rayado, que para subsistir, recibió la ayuda de los equipos que conformaban la liga, quienes le prestaron jugadores para que pudieran continuar... Dos historias impactantes, de dos equipos gloriosos del futbol mexicano... ¿A cuál le afectará más? Al que tendrá desgaste, o al que esperará “sentado”.

Hasta pronto amigo.

La final de la Copa México 1953-1954 fue jugada por los dos grandes del futbol mexicano, el Guadalajara y el América. Equipos grandes, porque aparte de ser los que mayor número de Ligas han ganado (América 13 y Guadalajar 12), son también los que cuentan con mayor número de seguidores y, en aquella ocasión, cuando apenas iniciaba la historia del clásico nacional, como era costumbre en aquella época, que se jugaban todas las finales de Copa en el Estadio de la Ciudad de los Deportes del antiguo Distrito Federal.

Ante más de 30 mil aficionados que se dieron cita en el Ex-Olímpico, Ex-Insurgentes, Ex-Azul y Ex.Ciudad de los Deportes, para ver a los dos colosos, Guadalajara y América, en un duelo que se fue a penales después de 140 minutos de juego. Desde el silbatazo inicial se percibía que aquel sería uno de los encuentros más memorables de la historia entre ambas escuadras, un partido que continuaría forjando la rivalidad entre América y Guadalajara, ninguno de los dos contaba con el palmarés que ahora les adorna. El primer tiempo terminó sin goles y, para la parte complementaria las acciones subieron de intensidad aunque el esférico seguía negándose pasar entre los tres postes. El cronómetro marcaba 50 minutos cuando sucedió algo que marcó el encuentro y la historia americanista, Manuel Camacho, el guardameta capitalino fue expulsado. Ante el reglamento de aquellos días en los que no existían los cambios, Eduardo González Palmer, goleador y referente de las Águilas, se vistió con la sudadera del portero y tomando fuerza, se dispuso a cuidar su portería.

América con un jugador menos en la cancha y con un delantero jugando como portero resistía el embate de los tapatíos y en contadas oportunidades, los de Coapa también se lanzaban al ataque buscando herir al rival, situación que no sucedió en los 90 minutos reglamentarios, con el empate a cero, la decisión fue que se jugaran 40 minutos más. Muy temprano en el tiempo extra, al minuto 93, Raúl “Pina#” Arellano dio la primera estocada con un gol que ponía adelante a los rojiblancos. Además de todas las adversidades con las que jugaba el América se sumaba la de remontar el marcador, lo que sucedió en el minuto 124 cuando José Santiago capitalizó una pena máxima marcada. Terminó así el tiempo pactado y, con los jugadores cargando el cansancio pero con el objetivo intacto.

Se llegó así a las tandas de penales, en ese momento en el que solo el jugador con mayor temple y concentración podría ejecutar los tres disparos desde los once metros, como se acostumbraba entonces. Rafael Rivera fue elegido por las Chivas para tirar los tres disparos, acomodó el balón en el manchón y acertó el primero, pero para el segundo todo fue diferente, el jugador tapatío chutó, pero Lalo Palmer el portero improvisado se lanzó deteniendo el disparo de manera imponente... Rafael Rivera terminó anotando el tercero... América: Camacho, Esqueda, Iacono, Gutiérrez, Nájera, González, Ferrari, Santiago, Palmer, Buendía y Fizel... Chivas, Gómez, Nuño, Gómez, Villegas, Flores, Jasso, De la Torre, Reyes, Balcázar, Rivera y Arellano,

Guadalajara se ponía en ventaja 2-0, ahora Emilio Fizel debería cobrar en forma perfecta para poder vencer al Guadalajara. Así, con un gesto de determinación en el rostro, no defraudó y mandó la bola al fondo de las redes del marco defendido por Jaime “El Tubo” Gómez en las tres ocasiones, esto aunado a la formidable actuación del improvisado portero “El Güero” Palmer, valió para que el América conquistara aquella legendaria Copa México 1953-1954. Iniciaba entonces la conocida necedad de los jugadores americanistas de no rendirse, así pueden ser vencedores o perdedores, pero siempre entregándose hasta el final.

Ahora, igual que entonces, otra anomalía se presenta, anomalía que bien puede dañar o beneficiar a los contendientes, que sin embargo, estoy seguro que no será pretexto para que nos ofrezcan la final que de ellos estamos esperando. Monterrey partió hacia Qatar, a donde los ha llevado el compromiso obtenido al coronarse Campeón de CONCACAF, que es el de representar a nuestra Confederación a la que pertenece nuestra Liga MX, enfrentando a los mejores clubes del mundo.

Mayúsculo compromiso el del club mexicano que naciera para morir justo en el segundo partido que había jugado en Primera División, cuando en Lagos de Moreno explotó el depósito de gasolina cuando el autobús en el que viajaban se abastecía de combustible, incendiándose y dejando incompleto al equipo rayado, que para subsistir, recibió la ayuda de los equipos que conformaban la liga, quienes le prestaron jugadores para que pudieran continuar... Dos historias impactantes, de dos equipos gloriosos del futbol mexicano... ¿A cuál le afectará más? Al que tendrá desgaste, o al que esperará “sentado”.

Hasta pronto amigo.