/ sábado 17 de octubre de 2020

Letra Pública | La columna

Puede resultar interesante comentar con ustedes que la tarea de redactar artículos en un número preciso a la semana es una actividad dificilísima para los que somos novatos en este respetable y lleno de "abrojos" oficio de escribir en la Sección local de un periódico de elevado fuste, como en este caso es el Sol de Tampico.

En esta tarea pienso, es obligación involucrar de manera preconcebida varios temas, como son: La Historia, las vidas ejemplares, la literatura, la política, la economía, la corrupción, y todos los acontecimientos que conforman el tiempo que vivimos; hay que pensar también en el tamaño del artículo; los expertos recomiendan dos cuartillas a tamaño oficio como máximo. Se tiene que tomar en cuenta a la prudencia, al sentido común y a la objetividad a la hora de redactar. Porque con frecuencia el más experto articulista puede caer en el abismo de ser un chivo en cristalería.

Los cánones del periodismo dictan una regla de oro: No anteponer los afanes personales a los intereses de la verdad. Hay que tener el valor suficiente para vivir fiel a los principios elementales de la comunicación responsable; aunque hay excepciones, en ocasiones resulta imposible, sustraerse a las emociones que representa vivir una existencia comprometida. De allí la convicción de que algunos escritores y periodistas renuncien a los "grandes medios" que con la modernidad actúan como corporaciones económicas en donde por encima del mensaje de la verdad está el ingreso mercantil, que impone modelar y hasta ocultar la realidad que vivimos.

Jean Paul Sartre, en los años finales de su existencia, prefería escribir sus artículos en hojas sueltas que personalmente repartía en las calles de París, por no tolerar la corrupción en que la prensa francesa, según el premio Nobel de Literatura, había caído.

De los trabajos periodísticos, quizá lo más interesante sea el género de la columna, relativamente novedoso en México. Surge en los "treintas", después de haber hecho sensacionalismo en la prensa norteamericana. La columna, es por lo general un trabajo en donde la informalidad supera al artículo de fondo y a la crónica. Es una síntesis de juicios y reportajes y cautiva además el peligroso capítulo de las denuncias. Género tentador, que es muy propicio a su mal uso, al abuso, y en ocasiones al chantaje. Han existido en la prensa de México columnistas audaces que más que respetados eran temidos.

Claro está que la dificultad para redactar los artículos en una sección editorial está relacionada con la novatez, como al principio lo afirmamos. Porque existen verdaderos "santones" del periodismo nacional que son capaces de sentarse a escribir una hora antes de cerrar la edición y redactar cuatro artículos editoriales que representan el criterio del periódico, sin ninguna falla, de un solo tirón, como dice Vicente Leñero que muchas veces lo vio hacer al periodista Miguel Ángel Granados Chapa.

Lo que está fuera de toda discusión es la función social del periodismo mexicano, porque sus orígenes son evidentemente sociales. Desde la época de la colonia, con Fernández de Lizardi; y con Luis Cabrera en los tiempos de la Revolución mexicana. A lo largo de la historia la función social del periodismo mexicano es un hecho consumado y con indiscutible vigencia para equilibrar los excesos del poder en la sociedad del México moderno. Es un contrapeso. Hay ejemplos notabilísimos de periodistas mexicanos. Don Francisco Martínez de la Vega, ejerció su trabajo siempre en pro de las mejores causas de México, con criterio independiente; y tenía además, dicen los que lo recuerdan, la capacidad del maestro, que sin egoísmos enseñaban a las nuevas generaciones de periodistas a encontrar la clave para no caer en las trampas de la vida que significa tener una actitud obsesiva e intransigente con la realidad.

Del poeta francés, Charles Baudelaire, autor entre otras obras de "Las Flores del Mal" se decía que era el responsable de que París amaneciera todos los días con una sonrisa. La causa: era la cotidiana publicación de una columna escrita por el bardo francés.

notario177@msn.com

Puede resultar interesante comentar con ustedes que la tarea de redactar artículos en un número preciso a la semana es una actividad dificilísima para los que somos novatos en este respetable y lleno de "abrojos" oficio de escribir en la Sección local de un periódico de elevado fuste, como en este caso es el Sol de Tampico.

En esta tarea pienso, es obligación involucrar de manera preconcebida varios temas, como son: La Historia, las vidas ejemplares, la literatura, la política, la economía, la corrupción, y todos los acontecimientos que conforman el tiempo que vivimos; hay que pensar también en el tamaño del artículo; los expertos recomiendan dos cuartillas a tamaño oficio como máximo. Se tiene que tomar en cuenta a la prudencia, al sentido común y a la objetividad a la hora de redactar. Porque con frecuencia el más experto articulista puede caer en el abismo de ser un chivo en cristalería.

Los cánones del periodismo dictan una regla de oro: No anteponer los afanes personales a los intereses de la verdad. Hay que tener el valor suficiente para vivir fiel a los principios elementales de la comunicación responsable; aunque hay excepciones, en ocasiones resulta imposible, sustraerse a las emociones que representa vivir una existencia comprometida. De allí la convicción de que algunos escritores y periodistas renuncien a los "grandes medios" que con la modernidad actúan como corporaciones económicas en donde por encima del mensaje de la verdad está el ingreso mercantil, que impone modelar y hasta ocultar la realidad que vivimos.

Jean Paul Sartre, en los años finales de su existencia, prefería escribir sus artículos en hojas sueltas que personalmente repartía en las calles de París, por no tolerar la corrupción en que la prensa francesa, según el premio Nobel de Literatura, había caído.

De los trabajos periodísticos, quizá lo más interesante sea el género de la columna, relativamente novedoso en México. Surge en los "treintas", después de haber hecho sensacionalismo en la prensa norteamericana. La columna, es por lo general un trabajo en donde la informalidad supera al artículo de fondo y a la crónica. Es una síntesis de juicios y reportajes y cautiva además el peligroso capítulo de las denuncias. Género tentador, que es muy propicio a su mal uso, al abuso, y en ocasiones al chantaje. Han existido en la prensa de México columnistas audaces que más que respetados eran temidos.

Claro está que la dificultad para redactar los artículos en una sección editorial está relacionada con la novatez, como al principio lo afirmamos. Porque existen verdaderos "santones" del periodismo nacional que son capaces de sentarse a escribir una hora antes de cerrar la edición y redactar cuatro artículos editoriales que representan el criterio del periódico, sin ninguna falla, de un solo tirón, como dice Vicente Leñero que muchas veces lo vio hacer al periodista Miguel Ángel Granados Chapa.

Lo que está fuera de toda discusión es la función social del periodismo mexicano, porque sus orígenes son evidentemente sociales. Desde la época de la colonia, con Fernández de Lizardi; y con Luis Cabrera en los tiempos de la Revolución mexicana. A lo largo de la historia la función social del periodismo mexicano es un hecho consumado y con indiscutible vigencia para equilibrar los excesos del poder en la sociedad del México moderno. Es un contrapeso. Hay ejemplos notabilísimos de periodistas mexicanos. Don Francisco Martínez de la Vega, ejerció su trabajo siempre en pro de las mejores causas de México, con criterio independiente; y tenía además, dicen los que lo recuerdan, la capacidad del maestro, que sin egoísmos enseñaban a las nuevas generaciones de periodistas a encontrar la clave para no caer en las trampas de la vida que significa tener una actitud obsesiva e intransigente con la realidad.

Del poeta francés, Charles Baudelaire, autor entre otras obras de "Las Flores del Mal" se decía que era el responsable de que París amaneciera todos los días con una sonrisa. La causa: era la cotidiana publicación de una columna escrita por el bardo francés.

notario177@msn.com