El proceso de recuperación de una persona enferma de alcoholismo, se inicia con la ACEPTACIÓN de la enfermedad. Un alcohólico por lo general rechaza su enfermedad, él o ella no aceptan que están enfermos de alcoholismo, aunque toda su familia lo considera obvio.
Sucede que el borracho tiene la idea de que un enfermo alcohólico es aquel que se queda tirado en la banqueta, aquel que deambula por las calles todo sucio y maloliente, aquel que amanece en una cárcel preventiva o en un hospital sin recordar por qué motivo llegó ahí. Esa es la idea que normalmente se tiene de un borracho. Es decir se relaciona con una imagen muy denigrante de la persona, la escoria de la sociedad, lo peor del barrio o de la colonia. Y en muchos casos esa imagen se confirma con la realidad. Pero este modo de pensar también confirma que un alcohólico ha desarrollado en grado superlativo su soberbia, su arrogancia y su orgullo por ello piensa que él nunca se quedaría tirado en la calle, él siempre llega a casa o lo llevan, pero llega. El problema es que si una persona enferma de alcoholismo no lo admite su recuperación es imposible.
En A.A. se dice que una persona puede aceptar la ayuda cuando toca fondo, es decir cuando ya descendió hasta el límite inferior en todo sentido de su vida. Ya perdió, dignidad, honor, respeto por sí mismo y por los demás y vive en permanente depresión, su autoestima está por los suelos, entonces pide auxilio y acepta que fue totalmente derrotado por alcohol.
Sin embargo hay otros casos en que la persona no necesita llegar al extremo del sufrimiento para aceptar su derrota por el alcohol. Alguien que sufre un accidente automovilístico por conducir ebrio y estuvo a punto morir, puede reaccionar de manera positiva y decide buscar ayuda para dejar de beber.
Otros aceptan la invitación de amigos o compadres que fueron compañeros de parranda y ellos ya dejaron de beber y se encuentran en una condición de vida de mejor calidad y piensan: “si mi compadre puede yo también puedo”. Son múltiples los motivos por lo que un alcohólico puede decidir dejar de consumir este letal líquido.
“¿A quién le gusta admitir la derrota total? Por supuesto que a casi nadie. Todos los instintos se rebelan contra la idea de la impotencia personal. Es verdaderamente horrible admitir que con una copa en la mano, hemos deformado nuestra mente hasta tener una obsesión por beber tan destructiva que solo un acto de la PROVIDENCIA puede librarnos de ella.” (Primer Paso Pag.3)
El alcohol es una droga adictiva y por lo tanto genera dependencia en su consumidor. A medida que se consume el cuerpo humano genera más resistencia y el cerebro pide más y más. Esto explica por qué es tan difícil dejarlo. “El alcohol nos despoja de toda confianza en nosotros mismos y toda voluntad para resistirnos a sus exigencias”
“Pero al ingresar a A.A. pronto adoptamos otra perspectiva sobre esta humillación absoluta. Nos damos cuenta que solo por medio de la derrota total podemos dar nuestros primeros pasos hacia la liberación y la fortaleza. La admisión de nuestra impotencia personal resulta ser, a fin de cuentas, la base segura sobre la que se puede construir una vida feliz y útil.”
En A.A. el miembro aprende no solo a tapar la botella, sino que inicia un cambio a un nuevo estilo de vida con una actitud positiva y proactiva. Si tienes el problema o conoces alguien que lo tenga ayúdalo marca el teléfono 8331055995 el 8332125634 ó el 8332289003 ahí te orientaran adecuadamente.