/ domingo 22 de noviembre de 2020

Liberándose del alcohol | Confusión de los medios con el fin

Ernesto es un contratista industrial exitoso. En tiempos de la pandemia no le han faltado contratos y ha mantenido su plantilla de trabajadores sin variaciones. Es decir, ha podido mantener ocupados a los 150 subordinados que prestan sus servicios en su compañía. Ernesto es un empresario muy ambicioso, su principal objetivo es acumular dinero en sus cuentas bancarias.

Este objetivo lo ha llevado a omitir algunas obligaciones patronales, por ejemplo, dar la capacitación que legalmente está obligado otorgar a sus trabajadores, registrar a todo subordinado en el Instituto Mexicano del Seguro Social desde el primer día que presta sus servicios y no después de un mes de trabajo y así por el estilo Ernesto aprovecha todas las prácticas que le permitan acumular dinero en lugar de gastarlo.

En lo único que Ernesto no escatima en gastar es en el alcohol y en la comida. Desde hace 10 años Ernesto viene consumiendo bebidas alcohólicas cada fin de semana. Bebe solo y en su casa para evitar un mayor gasto que le significaría beber con amigos en una cantina.

Hace dos años, Ernesto se dio cuenta de que ya no podía controlar la bebida y tenía que empezar la semana muy disminuido de sus facultades físicas y mentales como consecuencia de la tremenda borrachera que había tenido en el fin de semana previo. Ante tal situación, Ernesto buscó ayuda en la comunidad de alcohólicos anónimos, con la finalidad de controlar la bebida y seguir con su objetivo de acumular dinero.

Ernesto ha demostrado que le interesa dejar de consumir alcohol y ya tiene 7 meses limpio. Asiste a todas sus reuniones de recuperación, lee diariamente la literatura que le informa del contenido de la doctrina de A.A. y se apadrina con un compañero que ya tiene más experiencia en la aplicación del programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos. Sin embargo, Ernesto ya se dio cuenta de que el programa de A.A. no pretende únicamente que un enfermo alcohólico deje de beber alcohol, sino que va mucho más allá y abarca la vida del enfermo en su totalidad.

Al leer un párrafo del séptimo paso del programa de recuperación, Ernesto duda que lo pueda aplicar en su vida rutinaria: el párrafo es el siguiente: “Nos faltaba la perspectiva suficiente para ver que la formación del carácter y los valores espirituales tenían que anteponerse a todo, y que las satisfacciones materiales no constituían el objetivo de la vida. De manera muy característica, nos habíamos pasado de la raya confundiendo el fin con los medios. En vez de considerar la satisfacción de nuestros deseos personales como el medio por el cual podríamos vivir y funcionar como seres humanos la habíamos considerado como la meta y el objetivo final de la vida” (folleto de los 12 Pasos página 46).

Ernesto le comentó a su padrino que este criterio de conducta le representaba una gran dificultad para ponerlo en práctica, porque para él lo prioritario no era la formación del carácter ni los valores espirituales sino la acumulación de dinero. El padrino le sugiere que a pesar de la gran dificultad hay que intentarlo con mucho más interés que si fuera muy fácil. Hay que utilizar las herramientas que la Comunidad de A.A. pone al servicio de sus miembros: la oración, la meditación y el servicio y cuando menos lo esperemos, estaremos actuando correctamente. Los cambios conductuales no son inmediatos, requieren tiempo, paciencia y perseverancia.

Nunca hay que perder de vista el objetivo por el que trabajamos. Hay que tenerlo siempre presente y con mucha claridad para poder evitar a tiempo cualquier confusión. En esta forma un alcohólico va fortaleciendo su carácter y modificando juicios y actitudes que le capacitan para acceder a una vida útil y feliz.

Si tienes problemas con tu manera de beber alcohol, acércate a la comunidad de A.A. Es muy sencillo, marca uno de los siguientes teléfonos y ahí te orientarán. 8332125634, 8332166058 o el 8332289003.

“Nos faltaba la perspectiva suficiente para ver que la formación del carácter y los valores espirituales tenían que anteponerse a todo, y que las satisfacciones materiales no constituían el objetivo de la vida. De manera muy característica, nos habíamos pasado de la raya confundiendo el fin con los medios. En vez de considerar la satisfacción de nuestros deseos personales como el medio por el cual podríamos vivir y funcionar como seres humanos la habíamos considerado como la meta y el objetivo final de la vida”

Ernesto es un contratista industrial exitoso. En tiempos de la pandemia no le han faltado contratos y ha mantenido su plantilla de trabajadores sin variaciones. Es decir, ha podido mantener ocupados a los 150 subordinados que prestan sus servicios en su compañía. Ernesto es un empresario muy ambicioso, su principal objetivo es acumular dinero en sus cuentas bancarias.

Este objetivo lo ha llevado a omitir algunas obligaciones patronales, por ejemplo, dar la capacitación que legalmente está obligado otorgar a sus trabajadores, registrar a todo subordinado en el Instituto Mexicano del Seguro Social desde el primer día que presta sus servicios y no después de un mes de trabajo y así por el estilo Ernesto aprovecha todas las prácticas que le permitan acumular dinero en lugar de gastarlo.

En lo único que Ernesto no escatima en gastar es en el alcohol y en la comida. Desde hace 10 años Ernesto viene consumiendo bebidas alcohólicas cada fin de semana. Bebe solo y en su casa para evitar un mayor gasto que le significaría beber con amigos en una cantina.

Hace dos años, Ernesto se dio cuenta de que ya no podía controlar la bebida y tenía que empezar la semana muy disminuido de sus facultades físicas y mentales como consecuencia de la tremenda borrachera que había tenido en el fin de semana previo. Ante tal situación, Ernesto buscó ayuda en la comunidad de alcohólicos anónimos, con la finalidad de controlar la bebida y seguir con su objetivo de acumular dinero.

Ernesto ha demostrado que le interesa dejar de consumir alcohol y ya tiene 7 meses limpio. Asiste a todas sus reuniones de recuperación, lee diariamente la literatura que le informa del contenido de la doctrina de A.A. y se apadrina con un compañero que ya tiene más experiencia en la aplicación del programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos. Sin embargo, Ernesto ya se dio cuenta de que el programa de A.A. no pretende únicamente que un enfermo alcohólico deje de beber alcohol, sino que va mucho más allá y abarca la vida del enfermo en su totalidad.

Al leer un párrafo del séptimo paso del programa de recuperación, Ernesto duda que lo pueda aplicar en su vida rutinaria: el párrafo es el siguiente: “Nos faltaba la perspectiva suficiente para ver que la formación del carácter y los valores espirituales tenían que anteponerse a todo, y que las satisfacciones materiales no constituían el objetivo de la vida. De manera muy característica, nos habíamos pasado de la raya confundiendo el fin con los medios. En vez de considerar la satisfacción de nuestros deseos personales como el medio por el cual podríamos vivir y funcionar como seres humanos la habíamos considerado como la meta y el objetivo final de la vida” (folleto de los 12 Pasos página 46).

Ernesto le comentó a su padrino que este criterio de conducta le representaba una gran dificultad para ponerlo en práctica, porque para él lo prioritario no era la formación del carácter ni los valores espirituales sino la acumulación de dinero. El padrino le sugiere que a pesar de la gran dificultad hay que intentarlo con mucho más interés que si fuera muy fácil. Hay que utilizar las herramientas que la Comunidad de A.A. pone al servicio de sus miembros: la oración, la meditación y el servicio y cuando menos lo esperemos, estaremos actuando correctamente. Los cambios conductuales no son inmediatos, requieren tiempo, paciencia y perseverancia.

Nunca hay que perder de vista el objetivo por el que trabajamos. Hay que tenerlo siempre presente y con mucha claridad para poder evitar a tiempo cualquier confusión. En esta forma un alcohólico va fortaleciendo su carácter y modificando juicios y actitudes que le capacitan para acceder a una vida útil y feliz.

Si tienes problemas con tu manera de beber alcohol, acércate a la comunidad de A.A. Es muy sencillo, marca uno de los siguientes teléfonos y ahí te orientarán. 8332125634, 8332166058 o el 8332289003.

“Nos faltaba la perspectiva suficiente para ver que la formación del carácter y los valores espirituales tenían que anteponerse a todo, y que las satisfacciones materiales no constituían el objetivo de la vida. De manera muy característica, nos habíamos pasado de la raya confundiendo el fin con los medios. En vez de considerar la satisfacción de nuestros deseos personales como el medio por el cual podríamos vivir y funcionar como seres humanos la habíamos considerado como la meta y el objetivo final de la vida”