/ domingo 27 de diciembre de 2020

Liberándose del alcohol | Contra viento y marea

Luis Antonio es un alcohólico anónimo de 42 años de edad, vive en unión libre y ha procreado 4 hijos con su pareja. Esta Navidad del 2020 es la primera que pasa sobrio desde que empezó a consumir alcohol cuando tenía 15 años.

Por las circunstancias estrechas de su economía doméstica, su pareja tiene que trabajar para poder sufragar los gastos que genera una familia con 4 hijos en edad escolar, que paga renta y los servicios básicos del hogar y donde los ingresos de Luis Antonio no llegan a dos salarios mínimos. Para colmo de males y como consecuencia de los ajustes laborales generados por la pandemia del coronavirus la pareja fue desocupada. Ante una realidad como está en donde se pierde el trabajo, pero no la necesidad de comer, vestir, calzar e ir a la escuela, la señora tuvo que emigrar a la capital del país en donde un familiar le ofreció trabajo y así poder seguir adelante con su vida y con la de sus hijos.

En esta forma se soluciona una parte del problema. Los ingresos necesarios para la sobrevivencia. Pero otra parte se agrava, Luis Antonio se queda solo en su casa en donde se tiene que lavar, planchar y prepararse los alimentos, algo a lo que no está acostumbrado. En el ambiente social, aunque disminuidas por las medidas restrictivas que las autoridades han impuesto para mitigar los contagios del Covid-19, las pequeñas reuniones para celebrar con alegría, las posadas y la Navidad. Los familiares y los vecinos de Luis Antonio al verlo solo lo invitan, con la mejor intención del mundo a compartir el pan, la sal y el alcohol.

A Luis Antonio le toca bailar con la más fea, pues al tener apenas 11 meses dentro de la comunidad de A.A. se siente débil en su recuperación y con los factores que suma, la soledad, el quédate en casa la condición anímica de Luis Antonio, sin duda es complicada y lo más sencillo es buscar una salida fácil y efímera: el alcohol.

La organización de A.A. tiene conocimiento y experiencia para apoyar a sus integrantes en condiciones de emergencia. La noche del 24 para amanecer 25 se organiza una reunión que la denomina Maratónica, para que asista todo alcohólico que esté en condición de soledad o de cualquier otra emergencia y en una participación de catarsis se libere de las tensiones emocionales que pueden perturbar el equilibrio interior de una persona. La reunión está rodeada de camaradería, de recuerdos, de buenos deseos y desde luego su cena y su cafecito toda la noche. En un ambiente fraternal, en el que guste puede permanecer escuchando o compartiendo hasta las 12 mediodía del 25 de diciembre, día de la Navidad cristiana.

Otra estrategia muy efectiva que viven los alcohólicos anónimos es el Plan de las 24 horas. Este consiste en la simplificación y se expresa magistralmente en “solo por hoy”. Mentalmente se reduce el tiempo en el que me comprometo a no beber alcohol. Solo las siguientes 24 horas y si no estoy seguro de poder cumplir reduzco más el tiempo: 6, 4, 2, 1 etc. horas y hasta minutos.

Se ha demostrado que tiene más impacto mental y realista el afirmar, “solo por hoy no voy a beber alcohol” a “les juro que no vuelvo a beber alcohol”. La determinación enérgica del tiempo es un factor que refuerza la decisión.

Con estos apoyos y los de su padrino, Luis Antonio logró pasar CONTRA VIENTO Y MAREA la Noche de Navidad sin alcohol y con el ánimo relajado. Sorprendido de que haya sido capaz de hacerlo y más cuando comparó su realidad existencial de hoy con la del 2019, de la cual no se acuerda totalmente porque el alcohol controlaba su lastimera existencia.

En todo nuestro país hay historias saturadas de tristeza y dolor generadas por la pandemia del coronavirus y agravadas por varias comorbilidades entre las cuales el alcoholismo ocupa un destacado lugar. Por esta razón hago la más cordial invitación a los enfermos de alcoholismo que se acerquen a la comunidad de alcohólicos anónimos para que reciban la ayuda que necesitan.

Es muy sencillo: marquen a uno de los siguientes teléfonos: (833) 212 56 34, (833) 228 90 03 o al (833) 216 60 58. Además, pueden enviar correo al avigarg@hotmail.com.

Luis Antonio es un alcohólico anónimo de 42 años de edad, vive en unión libre y ha procreado 4 hijos con su pareja. Esta Navidad del 2020 es la primera que pasa sobrio desde que empezó a consumir alcohol cuando tenía 15 años.

Por las circunstancias estrechas de su economía doméstica, su pareja tiene que trabajar para poder sufragar los gastos que genera una familia con 4 hijos en edad escolar, que paga renta y los servicios básicos del hogar y donde los ingresos de Luis Antonio no llegan a dos salarios mínimos. Para colmo de males y como consecuencia de los ajustes laborales generados por la pandemia del coronavirus la pareja fue desocupada. Ante una realidad como está en donde se pierde el trabajo, pero no la necesidad de comer, vestir, calzar e ir a la escuela, la señora tuvo que emigrar a la capital del país en donde un familiar le ofreció trabajo y así poder seguir adelante con su vida y con la de sus hijos.

En esta forma se soluciona una parte del problema. Los ingresos necesarios para la sobrevivencia. Pero otra parte se agrava, Luis Antonio se queda solo en su casa en donde se tiene que lavar, planchar y prepararse los alimentos, algo a lo que no está acostumbrado. En el ambiente social, aunque disminuidas por las medidas restrictivas que las autoridades han impuesto para mitigar los contagios del Covid-19, las pequeñas reuniones para celebrar con alegría, las posadas y la Navidad. Los familiares y los vecinos de Luis Antonio al verlo solo lo invitan, con la mejor intención del mundo a compartir el pan, la sal y el alcohol.

A Luis Antonio le toca bailar con la más fea, pues al tener apenas 11 meses dentro de la comunidad de A.A. se siente débil en su recuperación y con los factores que suma, la soledad, el quédate en casa la condición anímica de Luis Antonio, sin duda es complicada y lo más sencillo es buscar una salida fácil y efímera: el alcohol.

La organización de A.A. tiene conocimiento y experiencia para apoyar a sus integrantes en condiciones de emergencia. La noche del 24 para amanecer 25 se organiza una reunión que la denomina Maratónica, para que asista todo alcohólico que esté en condición de soledad o de cualquier otra emergencia y en una participación de catarsis se libere de las tensiones emocionales que pueden perturbar el equilibrio interior de una persona. La reunión está rodeada de camaradería, de recuerdos, de buenos deseos y desde luego su cena y su cafecito toda la noche. En un ambiente fraternal, en el que guste puede permanecer escuchando o compartiendo hasta las 12 mediodía del 25 de diciembre, día de la Navidad cristiana.

Otra estrategia muy efectiva que viven los alcohólicos anónimos es el Plan de las 24 horas. Este consiste en la simplificación y se expresa magistralmente en “solo por hoy”. Mentalmente se reduce el tiempo en el que me comprometo a no beber alcohol. Solo las siguientes 24 horas y si no estoy seguro de poder cumplir reduzco más el tiempo: 6, 4, 2, 1 etc. horas y hasta minutos.

Se ha demostrado que tiene más impacto mental y realista el afirmar, “solo por hoy no voy a beber alcohol” a “les juro que no vuelvo a beber alcohol”. La determinación enérgica del tiempo es un factor que refuerza la decisión.

Con estos apoyos y los de su padrino, Luis Antonio logró pasar CONTRA VIENTO Y MAREA la Noche de Navidad sin alcohol y con el ánimo relajado. Sorprendido de que haya sido capaz de hacerlo y más cuando comparó su realidad existencial de hoy con la del 2019, de la cual no se acuerda totalmente porque el alcohol controlaba su lastimera existencia.

En todo nuestro país hay historias saturadas de tristeza y dolor generadas por la pandemia del coronavirus y agravadas por varias comorbilidades entre las cuales el alcoholismo ocupa un destacado lugar. Por esta razón hago la más cordial invitación a los enfermos de alcoholismo que se acerquen a la comunidad de alcohólicos anónimos para que reciban la ayuda que necesitan.

Es muy sencillo: marquen a uno de los siguientes teléfonos: (833) 212 56 34, (833) 228 90 03 o al (833) 216 60 58. Además, pueden enviar correo al avigarg@hotmail.com.