/ domingo 31 de enero de 2021

Liberándose del Alcohol | La esperanza en A.A.

La ingobernabilidad es una característica preponderante en la personalidad de un enfermo alcohólico. Su poderoso egoísmo en complicidad con su neurosis ponen en riesgo frecuentemente su estabilidad emocional y la de sus relaciones interpersonales. La obsesión por satisfacer sus deseos personales le generan mucha insatisfacción porque no siempre es posible obtener un resultado positivo a sus deseos egoístas.

En general un ser humano con estas características es una persona frágil a los embates de otras enfermedades como el Covid- 19. Este virus que es letal para toda la humanidad, lo es de manera destacada para las personas que son portadoras de una comorbilidad, tales como la diabetes, la hipertensión, el alcoholismo etc., por esta razón entre la estadística de más 115 mil mexicanos difuntos, hay historias con nombre y apellido que se inscribieron en las filas de alcohólicos anónimos.

La pandemia puso sobre la mesa de la información no solo la fragilidad humana de muchas personas, sino también la debilidad de los gobiernos que conocemos como los más poderosos, las limitadas estructuras de los organismos de salud, la inconsistencia de sistemas económicos, pero sobre todo expuso la gran falta de respeto y de solidaridad por nuestros semejantes.

Sin embargo, como dice el refrán “no hay bien que por mal no venga” también el Covid- 19 expuso a la luz pública la gran heroicidad del alma de las personas que se dedican a cuidar la salud de sus semejantes. Hombres y mujeres que entregaron tiempo, conocimientos, experiencia, talento, amor y no pocos hasta lo más preciado que podían tener: su vida.

Héroes anónimos que ofrendaron su vida para que florecieran otras y puedan continuar con una nueva perspectiva. Deudores para siempre de un ser humano que cumplió hasta la muerte con su vocación de servicio sin recibir ni esperar algo a cambio.

La grandeza humana también germina con el abono del sufrimiento. El dolor presiona la búsqueda de lo trascendente y la creatividad encuentra caminos hasta en el terreno de lo increíble.

Hay personas que murieron víctimas del coronavirus, pero lo hicieron luchando con honor, defendiendo su gran don de la vida, pero otras que se derrotaron sin siquiera luchar y todavía peor facilitando contagios a conocidos y familiares.

Desde luego que cada persona tiene la libertad de hacer de su vida un papalote. Por supuesto que se respeta ese gran don de la libertad, sin embargo cada persona es responsable de sus actos y también de sus consecuencias.

Existen grupos humanos que sistematizan doctrinas para facilitar la consecución de lo que consideran los objetivos primordiales de la vida humana. Uno de esos grupos es la organización de ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, cuyo objetivo principal es lograr para el ser humano una vida útil y feliz, utilizando como medio la sobriedad, es decir, una vida libre de alcohol y en equilibrio emocional.

Un enfermo alcohólico integra grupos de riesgo y por lo mismo está sujeto muchos altibajos en la trayectoria de su existencia. Para iniciar un tratamiento de recuperación ha de someterse con humildad a procesos que incorporan componentes materiales y espirituales.

Debe reconocer que es un enfermo físico, mental y espiritual y que no existe ni está en proceso vacuna que lo sane. Sin embargo, si existe un método de recuperación, cuyo resultado ha sido comprobado durante 85 años y se ha extendido por 185 países cultivando esperanza a enfermos alcohólicos y a sus familiares. Es el reencuentro con la serenidad y la alegría de vivir a partir del sufrimiento que provoca la fatal dependencia del alcohol.

Invito a todo enfermo alcohólico y a los que buscan ese destino a que se incorporen a la ruta de la esperanza. Será un espacio con menos turbación y mucha más tranquilidad y alegría. Busquen ayuda en alcohólicos anónimos , marquen 8332125634, 8332289003 ó el 8332166058.

La ingobernabilidad es una característica preponderante en la personalidad de un enfermo alcohólico. Su poderoso egoísmo en complicidad con su neurosis ponen en riesgo frecuentemente su estabilidad emocional y la de sus relaciones interpersonales. La obsesión por satisfacer sus deseos personales le generan mucha insatisfacción porque no siempre es posible obtener un resultado positivo a sus deseos egoístas.

En general un ser humano con estas características es una persona frágil a los embates de otras enfermedades como el Covid- 19. Este virus que es letal para toda la humanidad, lo es de manera destacada para las personas que son portadoras de una comorbilidad, tales como la diabetes, la hipertensión, el alcoholismo etc., por esta razón entre la estadística de más 115 mil mexicanos difuntos, hay historias con nombre y apellido que se inscribieron en las filas de alcohólicos anónimos.

La pandemia puso sobre la mesa de la información no solo la fragilidad humana de muchas personas, sino también la debilidad de los gobiernos que conocemos como los más poderosos, las limitadas estructuras de los organismos de salud, la inconsistencia de sistemas económicos, pero sobre todo expuso la gran falta de respeto y de solidaridad por nuestros semejantes.

Sin embargo, como dice el refrán “no hay bien que por mal no venga” también el Covid- 19 expuso a la luz pública la gran heroicidad del alma de las personas que se dedican a cuidar la salud de sus semejantes. Hombres y mujeres que entregaron tiempo, conocimientos, experiencia, talento, amor y no pocos hasta lo más preciado que podían tener: su vida.

Héroes anónimos que ofrendaron su vida para que florecieran otras y puedan continuar con una nueva perspectiva. Deudores para siempre de un ser humano que cumplió hasta la muerte con su vocación de servicio sin recibir ni esperar algo a cambio.

La grandeza humana también germina con el abono del sufrimiento. El dolor presiona la búsqueda de lo trascendente y la creatividad encuentra caminos hasta en el terreno de lo increíble.

Hay personas que murieron víctimas del coronavirus, pero lo hicieron luchando con honor, defendiendo su gran don de la vida, pero otras que se derrotaron sin siquiera luchar y todavía peor facilitando contagios a conocidos y familiares.

Desde luego que cada persona tiene la libertad de hacer de su vida un papalote. Por supuesto que se respeta ese gran don de la libertad, sin embargo cada persona es responsable de sus actos y también de sus consecuencias.

Existen grupos humanos que sistematizan doctrinas para facilitar la consecución de lo que consideran los objetivos primordiales de la vida humana. Uno de esos grupos es la organización de ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, cuyo objetivo principal es lograr para el ser humano una vida útil y feliz, utilizando como medio la sobriedad, es decir, una vida libre de alcohol y en equilibrio emocional.

Un enfermo alcohólico integra grupos de riesgo y por lo mismo está sujeto muchos altibajos en la trayectoria de su existencia. Para iniciar un tratamiento de recuperación ha de someterse con humildad a procesos que incorporan componentes materiales y espirituales.

Debe reconocer que es un enfermo físico, mental y espiritual y que no existe ni está en proceso vacuna que lo sane. Sin embargo, si existe un método de recuperación, cuyo resultado ha sido comprobado durante 85 años y se ha extendido por 185 países cultivando esperanza a enfermos alcohólicos y a sus familiares. Es el reencuentro con la serenidad y la alegría de vivir a partir del sufrimiento que provoca la fatal dependencia del alcohol.

Invito a todo enfermo alcohólico y a los que buscan ese destino a que se incorporen a la ruta de la esperanza. Será un espacio con menos turbación y mucha más tranquilidad y alegría. Busquen ayuda en alcohólicos anónimos , marquen 8332125634, 8332289003 ó el 8332166058.