/ domingo 5 de septiembre de 2021

Liberándose del alcohol | Sexto paso...

SEXTO PASO: “ESTUVIMOS ENTERAMENTE DISPUESTOS A DEJAR QUE DIOS NOS LIBERASE DE NUESTROS DEFECTOS”.

“Cualquier persona que tenga suficiente buena voluntad y sinceridad para aplicar repetidamente el Sexto Paso a todos sus defectos de carácter -sin reserva alguna- ha llegado a alcanzar un gran desarrollo espiritual...”

Así propone el programa de recuperación de AA, el Sexto Paso. En el desarrollo del programa los cinco primeros pasos disponen al enfermo alcohólico anímicamente a permitir que Dios intervenga en su tarea personal e inalienable de liberarse de sus defectos de carácter.

¿Cuáles son esos defectos de carácter? En el cuarto paso los enlista: soberbia, avaricia, ira, lujuria, gula, envidia y pereza. Como ven son defectos muy conocidos y se anidan en toda mente humana, con toda seguridad podemos afirmar “el que esté libre de ellos que tire la primera piedra”.

En el mismo cuarto paso el programa de A.A. hace la siguiente reflexión: “No obstante, estos instintos, tan necesarios para nuestra existencia, a menudo sobrepasan con mucho los límites de su función apropiada. Poderosa y ciegamente, y muchas veces de una manera sutil, nos impulsan, se apoderan de nosotros, e insisten en dominar nuestras vidas. Nuestros deseos de sexo, de seguridad material y emocional, y de un puesto eminente en la sociedad a menudo nos tiranizan, Cuando se salen así de sus causes, los deseos naturales del ser humano, le crean grandes problemas; de hecho, casi todos los problemas que tenemos tienen su origen aquí. Ningún ser humano, por bueno que sea, es inmune a estos problemas. Casi todo grave problema emocional se puede considerar como un caso del instinto descarriado. Cuando esto ocurre, nuestros grandes bienes naturales, los instintos, se han convertido en debilidades físicas y mentales”.

La doctrina de alcohólicos anónimos nos enseña que los defectos de carácter inicialmente son dones que Dios integra en nuestra propia naturaleza, son un regalo que el Poder Superior obsequia al ser humano para que viva mejor. El problema surge cuando se sobrepasan los límites de cada don, en ese momento se convierten en defecto de carácter. Son entonces fuente de la mayoría de los problemas humanos incluso el del alcoholismo.

Para que el alcohólico en recuperación logre su tranquilidad, es decir su paz interior y pueda adquirir el equilibrio emocional, es absolutamente necesario que trabaje inteligentemente en regresar esos defectos de carácter al nivel original, es decir reconvertirlos en un don de Dios.

Esta lucha no es sencilla, y con frecuencia supera la capacidad de la voluntad del alcohólico y por ello el sexto paso sugiere que adopte una actitud colaboradora para que Dios lo libere de los defectos de carácter que le están amargando la vida, y a su vez él está amargando la de sus seres supuestamente más queridos.

Esta tarea de estar dispuestos a que Dios nos libere de nuestros defectos, es para toda la vida porque la debilidad humana también es para toda la vida. Nunca llegaremos a la perfección, pero sí disfrutaremos el proceso. La felicidad no solo está en la meta, también en el trayecto. Lo importante es que la disposición colaboracionista sea permanente. Cada amanecer iniciamos el día de la mano de Dios y firmes deambular sobre el tiempo.

Si necesitas ayuda marca el 833 212 56 34, 833 216 60 58 o el 833 228 90 03, ahí te apoyarán.

SEXTO PASO: “ESTUVIMOS ENTERAMENTE DISPUESTOS A DEJAR QUE DIOS NOS LIBERASE DE NUESTROS DEFECTOS”.

“Cualquier persona que tenga suficiente buena voluntad y sinceridad para aplicar repetidamente el Sexto Paso a todos sus defectos de carácter -sin reserva alguna- ha llegado a alcanzar un gran desarrollo espiritual...”

Así propone el programa de recuperación de AA, el Sexto Paso. En el desarrollo del programa los cinco primeros pasos disponen al enfermo alcohólico anímicamente a permitir que Dios intervenga en su tarea personal e inalienable de liberarse de sus defectos de carácter.

¿Cuáles son esos defectos de carácter? En el cuarto paso los enlista: soberbia, avaricia, ira, lujuria, gula, envidia y pereza. Como ven son defectos muy conocidos y se anidan en toda mente humana, con toda seguridad podemos afirmar “el que esté libre de ellos que tire la primera piedra”.

En el mismo cuarto paso el programa de A.A. hace la siguiente reflexión: “No obstante, estos instintos, tan necesarios para nuestra existencia, a menudo sobrepasan con mucho los límites de su función apropiada. Poderosa y ciegamente, y muchas veces de una manera sutil, nos impulsan, se apoderan de nosotros, e insisten en dominar nuestras vidas. Nuestros deseos de sexo, de seguridad material y emocional, y de un puesto eminente en la sociedad a menudo nos tiranizan, Cuando se salen así de sus causes, los deseos naturales del ser humano, le crean grandes problemas; de hecho, casi todos los problemas que tenemos tienen su origen aquí. Ningún ser humano, por bueno que sea, es inmune a estos problemas. Casi todo grave problema emocional se puede considerar como un caso del instinto descarriado. Cuando esto ocurre, nuestros grandes bienes naturales, los instintos, se han convertido en debilidades físicas y mentales”.

La doctrina de alcohólicos anónimos nos enseña que los defectos de carácter inicialmente son dones que Dios integra en nuestra propia naturaleza, son un regalo que el Poder Superior obsequia al ser humano para que viva mejor. El problema surge cuando se sobrepasan los límites de cada don, en ese momento se convierten en defecto de carácter. Son entonces fuente de la mayoría de los problemas humanos incluso el del alcoholismo.

Para que el alcohólico en recuperación logre su tranquilidad, es decir su paz interior y pueda adquirir el equilibrio emocional, es absolutamente necesario que trabaje inteligentemente en regresar esos defectos de carácter al nivel original, es decir reconvertirlos en un don de Dios.

Esta lucha no es sencilla, y con frecuencia supera la capacidad de la voluntad del alcohólico y por ello el sexto paso sugiere que adopte una actitud colaboradora para que Dios lo libere de los defectos de carácter que le están amargando la vida, y a su vez él está amargando la de sus seres supuestamente más queridos.

Esta tarea de estar dispuestos a que Dios nos libere de nuestros defectos, es para toda la vida porque la debilidad humana también es para toda la vida. Nunca llegaremos a la perfección, pero sí disfrutaremos el proceso. La felicidad no solo está en la meta, también en el trayecto. Lo importante es que la disposición colaboracionista sea permanente. Cada amanecer iniciamos el día de la mano de Dios y firmes deambular sobre el tiempo.

Si necesitas ayuda marca el 833 212 56 34, 833 216 60 58 o el 833 228 90 03, ahí te apoyarán.