/ domingo 21 de junio de 2020

Liberándose del Alcohol | Una historia que aún no termina

Pedro Antonio es un alcohólico anónimo que tiene apenas cinco meses de haber ingresado a la comunidad de A.A, está casado y es padre de cuatro.

Pedro Antonio trabaja de guardia en una guardería y el consumo exagerado de alcohol lo condujo irremediablemente a tener graves problemas con su esposa, pues en una familia donde hay cuatro hijos los gastos son pesados para una persona con bajos ingresos como era si caso, por esta razón también la esposa trabajaba y aun así la carga era pesada por el vicio de Pedro.

¿Qué pensaría una buena esposa que espera la tapa de huevo para la semana y no llega porque se atravesó al alcohol?, y si esto sucede una semana tras otra sin duda la bondad se acaba y aparece la intolerancia y la esposa se ve forzada a buscar soluciones porque el borrachito no entiende que los hijos tienen que comer y la esposa buena y comprensiva toma una decisión y corre a Pedro Antonio de la casa.

Pedro se refugió en la casa de su mamá, pero sintió la ausencia de su esposa e hijos y la soledad empezó a causar problemas de frustración y de ansiedad y por supuesto que la única solución que se le ocurrió fue emborracharse con mayor frecuencia.

Fue en esos días que Pedro Antonio se encontró a un compadre que en tiempos pasados había sido su compañero de parranda, pero que ahora no bebía por lo que Pedro Antonio le pide ayuda para dejar de beber y acuerdan verse en la tarde para dar el primer paso hacia ese fin.

A las 6:30 de la tarde el compadre pasó por Pedro Antonio y se encaminaron rumbo a un grupo de Alcohólicos Anónimos donde le dieron la bienvenida, le aplaudieron y le dijeron que era el más importante de la junta.

Acto seguido algunos alcohólicos compartieron su historial y Pedro Antonio se sintió reconfortado y al hacer uso de la palabra les dijo que era alcohólico y que se sentía muy agradecido por el trato recibido y fue todo lo que pudo decir porque sus lágrimas le hicieron callar y guardó silencio que fue respetado por los alcohólicos presentes.

Pedro Antonio continúa asistiendo puntualmente a sus reuniones de recuperación y lo importante es que lleva cinco meses sin tomar una gota de alcohol y ya puede visitar a su esposa y a sus hijos, aunque sigue viviendo con su mamá.

Lo importante es que él ha emprendido valientemente el camino de la recuperación y sin duda su vida ira cambiando poco a poco, pero sin estancarse. Estoy seguro que en nuestra sociedad hay varias personas que viven algo parecido a la historia de Pedro Antonio y que necesitan una oportunidad para desarrollar un mejor nivel de vida.

Los invito muy cordialmente a que se acerquen a la comunidad de Alcohólicos Anónimos, donde sin duda alguna obtendrán la ayuda que necesitan y recuerden basta una llamada telefónica para iniciar el cambio. Marquen el 833 2 16 60 58 o el 833 474 14 89.

Pedro Antonio es un alcohólico anónimo que tiene apenas cinco meses de haber ingresado a la comunidad de A.A, está casado y es padre de cuatro.

Pedro Antonio trabaja de guardia en una guardería y el consumo exagerado de alcohol lo condujo irremediablemente a tener graves problemas con su esposa, pues en una familia donde hay cuatro hijos los gastos son pesados para una persona con bajos ingresos como era si caso, por esta razón también la esposa trabajaba y aun así la carga era pesada por el vicio de Pedro.

¿Qué pensaría una buena esposa que espera la tapa de huevo para la semana y no llega porque se atravesó al alcohol?, y si esto sucede una semana tras otra sin duda la bondad se acaba y aparece la intolerancia y la esposa se ve forzada a buscar soluciones porque el borrachito no entiende que los hijos tienen que comer y la esposa buena y comprensiva toma una decisión y corre a Pedro Antonio de la casa.

Pedro se refugió en la casa de su mamá, pero sintió la ausencia de su esposa e hijos y la soledad empezó a causar problemas de frustración y de ansiedad y por supuesto que la única solución que se le ocurrió fue emborracharse con mayor frecuencia.

Fue en esos días que Pedro Antonio se encontró a un compadre que en tiempos pasados había sido su compañero de parranda, pero que ahora no bebía por lo que Pedro Antonio le pide ayuda para dejar de beber y acuerdan verse en la tarde para dar el primer paso hacia ese fin.

A las 6:30 de la tarde el compadre pasó por Pedro Antonio y se encaminaron rumbo a un grupo de Alcohólicos Anónimos donde le dieron la bienvenida, le aplaudieron y le dijeron que era el más importante de la junta.

Acto seguido algunos alcohólicos compartieron su historial y Pedro Antonio se sintió reconfortado y al hacer uso de la palabra les dijo que era alcohólico y que se sentía muy agradecido por el trato recibido y fue todo lo que pudo decir porque sus lágrimas le hicieron callar y guardó silencio que fue respetado por los alcohólicos presentes.

Pedro Antonio continúa asistiendo puntualmente a sus reuniones de recuperación y lo importante es que lleva cinco meses sin tomar una gota de alcohol y ya puede visitar a su esposa y a sus hijos, aunque sigue viviendo con su mamá.

Lo importante es que él ha emprendido valientemente el camino de la recuperación y sin duda su vida ira cambiando poco a poco, pero sin estancarse. Estoy seguro que en nuestra sociedad hay varias personas que viven algo parecido a la historia de Pedro Antonio y que necesitan una oportunidad para desarrollar un mejor nivel de vida.

Los invito muy cordialmente a que se acerquen a la comunidad de Alcohólicos Anónimos, donde sin duda alguna obtendrán la ayuda que necesitan y recuerden basta una llamada telefónica para iniciar el cambio. Marquen el 833 2 16 60 58 o el 833 474 14 89.