/ domingo 19 de junio de 2022

Lo Absoluto

Del Romanticismo al Idealismo Alemán.

Los Románticos alemanes retomaron la reflexión estética a partir de los problemas filosóficos que Kant había dejado sin resolver, el principal; la irresuelta relación entre el mundo de la naturaleza (cuerpo) y mundo del espíritu (mente) o de cómo es posible adquirir un conocimiento que nos muestre la verdadera naturaleza de las cosas sin las determinaciones temporales y espaciales que constituyen el modo en que nosotros las percibimos.

El problema no era nuevo, Descartes ya lo había abordado con la Res cogitans y la Res extensa o de cómo es posible que el pensamiento no se vea engañado por los sentidos por medio de los cuales tenemos contacto con la realidad y a partir de ellos adquirimos un conocimiento verdadero de las cosas incluido nuestro cuerpo.

Descartes respondió insatisfactoriamente al dilema con el aforismo “pienso, luego existo”, desde entonces el problema consumía las energías de todo aquel que intentaba resolver la dicotomía entre materia y espíritu.

En este contexto los integrantes del primer periodo del romanticismo alemán de la Ciudad de Jena, iniciarán una revolución en el mundo de la crítica y teoría estética, pero también en el de la filosofía y política.

En primer lugar desplazarán al placer como efecto del arte, y postularán a lo Verdadero como efecto de la belleza convirtiéndolo en el eje en torno al cual gravitará la estética del romanticismo como concepto supremo.

Con este planteamiento los románticos alemanes creían además dar respuesta al problema filosófico que había aquejado a Descartes, Spinoza y Kant.

Pero la verdad que postulaban los románticos alemanes, no es la misma a la que cotidianamente nos referimos para convalidar los hechos de la experiencia material, la verdad que ellos pretendían era la absoluta, lo que existe por si misma sin relación con ninguna causa, porque es su propia causa.

En la Metafísica Aristóteles ya había desarrollado un primer concepto de los atributos que debe tener lo absoluto, Aristóteles sostenía que lo absoluto debía ser infinito y por lo tanto no podría estar en el espacio, es eterno y por lo tanto no está en el tiempo, no es materia porque sería corruptible, por lo tanto lo absoluto sólo puede ser pensamiento, pero no es un pensamiento fijo porque el mundo experimenta cambios y movimiento, por lo tanto es pensamiento que se piensa a sí mismo.

Ahora bien, cuál es el camino para acceder a este tipo de verdad absoluta puesto que Kant había demostrado en la Crítica de la Razón Pura que nuestro modo de conocer el mundo está condicionado por la forma en la que lo percibimos, y solo percibimos y conocemos cosas como nos aparecen y que están en un espacio, en un tiempo y que mantienen relación con otras cosas.

No podemos pensar en un espacio vacío porque irremediablemente lo situamos en un recipiente espacial, no podemos captar la eternidad porque es la intuición contemporánea y total de todas las fracciones del tiempo y no podemos pensar las cosas sin relación a otras.

La respuesta de los románticos alemanes fue decir que se puede acceder a lo absoluto por medio de arte, Kant en algunos apuntes parecía deslizar esta misma idea acerca de que la experiencia estética podría mediar entre los dos mundos, capaz de reconciliar el dualismo y de superar el abismo entre lo material y lo espiritual.

Pero, además, se reconocía en la experiencia estética, si bien con muchas cautelas, una cierta capacidad de contemplación del substrato suprasensible que está en los fundamentos de la naturaleza misma como fenómeno.

En este sentido la idea de belleza, para los románticos es la fuente de la verdad. La belleza no participa de la verdad, sino que la instituye. La belleza y el arte son productoras de verdad y de realidad, son accesos a lo real.

Regeneración.

Del Romanticismo al Idealismo Alemán.

Los Románticos alemanes retomaron la reflexión estética a partir de los problemas filosóficos que Kant había dejado sin resolver, el principal; la irresuelta relación entre el mundo de la naturaleza (cuerpo) y mundo del espíritu (mente) o de cómo es posible adquirir un conocimiento que nos muestre la verdadera naturaleza de las cosas sin las determinaciones temporales y espaciales que constituyen el modo en que nosotros las percibimos.

El problema no era nuevo, Descartes ya lo había abordado con la Res cogitans y la Res extensa o de cómo es posible que el pensamiento no se vea engañado por los sentidos por medio de los cuales tenemos contacto con la realidad y a partir de ellos adquirimos un conocimiento verdadero de las cosas incluido nuestro cuerpo.

Descartes respondió insatisfactoriamente al dilema con el aforismo “pienso, luego existo”, desde entonces el problema consumía las energías de todo aquel que intentaba resolver la dicotomía entre materia y espíritu.

En este contexto los integrantes del primer periodo del romanticismo alemán de la Ciudad de Jena, iniciarán una revolución en el mundo de la crítica y teoría estética, pero también en el de la filosofía y política.

En primer lugar desplazarán al placer como efecto del arte, y postularán a lo Verdadero como efecto de la belleza convirtiéndolo en el eje en torno al cual gravitará la estética del romanticismo como concepto supremo.

Con este planteamiento los románticos alemanes creían además dar respuesta al problema filosófico que había aquejado a Descartes, Spinoza y Kant.

Pero la verdad que postulaban los románticos alemanes, no es la misma a la que cotidianamente nos referimos para convalidar los hechos de la experiencia material, la verdad que ellos pretendían era la absoluta, lo que existe por si misma sin relación con ninguna causa, porque es su propia causa.

En la Metafísica Aristóteles ya había desarrollado un primer concepto de los atributos que debe tener lo absoluto, Aristóteles sostenía que lo absoluto debía ser infinito y por lo tanto no podría estar en el espacio, es eterno y por lo tanto no está en el tiempo, no es materia porque sería corruptible, por lo tanto lo absoluto sólo puede ser pensamiento, pero no es un pensamiento fijo porque el mundo experimenta cambios y movimiento, por lo tanto es pensamiento que se piensa a sí mismo.

Ahora bien, cuál es el camino para acceder a este tipo de verdad absoluta puesto que Kant había demostrado en la Crítica de la Razón Pura que nuestro modo de conocer el mundo está condicionado por la forma en la que lo percibimos, y solo percibimos y conocemos cosas como nos aparecen y que están en un espacio, en un tiempo y que mantienen relación con otras cosas.

No podemos pensar en un espacio vacío porque irremediablemente lo situamos en un recipiente espacial, no podemos captar la eternidad porque es la intuición contemporánea y total de todas las fracciones del tiempo y no podemos pensar las cosas sin relación a otras.

La respuesta de los románticos alemanes fue decir que se puede acceder a lo absoluto por medio de arte, Kant en algunos apuntes parecía deslizar esta misma idea acerca de que la experiencia estética podría mediar entre los dos mundos, capaz de reconciliar el dualismo y de superar el abismo entre lo material y lo espiritual.

Pero, además, se reconocía en la experiencia estética, si bien con muchas cautelas, una cierta capacidad de contemplación del substrato suprasensible que está en los fundamentos de la naturaleza misma como fenómeno.

En este sentido la idea de belleza, para los románticos es la fuente de la verdad. La belleza no participa de la verdad, sino que la instituye. La belleza y el arte son productoras de verdad y de realidad, son accesos a lo real.

Regeneración.