/ jueves 18 de julio de 2019

Los desastres que no me matan, me fortalecen

Los desastres que no me matan, me fortalecen

A treinta metros del avión despedazado se encontraba Bobby Charlton con el cinturón aún abrochado.

Con toda justicia, al húngaro Florian Albert se le concedió el Balón de Oro que lo acreditaba como el mejor jugador europeo de 1967. Nacido en 1941, Albert tomó el relevo de los grandes futbolistas húngaros de los 50, Puskas, Kocsis, Boszic y, contribuyó en forma notable al realzamiento del futbol magiar en los Mundiales de Chile-62 e Inglaterra-66. Alto, elegante, gran dominador del balón, sobrio pero eficaz driblador, con un remate certero tanto con la cabeza como con ambos pies. Albert fue la gran estrella del Ferencvaros durante una década, Con este histórico club de Budapest logró alzarse 4 veces campeón de la Liga Magiar y una vez campeón de Copa. Además de quedar durante tres temporadas como máximo goleador de la Liga. Semejante a un bailarín, a mayor violencia de movimiento, a mayor vértigo en la acción, mayor elegancia en la imagen resultante de la jugada, ya fuera en ataque o en defensa, algo muy semejante a la elegancia del Kaiser Franz Beckenbauer, diferenciándose por las tareas de los actores, uno como defensor central, otro como organizador.

Juan Manuel Asensi, ha sido un jugador impecable por su comportamiento y entrega sin reservas hacia su equipo. Dotado de un envidiable fondo físico, una gran zancada y un potente remate de zurda. Juan Manuel Asensi fue el sucesor de Pirri como capitán de la selección española, con la que acudió al Mundial de 1978 y a la Eurocopa de 1980. Se formó en la cantera del Elche, en donde desde muy joven llamó la atención de los grandes clubes españoles. El Barcelona lo fichó en la temporada 69-70. Con el club catalán Asensi ganó la Liga 74 y las Copas 71 y 78 y la Recopa de Europa 79. En 1980 fue transferido al Puebla mexicano en donde se encontró con Pirri, reiteradas veces su compañero en la selección española y acérrimo rival en los torneos hispanos (Pirri merengue. Asensi blaugrana).

El formidable atleta de color, Mario Coluna, fue uno de los pilares del gran Benfica, con el que conquistó dos veces la Copa de Europa y en otras tres ocasiones el sub campeonato. De juego cerebral y dinámico, sabía organizar perfectamente, desde el medio campo, los contraataques de su equipo, lanzando precisos envíos a los hombres punta. Brilló a gran altura en el Mundial Inglaterra-66 en el que Portugal quedó tercero. Una vez concluido su compromiso con el Benfica pasó a enrolarse a las filas del Olympique Lyonnais de Francia.

Bobby Charlton, el gran cerebro de la selección inglesa que ganó la Copa del Mundo de 1966, casi encontró la muerte 9 años antes, cuando sobrevivió milagrosamente al trágico accidente aéreo de Munich en el que perecieron casi todos los componentes del gran equipo Manchester United, los llamados Busby babes. Catapultado desde el avión a causa del tremendo impacto, Bobby se encontró de repente lejos del aparato, sentado en su asiento con el cinturón de seguridad todavía abrochado, pero con los zapatos misteriosamente arrancados.

Charlton, que tenía entonces 21 años, tardó en reponerse del terrible impacto psicológico del desastre (en una semana perdió casi todo el pelo), pero finalmente tanto Bobby como el entrenador Matt Busby se animaron a emprender la reconstrucción de otro gran equipo. Charlton, la pieza básica, era zurdo, hábil e inteligente y con la gran tranquilidad que sólo poseen los jugadores grandes- Además marcaba goles espectaculares con sus característicos obuses desde media y larga distancia. En el aspecto personal Charlton tenía un temperamento inmejorable que le mereció respeto y prestigio universales. No se enfadaba nunca, nunca tuvo un mal gesto. Y a pesar de sus quince años en la cumbre del futbol, tuvo siempre una sencillez y una modestia ejemplares.

A consecuencia del trágico accidente aéreo, 1958 fue un año clave en la formación del fenómeno llamado Bobby Charlton. Desapués de Munich varios equipos decidieron prestar jugadores al Manchester United y, Charlton se puso la camiseta número 9 par dirigir el ataque. En una oleada de emoción pública, ese United de parches llegó a la final de la Copa, perdiendo frente al Bolton. Si hubiese entrado un cañonazo de Charlton en lugar de pegar en el poste, podría haberse registrado un triunfo histórico. Entre 1958 y 1970 jugó nada menos que 106 partidos con la selección inglesa, marcando 49 goles. Y cuando finalmente se despidió del Manchester United a los 36 años, había jugado 606 partidos de Liga y había marcado 198 goles con sus chutazos mortales. Durante veinte años, el nombre de Bobby Charlton fue sinónimo de buen futbol. Superviviente de aquella terrible catástrofe aérea, fue el pivote alrededor del cual se reconstruyeron los “Diablos” rojos del Mqnchester United. Los años no parecían hacer mella en Bobby, que mantuvo durante veinte años una forma física digna de ser envidiada.

Hasta pronto amigo.

Los desastres que no me matan, me fortalecen

A treinta metros del avión despedazado se encontraba Bobby Charlton con el cinturón aún abrochado.

Con toda justicia, al húngaro Florian Albert se le concedió el Balón de Oro que lo acreditaba como el mejor jugador europeo de 1967. Nacido en 1941, Albert tomó el relevo de los grandes futbolistas húngaros de los 50, Puskas, Kocsis, Boszic y, contribuyó en forma notable al realzamiento del futbol magiar en los Mundiales de Chile-62 e Inglaterra-66. Alto, elegante, gran dominador del balón, sobrio pero eficaz driblador, con un remate certero tanto con la cabeza como con ambos pies. Albert fue la gran estrella del Ferencvaros durante una década, Con este histórico club de Budapest logró alzarse 4 veces campeón de la Liga Magiar y una vez campeón de Copa. Además de quedar durante tres temporadas como máximo goleador de la Liga. Semejante a un bailarín, a mayor violencia de movimiento, a mayor vértigo en la acción, mayor elegancia en la imagen resultante de la jugada, ya fuera en ataque o en defensa, algo muy semejante a la elegancia del Kaiser Franz Beckenbauer, diferenciándose por las tareas de los actores, uno como defensor central, otro como organizador.

Juan Manuel Asensi, ha sido un jugador impecable por su comportamiento y entrega sin reservas hacia su equipo. Dotado de un envidiable fondo físico, una gran zancada y un potente remate de zurda. Juan Manuel Asensi fue el sucesor de Pirri como capitán de la selección española, con la que acudió al Mundial de 1978 y a la Eurocopa de 1980. Se formó en la cantera del Elche, en donde desde muy joven llamó la atención de los grandes clubes españoles. El Barcelona lo fichó en la temporada 69-70. Con el club catalán Asensi ganó la Liga 74 y las Copas 71 y 78 y la Recopa de Europa 79. En 1980 fue transferido al Puebla mexicano en donde se encontró con Pirri, reiteradas veces su compañero en la selección española y acérrimo rival en los torneos hispanos (Pirri merengue. Asensi blaugrana).

El formidable atleta de color, Mario Coluna, fue uno de los pilares del gran Benfica, con el que conquistó dos veces la Copa de Europa y en otras tres ocasiones el sub campeonato. De juego cerebral y dinámico, sabía organizar perfectamente, desde el medio campo, los contraataques de su equipo, lanzando precisos envíos a los hombres punta. Brilló a gran altura en el Mundial Inglaterra-66 en el que Portugal quedó tercero. Una vez concluido su compromiso con el Benfica pasó a enrolarse a las filas del Olympique Lyonnais de Francia.

Bobby Charlton, el gran cerebro de la selección inglesa que ganó la Copa del Mundo de 1966, casi encontró la muerte 9 años antes, cuando sobrevivió milagrosamente al trágico accidente aéreo de Munich en el que perecieron casi todos los componentes del gran equipo Manchester United, los llamados Busby babes. Catapultado desde el avión a causa del tremendo impacto, Bobby se encontró de repente lejos del aparato, sentado en su asiento con el cinturón de seguridad todavía abrochado, pero con los zapatos misteriosamente arrancados.

Charlton, que tenía entonces 21 años, tardó en reponerse del terrible impacto psicológico del desastre (en una semana perdió casi todo el pelo), pero finalmente tanto Bobby como el entrenador Matt Busby se animaron a emprender la reconstrucción de otro gran equipo. Charlton, la pieza básica, era zurdo, hábil e inteligente y con la gran tranquilidad que sólo poseen los jugadores grandes- Además marcaba goles espectaculares con sus característicos obuses desde media y larga distancia. En el aspecto personal Charlton tenía un temperamento inmejorable que le mereció respeto y prestigio universales. No se enfadaba nunca, nunca tuvo un mal gesto. Y a pesar de sus quince años en la cumbre del futbol, tuvo siempre una sencillez y una modestia ejemplares.

A consecuencia del trágico accidente aéreo, 1958 fue un año clave en la formación del fenómeno llamado Bobby Charlton. Desapués de Munich varios equipos decidieron prestar jugadores al Manchester United y, Charlton se puso la camiseta número 9 par dirigir el ataque. En una oleada de emoción pública, ese United de parches llegó a la final de la Copa, perdiendo frente al Bolton. Si hubiese entrado un cañonazo de Charlton en lugar de pegar en el poste, podría haberse registrado un triunfo histórico. Entre 1958 y 1970 jugó nada menos que 106 partidos con la selección inglesa, marcando 49 goles. Y cuando finalmente se despidió del Manchester United a los 36 años, había jugado 606 partidos de Liga y había marcado 198 goles con sus chutazos mortales. Durante veinte años, el nombre de Bobby Charlton fue sinónimo de buen futbol. Superviviente de aquella terrible catástrofe aérea, fue el pivote alrededor del cual se reconstruyeron los “Diablos” rojos del Mqnchester United. Los años no parecían hacer mella en Bobby, que mantuvo durante veinte años una forma física digna de ser envidiada.

Hasta pronto amigo.