/ sábado 9 de noviembre de 2019

Los Empleos del Futuro

Año 2120, Tampico, Tamaulipas, se solicita especialista en redes neuronales, con conocimiento de ingeniería genética e interfaces hombre máquina, experiencia en Inteligencia Artificial, preferentemente que viva en el planeta o zonas satelitales, no mayor de 90 años, sexo masculino, femenino o LGTBIQ exclusivamente, trabajo 100% remoto y posibilidad de trabajar también con otros seres humanos. Excelente interface de trabajo. Sueldo competitivo y hasta 3 día de vacaciones.

Nuestro mundo evoluciona, nos demos cuenta o no, lo queramos o no. Y esta evolución será acelerada con avances como la computación cuántica, las redes neuronales, los sistemas expertos y la inteligencia artificial; por mencionar solo algunos, impulsados más por el desarrollo económico que por el desarrollo social.

Y toda esta industria 4.0 deberá estar sustentada, al menos en sus primeras etapas; aún, por mano de obra y talento humano. Los empleos del futuro requerirán de profesionistas y de profesionales nativos digitales, integrados en una sociedad que ahora, además de sus necesidades tradicionales (alimentación, energía, vivienda, salud, seguridad) tendrá otras, que se irán convirtiendo de a poco en vitales también (acceso a internet, bigdata, seguridad informática, hipercomunicación, iot, sensores).

Las carreras tradicionales van dejando lugar a nuevas propuestas, de especialistas que satisfacen necesidades empresariales, del comercio, de la ingeniería y de la sociedad en general, que hace apenas unos años eran poco conocidas o inexistentes. En este orden de ideas, esta misma semana, el Ing. José Andrés Suárez Fernández, rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, brindó un discurso en el marco de la inauguración del Congreso de Ingeniería 2019. En él, aseveró que la UAT ya se prepara para enfrentar los retos que demanda la modernización laboral en el país y en el mundo, les habló a los jóvenes asistentes de la Facultad de Ingeniería la importancia de estudiar para innovar, buscando más que el conocimiento, “el saber” de nuestro entorno, que más de la mitad de los estudiantes que asisten hoy a las aulas, terminarán trabajando en empleos que aún no existen, y utilizando tecnología que apenas va a ser creada, ahí el reto para la Universidad en nuestro país y el mundo.

Entonces, amigo lector, ¿Qué deberíamos estudiar nosotros o nuestros hijos? A esta interesante pregunta, una clara respuesta: “Debemos de preparar una nueva generación de profesionistas capacitados para innovar, que hayan aprendido a desaprender y adquirir nuevos cocimientos, actuales, pertinentes y vigentes”. El mundo siempre ocupará médicos, ingenieros, arquitectos, contadores, odontólogos, legistas, enfermeros, y aunque pudiéramos enseñar a un robot a tocar un violín a través de patrones mecanizados en una máquina, aún no tenemos la capacidad de dotar a esa máquina para interpretar con pasión una melodía y menos aún de crear nuevos ritmos, ni la más moderna impresora puede pintar un “Nenúfares” de Monet … aunque la de un servidor un día pintó un Pollock.

Debemos además de preparar a estas nuevas generaciones para cultivar altamente el sentido humano, no permitamos que la cuna fría de la tecnología masiva, deshumanice el alma de aquellos que pronto llevarán las riendas y estafetas de nuestro destino. Necesitamos líderes sociales altamente tecnológicos, pero también altamente sensibles a su entorno. Mujeres y hombres de Estado, que nunca dejen a la gente a un lado. Así también prepararemos para la política del futuro, esa que ya tiene retos pendientes desde ahora.

El potencial de los empleos dentro de un Siglo vendrá de la capacidad que tengamos como sociedad, para poder adaptar los paradigmas actuales a los nuevos escenarios, de saber identificar nuevas líneas de investigación y de desarrollo tecnológico, capaces de modelar la sociedad del futuro, no sólo como Tamaulipas o como México, sino como humanidad.

Y, ante todo, de no dejarse engañar por el sesgo de las modas superfluas, esas que han acompañado a la nuestra especie desde siempre. Aquellos patrones conductuales, que nos hacen vivir en un entorno en donde todo mundo quiere ser importante, pero parece que ya a nadie quiere ser útil. O es que acaso, solo vamos a dejar de sobrevalorar a los youtubers o influencers, cuando en el futuro desmayemos y nos demos cuenta que también ocupábamos médicos. “A final de todo, quien más sabe, más disfruta”.

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Año 2120, Tampico, Tamaulipas, se solicita especialista en redes neuronales, con conocimiento de ingeniería genética e interfaces hombre máquina, experiencia en Inteligencia Artificial, preferentemente que viva en el planeta o zonas satelitales, no mayor de 90 años, sexo masculino, femenino o LGTBIQ exclusivamente, trabajo 100% remoto y posibilidad de trabajar también con otros seres humanos. Excelente interface de trabajo. Sueldo competitivo y hasta 3 día de vacaciones.

Nuestro mundo evoluciona, nos demos cuenta o no, lo queramos o no. Y esta evolución será acelerada con avances como la computación cuántica, las redes neuronales, los sistemas expertos y la inteligencia artificial; por mencionar solo algunos, impulsados más por el desarrollo económico que por el desarrollo social.

Y toda esta industria 4.0 deberá estar sustentada, al menos en sus primeras etapas; aún, por mano de obra y talento humano. Los empleos del futuro requerirán de profesionistas y de profesionales nativos digitales, integrados en una sociedad que ahora, además de sus necesidades tradicionales (alimentación, energía, vivienda, salud, seguridad) tendrá otras, que se irán convirtiendo de a poco en vitales también (acceso a internet, bigdata, seguridad informática, hipercomunicación, iot, sensores).

Las carreras tradicionales van dejando lugar a nuevas propuestas, de especialistas que satisfacen necesidades empresariales, del comercio, de la ingeniería y de la sociedad en general, que hace apenas unos años eran poco conocidas o inexistentes. En este orden de ideas, esta misma semana, el Ing. José Andrés Suárez Fernández, rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, brindó un discurso en el marco de la inauguración del Congreso de Ingeniería 2019. En él, aseveró que la UAT ya se prepara para enfrentar los retos que demanda la modernización laboral en el país y en el mundo, les habló a los jóvenes asistentes de la Facultad de Ingeniería la importancia de estudiar para innovar, buscando más que el conocimiento, “el saber” de nuestro entorno, que más de la mitad de los estudiantes que asisten hoy a las aulas, terminarán trabajando en empleos que aún no existen, y utilizando tecnología que apenas va a ser creada, ahí el reto para la Universidad en nuestro país y el mundo.

Entonces, amigo lector, ¿Qué deberíamos estudiar nosotros o nuestros hijos? A esta interesante pregunta, una clara respuesta: “Debemos de preparar una nueva generación de profesionistas capacitados para innovar, que hayan aprendido a desaprender y adquirir nuevos cocimientos, actuales, pertinentes y vigentes”. El mundo siempre ocupará médicos, ingenieros, arquitectos, contadores, odontólogos, legistas, enfermeros, y aunque pudiéramos enseñar a un robot a tocar un violín a través de patrones mecanizados en una máquina, aún no tenemos la capacidad de dotar a esa máquina para interpretar con pasión una melodía y menos aún de crear nuevos ritmos, ni la más moderna impresora puede pintar un “Nenúfares” de Monet … aunque la de un servidor un día pintó un Pollock.

Debemos además de preparar a estas nuevas generaciones para cultivar altamente el sentido humano, no permitamos que la cuna fría de la tecnología masiva, deshumanice el alma de aquellos que pronto llevarán las riendas y estafetas de nuestro destino. Necesitamos líderes sociales altamente tecnológicos, pero también altamente sensibles a su entorno. Mujeres y hombres de Estado, que nunca dejen a la gente a un lado. Así también prepararemos para la política del futuro, esa que ya tiene retos pendientes desde ahora.

El potencial de los empleos dentro de un Siglo vendrá de la capacidad que tengamos como sociedad, para poder adaptar los paradigmas actuales a los nuevos escenarios, de saber identificar nuevas líneas de investigación y de desarrollo tecnológico, capaces de modelar la sociedad del futuro, no sólo como Tamaulipas o como México, sino como humanidad.

Y, ante todo, de no dejarse engañar por el sesgo de las modas superfluas, esas que han acompañado a la nuestra especie desde siempre. Aquellos patrones conductuales, que nos hacen vivir en un entorno en donde todo mundo quiere ser importante, pero parece que ya a nadie quiere ser útil. O es que acaso, solo vamos a dejar de sobrevalorar a los youtubers o influencers, cuando en el futuro desmayemos y nos demos cuenta que también ocupábamos médicos. “A final de todo, quien más sabe, más disfruta”.

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