/ sábado 12 de mayo de 2018

Los famosos quince minutos

Y que ha trascendido hasta nuestros días porque su obra sigue siendo -sin explicación desde mi punto de vista- un motivo para que se congreguen multitudes en las exposiciones que se hacen en el mundo de la obra de este polémico hombre de arte que se transformó en celebridad porque elevó a niveles de excelsitud la simpleza, como fueron aquellos cuadros memorables donde retrata a Marilyn Monroe, Jackie Kennedy y Liz Taylor, y que en plena modernidad siguen teniendo una enorme expectación y aceptación por parte de las legiones de seguidores que existen del llamado "Pop Art".

La vida de Andy Warhol adquirió notoriedad mundial por el trabajo que hizo en la pintura, en el cine de vanguardia y la literatura, notoriedad que vino respaldada por su inteligente y hábil relación con los medios y por su rol como gurú de la modernidad. Andy fue un exitoso enlace entre intelectuales y artistas, pero también aristócratas, homosexuales, celebridades de Hollywood, modelos, bohemios y pintorescos personajes urbanos entre los que se incluían los drogadictos incipientes que abundaban en su época de los años 60.

Su serie de imágenes de autos chocados, de la silla eléctrica, de las latas de la sopa Campbell's, o de las botellas formadas en filas de Coca Cola, son desde mi perspectiva un desplante auténtico contra el arte serio, sin embargo fueron la llave que abrió la puerta de la celebridad en la que Andy Warhol vivió hasta que murió en 1987. En cierta medida me recuerda a Salvador Novo, quien también amaba la buena vida de la elite y disfrutaba enormemente formar parte de su corte. Su arte (el de Andy Warhol) nos dice Phillip Larrat-Smith, es una celebración descarada y una afirmación de la elite aburrida, pero que se transforma curiosamente según la habilidad de Andy en creativa.

En una sociedad donde la cultura de masas es una realidad y la aldea global es algo más que una hipótesis, la notoriedad, la trascendencia, el salir del anonimato, es una enfermedad contra la que nadie se puede vacunar. Todos quieren sobresalir por esa y por otras razones está el auge de la prensa amarilla y de los reality shows, que son como un imán para la masa desposeída que busca entrar en el mundo trivial que refleja la frase: "Si no aparecen en televisión no existes".

Uno de los aportes más populares de Andy Warhol fue su declaración: "En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos".

Fue un personaje polémico durante su vida, algunos críticos calificaban sus obras como pretenciosas u obras pesadas. Desde mi punto de vista, después de su muerte en 1987 se convirtió en un personaje polémico y en uno de los artistas más influyentes del siglo XX debido a su revolucionaria obra, que convirtió en importante lo intrascendente.

A todo esto me acabo de enterar que un exitosísimo sicoanalista neoyorquino de nombre Richard Greenson escribió hace unos años un libro que fue todo un best seller en Estados Unidos, porque redactaba la fórmula de curar los demonios y el infierno de la conducta en que viven las masas anónimas. El doctor Greenson receta en su best seller la idea de que para que no haya enfermos en los hospitales, todos los hombres en el mundo deben ser una vez quince minutos famosos.

El hombre ha cultivado desde hace muchísimo tiempo su ambición por trascender en la vida. El ser humano quiere ser famoso, poderoso o sabio. Todo lo quiere ser, menos lo que representa la contraparte de estos tres objetivos: La nada o la inexistencia social.

Los que escogen el poder político como instrumento para trascender en la vida, están, sin dudarlo, en el más dramático de los medios. Porque son utilizados (es un decir) por los adinerados e ironizados por los intelectuales, que se sienten superiores a ellos. Sin embargo, sigue siendo el poder el medio más concurrido para llegar a alcanzar un lugar preponderante en la historia de cualquier país.

No hay que olvidar que la historia contemporánea de México está subdividida por sexenios y que la población ha tenido que soportar, cada seis años, los excesos y las camarillas de aventureros que han rodeado a cada presidente de la República.

Existe otro camino, muy respetable, por el cual el hombre puede llegar a alcanzar niveles superiores de existencia: El camino de la cultura. Y es así como hemos tenido el ejemplo de que algunas eminencias de la cultura, que a pesar de estar enfermas de magnofobia, no pueden negarse al llamado del poderoso para que ocupe un lugar dentro de la nomenclatura oficial y tratar de reconstruir lo que el político con su conducta intuitiva ha desorganizado.

Tenemos ejemplos en la historia de México de verdaderos sabios que le dieron lustre y prestigio al poder político, como Lucas Alamán y Vicente Riva Palacio en el pasado, José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Jaime Torres Bodet y Jesús Reyes Heroles en el México contemporáneo. Estos hombres de la cultura al servicio del poder trabajaron al lado de poderosos, que bien, o fueron fusilados, o colgados por la opinión pública. Mientras ellos permanecieron incólumes en su prestigio.

Hay otros hombres que utilizan el camino de los negocios para alcanzar la trascendencia. En este tipo de "personaje" no existen dudas ni especulaciones complejas, para ellos el principio y el fin de la vida son los centavos, "dinero llama dinero", sólo con la plata vive un romántico idilio. Hasta son capaces de llegar a la ignominia con tal de no perderlo. Para ellos la felicidad se llama seguridad. El mundo gira alrededor del dinero, dicen convencidos. Allá ellos.

Así las cosas, todos los hombres en general, sabios y lerdos, ricos y pobres, poderosos e impotentes, quizá nunca lleguemos a tener quince minutos de fama. Por lo que debemos de caminar con los pies en la tierra y la cabeza sobre los hombros. Más vale paso que dure y no que triture.

E-mail.- notario177@msn.com

Salir del anonimato es una enfermedad contra la que nadie se puede vacunar

Y que ha trascendido hasta nuestros días porque su obra sigue siendo -sin explicación desde mi punto de vista- un motivo para que se congreguen multitudes en las exposiciones que se hacen en el mundo de la obra de este polémico hombre de arte que se transformó en celebridad porque elevó a niveles de excelsitud la simpleza, como fueron aquellos cuadros memorables donde retrata a Marilyn Monroe, Jackie Kennedy y Liz Taylor, y que en plena modernidad siguen teniendo una enorme expectación y aceptación por parte de las legiones de seguidores que existen del llamado "Pop Art".

La vida de Andy Warhol adquirió notoriedad mundial por el trabajo que hizo en la pintura, en el cine de vanguardia y la literatura, notoriedad que vino respaldada por su inteligente y hábil relación con los medios y por su rol como gurú de la modernidad. Andy fue un exitoso enlace entre intelectuales y artistas, pero también aristócratas, homosexuales, celebridades de Hollywood, modelos, bohemios y pintorescos personajes urbanos entre los que se incluían los drogadictos incipientes que abundaban en su época de los años 60.

Su serie de imágenes de autos chocados, de la silla eléctrica, de las latas de la sopa Campbell's, o de las botellas formadas en filas de Coca Cola, son desde mi perspectiva un desplante auténtico contra el arte serio, sin embargo fueron la llave que abrió la puerta de la celebridad en la que Andy Warhol vivió hasta que murió en 1987. En cierta medida me recuerda a Salvador Novo, quien también amaba la buena vida de la elite y disfrutaba enormemente formar parte de su corte. Su arte (el de Andy Warhol) nos dice Phillip Larrat-Smith, es una celebración descarada y una afirmación de la elite aburrida, pero que se transforma curiosamente según la habilidad de Andy en creativa.

En una sociedad donde la cultura de masas es una realidad y la aldea global es algo más que una hipótesis, la notoriedad, la trascendencia, el salir del anonimato, es una enfermedad contra la que nadie se puede vacunar. Todos quieren sobresalir por esa y por otras razones está el auge de la prensa amarilla y de los reality shows, que son como un imán para la masa desposeída que busca entrar en el mundo trivial que refleja la frase: "Si no aparecen en televisión no existes".

Uno de los aportes más populares de Andy Warhol fue su declaración: "En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos".

Fue un personaje polémico durante su vida, algunos críticos calificaban sus obras como pretenciosas u obras pesadas. Desde mi punto de vista, después de su muerte en 1987 se convirtió en un personaje polémico y en uno de los artistas más influyentes del siglo XX debido a su revolucionaria obra, que convirtió en importante lo intrascendente.

A todo esto me acabo de enterar que un exitosísimo sicoanalista neoyorquino de nombre Richard Greenson escribió hace unos años un libro que fue todo un best seller en Estados Unidos, porque redactaba la fórmula de curar los demonios y el infierno de la conducta en que viven las masas anónimas. El doctor Greenson receta en su best seller la idea de que para que no haya enfermos en los hospitales, todos los hombres en el mundo deben ser una vez quince minutos famosos.

El hombre ha cultivado desde hace muchísimo tiempo su ambición por trascender en la vida. El ser humano quiere ser famoso, poderoso o sabio. Todo lo quiere ser, menos lo que representa la contraparte de estos tres objetivos: La nada o la inexistencia social.

Los que escogen el poder político como instrumento para trascender en la vida, están, sin dudarlo, en el más dramático de los medios. Porque son utilizados (es un decir) por los adinerados e ironizados por los intelectuales, que se sienten superiores a ellos. Sin embargo, sigue siendo el poder el medio más concurrido para llegar a alcanzar un lugar preponderante en la historia de cualquier país.

No hay que olvidar que la historia contemporánea de México está subdividida por sexenios y que la población ha tenido que soportar, cada seis años, los excesos y las camarillas de aventureros que han rodeado a cada presidente de la República.

Existe otro camino, muy respetable, por el cual el hombre puede llegar a alcanzar niveles superiores de existencia: El camino de la cultura. Y es así como hemos tenido el ejemplo de que algunas eminencias de la cultura, que a pesar de estar enfermas de magnofobia, no pueden negarse al llamado del poderoso para que ocupe un lugar dentro de la nomenclatura oficial y tratar de reconstruir lo que el político con su conducta intuitiva ha desorganizado.

Tenemos ejemplos en la historia de México de verdaderos sabios que le dieron lustre y prestigio al poder político, como Lucas Alamán y Vicente Riva Palacio en el pasado, José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Jaime Torres Bodet y Jesús Reyes Heroles en el México contemporáneo. Estos hombres de la cultura al servicio del poder trabajaron al lado de poderosos, que bien, o fueron fusilados, o colgados por la opinión pública. Mientras ellos permanecieron incólumes en su prestigio.

Hay otros hombres que utilizan el camino de los negocios para alcanzar la trascendencia. En este tipo de "personaje" no existen dudas ni especulaciones complejas, para ellos el principio y el fin de la vida son los centavos, "dinero llama dinero", sólo con la plata vive un romántico idilio. Hasta son capaces de llegar a la ignominia con tal de no perderlo. Para ellos la felicidad se llama seguridad. El mundo gira alrededor del dinero, dicen convencidos. Allá ellos.

Así las cosas, todos los hombres en general, sabios y lerdos, ricos y pobres, poderosos e impotentes, quizá nunca lleguemos a tener quince minutos de fama. Por lo que debemos de caminar con los pies en la tierra y la cabeza sobre los hombros. Más vale paso que dure y no que triture.

E-mail.- notario177@msn.com

Salir del anonimato es una enfermedad contra la que nadie se puede vacunar