/ martes 7 de agosto de 2018

Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo

Leyendo a Menotti, Valdano, Galeano y Juan Villoro hablar de futbol, puedo detectar ese mensaje oculto que para nada está negado con el deporte, en el que no necesariamente hemos de ser vulgares, pensando que es la comunicación adecuada para ser comprendidos por los que van al estadio a insultar a los porteros cuando realizan su trabajo.

A los animales irracionales les molesta oír una trompeta, un violín, un piano, eso lo hemos visto recreado en documentales, cuando un perrito al escuchar un piano, comienza a aullar, a otros les molesta el sonido agudo del violín y, el tarará de una trompeta los enfurece; sin embargo, cuando esos instrumentos juntos interpretan una sinfonía, hasta el tigre y el león se relajan.

En la actualidad es común leer en revistas no especializadas en deportes, temas inherentes, relacionándolos con miles de razones que convocan al vulgo en general y, obviamente, aunque la prosa sea la misma, las palabras expresadas suelen ser más acordes a la especialidad del que las escribe, lo cual confirma mi propuesta de que el deporte y la vida son sinónimo, o temas que interactúan. Mi buen amigo Rubén González, excompañero de esta compañía periodística, me hizo esta observación, facilitándome unos artículos publicados en una revista especializada en política, en la que se aborda el tema del deporte tal cualquier otra actividad social y, he pensado compartir con ustedes algo de esto, cuidando no caer en un plagio.

Fabrizio Mejía Madrid escribió a propósito de Byron Moreno, que silbó en el juego de la Copa 2002 en la que Corea del Sur le ganó a la selección italiana. Unos meses después fue suspendido por ayudar al Deportivo Quito a ganar 4-3 contra el Barcelona Guayaquil con dos penales, tres tarjetas rojas, un gol anulado y, agregando 13 minutos de compensación, lapso en el que le dio la vuelta al encuentro. Después de retirarse y purgar una condena por traer seis kilos de heroína en Nueva York, el ex árbitro explicó: “Le di el triunfo a Quito porque quería candidatearme para alcalde, pe- ro entendí muy tarde que nadie votaría por un árbitro”. Buscaré espacio para continuar presentando a ustedes más notas como la anterior, que están relaciona- das con el deporte que nos apasiona, el futbol.

No existe comparación alguna entre las diferentes competencias internacionales de futbol varonil con las de futbol femenil. Solamente la arrogancia que afecta a nuestros comentaristas especializados nos puede hacer creer que somos invencibles al llamarle fracaso al ser eliminados del torneo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Nuestra selección, tres meses antes había obtenido un decoroso segundo lugar en el torneo Esperanzas de Toulon, selección que contaba con muchos elementos con suficiente experiencia en la Primera División mexicana.

El futbol practicado en los Juegos Panamericanos no cuenta con el reconocimiento de FI- FA, razón por la cual esta Federación no tiene ninguna responsabilidad con la celebración de esta competencia, no teniendo obligación de ordenar a sus equipos confederados, a prestar jugadores a sus respectivas selecciones, razón por la cual seis elementos titulares de este TRI, le fueron negados a Marco Antonio Ruiz: un portero, un defensa central (Montes, capitán de la selección), dos medios volantes y dos delanteros. Si a Francia, campeón del mundo, le quitó a Lloris, Varane, Kante, Pogba, Griezmann y Mbappe, segura- mente no se hubieran coronado.

En el futbol varonil existe una añeja tradición futbolera en la que se muestran dominadores Brasil, Italia, Alemania, Uruguay, Argentina y hoy Francia, que no tiene nada que ver con la nueva tradición del futbol femenil en donde Estados Unidos, Suecia, Alemania, Brasil, Japón, Dinamarca, etc., dominan el panorama y no ubico a Brasil, el más grande exponente del futbol varonil, como máximo ex- ponente de la rama femenil, porque no lo es. Por eso, que el equipo femenil haya derrotado a Brasil en el Mundial femenil no les concede la gloria, de la misma forma que la mala actuación de México en los Panamericanos los lleva al fracaso.

Para este tipo de competencia varonil, México debería asistir con un equipo compuesto exclusivamente por jugadores que no hayan debutado en el futbol profesional de la Primera División, como se hacía en los años 60 cuando fuimos campeones alineando con Federico Ochoa, “Japo” Magaña, José de Sales, “Pichojos” Pérez, Ñañez, Meza, Fragoso, Escalante, Trejo, etc. Todos amateurs en ese momento, porque así era el reglamento. Pienso que sobran jugadores juveniles que puedan representarnos en un torneo que de nada le sirve a los jugadores profesionales, que requieren de otro nivel de competencia.

Hasta pronto amigo.

Leyendo a Menotti, Valdano, Galeano y Juan Villoro hablar de futbol, puedo detectar ese mensaje oculto que para nada está negado con el deporte, en el que no necesariamente hemos de ser vulgares, pensando que es la comunicación adecuada para ser comprendidos por los que van al estadio a insultar a los porteros cuando realizan su trabajo.

A los animales irracionales les molesta oír una trompeta, un violín, un piano, eso lo hemos visto recreado en documentales, cuando un perrito al escuchar un piano, comienza a aullar, a otros les molesta el sonido agudo del violín y, el tarará de una trompeta los enfurece; sin embargo, cuando esos instrumentos juntos interpretan una sinfonía, hasta el tigre y el león se relajan.

En la actualidad es común leer en revistas no especializadas en deportes, temas inherentes, relacionándolos con miles de razones que convocan al vulgo en general y, obviamente, aunque la prosa sea la misma, las palabras expresadas suelen ser más acordes a la especialidad del que las escribe, lo cual confirma mi propuesta de que el deporte y la vida son sinónimo, o temas que interactúan. Mi buen amigo Rubén González, excompañero de esta compañía periodística, me hizo esta observación, facilitándome unos artículos publicados en una revista especializada en política, en la que se aborda el tema del deporte tal cualquier otra actividad social y, he pensado compartir con ustedes algo de esto, cuidando no caer en un plagio.

Fabrizio Mejía Madrid escribió a propósito de Byron Moreno, que silbó en el juego de la Copa 2002 en la que Corea del Sur le ganó a la selección italiana. Unos meses después fue suspendido por ayudar al Deportivo Quito a ganar 4-3 contra el Barcelona Guayaquil con dos penales, tres tarjetas rojas, un gol anulado y, agregando 13 minutos de compensación, lapso en el que le dio la vuelta al encuentro. Después de retirarse y purgar una condena por traer seis kilos de heroína en Nueva York, el ex árbitro explicó: “Le di el triunfo a Quito porque quería candidatearme para alcalde, pe- ro entendí muy tarde que nadie votaría por un árbitro”. Buscaré espacio para continuar presentando a ustedes más notas como la anterior, que están relaciona- das con el deporte que nos apasiona, el futbol.

No existe comparación alguna entre las diferentes competencias internacionales de futbol varonil con las de futbol femenil. Solamente la arrogancia que afecta a nuestros comentaristas especializados nos puede hacer creer que somos invencibles al llamarle fracaso al ser eliminados del torneo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Nuestra selección, tres meses antes había obtenido un decoroso segundo lugar en el torneo Esperanzas de Toulon, selección que contaba con muchos elementos con suficiente experiencia en la Primera División mexicana.

El futbol practicado en los Juegos Panamericanos no cuenta con el reconocimiento de FI- FA, razón por la cual esta Federación no tiene ninguna responsabilidad con la celebración de esta competencia, no teniendo obligación de ordenar a sus equipos confederados, a prestar jugadores a sus respectivas selecciones, razón por la cual seis elementos titulares de este TRI, le fueron negados a Marco Antonio Ruiz: un portero, un defensa central (Montes, capitán de la selección), dos medios volantes y dos delanteros. Si a Francia, campeón del mundo, le quitó a Lloris, Varane, Kante, Pogba, Griezmann y Mbappe, segura- mente no se hubieran coronado.

En el futbol varonil existe una añeja tradición futbolera en la que se muestran dominadores Brasil, Italia, Alemania, Uruguay, Argentina y hoy Francia, que no tiene nada que ver con la nueva tradición del futbol femenil en donde Estados Unidos, Suecia, Alemania, Brasil, Japón, Dinamarca, etc., dominan el panorama y no ubico a Brasil, el más grande exponente del futbol varonil, como máximo ex- ponente de la rama femenil, porque no lo es. Por eso, que el equipo femenil haya derrotado a Brasil en el Mundial femenil no les concede la gloria, de la misma forma que la mala actuación de México en los Panamericanos los lleva al fracaso.

Para este tipo de competencia varonil, México debería asistir con un equipo compuesto exclusivamente por jugadores que no hayan debutado en el futbol profesional de la Primera División, como se hacía en los años 60 cuando fuimos campeones alineando con Federico Ochoa, “Japo” Magaña, José de Sales, “Pichojos” Pérez, Ñañez, Meza, Fragoso, Escalante, Trejo, etc. Todos amateurs en ese momento, porque así era el reglamento. Pienso que sobran jugadores juveniles que puedan representarnos en un torneo que de nada le sirve a los jugadores profesionales, que requieren de otro nivel de competencia.

Hasta pronto amigo.