/ miércoles 11 de diciembre de 2019

Con café y a media luz | Mal empieza la semana…

Reza el viejo adagio que “mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes” y ese refrán le caerá “como anillo al dedo” a los tamaulipecos con el incremento al impuesto predial y un posible cobro por el servicio de recolección de desperdicios para el próximo año; perdone usted por el abuso refranero en este párrafo prologal con el que lo saludo en esta mitad de semana laboral.

Y es que, desde principios de este 2019, el Gobernador del Estado de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, declaró su inconformidad de manera pública por la poca – casi nula – retribución que se tenía por parte del gobierno federal a través del ejercicio presupuestal, no obstante, la importante aportación que hacían los estados del norte en relación con el resto de los homólogos que conforman el territorio nacional.

Fue en repetidas ocasiones que FGCV sostuvo que no era proporcional la retribución presupuestal y que el estado que representa aporta una cantidad de dinero que termina siendo etiquetado para proyectos de beneficio clientelar muy propios de la corriente que representa a la administración del gobierno de los Estados Unidos Mexicanos o, caso contrario, son adjudicados a otros estados del país, económicamente más discretos que el nuestro.

Aunado a eso, se anunció un recorte presupuestal de cara al 2020 como parte de la política de la 4T, convirtiéndose en un golpe durísimo que pone en riesgo muchos de los programas y objetivos que se tenían para el siguiente año en nuestro territorio.

¿Qué pasará con aquellas obras que impactarían a la zona sur de Tamaulipas?, ¿Se ha afectado el presupuesto de estas últimas por el aparente retroceso de los recursos que se tenía contemplado? ¿Se detendrá el recinto ferial, el ganadero, el acuario, los cines a un costado del canal de la Cortadura, la conclusión de los mercados, la reconversión del puerto y la modernización del parque bicentenario con su rueda de la fortuna?

De inmediato los 43 ayuntamientos y la administración tamaulipeca, deben urgir manos a la obra pues, de lo contrario, el dinero no alcanzará para sacar adelante tantos compromisos y terminarían por ser “letra muerta” en el “archivo en trámite” de la historia de la entidad, dejando mal parados a las figuras panistas que encabezan en estos lares mexicanos.

Esta decisión desatará controversias y un 2020 plagado de tironeos y reclamos entre las figuras involucradas en la toma decisiones en los rubros político, social, económico y gubernamental, quedando, por supuesto, en el centro del conflicto el ciudadano común, al de a pie, es decir, usted y yo, gentil amigo lector quienes, para no perder la costumbre, es probable que terminemos “pagando los platos rotos”.

¿Cómo? Pues como lo citamos en párrafos arriba. El rumor es fuerte y cada vez es más constante un reajuste tarifario al impuesto predial y a una serie de servicios que, se supone, son obligación de cada una de las administraciones locales.

Obviamente, también las autoridades locales deberán “apretarse el cinturón” y observaremos un menor número de ceremonias innecesarias, así como de un racionamiento en viajes de trabajo y en reuniones que solo servían para dar “la nota” en los medios regionales, sin embargo, esas medidas no solucionarán el problema que se avecina.

Por tanto, podemos suponer que para el 2020 habrá austeridad republicana; austeridad forzada – la de los estados ante el recorte presupuestal – y austeridad colateral que es a la que se verá sometida el ciudadano, por lo menos aquel que vive en la zona vecina con los Estados Unidos, pues la riqueza será destinada a los “que menos tienen”, porque, dice el Presidente López “primero los pobres”.

Como era de esperarse ya hay grupos que están criticando fuertemente las medidas tomadas por la gubernatura del estado ya que, según sostienen, la tesorería estatal debe tener los fondos suficientes para soportar ese recorte sin necesidad de perjudicar al ciudadano y que, de efectuar esos “reajustes” son por mero capricho y abuso por parte de los mandatarios locales.

Lo cierto es que, “mientras son peras o son manzanas”, viviremos una cuesta de enero terrible, difícil, compleja y muy castigadora, más que la de años anteriores, por lo que será necesario administrar bien las ganancias, los bonos de fin de año y el aguinaldo.

Sin afán de ser de pesimista o alarmista, le he de confesar, mi muy querido amigo, que lo que verdaderamente me preocupa es que esto será por los siguientes cinco años y, lamentable es probable que esta tendencia tarifaria continúe, así como “la tenencia” que sirvió para pagar los juegos olímpicos del 68 y es fecha que no hemos terminado de sufragar esa deuda pues seguimos viviendo con esa contribución.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Reza el viejo adagio que “mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes” y ese refrán le caerá “como anillo al dedo” a los tamaulipecos con el incremento al impuesto predial y un posible cobro por el servicio de recolección de desperdicios para el próximo año; perdone usted por el abuso refranero en este párrafo prologal con el que lo saludo en esta mitad de semana laboral.

Y es que, desde principios de este 2019, el Gobernador del Estado de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, declaró su inconformidad de manera pública por la poca – casi nula – retribución que se tenía por parte del gobierno federal a través del ejercicio presupuestal, no obstante, la importante aportación que hacían los estados del norte en relación con el resto de los homólogos que conforman el territorio nacional.

Fue en repetidas ocasiones que FGCV sostuvo que no era proporcional la retribución presupuestal y que el estado que representa aporta una cantidad de dinero que termina siendo etiquetado para proyectos de beneficio clientelar muy propios de la corriente que representa a la administración del gobierno de los Estados Unidos Mexicanos o, caso contrario, son adjudicados a otros estados del país, económicamente más discretos que el nuestro.

Aunado a eso, se anunció un recorte presupuestal de cara al 2020 como parte de la política de la 4T, convirtiéndose en un golpe durísimo que pone en riesgo muchos de los programas y objetivos que se tenían para el siguiente año en nuestro territorio.

¿Qué pasará con aquellas obras que impactarían a la zona sur de Tamaulipas?, ¿Se ha afectado el presupuesto de estas últimas por el aparente retroceso de los recursos que se tenía contemplado? ¿Se detendrá el recinto ferial, el ganadero, el acuario, los cines a un costado del canal de la Cortadura, la conclusión de los mercados, la reconversión del puerto y la modernización del parque bicentenario con su rueda de la fortuna?

De inmediato los 43 ayuntamientos y la administración tamaulipeca, deben urgir manos a la obra pues, de lo contrario, el dinero no alcanzará para sacar adelante tantos compromisos y terminarían por ser “letra muerta” en el “archivo en trámite” de la historia de la entidad, dejando mal parados a las figuras panistas que encabezan en estos lares mexicanos.

Esta decisión desatará controversias y un 2020 plagado de tironeos y reclamos entre las figuras involucradas en la toma decisiones en los rubros político, social, económico y gubernamental, quedando, por supuesto, en el centro del conflicto el ciudadano común, al de a pie, es decir, usted y yo, gentil amigo lector quienes, para no perder la costumbre, es probable que terminemos “pagando los platos rotos”.

¿Cómo? Pues como lo citamos en párrafos arriba. El rumor es fuerte y cada vez es más constante un reajuste tarifario al impuesto predial y a una serie de servicios que, se supone, son obligación de cada una de las administraciones locales.

Obviamente, también las autoridades locales deberán “apretarse el cinturón” y observaremos un menor número de ceremonias innecesarias, así como de un racionamiento en viajes de trabajo y en reuniones que solo servían para dar “la nota” en los medios regionales, sin embargo, esas medidas no solucionarán el problema que se avecina.

Por tanto, podemos suponer que para el 2020 habrá austeridad republicana; austeridad forzada – la de los estados ante el recorte presupuestal – y austeridad colateral que es a la que se verá sometida el ciudadano, por lo menos aquel que vive en la zona vecina con los Estados Unidos, pues la riqueza será destinada a los “que menos tienen”, porque, dice el Presidente López “primero los pobres”.

Como era de esperarse ya hay grupos que están criticando fuertemente las medidas tomadas por la gubernatura del estado ya que, según sostienen, la tesorería estatal debe tener los fondos suficientes para soportar ese recorte sin necesidad de perjudicar al ciudadano y que, de efectuar esos “reajustes” son por mero capricho y abuso por parte de los mandatarios locales.

Lo cierto es que, “mientras son peras o son manzanas”, viviremos una cuesta de enero terrible, difícil, compleja y muy castigadora, más que la de años anteriores, por lo que será necesario administrar bien las ganancias, los bonos de fin de año y el aguinaldo.

Sin afán de ser de pesimista o alarmista, le he de confesar, mi muy querido amigo, que lo que verdaderamente me preocupa es que esto será por los siguientes cinco años y, lamentable es probable que esta tendencia tarifaria continúe, así como “la tenencia” que sirvió para pagar los juegos olímpicos del 68 y es fecha que no hemos terminado de sufragar esa deuda pues seguimos viviendo con esa contribución.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!