Hace ya algún tiempo que la Academia Española de la Lengua nos informó a los mexicanos que podemos usar la ortografía México con "j".
¿Debe la "x" desaparecer tal y como lo dicta la vieja cofradía madrileña?
La letra x, no me lo negará, tiene algo de hierático, sagrado y mítico en nuestro país.
Hemos visto, desde siempre, el nombre de la Patria escrito con x; también el águila completa en el Escudo Nacional; los tres colores en nuestra Bandera, y el rostro piadoso y dulce de la Virgen morena. Entonces, ¿cómo quitarle a México la x sin sentir que perdemos algo? ¿Ese algo no será un referente de identidad valioso?
Dichosamente, el aparato del Servicio Exterior mejicano, aludimos al Canciller, embajadores, ministros y cónsules, desestimó la observacion de los polígrafos peninsulares que nos habría llevado a “reformar” otras ortografías. Verbigracia, Oajaca; Tejas, Sochimilco, Tlascala y un largo etcétera, etcétera, etcétera. Tuvimos suerte. Ahora sabemos que en la noche oscura del neoliberalismo desbocado los gobiernos tuvieron por función urdir e imponer “negocios” peliagudos, más alla de los asuntos de índole ortográfico. Así ocurrió con la venta de garaje de empresas públicas, “la conversión de pesos en tostones”, y la puesta en marcha del horario de verano e invierno en gran parte de nuestro territorio, entre otros temas. Esto, a la tecnocracia en el poder le hizo lo que el aire a Juárez, ante las sentidas protestas de la ciudadanía informada.
Felizmente, yo creo que los idiomas solos se defienden, y la letra x en la escritura de México, aunque sea por motivos de índole estético y sentimental, permanecerá. Sin negar lo que pudieran ser los resortes más poderosos y profundos, tal y como nos lo muestra el “credo del vate Ricardo López Méndez”, que dice, México, creo en ti, porque escribes tu nombre con la "x", que algo tiene de cruz y de calvario.
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