/ sábado 15 de septiembre de 2018

México y el Premio Nobel

Alfredo Nobel expresó su última voluntad en su testamento...

En el que manifestó que el premio de la Paz, fuera entregado a la persona o personas en este caso, que hayan realizado un extraordinario esfuerzo en pro de la paz mundial y el desarme de la humanidad.

Alfonso García Robles es el ilustre mexicano nacido en 1911, en Zamora, Michoacán, a quien el dictamen del Comité Nobel seleccionó para que compartiera con la educadora, socióloga y escritora sueca, Alva Myrdal, el premio de la Paz en 1982.

Fue el primer mexicano que recibió tan histórica distinción por su invaluable y fecundo trabajo por la Paz mundial, logrando poner en alto a nuestro País ante el concierto de las naciones; siendo casi un desconocido en México, antes de recibir el Premio Nobel de la Paz.

Alfonso García Robles realizó estudios de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma, especializándose posteriormente en Francia. A los 27 años de edad publica sus primeros libros en francés: "El Panamericanismo y la Política del Buen Vecino" y "La Cuestión del Petróleo en México". Se inicia en el servicio exterior mexicano en el Gobierno de Lázaro Cárdenas.

El presidente Luis Echeverría lo nombró secretario de Relaciones Exteriores en 1975. Posteriormente y hasta su muerte fue representante permanente de México, ante el Comité de Desarme de la ONU, con sede en Ginebra. Convirtiéndose, por su experiencia, en el decano de los diplomáticos especializados en los temas sobre desarme mundial de armas nucleares.

Gracias a su influencia que era una expresión de su sólido prestigio en el mundo diplomático; la ONU dedicó en 1981 su primera Asamblea General a la cuestión del desarme en el mundo, en donde para orgullo nacional, Alfonso García Robles, expuso magistralmente el pensamiento pacifista de México; que con orgullo postulamos y defendemos en el mundo desde la época del Presidente Juárez. Finalmente en 1981, un año antes de recibir el Nobel de la Paz, el gobierno mexicano lo nombra Embajador Emérito de nuestro País.

Es Alfonso García Robles un preclaro hombre de nuestro tiempo; su vida y su obra, deben ser profundamente difundidas para que el pueblo de México y las generaciones por venir la conozcan, la respeten y la estudien. Es una vida dedicada a las más elevadas metas que la sociedad se pueda imaginar: la Convivencia y la Paz.

Después en 1990, los mexicanos recibimos con orgullo que ese inmenso escritor, ensayista, poeta y ciudadano del mundo que fue Octavio Paz, fuera merecedor del Premio Nobel de Literatura, llenando de calidad las letras mexicanas y justificando el tradicional prestigio del método mágico con que los escritores latinoamericanos desarrollan su literatura.

Octavio Paz fue un hombre de nuestro tiempo, ejemplo de sabiduría, imaginación y talento, su obra es inmortal y con ella están las letras mexicanas aseguradas por mucho tiempo para poder trascender en el mundo de la cultura universal.

Posteriormente a la coronación de Octavio Paz, para orgullo de las generaciones formadas en las universidades públicas un mexicano egresado de la UNAM: El científico especializado en Química Atmosférica que hace 39 años cuando aún radicaba en nuestro país, desarrolló con profunda preocupación sobre lo que veía venir en el futuro: La teoría general del Ozono y del daño que éste causaba en la biósfera: Mario Molina Enríquez, mexicano radicado en Estados Unidos, en Boston, nuevamente nos colmó de un bien envidiable orgullo de los que amamos nuestro país, al ser distinguido por la academia sueca, como el Premio Nobel de Química 1995.

Hubo un mexicano que estuvo a punto de darnos un premio nobel de literatura pero desafortunadamente la muerte lo sorprendió hace cinco años dejando un vacío que hasta este momento ningún escritor ha podido llenar; me refiero a Carlos Fuentes autor de Terra Nostra y Cristóbal Nonato.

Este ilustre escritor que cuando fue embajador de nuestro país en Francia, renunció a dicho cargo por la designación de Gustavo Díaz Ordaz como embajador en España por José López Portillo, en franca solidaridad por los caídos en el movimiento estudiantil del 68, es una preclara inteligencia de la humanidad que debe ser inmortalizada por el reconocimiento mundial que significa recibir el premio nobel de literatura.

No obstante que él declaró en vida en más de una ocasión que fue distinguido con esa presea cuando lo recibió el gran colombiano mexicano Gabriel García Márquez en 1982. Esperemos a Noviembre.

e-mail.- notario177@msn.com

Alfredo Nobel expresó su última voluntad en su testamento...

En el que manifestó que el premio de la Paz, fuera entregado a la persona o personas en este caso, que hayan realizado un extraordinario esfuerzo en pro de la paz mundial y el desarme de la humanidad.

Alfonso García Robles es el ilustre mexicano nacido en 1911, en Zamora, Michoacán, a quien el dictamen del Comité Nobel seleccionó para que compartiera con la educadora, socióloga y escritora sueca, Alva Myrdal, el premio de la Paz en 1982.

Fue el primer mexicano que recibió tan histórica distinción por su invaluable y fecundo trabajo por la Paz mundial, logrando poner en alto a nuestro País ante el concierto de las naciones; siendo casi un desconocido en México, antes de recibir el Premio Nobel de la Paz.

Alfonso García Robles realizó estudios de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma, especializándose posteriormente en Francia. A los 27 años de edad publica sus primeros libros en francés: "El Panamericanismo y la Política del Buen Vecino" y "La Cuestión del Petróleo en México". Se inicia en el servicio exterior mexicano en el Gobierno de Lázaro Cárdenas.

El presidente Luis Echeverría lo nombró secretario de Relaciones Exteriores en 1975. Posteriormente y hasta su muerte fue representante permanente de México, ante el Comité de Desarme de la ONU, con sede en Ginebra. Convirtiéndose, por su experiencia, en el decano de los diplomáticos especializados en los temas sobre desarme mundial de armas nucleares.

Gracias a su influencia que era una expresión de su sólido prestigio en el mundo diplomático; la ONU dedicó en 1981 su primera Asamblea General a la cuestión del desarme en el mundo, en donde para orgullo nacional, Alfonso García Robles, expuso magistralmente el pensamiento pacifista de México; que con orgullo postulamos y defendemos en el mundo desde la época del Presidente Juárez. Finalmente en 1981, un año antes de recibir el Nobel de la Paz, el gobierno mexicano lo nombra Embajador Emérito de nuestro País.

Es Alfonso García Robles un preclaro hombre de nuestro tiempo; su vida y su obra, deben ser profundamente difundidas para que el pueblo de México y las generaciones por venir la conozcan, la respeten y la estudien. Es una vida dedicada a las más elevadas metas que la sociedad se pueda imaginar: la Convivencia y la Paz.

Después en 1990, los mexicanos recibimos con orgullo que ese inmenso escritor, ensayista, poeta y ciudadano del mundo que fue Octavio Paz, fuera merecedor del Premio Nobel de Literatura, llenando de calidad las letras mexicanas y justificando el tradicional prestigio del método mágico con que los escritores latinoamericanos desarrollan su literatura.

Octavio Paz fue un hombre de nuestro tiempo, ejemplo de sabiduría, imaginación y talento, su obra es inmortal y con ella están las letras mexicanas aseguradas por mucho tiempo para poder trascender en el mundo de la cultura universal.

Posteriormente a la coronación de Octavio Paz, para orgullo de las generaciones formadas en las universidades públicas un mexicano egresado de la UNAM: El científico especializado en Química Atmosférica que hace 39 años cuando aún radicaba en nuestro país, desarrolló con profunda preocupación sobre lo que veía venir en el futuro: La teoría general del Ozono y del daño que éste causaba en la biósfera: Mario Molina Enríquez, mexicano radicado en Estados Unidos, en Boston, nuevamente nos colmó de un bien envidiable orgullo de los que amamos nuestro país, al ser distinguido por la academia sueca, como el Premio Nobel de Química 1995.

Hubo un mexicano que estuvo a punto de darnos un premio nobel de literatura pero desafortunadamente la muerte lo sorprendió hace cinco años dejando un vacío que hasta este momento ningún escritor ha podido llenar; me refiero a Carlos Fuentes autor de Terra Nostra y Cristóbal Nonato.

Este ilustre escritor que cuando fue embajador de nuestro país en Francia, renunció a dicho cargo por la designación de Gustavo Díaz Ordaz como embajador en España por José López Portillo, en franca solidaridad por los caídos en el movimiento estudiantil del 68, es una preclara inteligencia de la humanidad que debe ser inmortalizada por el reconocimiento mundial que significa recibir el premio nobel de literatura.

No obstante que él declaró en vida en más de una ocasión que fue distinguido con esa presea cuando lo recibió el gran colombiano mexicano Gabriel García Márquez en 1982. Esperemos a Noviembre.

e-mail.- notario177@msn.com