/ jueves 24 de octubre de 2019

Mítico edificio en venta

Ya son varios lustros de la crisis económica e ideológica -inclusive moral- que actualmente vive el movimiento de la izquierda socialista en el mundo. Sin bien es cierto que en América latina y algunos países de Europa como España (en su momento) y Francia dispusieron de mandatarios con orientaciones socialistas; éstos gobiernan dentro de un concepto matizado por la globalización que existe de forma incontrolada y que tiene como ejes fundamentales el pensamiento neoliberal

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son las dos instituciones rectoras que trazan la ruta de los medios de la producción, con un criterio perversamente lucrativo, lo cual contrapone el objetivo central del pensamiento socialista, que lo que pretende es poner en manos de los trabajadores los medios de la producción. En eso consiste el origen de la eterna rivalidad de lo que se conoce dentro de la dialéctica de la historia como la lucha de clases.

Producto de esta crisis y falta de recursos, sobre todo económicos, del movimiento socialista, se me viene a la cabeza una noticia que leí hace años sobre la dura realidad por la que atravesaba el Partido Comunista Francés, quien se encontraba en una contundente bancarrota económica. No capturaba votos para su causa en París, ni euros para sufragar su gasto corriente.

Por tal razón había puesto a la venta de su propiedad dos edificios monumentales ubicados en zonas estratégicas de París, que con el tiempo habían acumulado un gran valor por la plusvalía implícita que los bienes inmuebles llevan en sí, y que en su momento el viejo Marx analizó con lujo de detalle. Ofrecían en venta de garaje el vetusto edificio en excelentes condiciones donde se encontraba el periódico oficial del Partido Comunista Francés -L' Humanité- y otro inmueble cuya venta me impresionó porque se trataba de un departamento mediano, según el anuncio, ubicado en el número 4, de la Rue, Marie Rose de París.

En ese departamento se anunciaba que en la puerta existía una placa conmemorativa, porque en ese momento (no sé si se vendió) el partido Comunista Francés lo utilizaba como museo que decía: "En este inmueble habitó de Julio de 1909 a Junio de 1912, Vladimir Ilitch Ulianov, Lenin", que dicha sea la verdad, era una verdadera alegoría importante que convertía este inmueble en algo más, que va mucho más allá, de un bien raíz que está a la venta; por todo lo que para la historia del mundo representó la lucha del máximo líder de la Revolución Soviética. Lenin, un extraordinario político ruso que asimiló y comprendió íntegro el pensamiento de Carlos Marx y logró derrotar mediante su discurso incendiario la dinastía díscola y cruel de los Romanoff que gobernaban a su antojo y por disposición divina a una Rusia miserable y analfabeta. Lenin, con la Revolución de Octubre de 1917 crea la Unión de Repúblicas Soviéticas y Socialistas, la URSS. Que desafortunadamente José Stalin convirtió en un infierno y el tiempo derrumbó hundiéndose ese gélido país en las garras de una reducida plutocracia y la mafia rusa.

En los libros que se han escrito sobre Lenin se cuenta que el líder soviético era proclive a vivir antes de sus responsabilidades enormes como mandatario de la URSS largas temporadas en París. Allí en la ciudad luz fue tejiendo una red enorme de simpatizadores para su causa. Francia, es sin duda el país punta de lanza de toda la Europa retardataria. Célebre nación que terminó con las monarquías y que estableció como premisa de la conducta el "Cogitas Ergo Sum", (pienso luego existo) que hacía razonar a los franceses, mientras en España adoraban a la Santa Inquisición.

En París, Lenin se enamoró locamente de Inessa Armand y también conoció a un líder socialista importante que influyó mucho en su vida, Paul Lafargue, que estaba a la sazón casado con Laura Marx, hija de Karl Marx, que por cierto, nunca fue bien visto como un yerno prometedor por el viejo Marx, quien siempre consideró que no era el pretendiente adecuado ni conveniente para su hija. El yerno de Karl Marx era un filósofo extravagante dedicado más bien a la meditación y enemigo del trabajo, dentro de una de sus elevadas aportaciones a la cultura fue un profundo ensayo que realizó y que llamó: "El Sagrado Derecho a la Pereza".

Lenin estaba casado; lo había hecho con una rusa hermosa de nombre Nadezda Kruspkaya, a quien conoció en Siberia, mientras los dos estaban deportados por órdenes de la monarquía imperial. Allá en la prisión acudieron los padres de su mujer a dar el consentimiento para que Lenin se casara con ella, bajo una condición, que fuera dentro de la Iglesia. Lenin y su mujer eran ateos, pero el amor es más grande y se acomodó a los deseos de la familia de la novia, se casaron bajo el rito eclesiástico ortodoxo de la Iglesia Rusa.

Lenin se enamoró en París de Inessa. Con esto se confirmó que el amor no es el reposo del guerrero, sino una posibilidad humana. Esta hermosa mujer Inessa, Había nacido en París, dentro de una familia de artistas refinados. Una tía suya, música, contratada en Moscú se la llevó a Rusia. Se casó con Alexander Armand, hijo de una familia de industriales rusos muy ricos de origen francés; sin embargo, las biografías sobre Lenin incluyen a Inessa como una consumada amante generosa que compartía las mieles de su sexualidad con una admirable facilidad entre jóvenes apuestos de la Unión Soviética. Tan larga es la vida amorosa de esta mujer a la que Lenin amó, que se requeriría de un texto mayor para dar fe de todas sus aventuras amatorias que no cabrían en este espacio. De regreso a París se encontró con Lenin, los dos vivieron en el departamento que estaba en venta. El perfil interesante y extravagante de éste amor de Inessa y Lenin, fue llevado a un libro extraordinario escrito por Alejandra Kollontal, que en español se llamó "Un Gran Amor".

Cuando Lenin regresó a Rusia en 1917 a hacerse cargo del gobierno, entre las personas que viajaron con él, -además de su esposa-, estaba Inessa, a quien el invierno crudo y mortífero de esa región, le provocó una pulmonía fulminante mientras Lenin pronunciaba un discurso incendiando el espíritu soviético. Esta muerte, la de Inessa, fue quizá el golpe más duro que Lenin haya sufrido. Ni la traición de Trosky lo afectó tanto como la partida de Inessa a la eternidad. Los testigos, cuentan sus biógrafos, aseguran que Lenin lloró en su entierro.

COMO DATO: Lenin, fue el líder máximo de la Revolución Rusa que creó la URSS, y que en el próximo mes de octubre cumple 100 años de haberse realizado.

E-mail.- notario177@msn.com

Ya son varios lustros de la crisis económica e ideológica -inclusive moral- que actualmente vive el movimiento de la izquierda socialista en el mundo. Sin bien es cierto que en América latina y algunos países de Europa como España (en su momento) y Francia dispusieron de mandatarios con orientaciones socialistas; éstos gobiernan dentro de un concepto matizado por la globalización que existe de forma incontrolada y que tiene como ejes fundamentales el pensamiento neoliberal

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son las dos instituciones rectoras que trazan la ruta de los medios de la producción, con un criterio perversamente lucrativo, lo cual contrapone el objetivo central del pensamiento socialista, que lo que pretende es poner en manos de los trabajadores los medios de la producción. En eso consiste el origen de la eterna rivalidad de lo que se conoce dentro de la dialéctica de la historia como la lucha de clases.

Producto de esta crisis y falta de recursos, sobre todo económicos, del movimiento socialista, se me viene a la cabeza una noticia que leí hace años sobre la dura realidad por la que atravesaba el Partido Comunista Francés, quien se encontraba en una contundente bancarrota económica. No capturaba votos para su causa en París, ni euros para sufragar su gasto corriente.

Por tal razón había puesto a la venta de su propiedad dos edificios monumentales ubicados en zonas estratégicas de París, que con el tiempo habían acumulado un gran valor por la plusvalía implícita que los bienes inmuebles llevan en sí, y que en su momento el viejo Marx analizó con lujo de detalle. Ofrecían en venta de garaje el vetusto edificio en excelentes condiciones donde se encontraba el periódico oficial del Partido Comunista Francés -L' Humanité- y otro inmueble cuya venta me impresionó porque se trataba de un departamento mediano, según el anuncio, ubicado en el número 4, de la Rue, Marie Rose de París.

En ese departamento se anunciaba que en la puerta existía una placa conmemorativa, porque en ese momento (no sé si se vendió) el partido Comunista Francés lo utilizaba como museo que decía: "En este inmueble habitó de Julio de 1909 a Junio de 1912, Vladimir Ilitch Ulianov, Lenin", que dicha sea la verdad, era una verdadera alegoría importante que convertía este inmueble en algo más, que va mucho más allá, de un bien raíz que está a la venta; por todo lo que para la historia del mundo representó la lucha del máximo líder de la Revolución Soviética. Lenin, un extraordinario político ruso que asimiló y comprendió íntegro el pensamiento de Carlos Marx y logró derrotar mediante su discurso incendiario la dinastía díscola y cruel de los Romanoff que gobernaban a su antojo y por disposición divina a una Rusia miserable y analfabeta. Lenin, con la Revolución de Octubre de 1917 crea la Unión de Repúblicas Soviéticas y Socialistas, la URSS. Que desafortunadamente José Stalin convirtió en un infierno y el tiempo derrumbó hundiéndose ese gélido país en las garras de una reducida plutocracia y la mafia rusa.

En los libros que se han escrito sobre Lenin se cuenta que el líder soviético era proclive a vivir antes de sus responsabilidades enormes como mandatario de la URSS largas temporadas en París. Allí en la ciudad luz fue tejiendo una red enorme de simpatizadores para su causa. Francia, es sin duda el país punta de lanza de toda la Europa retardataria. Célebre nación que terminó con las monarquías y que estableció como premisa de la conducta el "Cogitas Ergo Sum", (pienso luego existo) que hacía razonar a los franceses, mientras en España adoraban a la Santa Inquisición.

En París, Lenin se enamoró locamente de Inessa Armand y también conoció a un líder socialista importante que influyó mucho en su vida, Paul Lafargue, que estaba a la sazón casado con Laura Marx, hija de Karl Marx, que por cierto, nunca fue bien visto como un yerno prometedor por el viejo Marx, quien siempre consideró que no era el pretendiente adecuado ni conveniente para su hija. El yerno de Karl Marx era un filósofo extravagante dedicado más bien a la meditación y enemigo del trabajo, dentro de una de sus elevadas aportaciones a la cultura fue un profundo ensayo que realizó y que llamó: "El Sagrado Derecho a la Pereza".

Lenin estaba casado; lo había hecho con una rusa hermosa de nombre Nadezda Kruspkaya, a quien conoció en Siberia, mientras los dos estaban deportados por órdenes de la monarquía imperial. Allá en la prisión acudieron los padres de su mujer a dar el consentimiento para que Lenin se casara con ella, bajo una condición, que fuera dentro de la Iglesia. Lenin y su mujer eran ateos, pero el amor es más grande y se acomodó a los deseos de la familia de la novia, se casaron bajo el rito eclesiástico ortodoxo de la Iglesia Rusa.

Lenin se enamoró en París de Inessa. Con esto se confirmó que el amor no es el reposo del guerrero, sino una posibilidad humana. Esta hermosa mujer Inessa, Había nacido en París, dentro de una familia de artistas refinados. Una tía suya, música, contratada en Moscú se la llevó a Rusia. Se casó con Alexander Armand, hijo de una familia de industriales rusos muy ricos de origen francés; sin embargo, las biografías sobre Lenin incluyen a Inessa como una consumada amante generosa que compartía las mieles de su sexualidad con una admirable facilidad entre jóvenes apuestos de la Unión Soviética. Tan larga es la vida amorosa de esta mujer a la que Lenin amó, que se requeriría de un texto mayor para dar fe de todas sus aventuras amatorias que no cabrían en este espacio. De regreso a París se encontró con Lenin, los dos vivieron en el departamento que estaba en venta. El perfil interesante y extravagante de éste amor de Inessa y Lenin, fue llevado a un libro extraordinario escrito por Alejandra Kollontal, que en español se llamó "Un Gran Amor".

Cuando Lenin regresó a Rusia en 1917 a hacerse cargo del gobierno, entre las personas que viajaron con él, -además de su esposa-, estaba Inessa, a quien el invierno crudo y mortífero de esa región, le provocó una pulmonía fulminante mientras Lenin pronunciaba un discurso incendiando el espíritu soviético. Esta muerte, la de Inessa, fue quizá el golpe más duro que Lenin haya sufrido. Ni la traición de Trosky lo afectó tanto como la partida de Inessa a la eternidad. Los testigos, cuentan sus biógrafos, aseguran que Lenin lloró en su entierro.

COMO DATO: Lenin, fue el líder máximo de la Revolución Rusa que creó la URSS, y que en el próximo mes de octubre cumple 100 años de haberse realizado.

E-mail.- notario177@msn.com