/ martes 9 de octubre de 2018

Mucho ruido

Se cree que las campañas tendientes a disminuir la contaminación ambiental atañen únicamente a la calidad del aire y el agua.

Sin embargo, el ruido se presenta igual de contaminante que el humo y los gases. A estos se les identifica y evita, pero el sonido es un enemigo invisible que se atiende solo por el oído, pese a que la vibración que causa produce efectos adversos en el organismo.

Expertos en comportamiento humano advierten que el individuo se expone a sufrir locura preliminar al someterse de manera constante a una frecuencia de sonidos en grado superior a lo que el cerebro habitualmente soporta. Aun así, de manera común nos exponemos a captar un sinnúmero de estridencias-- desde tonos lesivos e “insignificantes”, hasta el estruendo que se presenta insufrible--, ignorando los riesgos y peligros.

El oído humano está condicionado a determinada frecuencia de sonidos-- coinciden facultativos--, y quien sobrepasa ese límite se expone a serios problemas. Estos pueden ser poco severos o graves, sin descartar el posible daño cerebral por la continua exposición a ambientes ensordecedores y estridentes.

Quizás, de la manera en que se reporta el Estado del Tiempo y la calidad del aire, podrían ser monitoreados los decibeles del estruendo que se produce en las grandes metrópolis, sobre todo en las llamadas horas pico. Ello, en referencia a que el sonido tiene que ver con la incidencia de accesos de irritabilidad, desquiciamiento nervioso y conducta violenta, entre otros padecimientos.

NOTA DE DIA—Lector, permítame parafrasear una pregunta que se vio en otras ocasiones y todo México tiene hoy en mente, creo. “Después del dos de diciembre, cuando los dirigentes de la nación entreguen el poder y pierdan el carisma que les presta el cargo” ¿Qué van a hacer? Pocos dicen en algún momento de franqueza que se alejan del ámbito político para afiliarse al sector empresarial. Y prácticamente nadie responde que de ahora en adelante disfrutará la regular fortuna que logró amasar producto de una herencia que recibió.


Se cree que las campañas tendientes a disminuir la contaminación ambiental atañen únicamente a la calidad del aire y el agua.

Sin embargo, el ruido se presenta igual de contaminante que el humo y los gases. A estos se les identifica y evita, pero el sonido es un enemigo invisible que se atiende solo por el oído, pese a que la vibración que causa produce efectos adversos en el organismo.

Expertos en comportamiento humano advierten que el individuo se expone a sufrir locura preliminar al someterse de manera constante a una frecuencia de sonidos en grado superior a lo que el cerebro habitualmente soporta. Aun así, de manera común nos exponemos a captar un sinnúmero de estridencias-- desde tonos lesivos e “insignificantes”, hasta el estruendo que se presenta insufrible--, ignorando los riesgos y peligros.

El oído humano está condicionado a determinada frecuencia de sonidos-- coinciden facultativos--, y quien sobrepasa ese límite se expone a serios problemas. Estos pueden ser poco severos o graves, sin descartar el posible daño cerebral por la continua exposición a ambientes ensordecedores y estridentes.

Quizás, de la manera en que se reporta el Estado del Tiempo y la calidad del aire, podrían ser monitoreados los decibeles del estruendo que se produce en las grandes metrópolis, sobre todo en las llamadas horas pico. Ello, en referencia a que el sonido tiene que ver con la incidencia de accesos de irritabilidad, desquiciamiento nervioso y conducta violenta, entre otros padecimientos.

NOTA DE DIA—Lector, permítame parafrasear una pregunta que se vio en otras ocasiones y todo México tiene hoy en mente, creo. “Después del dos de diciembre, cuando los dirigentes de la nación entreguen el poder y pierdan el carisma que les presta el cargo” ¿Qué van a hacer? Pocos dicen en algún momento de franqueza que se alejan del ámbito político para afiliarse al sector empresarial. Y prácticamente nadie responde que de ahora en adelante disfrutará la regular fortuna que logró amasar producto de una herencia que recibió.