/ domingo 19 de enero de 2020

Neoliberalismo II

El Neoliberalismo o nuestro moderno Leviathan tiene como fundamento la idea que se resume en el axioma “más Mercado, menos Estado”.

El concepto no es nuevo, tampoco es improvisado. Tiene como antecedente una de las corrientes de pensamiento más robustas en la historia de las ideas, el liberalismo clásico de los siglos XVIII y XIX, que se remonta a los conceptos de la filosofía de Thomas Hobbes, como el de naturaleza humana, para Hobbes la esencia del hombre es competitiva, desconfiada y con ansia de fama, a la que posteriormente se incorporó la idea del derecho natural a la propiedad privada y el de la libertad de John Locke y finalmente la filosofía ética utilitarista de Jeramy Bentham que establece que la mejor acción es la que produce la mayor felicidad y bienestar para el mayor número de individuos involucrados y maximiza la utilidad.

De esta forma la escuela inglesa de las ideas dotó de un corpus filosófico al liberalismo económico de Adam Smith y David Ricardo, a partir de quienes se popularizaría las teorías económicas del laissez-faire o del capitalismo puro y las ideas sobre la escasez de Malthus.

Como se mencionó previamente, el neoliberalismo solo es nuevo de nombre, ya que el núcleo de sus teorías económicas son longevas.

El liberalismo económico fue puesto en práctica en los siglos XVIII y XIX, en su día tuvo desastrosos resultados, no sólo en función de la degradación de las condiciones de vida de los sectores desfavorecidos, cuyo drama inspiraría obras como los Miserables de Víctor Hugo, donde realiza la denuncia de un mundo insostenible que debe ser reemplazado por otro más justo, o de Dickens, cuyas obras hoy nos recuerdan los métodos y teorías del neoliberalismo similares a los del usurero Scrooge en Cuento de navidad. Karl Marx, llegaría a decir de Dickens “en sus libros se proclamaban más verdades que en todos los discursos de los políticos y los moralistas de su época juntos”.

El liberalismo decimononico, tuvo un primer ajuste con la escuela neohegeliana de Oxford hacia finales del siglo XIX, a medida que se hacían más fuertes los efectos de las fuerzas centrífugas del libre juego de las fuerzas del mercado en la sociedad, y esta como los lémures, se resistía a marchar rumbo al desfiladero al que la conducía el libre mercado.

Para T. H. Green representante de la escuela neohegeliana de Oxford “ Los intereses privados, particulares y de clases, por mucho que se oculten bajo la máscara de la apelación a la libertad individual, no deben impedir la creación por el Estado de las condiciones que den a sus ciudadanos la oportunidad de desarrollarse como seres humanos y de vivir vidas verdaderamente humanas”.

Después, el desequilibrio de poder de las potencias europeas, que llevaron al borde del colapso o pérdida de protagonismo de algunos imperios como consecuencia de la inestabilidad a causa de las fuerzas de Mercado provocaron el estallamiento de la Primera Guerra Mundial.

No fue sino hasta la gran crisis de los años 30s de Siglo XX, que el Liberalismo económico fue de plano desechado como marco normativo de las economías de los estados, siendo sustituidos por la idea Keynesiana de intervención del estado en la participación y regulación de las actividades del mercado, habida cuenta la experiencia mostraba había sido una falacia la utopía de un Mercado autoregulado.

No obstante el movimiento pendular de la historia resulta incesante, y con ocasión de la crisis del capitalismo de los años 70's del Siglo XX, originada por la escasez de mano de obra, que condujo a un aumentó en su demanda e incrementando su costó estrechando los beneficios del capital.

El capital respondió con la embestida neoliberal, reeditando el liberalismo del siglo XIX, la ofensiva neoliberal de los años 70s del siglo pasado apuntó sus baterías en contra de la función regulatoria e intervención del Estado en la economía, contra las conquistas laborales, organizaciones sindicales y seguridad social en aras de privatizar estos últimos en favor del mercado.

Ahora bien, los peligros desintegradores de la sociedad de las fuerzas del Mercado auto-regulado están devuelta, con su concomitante cosecha de miseria y marginación, siendo un resultado más que lógico, puesto que el Mercado al igual que el Estado Hobbesiano o Leviathan ha desarrollado una lógica antihumanista, cuyo fin único es el mismo capital y del cual la sociedad es un mero apéndice que solo sirve para la reproducción de la riqueza y no para liberar de la necesidad y la enfermedad al hombre mismo, sino todo lo contrario, hoy las demandas de mayor bienestar caen rendidas ante la lógica del capital que apunta a la austeridad del estado creando la ocasión para la privatización de servicios que antes brindaba el Estado con gratuidad.

El neoliberalismo se resiste al cambio mutando de personalidad, pero sin ceder un ápice del Mercado en favor de una mayor seguridad social y empleo a cargo del estado, y en estas estamos en la actualidad.

e-mail: sotelo27@me.com

El Neoliberalismo o nuestro moderno Leviathan tiene como fundamento la idea que se resume en el axioma “más Mercado, menos Estado”.

El concepto no es nuevo, tampoco es improvisado. Tiene como antecedente una de las corrientes de pensamiento más robustas en la historia de las ideas, el liberalismo clásico de los siglos XVIII y XIX, que se remonta a los conceptos de la filosofía de Thomas Hobbes, como el de naturaleza humana, para Hobbes la esencia del hombre es competitiva, desconfiada y con ansia de fama, a la que posteriormente se incorporó la idea del derecho natural a la propiedad privada y el de la libertad de John Locke y finalmente la filosofía ética utilitarista de Jeramy Bentham que establece que la mejor acción es la que produce la mayor felicidad y bienestar para el mayor número de individuos involucrados y maximiza la utilidad.

De esta forma la escuela inglesa de las ideas dotó de un corpus filosófico al liberalismo económico de Adam Smith y David Ricardo, a partir de quienes se popularizaría las teorías económicas del laissez-faire o del capitalismo puro y las ideas sobre la escasez de Malthus.

Como se mencionó previamente, el neoliberalismo solo es nuevo de nombre, ya que el núcleo de sus teorías económicas son longevas.

El liberalismo económico fue puesto en práctica en los siglos XVIII y XIX, en su día tuvo desastrosos resultados, no sólo en función de la degradación de las condiciones de vida de los sectores desfavorecidos, cuyo drama inspiraría obras como los Miserables de Víctor Hugo, donde realiza la denuncia de un mundo insostenible que debe ser reemplazado por otro más justo, o de Dickens, cuyas obras hoy nos recuerdan los métodos y teorías del neoliberalismo similares a los del usurero Scrooge en Cuento de navidad. Karl Marx, llegaría a decir de Dickens “en sus libros se proclamaban más verdades que en todos los discursos de los políticos y los moralistas de su época juntos”.

El liberalismo decimononico, tuvo un primer ajuste con la escuela neohegeliana de Oxford hacia finales del siglo XIX, a medida que se hacían más fuertes los efectos de las fuerzas centrífugas del libre juego de las fuerzas del mercado en la sociedad, y esta como los lémures, se resistía a marchar rumbo al desfiladero al que la conducía el libre mercado.

Para T. H. Green representante de la escuela neohegeliana de Oxford “ Los intereses privados, particulares y de clases, por mucho que se oculten bajo la máscara de la apelación a la libertad individual, no deben impedir la creación por el Estado de las condiciones que den a sus ciudadanos la oportunidad de desarrollarse como seres humanos y de vivir vidas verdaderamente humanas”.

Después, el desequilibrio de poder de las potencias europeas, que llevaron al borde del colapso o pérdida de protagonismo de algunos imperios como consecuencia de la inestabilidad a causa de las fuerzas de Mercado provocaron el estallamiento de la Primera Guerra Mundial.

No fue sino hasta la gran crisis de los años 30s de Siglo XX, que el Liberalismo económico fue de plano desechado como marco normativo de las economías de los estados, siendo sustituidos por la idea Keynesiana de intervención del estado en la participación y regulación de las actividades del mercado, habida cuenta la experiencia mostraba había sido una falacia la utopía de un Mercado autoregulado.

No obstante el movimiento pendular de la historia resulta incesante, y con ocasión de la crisis del capitalismo de los años 70's del Siglo XX, originada por la escasez de mano de obra, que condujo a un aumentó en su demanda e incrementando su costó estrechando los beneficios del capital.

El capital respondió con la embestida neoliberal, reeditando el liberalismo del siglo XIX, la ofensiva neoliberal de los años 70s del siglo pasado apuntó sus baterías en contra de la función regulatoria e intervención del Estado en la economía, contra las conquistas laborales, organizaciones sindicales y seguridad social en aras de privatizar estos últimos en favor del mercado.

Ahora bien, los peligros desintegradores de la sociedad de las fuerzas del Mercado auto-regulado están devuelta, con su concomitante cosecha de miseria y marginación, siendo un resultado más que lógico, puesto que el Mercado al igual que el Estado Hobbesiano o Leviathan ha desarrollado una lógica antihumanista, cuyo fin único es el mismo capital y del cual la sociedad es un mero apéndice que solo sirve para la reproducción de la riqueza y no para liberar de la necesidad y la enfermedad al hombre mismo, sino todo lo contrario, hoy las demandas de mayor bienestar caen rendidas ante la lógica del capital que apunta a la austeridad del estado creando la ocasión para la privatización de servicios que antes brindaba el Estado con gratuidad.

El neoliberalismo se resiste al cambio mutando de personalidad, pero sin ceder un ápice del Mercado en favor de una mayor seguridad social y empleo a cargo del estado, y en estas estamos en la actualidad.

e-mail: sotelo27@me.com