/ domingo 9 de febrero de 2020

Neoliberalismo (útima parte)


Si neoliberalismo es la cesión del paso del Estado al Mercado...

Mediante la liberación de la economía a través del libre Mercado en detrimento de la industria nacional, manteniendo el estatus privilegiado de los grandes contribuyentes, además de desregulaciones en materia laboral, ambiental, comercial y del sostenimiento de una política monetaria restrictiva cuyo único propósito es lustrar el superávit fiscal, es incuestionable que por muchas declaraciones de extremaunción que se den sobre el fin del neoliberalismo en Mexico, estas no pasan la prueba del ácido de aquel proverbio del dramaturgo mexicano del Siglo XVI Juan Ruiz de Alarcón, muchas veces erróneamente atribuido a Zorrilla “Los muertos que voz matáis, gozan de cabal salud!”

El significado de los conceptos debe respetarse, y no malgastarse en la imprecisión, porque cuando la gravedad de las circunstancias lo requieran, no tendremos palabras a qué acudir para poder significar y hacer llamar a una situación, más aún, cambiar de nombre a las cosas nos conducirá a relevar de responsabilidad a una política económica que se declara periclitada, aunque siga más vigente que nunca en los hechos.

El neoliberalismo en la 4T, igual que los últimos treinta años, sigue fungiendo como la columna vertebral del pensamiento económico de los responsables de la conducción del gobierno, o como escribiera Lampedusa “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". Esto es necesario saberlo.

Muchos de los cuestionamientos en curso hechos sobre el desempeño en el ejercicio del gobierno de la 4T, son resultado de esa dificultad para poder conciliar los medios a los fines, es decir, se busca hacer realidad el bienestar de la población como política general, pero el instrumental intelectual con el que pretende hacerse efectivo es inadecuado.

Este primer obstáculo se esconde detrás de la ideología neoliberal que ha cercado el horizonte de posibilidad de las políticas públicas a lo prescrito por el neoliberalismo como marco teórico, más allá de eso arguyen los neoliberales, solo existe el caos, y entre esa camisa de fuerza que es el neoliberalismo, que tiene presa la libertad de acción del cuerpo social se encuentra el gobierno de la 4T.

Como escribiera Michael Foucault “El pez nunca descubre que vive en el agua. De hecho, como vive inmerso en ella, su vida transcurre sin advertir su existencia. De igual forma, una conducta que se normaliza en un ambiente cultural dominante, se vuelve invisible”. Tal es así en el caso del neoliberalismo, de los neoliberales e incluso de aquellos que no se asumen como tales, pero es esta condición incapacitante y no otra la cosecha levantada después de 30 años de vivir en medio de un clima cultural neoliberal, en donde incluso aquellos que reprueban los resultados sociales del neoliberalismo, se ciñen a sus postulados, contracción del gasto público y altas tasas de interés a costa del crecimiento y desarrollo nacional.

Como ya se dijo anteriormente, el neoliberalismo es la primacía del Estado frente al Mercado, limitando su papel a un carácter meramente judicial, penitenciario en lo social y en lo económico, a mantener los equilibrios macroeconómicos que hagan posible la reproducción del capital, en donde los objetivos de desarrollo humano son meros apéndices supeditados a los intereses del dinero.

Dentro del neoliberalismo hombres y mujeres son un mero dato, clasificado como fuerza de trabajo y valorada como magnitud de potencia y rendimiento, el Mercado, figura entorno a la que se organiza la vida social y a la que se supedita la actividad estatal, es que la establece prioridades y determina el orden de las cosas.

Lo anterior no se contradice con el hecho de que dentro del Estado existan políticas de asistencia social que mediante la entrega de dinero socorra a los más necesitados, pues dicha política es pensada como un fin y no como el medio para hacer posible la vida en tanto políticas realmente igualitarias como la del pleno empleo no se lleven a cabo y solo tendrán el indeseable efecto de subsidiar al mismo mal que se pretende remediar, llámese neoliberalismo.

Eufemismos van y eufemismos vienen, igual sucede con los criterios económicos, entre Keynesismo, PostKeynesismo y Neokeynesismo, no solo hay diferencias de grado, sino de clase, el Keynesismo y PostKeynesismo giran entorno al mismo criterio de intervención estatal para poner en acción la maquinaria económica con perspectiva humana, en tanto el Neokeynesismo es solo la forma metafórica de llamarle al neoliberalismo con asistencia social, es decir, preocupado en la supervivencia de la fuerza de trabajo, pero no en su bienestar general y liberación de la marginación y la pobreza.

No obstante, los responsables de la conducción económica de la. 4T, se ufanan por llamarse Neokeynesianos, esto no se limita a una cuestión meramente semántica, se puede constatar en los hechos, en 2019, el porcentaje de inversión pública fue del 2.9 %, uno de los más bajos en los últimos 20 años.


Si neoliberalismo es la cesión del paso del Estado al Mercado...

Mediante la liberación de la economía a través del libre Mercado en detrimento de la industria nacional, manteniendo el estatus privilegiado de los grandes contribuyentes, además de desregulaciones en materia laboral, ambiental, comercial y del sostenimiento de una política monetaria restrictiva cuyo único propósito es lustrar el superávit fiscal, es incuestionable que por muchas declaraciones de extremaunción que se den sobre el fin del neoliberalismo en Mexico, estas no pasan la prueba del ácido de aquel proverbio del dramaturgo mexicano del Siglo XVI Juan Ruiz de Alarcón, muchas veces erróneamente atribuido a Zorrilla “Los muertos que voz matáis, gozan de cabal salud!”

El significado de los conceptos debe respetarse, y no malgastarse en la imprecisión, porque cuando la gravedad de las circunstancias lo requieran, no tendremos palabras a qué acudir para poder significar y hacer llamar a una situación, más aún, cambiar de nombre a las cosas nos conducirá a relevar de responsabilidad a una política económica que se declara periclitada, aunque siga más vigente que nunca en los hechos.

El neoliberalismo en la 4T, igual que los últimos treinta años, sigue fungiendo como la columna vertebral del pensamiento económico de los responsables de la conducción del gobierno, o como escribiera Lampedusa “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". Esto es necesario saberlo.

Muchos de los cuestionamientos en curso hechos sobre el desempeño en el ejercicio del gobierno de la 4T, son resultado de esa dificultad para poder conciliar los medios a los fines, es decir, se busca hacer realidad el bienestar de la población como política general, pero el instrumental intelectual con el que pretende hacerse efectivo es inadecuado.

Este primer obstáculo se esconde detrás de la ideología neoliberal que ha cercado el horizonte de posibilidad de las políticas públicas a lo prescrito por el neoliberalismo como marco teórico, más allá de eso arguyen los neoliberales, solo existe el caos, y entre esa camisa de fuerza que es el neoliberalismo, que tiene presa la libertad de acción del cuerpo social se encuentra el gobierno de la 4T.

Como escribiera Michael Foucault “El pez nunca descubre que vive en el agua. De hecho, como vive inmerso en ella, su vida transcurre sin advertir su existencia. De igual forma, una conducta que se normaliza en un ambiente cultural dominante, se vuelve invisible”. Tal es así en el caso del neoliberalismo, de los neoliberales e incluso de aquellos que no se asumen como tales, pero es esta condición incapacitante y no otra la cosecha levantada después de 30 años de vivir en medio de un clima cultural neoliberal, en donde incluso aquellos que reprueban los resultados sociales del neoliberalismo, se ciñen a sus postulados, contracción del gasto público y altas tasas de interés a costa del crecimiento y desarrollo nacional.

Como ya se dijo anteriormente, el neoliberalismo es la primacía del Estado frente al Mercado, limitando su papel a un carácter meramente judicial, penitenciario en lo social y en lo económico, a mantener los equilibrios macroeconómicos que hagan posible la reproducción del capital, en donde los objetivos de desarrollo humano son meros apéndices supeditados a los intereses del dinero.

Dentro del neoliberalismo hombres y mujeres son un mero dato, clasificado como fuerza de trabajo y valorada como magnitud de potencia y rendimiento, el Mercado, figura entorno a la que se organiza la vida social y a la que se supedita la actividad estatal, es que la establece prioridades y determina el orden de las cosas.

Lo anterior no se contradice con el hecho de que dentro del Estado existan políticas de asistencia social que mediante la entrega de dinero socorra a los más necesitados, pues dicha política es pensada como un fin y no como el medio para hacer posible la vida en tanto políticas realmente igualitarias como la del pleno empleo no se lleven a cabo y solo tendrán el indeseable efecto de subsidiar al mismo mal que se pretende remediar, llámese neoliberalismo.

Eufemismos van y eufemismos vienen, igual sucede con los criterios económicos, entre Keynesismo, PostKeynesismo y Neokeynesismo, no solo hay diferencias de grado, sino de clase, el Keynesismo y PostKeynesismo giran entorno al mismo criterio de intervención estatal para poner en acción la maquinaria económica con perspectiva humana, en tanto el Neokeynesismo es solo la forma metafórica de llamarle al neoliberalismo con asistencia social, es decir, preocupado en la supervivencia de la fuerza de trabajo, pero no en su bienestar general y liberación de la marginación y la pobreza.

No obstante, los responsables de la conducción económica de la. 4T, se ufanan por llamarse Neokeynesianos, esto no se limita a una cuestión meramente semántica, se puede constatar en los hechos, en 2019, el porcentaje de inversión pública fue del 2.9 %, uno de los más bajos en los últimos 20 años.