/ miércoles 8 de mayo de 2019

No hay nada que tenga una recompensa más segura que la alegría

Hoy, Jürgen Klopp celebra feliz el haber superado con inteligencia algo que parecía insuperable.

Cuando todos condenamos al marcador 2-0, como el más mentiroso del futbol, parece ser que para el Barcelona, el 3-0 es el menos confiable, ya que en tres ocasiones ha sido víctima de la confianza extrema que a ellos les produce tal ventaja. La Roma fue hasta el Camp Nou para remontar aquel 0-3 del partido de ida y el Paris Saint Germain les hizo el 3-0 en Barcelona, pero en la vuelta en un juego muy extraño, los blaugrana le dieron la vuelta y, ahora, cuando nadie daba un cacahuate por un Liverpool sin Salah y Firmino que junto con Sadio Mané forman la línea más fuerte del equipo inglés, ni tampoco con la presencia del líder de su defensa, el belga Vertonghen, el Liverpool se levanta eliminando al Barcelona.

Para colmo, el suizo Shaqiri, versión del Pony Ruiz con los rojos, otrora efectivo y participativo delantero, realizó cualquier cantidad de buenas jugadas, que terminó siempre con una entrega equivocada, sin embargo no fue removido, pues lo que estaba haciendo era suficiente para mantener a Jordi Alba preocupado, tanto, que el primer gol fue producto de un error de Alba, quien entregó mal el balón a su defensa central, para que fuera ganado por un demonio, que se plantó y disparó frente a Therstegen, quien rechazó al centro, para que Divock Origi, que hoy fue un dolor de muelas para la defensa catalana, solamente chocara el balón para poner el uno a cero.

Todo el primer tiempo se fue con un mayor control del balón por parte de los ingleses, que sin embargo no les sirvió para manifestarlo en el marcador. Con una mayor velocidad el Barcelona inició la segunda parte, ahora la posesión del balón era compartida, hasta que al minuto 54, Georginio Wijnaldum, en un nuevo error de Jordi, aparece completamente solo para patear fuerte y acortar la diferencia, continuando la misma tónica y recordando que el Barcelona está curtido en situaciones semejantes, de las que en más de una ocasión ha salido triunfante. Liverpool, como ya dije, adolecía de su mejor ataque, pero Mané y Divock mantuvieron preocupada a la defensa catalana, siendo una amenaza permanente, que mantuvo su buen esfuerzo durante todo el partido.

No había cesado el público de festejar la caída del segundo gol de los rojos, cuando el mismo Georginio Wijnaldum, de certero frentazo sorprendía a Ter Stegen, que lo único que hizo fue ver cómo el balón se iba hasta el fondo de su cabaña para que el Liverpool conseguiera la igualada global cuando restaban 30 minutos por jugarse. Wijnaldum es otro de los detalles del juego que tendrá que atender Ernesto Valverde, pues según las posiciones, se supone que Wijnaldum, defensor izquierdo del Liverpool, debería ser marcado por el jugador catalán que juegue por la banda derecha y, este, nominalmente es Lionel Messi, a eso se debe que en sus dos anotaciones el jugador rojo apareciera totalmente solo.

El tiempo fue avanzando con la supuesta presión para el Barcelona, sin embargo, como lo dije antes, estos hombres están hechos para jugar bajo presión y, mientras Lionel Messi permanezca en el terreno de juego, es posible esperar que ocurra cualquier cosa y, cuando comenzamos a pensar en el alargue, en el minuto 79, el seleccionado holandés, Alexander-Arnold, se dispuso a cobrar un tiro de esquina, algo de lo más absurdo, pues siendo defensa central y con su 1.93 metros de estatura, su presencia en el área es más útil que lanzando un centro, cosa que le hacen ver sus compañeros. Entonces deja el balón para que otro lo golpee y, cuando se dispone a ir al remate, apenas había dado dos pasos, se da cuenta de que todos los jugadores culés están ocupados en ver quién marca a quién, se regresa y sin perder tiempo chuta raso y preciso, para que Divock Origi, completamente solo, patee fuerte desde donde es imposible errar el gol... Tres segundos de distracción y, adiós a la Champions.

Me encanta ver juegos entre equipos que no pertenecen a mis tendencias cromáticas, pues mi juicio se encuentra liberado de la natural inclinación al equipo que es de mi preferencia, así, este juego lo he podido disfrutar tan ampliamente, que me he tomado tiempo para analizar aspectos definitivos en el funcionamiento de un equipo. Por Liverpool, solamente el suizo Xherdan Shaqiri cometió cuatro o cinco veces el mismo error, entregar mal el balón al no darle fuerza suficiente para que lo recibiera su compañero, dejándolo en poder del enemigo, originándose contragolpes que afortunadamente no fructificaron, sin embargo el chaparrito estuvo activo acarreando balones. Pero un jugador de los rojos sobresaliente no lo hubo, lo que nos habla de un conjunto que cifra su poder en la colectividad.

Por el Barcelona, solo hago la observación de los dos goles anotados por Wijnaldum, defensa izquierdo que no fue marcado por nadie, recuérdenlos, el tercero un cabezazo certero encontrándose igual completamente solo. Hoy la llave Messi-Alba fue anulada y, el goleador Suárez se enganchó con las picardías de Matip, que no hizo otra cosa que estarlo cocorendo. Bueno, pues ni siquiera con la ausencia del Real Madrid pudo el Barcelona llevarse la orejona.

Hasta pronto amigo.

Hoy, Jürgen Klopp celebra feliz el haber superado con inteligencia algo que parecía insuperable.

Cuando todos condenamos al marcador 2-0, como el más mentiroso del futbol, parece ser que para el Barcelona, el 3-0 es el menos confiable, ya que en tres ocasiones ha sido víctima de la confianza extrema que a ellos les produce tal ventaja. La Roma fue hasta el Camp Nou para remontar aquel 0-3 del partido de ida y el Paris Saint Germain les hizo el 3-0 en Barcelona, pero en la vuelta en un juego muy extraño, los blaugrana le dieron la vuelta y, ahora, cuando nadie daba un cacahuate por un Liverpool sin Salah y Firmino que junto con Sadio Mané forman la línea más fuerte del equipo inglés, ni tampoco con la presencia del líder de su defensa, el belga Vertonghen, el Liverpool se levanta eliminando al Barcelona.

Para colmo, el suizo Shaqiri, versión del Pony Ruiz con los rojos, otrora efectivo y participativo delantero, realizó cualquier cantidad de buenas jugadas, que terminó siempre con una entrega equivocada, sin embargo no fue removido, pues lo que estaba haciendo era suficiente para mantener a Jordi Alba preocupado, tanto, que el primer gol fue producto de un error de Alba, quien entregó mal el balón a su defensa central, para que fuera ganado por un demonio, que se plantó y disparó frente a Therstegen, quien rechazó al centro, para que Divock Origi, que hoy fue un dolor de muelas para la defensa catalana, solamente chocara el balón para poner el uno a cero.

Todo el primer tiempo se fue con un mayor control del balón por parte de los ingleses, que sin embargo no les sirvió para manifestarlo en el marcador. Con una mayor velocidad el Barcelona inició la segunda parte, ahora la posesión del balón era compartida, hasta que al minuto 54, Georginio Wijnaldum, en un nuevo error de Jordi, aparece completamente solo para patear fuerte y acortar la diferencia, continuando la misma tónica y recordando que el Barcelona está curtido en situaciones semejantes, de las que en más de una ocasión ha salido triunfante. Liverpool, como ya dije, adolecía de su mejor ataque, pero Mané y Divock mantuvieron preocupada a la defensa catalana, siendo una amenaza permanente, que mantuvo su buen esfuerzo durante todo el partido.

No había cesado el público de festejar la caída del segundo gol de los rojos, cuando el mismo Georginio Wijnaldum, de certero frentazo sorprendía a Ter Stegen, que lo único que hizo fue ver cómo el balón se iba hasta el fondo de su cabaña para que el Liverpool conseguiera la igualada global cuando restaban 30 minutos por jugarse. Wijnaldum es otro de los detalles del juego que tendrá que atender Ernesto Valverde, pues según las posiciones, se supone que Wijnaldum, defensor izquierdo del Liverpool, debería ser marcado por el jugador catalán que juegue por la banda derecha y, este, nominalmente es Lionel Messi, a eso se debe que en sus dos anotaciones el jugador rojo apareciera totalmente solo.

El tiempo fue avanzando con la supuesta presión para el Barcelona, sin embargo, como lo dije antes, estos hombres están hechos para jugar bajo presión y, mientras Lionel Messi permanezca en el terreno de juego, es posible esperar que ocurra cualquier cosa y, cuando comenzamos a pensar en el alargue, en el minuto 79, el seleccionado holandés, Alexander-Arnold, se dispuso a cobrar un tiro de esquina, algo de lo más absurdo, pues siendo defensa central y con su 1.93 metros de estatura, su presencia en el área es más útil que lanzando un centro, cosa que le hacen ver sus compañeros. Entonces deja el balón para que otro lo golpee y, cuando se dispone a ir al remate, apenas había dado dos pasos, se da cuenta de que todos los jugadores culés están ocupados en ver quién marca a quién, se regresa y sin perder tiempo chuta raso y preciso, para que Divock Origi, completamente solo, patee fuerte desde donde es imposible errar el gol... Tres segundos de distracción y, adiós a la Champions.

Me encanta ver juegos entre equipos que no pertenecen a mis tendencias cromáticas, pues mi juicio se encuentra liberado de la natural inclinación al equipo que es de mi preferencia, así, este juego lo he podido disfrutar tan ampliamente, que me he tomado tiempo para analizar aspectos definitivos en el funcionamiento de un equipo. Por Liverpool, solamente el suizo Xherdan Shaqiri cometió cuatro o cinco veces el mismo error, entregar mal el balón al no darle fuerza suficiente para que lo recibiera su compañero, dejándolo en poder del enemigo, originándose contragolpes que afortunadamente no fructificaron, sin embargo el chaparrito estuvo activo acarreando balones. Pero un jugador de los rojos sobresaliente no lo hubo, lo que nos habla de un conjunto que cifra su poder en la colectividad.

Por el Barcelona, solo hago la observación de los dos goles anotados por Wijnaldum, defensa izquierdo que no fue marcado por nadie, recuérdenlos, el tercero un cabezazo certero encontrándose igual completamente solo. Hoy la llave Messi-Alba fue anulada y, el goleador Suárez se enganchó con las picardías de Matip, que no hizo otra cosa que estarlo cocorendo. Bueno, pues ni siquiera con la ausencia del Real Madrid pudo el Barcelona llevarse la orejona.

Hasta pronto amigo.