/ viernes 11 de octubre de 2019

No lo parecen

Decían los antiguos que “la mujer del César no solo debe serlo, sino además parecerlo”.

Refiriéndose a que la gente que rodea al mandatario en turno debe proyectar por sí misma fama y figura de honestidad intachable, que no tenga cola que le pisen, ni pasado que le pese.

Con más razón, cuando se trata de un funcionario que se encarga de impartir justicia, éste debe tener un historial impoluto, sin mácula alguna que le impida actuar con imparcialidad en su delicado encargo.

Luego entonces porqué tanto brinco estando el suelo tan parejo, en el caso del exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora, quien recientemente renunció a su importante cargo para responder a las indagaciones que en su contra realiza la Unidad de Inteligencia Financiera del SAT, como sospechoso de lavado de dinero y asociación delictuosa.

Ante la sospecha de que Medina Mora cometió delitos graves al amparo de su alto cargo judicial, “dejó de parecer la mujer del César” para convertirse en una damisela cualquiera, claro, en sentido figurado.

Porque, ¿acaso alguien podría confiar aun en la honestidad de Medina Mora al impartir justicia?. Claro que no, a reserva del resultado de las investigaciones de la UIF, el exMagistrado quedó señalado por siempre como sospechoso de actos de corrupción, cometidos desde lo más alto de lo que en un país representa la honorabilidad, la rectitud y la justicia.

Hoy, por esas acusaciones en contra de uno de sus Ministros, que según la UIF están perfectamente fundadas, la Suprema Corte de Justicia sigue siendo, pero dejó de parecer.

El caso de Medina Mora ha dado paso a fuertes críticas en contra del gabinete de Andrés Manuel López Obrador, en donde al parecer despachan algunos funcionarios que en otro tiempo ya lo fueron, pero que desgraciadamente arrastran también serias sospechas de haber cometido actos de corrupción.

Quizá, dicen los críticos, este debería ser el momento de dar una fuerte sacudida al árbol que sostiene a frutos nada apetecibles, manchados unos y podridos otros, en la seguridad de que muchos caerían con facilidad.

Ha habido varios señalamientos en contra de altos funcionarios del pasado que hoy despachan en la 4T y francamente nadie debería sentirse seguro en el cargo, puesto que AMLO está demostrando que va en serio lo de la limpia de arriba hacia abajo.

Porque en el gabinete pejista hay “esposas del César que no lo parecen”, a pesar de los esfuerzos que realizan con tal de que nadie se dé cuenta.

P.D.- En Tamaulipas, al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, sus detractores le hicieron “lo que el viento a Juárez”. Cruzó el pantano y salió sin mancha, más fortalecido que antes, luego del fallido juicio que desechó el Senado.

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com

Decían los antiguos que “la mujer del César no solo debe serlo, sino además parecerlo”.

Refiriéndose a que la gente que rodea al mandatario en turno debe proyectar por sí misma fama y figura de honestidad intachable, que no tenga cola que le pisen, ni pasado que le pese.

Con más razón, cuando se trata de un funcionario que se encarga de impartir justicia, éste debe tener un historial impoluto, sin mácula alguna que le impida actuar con imparcialidad en su delicado encargo.

Luego entonces porqué tanto brinco estando el suelo tan parejo, en el caso del exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora, quien recientemente renunció a su importante cargo para responder a las indagaciones que en su contra realiza la Unidad de Inteligencia Financiera del SAT, como sospechoso de lavado de dinero y asociación delictuosa.

Ante la sospecha de que Medina Mora cometió delitos graves al amparo de su alto cargo judicial, “dejó de parecer la mujer del César” para convertirse en una damisela cualquiera, claro, en sentido figurado.

Porque, ¿acaso alguien podría confiar aun en la honestidad de Medina Mora al impartir justicia?. Claro que no, a reserva del resultado de las investigaciones de la UIF, el exMagistrado quedó señalado por siempre como sospechoso de actos de corrupción, cometidos desde lo más alto de lo que en un país representa la honorabilidad, la rectitud y la justicia.

Hoy, por esas acusaciones en contra de uno de sus Ministros, que según la UIF están perfectamente fundadas, la Suprema Corte de Justicia sigue siendo, pero dejó de parecer.

El caso de Medina Mora ha dado paso a fuertes críticas en contra del gabinete de Andrés Manuel López Obrador, en donde al parecer despachan algunos funcionarios que en otro tiempo ya lo fueron, pero que desgraciadamente arrastran también serias sospechas de haber cometido actos de corrupción.

Quizá, dicen los críticos, este debería ser el momento de dar una fuerte sacudida al árbol que sostiene a frutos nada apetecibles, manchados unos y podridos otros, en la seguridad de que muchos caerían con facilidad.

Ha habido varios señalamientos en contra de altos funcionarios del pasado que hoy despachan en la 4T y francamente nadie debería sentirse seguro en el cargo, puesto que AMLO está demostrando que va en serio lo de la limpia de arriba hacia abajo.

Porque en el gabinete pejista hay “esposas del César que no lo parecen”, a pesar de los esfuerzos que realizan con tal de que nadie se dé cuenta.

P.D.- En Tamaulipas, al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, sus detractores le hicieron “lo que el viento a Juárez”. Cruzó el pantano y salió sin mancha, más fortalecido que antes, luego del fallido juicio que desechó el Senado.

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com