/ miércoles 24 de abril de 2019

Con café y a media luz | No me sé otra

Hace aproximadamente dos semanas presenté a su amable juicio, gentil amigo lector, una denuncia de un estudiante del Instituto Tecnológico de Ciudad Madero, quien relataba haber sido retado a golpes por parte de un trabajador del volante de la ruta Águila-Madero, después de que el primero le pagara el pasaje con un billete de cincuenta pesos, alrededor de las siete de la mañana.

Según decía el joven, al descender de la unidad frente a la puerta principal de la mencionada casa de estudios, entregó el papel moneda al concesionario quien le respondió con una tanda de insultos pues, mencionó, que minutos antes había tenido que dar vuelto de un billete de cien a unas señoritas en el mismo lugar y carecía de más feria para completar la transacción con el muchacho.

Además de insultarlo, así lo explica el estudiante, el chofer lo invitó a liarse a golpes e instantes después, él mismo desistió bajo el argumento de que el adolescente llevaba una mano vendada y esa sería una desventaja que no deseaba aprovechar, por lo que abordó su unidad y, para finalizar, le lanzó un escupitajo al alumno, pero el aire evitó que la saliva diera con su objetivo.

Al día siguiente de haber presentado el escrito a la luz pública, obtuve como respuesta en mi bandeja de correo un mensaje de un caballero que, por lo que me decía, puedo deducir que es trabajador de alguna de las diferentes rutas de la ciudad, en el cual, me reclamaba por, nuevamente, señalar una cuestión negativa en torno al servicio de transporte público de la zona conurbada.

En su amable mensaje, este buen hombre me hacía hincapié en que, por mi pluma y en este espacio “en cuatro o cinco ocasiones ya se ha escrito algo malo” y continuaba de la siguiente manera “cuando no es la situación mecánica de las unidades, es que están sucias, o es la conducta de los choferes, o la presencia de las rutas fantasma”.

Y para concluir el escrito, este amigo, me increpó con la siguiente pregunta: “¿Ya se le acabó la imaginación o no se sabe otra?”. Posteriormente se despidió de este servidor sosteniendo que yo nomás me dedicaba a incomodarle y me invitaba, con los “mexicanismos” que usted y yo conocemos, a desistir de ello.

Pues bien, si nos pusiéramos a recapitular lo acontecido en los últimos días, después de que le compartí la relatoría del estudiante de ingeniería, en la que la conducta y acciones del chofer fueron los protagonistas del evento y que, obviando el hecho de que el señor es un concesionario de un servicio y, por tanto, la situación recae sobre el hombre y no sobre la máquina, nos daremos cuenta que los eventos han ido empeorando, cobrando ya, algunas vidas humanas.

Al iniciar el periodo de vacaciones de semana santa, un turista se quejó públicamente del trato recibido por uno de los conductores de la ruta Tampico-Playa, quien además de no quererlo llevar hasta el final del trayecto ubicado en el máximo paseo turístico porque “no le convenía”, lo bajó de la unidad con los peores tratos y palabras altisonantes que no se le deberían brindar a un cliente.

Las cosas continuaron y lo trágico fue el sábado, cuando un microbús volcó en la avenida Hidalgo por ir a exceso de velocidad al tratar de ganarle al cambio de luz a uno de los semáforos de la zona dorada de Tampico. El saldo hasta este momento es de una persona fallecida y poco más de una decena de lesionados, todos ellos, pasajeros de dicha unidad.

El colmo ocurrió antier, cuando un taxista se impactó de frente contra un autobús de tipo turístico que transportaba a personal de una empresa de dragados, teniendo como saldo, hasta el momento en que entrego esta redacción, tres muertos y una menor grave.

Después de esos eventos tan lamentables que se suman a una lista interminable de cuestiones que atañen las condiciones actuales del transporte público, hoy me permito contestarle al chofer que me escribió que, por todo eso y más, no, no me sé otra y mientras esto siga, no será solamente este servidor el que señale los errores, abusos, omisiones y faltas, sino que será toda la sociedad que “disfruta” del servicio que el gobierno les ha confiado a través de un modelo llamado “concesión”, la encargada de indicarles cuándo, cómo y por qué están mal.

¡Hasta la próxima!

Escríbame y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

licajimenezmcc@hotmail.com

Hace aproximadamente dos semanas presenté a su amable juicio, gentil amigo lector, una denuncia de un estudiante del Instituto Tecnológico de Ciudad Madero, quien relataba haber sido retado a golpes por parte de un trabajador del volante de la ruta Águila-Madero, después de que el primero le pagara el pasaje con un billete de cincuenta pesos, alrededor de las siete de la mañana.

Según decía el joven, al descender de la unidad frente a la puerta principal de la mencionada casa de estudios, entregó el papel moneda al concesionario quien le respondió con una tanda de insultos pues, mencionó, que minutos antes había tenido que dar vuelto de un billete de cien a unas señoritas en el mismo lugar y carecía de más feria para completar la transacción con el muchacho.

Además de insultarlo, así lo explica el estudiante, el chofer lo invitó a liarse a golpes e instantes después, él mismo desistió bajo el argumento de que el adolescente llevaba una mano vendada y esa sería una desventaja que no deseaba aprovechar, por lo que abordó su unidad y, para finalizar, le lanzó un escupitajo al alumno, pero el aire evitó que la saliva diera con su objetivo.

Al día siguiente de haber presentado el escrito a la luz pública, obtuve como respuesta en mi bandeja de correo un mensaje de un caballero que, por lo que me decía, puedo deducir que es trabajador de alguna de las diferentes rutas de la ciudad, en el cual, me reclamaba por, nuevamente, señalar una cuestión negativa en torno al servicio de transporte público de la zona conurbada.

En su amable mensaje, este buen hombre me hacía hincapié en que, por mi pluma y en este espacio “en cuatro o cinco ocasiones ya se ha escrito algo malo” y continuaba de la siguiente manera “cuando no es la situación mecánica de las unidades, es que están sucias, o es la conducta de los choferes, o la presencia de las rutas fantasma”.

Y para concluir el escrito, este amigo, me increpó con la siguiente pregunta: “¿Ya se le acabó la imaginación o no se sabe otra?”. Posteriormente se despidió de este servidor sosteniendo que yo nomás me dedicaba a incomodarle y me invitaba, con los “mexicanismos” que usted y yo conocemos, a desistir de ello.

Pues bien, si nos pusiéramos a recapitular lo acontecido en los últimos días, después de que le compartí la relatoría del estudiante de ingeniería, en la que la conducta y acciones del chofer fueron los protagonistas del evento y que, obviando el hecho de que el señor es un concesionario de un servicio y, por tanto, la situación recae sobre el hombre y no sobre la máquina, nos daremos cuenta que los eventos han ido empeorando, cobrando ya, algunas vidas humanas.

Al iniciar el periodo de vacaciones de semana santa, un turista se quejó públicamente del trato recibido por uno de los conductores de la ruta Tampico-Playa, quien además de no quererlo llevar hasta el final del trayecto ubicado en el máximo paseo turístico porque “no le convenía”, lo bajó de la unidad con los peores tratos y palabras altisonantes que no se le deberían brindar a un cliente.

Las cosas continuaron y lo trágico fue el sábado, cuando un microbús volcó en la avenida Hidalgo por ir a exceso de velocidad al tratar de ganarle al cambio de luz a uno de los semáforos de la zona dorada de Tampico. El saldo hasta este momento es de una persona fallecida y poco más de una decena de lesionados, todos ellos, pasajeros de dicha unidad.

El colmo ocurrió antier, cuando un taxista se impactó de frente contra un autobús de tipo turístico que transportaba a personal de una empresa de dragados, teniendo como saldo, hasta el momento en que entrego esta redacción, tres muertos y una menor grave.

Después de esos eventos tan lamentables que se suman a una lista interminable de cuestiones que atañen las condiciones actuales del transporte público, hoy me permito contestarle al chofer que me escribió que, por todo eso y más, no, no me sé otra y mientras esto siga, no será solamente este servidor el que señale los errores, abusos, omisiones y faltas, sino que será toda la sociedad que “disfruta” del servicio que el gobierno les ha confiado a través de un modelo llamado “concesión”, la encargada de indicarles cuándo, cómo y por qué están mal.

¡Hasta la próxima!

Escríbame y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

licajimenezmcc@hotmail.com