/ martes 4 de diciembre de 2018

No nos comportemos como gusanos medrosos y encogidos

Nietzsche dijo que si ya teníamos el “qué”, tendríamos las suficientes fuerzas para encontrar el cómo.

Qué bien diseñado está el sistema competitivo de nuestra Liga para dar espectacularidad y emoción a los juegos finales, pero que lástima que esto no sirva para alcanzar el nivel de los equipos que con distinto sistema, son mejores que los nuestros. Y es que el único medio para progresar en este aspecto es el sistema de torneos largos a visita recíproca, con un solo torneo de Copa MX anual, si, como lo acostumbran las Ligas europeas.

Repito, qué emocionantes han estado los juegos de Liguilla, en donde las siete plantillas “ricas” se han visto superiores con mucho al modesto Querétaro, que hubo de bailar con la pareja más fea, el que más invirtió en refuerzos que le dieron el poder para terminar como líderes de la competencia, posición que sólo perdieron en dos semanas. Se diría que esta llave fue la más desnivelada y, por ende, la que menos complació a los exigentes, pues aunque la honesta entrega de los gallos es de aplaudirse, no fue ni con mucho suficiente para pensar que el avance de la máquina estuviera en peligro.

Ahora, a tiempo de externar pronósticos, lo hecho por Cruz Azul en la Liguilla hasta ahora no impresiona a nadie, mientras que el Monterrey, equipo de entre los poderosos que más fue dañado por la gran incidencia de lesiones, en donde tuvo que renunciar a utilizar hasta a siete jugadores importantes, ha impresionado gratamente con sus recientes triunfos sobre el Santos, actual campeón y candidato a refrendar su título, al que dejó fuera de competencia con dos actuaciones sobresalientes, viendo con gusto en el último encuentro, la reaparición de César Montes “el Cachorro” quien se mostró recuperado ofreciendo un gran juego.

¿Cuáles son los argumentos que avalan el poderío de la máquina? Los mostrados durante el torneo regular, que lo llevaron a aparecer a la cabeza prácticamente de punta a punta, hoy no han sido exhibidos ante el Querétaro, pues no necesitó sublimarse para pasar por encima de los gallos, sin embargo el Monterrey, que terminó el Apertura 2018 utilizando a Johan Vázquez, Edson Gutiérrez, Eric Cantú, Carlos Rodríguez, Guillermo Madrigal y Daniel Lajud, a excepción de Madrigal, todos debutantes, que fueron los que realmente llevaron a los Rayados a la calificación, siendo ellos los que cubrieron en su momento, a los lesionados José María Basanta, Leonel Vangioni, Estefan Medina Medina, Rogelio Funes Mori, Avilés Hurtado, Rodolfo Pizarro, Arturo González, Jonathan González, Jonathan Urretavizcaya, estos tres últimos aún convalecientes.

Milagroso trabajo el de Diego Alonso, quien no acostumbra a justificarse ni con sus tragedias ni mucho menos con las fallas arbitrales. Este Monterrey al que las lesiones bien lo pudieron haber dejado fuera, es el que ahora enfrenta al Cruz Azul que cuenta con el plantel más selecto y sin reporte de lesiones o bajas de juego entre sus elementos y bastante descansados después de una fácil eliminatoria que ganó sin gran esfuerzo. Pedro Cauxinha, su director técnico, tampoco es de los que voltea hacia el arbitraje o al VAR, cuando sus rivales se ponen respondones.

Y qué decir de David Patiño, a quien no le concedían posibilidad alguna de siquiera molestar a los Tigres... Sorpresa!!!, el gatito resultó bravo y está errado Ricardo Ferreti cuando dice que Pumas no ganó, sino que fueron sus jugadores los que perdieron el juego. Imposible cubrir lo que todos vimos, no tiene caso demeritar la proeza de Pumas, cuando somos testigos de como en dos extraordinarias actuaciones, en el volcán una y en Ciudad Universitaria la otra, en las que Carlos González ha minimizado con sus goles a la agigantada figura de Gignac, campeón goleador del torneo y a la poderosísima línea media formada por Pizarro, Carioca y Dueñas, ceder ante el embate de Barrera, Cabrera e Iniestra y, ser sorprendidos además por Patiño, que cual submarino, les escondió a Malcorra, quien desde la posición de defensa lateral izquierdo llegaba hasta el fondo para lanzar sus mortíferos torpedos. A Ferreti no le queda más que aceptar que su costumbre de llegar tarde a la calificación ahora no le funcionó, que su inútil participación con el TRI lo hizo desentenderse de lo suyo por atender a juegos moleros que ni siquiera ganó. Nos vemos, Tigres, no siempre sirve llegar tarde.

Y finalmente, el equipo que en el primer tiempo muestra ser el más poderoso y, que en el segundo se echa para atrás para practicar algo que no saben hacer y terminar los segundos tiempos pidiendo al Señor que los salve de equipos que con once jugadores son inferiores y al perder a uno, con diez apabullan, lo apabullan, todo mientras su entrenador se lava las manos responsabilizándolos de que son ellos los que se indisciplinan, queriéndonos engañar como si fuera la primera vez que lo hace. Este es el equipo que ha mostrado más poderío durante los primeros tiempos y, el peor de todos durante los segundos. He aquí a un entrenador que junto a Salvador Reyes y Hernán Cristante, nunca se equivocan culpando siempre de sus problemas a los árbitros y al VAR. Llorones, es el mejor calificativo que se merecen.


Nietzsche dijo que si ya teníamos el “qué”, tendríamos las suficientes fuerzas para encontrar el cómo.

Qué bien diseñado está el sistema competitivo de nuestra Liga para dar espectacularidad y emoción a los juegos finales, pero que lástima que esto no sirva para alcanzar el nivel de los equipos que con distinto sistema, son mejores que los nuestros. Y es que el único medio para progresar en este aspecto es el sistema de torneos largos a visita recíproca, con un solo torneo de Copa MX anual, si, como lo acostumbran las Ligas europeas.

Repito, qué emocionantes han estado los juegos de Liguilla, en donde las siete plantillas “ricas” se han visto superiores con mucho al modesto Querétaro, que hubo de bailar con la pareja más fea, el que más invirtió en refuerzos que le dieron el poder para terminar como líderes de la competencia, posición que sólo perdieron en dos semanas. Se diría que esta llave fue la más desnivelada y, por ende, la que menos complació a los exigentes, pues aunque la honesta entrega de los gallos es de aplaudirse, no fue ni con mucho suficiente para pensar que el avance de la máquina estuviera en peligro.

Ahora, a tiempo de externar pronósticos, lo hecho por Cruz Azul en la Liguilla hasta ahora no impresiona a nadie, mientras que el Monterrey, equipo de entre los poderosos que más fue dañado por la gran incidencia de lesiones, en donde tuvo que renunciar a utilizar hasta a siete jugadores importantes, ha impresionado gratamente con sus recientes triunfos sobre el Santos, actual campeón y candidato a refrendar su título, al que dejó fuera de competencia con dos actuaciones sobresalientes, viendo con gusto en el último encuentro, la reaparición de César Montes “el Cachorro” quien se mostró recuperado ofreciendo un gran juego.

¿Cuáles son los argumentos que avalan el poderío de la máquina? Los mostrados durante el torneo regular, que lo llevaron a aparecer a la cabeza prácticamente de punta a punta, hoy no han sido exhibidos ante el Querétaro, pues no necesitó sublimarse para pasar por encima de los gallos, sin embargo el Monterrey, que terminó el Apertura 2018 utilizando a Johan Vázquez, Edson Gutiérrez, Eric Cantú, Carlos Rodríguez, Guillermo Madrigal y Daniel Lajud, a excepción de Madrigal, todos debutantes, que fueron los que realmente llevaron a los Rayados a la calificación, siendo ellos los que cubrieron en su momento, a los lesionados José María Basanta, Leonel Vangioni, Estefan Medina Medina, Rogelio Funes Mori, Avilés Hurtado, Rodolfo Pizarro, Arturo González, Jonathan González, Jonathan Urretavizcaya, estos tres últimos aún convalecientes.

Milagroso trabajo el de Diego Alonso, quien no acostumbra a justificarse ni con sus tragedias ni mucho menos con las fallas arbitrales. Este Monterrey al que las lesiones bien lo pudieron haber dejado fuera, es el que ahora enfrenta al Cruz Azul que cuenta con el plantel más selecto y sin reporte de lesiones o bajas de juego entre sus elementos y bastante descansados después de una fácil eliminatoria que ganó sin gran esfuerzo. Pedro Cauxinha, su director técnico, tampoco es de los que voltea hacia el arbitraje o al VAR, cuando sus rivales se ponen respondones.

Y qué decir de David Patiño, a quien no le concedían posibilidad alguna de siquiera molestar a los Tigres... Sorpresa!!!, el gatito resultó bravo y está errado Ricardo Ferreti cuando dice que Pumas no ganó, sino que fueron sus jugadores los que perdieron el juego. Imposible cubrir lo que todos vimos, no tiene caso demeritar la proeza de Pumas, cuando somos testigos de como en dos extraordinarias actuaciones, en el volcán una y en Ciudad Universitaria la otra, en las que Carlos González ha minimizado con sus goles a la agigantada figura de Gignac, campeón goleador del torneo y a la poderosísima línea media formada por Pizarro, Carioca y Dueñas, ceder ante el embate de Barrera, Cabrera e Iniestra y, ser sorprendidos además por Patiño, que cual submarino, les escondió a Malcorra, quien desde la posición de defensa lateral izquierdo llegaba hasta el fondo para lanzar sus mortíferos torpedos. A Ferreti no le queda más que aceptar que su costumbre de llegar tarde a la calificación ahora no le funcionó, que su inútil participación con el TRI lo hizo desentenderse de lo suyo por atender a juegos moleros que ni siquiera ganó. Nos vemos, Tigres, no siempre sirve llegar tarde.

Y finalmente, el equipo que en el primer tiempo muestra ser el más poderoso y, que en el segundo se echa para atrás para practicar algo que no saben hacer y terminar los segundos tiempos pidiendo al Señor que los salve de equipos que con once jugadores son inferiores y al perder a uno, con diez apabullan, lo apabullan, todo mientras su entrenador se lava las manos responsabilizándolos de que son ellos los que se indisciplinan, queriéndonos engañar como si fuera la primera vez que lo hace. Este es el equipo que ha mostrado más poderío durante los primeros tiempos y, el peor de todos durante los segundos. He aquí a un entrenador que junto a Salvador Reyes y Hernán Cristante, nunca se equivocan culpando siempre de sus problemas a los árbitros y al VAR. Llorones, es el mejor calificativo que se merecen.