/ viernes 23 de octubre de 2020

No se cambia el mundo con un smartphone | Ataques de cocodrilos, pérdidas familiares y un problema que acrecienta

Tampico es una ciudad mítica, sus calles, parques y cuerpos de agua cuentan con una variedad de historias cargadas de misticismo y extravagancia. El tema de los cocodrilos no se ha quedado atrás y, con el reciente incidente ocurrido en la Laguna del Carpintero, los orígenes de dicho animal y el futuro de un cuerpo de agua aparentemente “sobrepoblado” ha vuelvo a ser tema de conversación.

Sobre su posible llegada existen historias, como aquella que relata que tras haber fracasado un proyecto de zoológico en la margen de la Laguna del Carpintero y al no contar con espacio para recibir a los saurios en un zoológico ubicado en la capital del estado, fueron liberados 7 ejemplares adultos de cocodrilo, que fueron los precursores de las poblaciones que hoy día podemos observar. En una ocasión, un caballero se acercó a mí al terminar una conferencia para testificar que el arribo del cocodrilo a nuestra zona sur fue por el arrastre de un fuerte huracán que azotó a nuestra costa muchos años atrás. Todas las historias me parecen fascinantes y seguro deben tener algo de cierto, sin embargo, la historia que decido compartir es la que está escrita en los libros, los mismos que marcan su distribución de manera natural en las zonas de agua dulce como lagunas, arroyos, estuarios o ríos dentro de la planicie costera del Golfo de México desde el norte de Tamaulipas hasta la Península de Yucatán, y teniendo en nuestra zona conurbada las condiciones perfectas para su desarrollo, no veo por qué no fuera así.

Pero entre cuentos y relatos hay una realidad, lo cierto es que el tiempo pasa y debido a su longevidad, al no contar con una especie depredadora que regule sus poblaciones y al encontrarse enlistada como una especie sujeta a protección especial en nuestro país, el cocodrilo moreletii tiene todas las cartas a su favor para sobrepoblar los cuerpos de agua, es por ello que hasta que la ciudad cuente con un plan de aprovechamiento para esta especie debemos estar preparados para una posible interacción.

De las tres especies de cocodrilo que se distribuyen en México (el cocodrilo moreletii, el cocodrilo de río y el caimán) el moreletii es el que tiene mejor temperamento, en 2002, durante la visita de Steve Irwing a Tampico, el cazador de cocodrilos reconoció lo dócil que esta especie es respecto a otros cocodrilos del mundo, a decir verdad, este cocodrilo es una especie tranquila, pero con un alto nivel de territorialismo. En estos meses nos encontramos en su temporada de crianza, por lo que deberá proteger su hábitat para asegurar la supervivencia de su descendencia, este instinto de protección lo podemos corroborar con los registros de ataques de cocodrilo en la zona, donde podemos concluir, con base en todos los desafortunados eventos, que no nos encontramos dentro de su dieta, es por eso que los ataques registrados se traducen a mordidas para salvaguardar su espacio.

Los cocodrilos no representan un peligro para nosotros mientras no nos arriesguemos a perturbar su espacio natural, no recomiendo en absoluto alimentarlos, ¿por qué un depredador tope del ecosistema necesitaría que se le suministrara alimento? Lo único que haríamos es brindarles facilidades que acabarían por incrementar su probabilidad de vida, rompiendo así la cadena trófica y con esto incrementando la llamada “sobrepoblación”. Los animales de vida silvestre llevan más años en este planeta que nosotros, y han logrado sobrevivir perfectamente sin nuestra ayuda.

Inicia la época de lluvias y será común ver que salgan de las lagunas buscando nuevas tierras para colonizar, es por eso que en caso de avistar la presencia de un cocodrilo es importante mantener la distancia y contactar ONG especializadas o departamentos de Bomberos y Protección Civil, a fin de poder reincorporar a los ejemplares de manera segura de nuevo a la naturaleza.

Cierro esta columna lamentando profundamente la pérdida de mi tío Jorge Ramírez Sánchez, buen amigo y servicial vecino; una persona sin vicios, que no era un indigente y que, al contrario, contaba con una familia que procuró siempre su salud. El impulso de Jorge no fue influenciado por las drogas ni por el alcohol, fue provocado por un trastorno maníaco-depresivo. Que su adiós nos sirva de conciencia sobre la importancia de convivir en armonía con todas las formas de vida.

¡Escríbeme!

guillermoruizrmz@hotmail.com

Facebook.com/GuillermoRuizR

Tampico es una ciudad mítica, sus calles, parques y cuerpos de agua cuentan con una variedad de historias cargadas de misticismo y extravagancia. El tema de los cocodrilos no se ha quedado atrás y, con el reciente incidente ocurrido en la Laguna del Carpintero, los orígenes de dicho animal y el futuro de un cuerpo de agua aparentemente “sobrepoblado” ha vuelvo a ser tema de conversación.

Sobre su posible llegada existen historias, como aquella que relata que tras haber fracasado un proyecto de zoológico en la margen de la Laguna del Carpintero y al no contar con espacio para recibir a los saurios en un zoológico ubicado en la capital del estado, fueron liberados 7 ejemplares adultos de cocodrilo, que fueron los precursores de las poblaciones que hoy día podemos observar. En una ocasión, un caballero se acercó a mí al terminar una conferencia para testificar que el arribo del cocodrilo a nuestra zona sur fue por el arrastre de un fuerte huracán que azotó a nuestra costa muchos años atrás. Todas las historias me parecen fascinantes y seguro deben tener algo de cierto, sin embargo, la historia que decido compartir es la que está escrita en los libros, los mismos que marcan su distribución de manera natural en las zonas de agua dulce como lagunas, arroyos, estuarios o ríos dentro de la planicie costera del Golfo de México desde el norte de Tamaulipas hasta la Península de Yucatán, y teniendo en nuestra zona conurbada las condiciones perfectas para su desarrollo, no veo por qué no fuera así.

Pero entre cuentos y relatos hay una realidad, lo cierto es que el tiempo pasa y debido a su longevidad, al no contar con una especie depredadora que regule sus poblaciones y al encontrarse enlistada como una especie sujeta a protección especial en nuestro país, el cocodrilo moreletii tiene todas las cartas a su favor para sobrepoblar los cuerpos de agua, es por ello que hasta que la ciudad cuente con un plan de aprovechamiento para esta especie debemos estar preparados para una posible interacción.

De las tres especies de cocodrilo que se distribuyen en México (el cocodrilo moreletii, el cocodrilo de río y el caimán) el moreletii es el que tiene mejor temperamento, en 2002, durante la visita de Steve Irwing a Tampico, el cazador de cocodrilos reconoció lo dócil que esta especie es respecto a otros cocodrilos del mundo, a decir verdad, este cocodrilo es una especie tranquila, pero con un alto nivel de territorialismo. En estos meses nos encontramos en su temporada de crianza, por lo que deberá proteger su hábitat para asegurar la supervivencia de su descendencia, este instinto de protección lo podemos corroborar con los registros de ataques de cocodrilo en la zona, donde podemos concluir, con base en todos los desafortunados eventos, que no nos encontramos dentro de su dieta, es por eso que los ataques registrados se traducen a mordidas para salvaguardar su espacio.

Los cocodrilos no representan un peligro para nosotros mientras no nos arriesguemos a perturbar su espacio natural, no recomiendo en absoluto alimentarlos, ¿por qué un depredador tope del ecosistema necesitaría que se le suministrara alimento? Lo único que haríamos es brindarles facilidades que acabarían por incrementar su probabilidad de vida, rompiendo así la cadena trófica y con esto incrementando la llamada “sobrepoblación”. Los animales de vida silvestre llevan más años en este planeta que nosotros, y han logrado sobrevivir perfectamente sin nuestra ayuda.

Inicia la época de lluvias y será común ver que salgan de las lagunas buscando nuevas tierras para colonizar, es por eso que en caso de avistar la presencia de un cocodrilo es importante mantener la distancia y contactar ONG especializadas o departamentos de Bomberos y Protección Civil, a fin de poder reincorporar a los ejemplares de manera segura de nuevo a la naturaleza.

Cierro esta columna lamentando profundamente la pérdida de mi tío Jorge Ramírez Sánchez, buen amigo y servicial vecino; una persona sin vicios, que no era un indigente y que, al contrario, contaba con una familia que procuró siempre su salud. El impulso de Jorge no fue influenciado por las drogas ni por el alcohol, fue provocado por un trastorno maníaco-depresivo. Que su adiós nos sirva de conciencia sobre la importancia de convivir en armonía con todas las formas de vida.

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