/ viernes 31 de agosto de 2018

Con café y a media luz | …O la casa pierde

Hace unos días, en una charla de café con distinguidos miembros del gremio periodístico, me comentaron que desde unos cuantos días atrás había llegado un exhorto a la Presidencia Municipal de Tampico para que, a la brevedad, se pusiera en marcha el proceso de entrega–recepción del aparato administrativo y burocrático del Ayuntamiento de la ciudad que encabeza la profesora Magdalena Peraza Guerra.

Según mencionaron, en la oficina de la alcaldesa se firmó y selló de recibido el documento en cuestión, con la fecha correspondiente, sin embargo y, a la par de la rúbrica, se declaró que dicho procedimiento no podía llevarse a efecto hasta no conocer la resolución del Tribunal Regional en materia electoral en torno al recurso de apelación interpuesto por la actual munícipe.

Debemos recordar que, durante las pasadas elecciones, el número de votos no fue favorecedor para la dama emergida de la actividad magisterial y, como es de todos nosotros sabido, la balanza se inclinó en favor del empresario Jesús Nader, quien es arropado por el Partido de Acción Nacional. Cabe hacer mención que, si bien fue un triunfo claro, el margen de diferencia entre ambos resultados era sumamente estrecho.

Ante ello, Peraza Guerra reclamó a la autoridad su legítimo derecho de inconformidad el cual, después de pasar por dos instancias, por fin ha dado como resultado definitivo la ratificación indiscutible del triunfo del panista quien se dice estar listo para encabezar una nueva etapa en la administración de un Tampico que demanda, entre otras cosas, obras de vital importancia para el devenir de la ciudadanía como la conclusión del paso “deprimente”, quiero decir, deprimido, de la avenida Miguel Hidalgo y los “urgentísimos” mercados municipales.

Con la llegada de este nuevo documento de la autoridad, los trabajos al interior del Palacio Municipal deberán acelerarse para entregar en tiempo y forma y con cuentas claras, las metas, objetivos alcanzados, indicadores no mejorados y más información con la que el nuevo personal de las diferentes áreas pueda desempeñar con éxito la función encomendada.

Aunque no está de más pensar que habrá responsables de departamentos que, con toda seguridad, tomaron las providencias debidas y ya tienen un avance considerable para ponerse de acuerdo con su homólogo en las siguientes fechas en las que deberán realizarse los acercamientos obligatorios entre las partes, saliente y entrante, además de las comisiones para la organización de la ceremonia, lugar, hora y logística general.

Otros, por su parte y siguiendo la noble tradición mexicana que dicta que “hay que dejar las cosas para el final porque bajo presión quedan mejor”, estarán laborando a marchas forzadas y hasta altas horas de la noche para ajustar los números lo más posible para que no haya reproche alguno, pues no es sano heredar “problemas” ajenos.

Lo anterior me recuerda a una frase que, según me platicó un hombre de avanzada edad y cuyo nombre no puedo proporcionar, pues su esposa es asidua lectora a esta columna, le repetía constantemente el dueño de “Casa Pepe” a las damiselas que se dedicaban a “fichar” con los caballeros asistentes a este centro de “esparcimiento” y “sana diversión”.

“¡A chambear o la casa pierde!”, les decía mientras les aplaudía tres veces con un tono que las chiquillas identificaban a la perfección y las hacía brincar de su lugar para pasear entre los visitantes para poder generar las ganancias para ellas, el dueño y el mantenimiento del famoso local de mitad del siglo pasado en el Tampico tumultuoso por los resquicios dejados por el auge petrolero.

¿Mala la comparación? Tal vez gentil amigo lector, sin embargo, le puedo asegurar que después de llegado el resultado final, a más de uno le dijeron “¡A chambear, que la casa ha perdido!”

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Hace unos días, en una charla de café con distinguidos miembros del gremio periodístico, me comentaron que desde unos cuantos días atrás había llegado un exhorto a la Presidencia Municipal de Tampico para que, a la brevedad, se pusiera en marcha el proceso de entrega–recepción del aparato administrativo y burocrático del Ayuntamiento de la ciudad que encabeza la profesora Magdalena Peraza Guerra.

Según mencionaron, en la oficina de la alcaldesa se firmó y selló de recibido el documento en cuestión, con la fecha correspondiente, sin embargo y, a la par de la rúbrica, se declaró que dicho procedimiento no podía llevarse a efecto hasta no conocer la resolución del Tribunal Regional en materia electoral en torno al recurso de apelación interpuesto por la actual munícipe.

Debemos recordar que, durante las pasadas elecciones, el número de votos no fue favorecedor para la dama emergida de la actividad magisterial y, como es de todos nosotros sabido, la balanza se inclinó en favor del empresario Jesús Nader, quien es arropado por el Partido de Acción Nacional. Cabe hacer mención que, si bien fue un triunfo claro, el margen de diferencia entre ambos resultados era sumamente estrecho.

Ante ello, Peraza Guerra reclamó a la autoridad su legítimo derecho de inconformidad el cual, después de pasar por dos instancias, por fin ha dado como resultado definitivo la ratificación indiscutible del triunfo del panista quien se dice estar listo para encabezar una nueva etapa en la administración de un Tampico que demanda, entre otras cosas, obras de vital importancia para el devenir de la ciudadanía como la conclusión del paso “deprimente”, quiero decir, deprimido, de la avenida Miguel Hidalgo y los “urgentísimos” mercados municipales.

Con la llegada de este nuevo documento de la autoridad, los trabajos al interior del Palacio Municipal deberán acelerarse para entregar en tiempo y forma y con cuentas claras, las metas, objetivos alcanzados, indicadores no mejorados y más información con la que el nuevo personal de las diferentes áreas pueda desempeñar con éxito la función encomendada.

Aunque no está de más pensar que habrá responsables de departamentos que, con toda seguridad, tomaron las providencias debidas y ya tienen un avance considerable para ponerse de acuerdo con su homólogo en las siguientes fechas en las que deberán realizarse los acercamientos obligatorios entre las partes, saliente y entrante, además de las comisiones para la organización de la ceremonia, lugar, hora y logística general.

Otros, por su parte y siguiendo la noble tradición mexicana que dicta que “hay que dejar las cosas para el final porque bajo presión quedan mejor”, estarán laborando a marchas forzadas y hasta altas horas de la noche para ajustar los números lo más posible para que no haya reproche alguno, pues no es sano heredar “problemas” ajenos.

Lo anterior me recuerda a una frase que, según me platicó un hombre de avanzada edad y cuyo nombre no puedo proporcionar, pues su esposa es asidua lectora a esta columna, le repetía constantemente el dueño de “Casa Pepe” a las damiselas que se dedicaban a “fichar” con los caballeros asistentes a este centro de “esparcimiento” y “sana diversión”.

“¡A chambear o la casa pierde!”, les decía mientras les aplaudía tres veces con un tono que las chiquillas identificaban a la perfección y las hacía brincar de su lugar para pasear entre los visitantes para poder generar las ganancias para ellas, el dueño y el mantenimiento del famoso local de mitad del siglo pasado en el Tampico tumultuoso por los resquicios dejados por el auge petrolero.

¿Mala la comparación? Tal vez gentil amigo lector, sin embargo, le puedo asegurar que después de llegado el resultado final, a más de uno le dijeron “¡A chambear, que la casa ha perdido!”

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!