/ viernes 16 de octubre de 2020

Ocurrencias del futbol | Ahora me conozco y siento dentro de mí una paz superior

La conciencia permite al hombre tener una imagen de su personalidad física y moral Así soy, así juego.

Mucho se ha hablado de la falta de identidad del futbol mexicano. ¿Cuál es el estilo de nuestro futbol? El estilo que empleó nuestra selección bajo la dirección de Antonio López Herranz (español) en 1954 y 1958, fue muy parecido al de don Nacho Trelles (mexicano) en 1962 y 1966 y no se parece a la que le vimos al equipo de Raúl Cárdenas (mexicano) en 1970 y, tiempo después, Antonio Roca (mexicano) en 1978) jugó distinto, para que en 1986, Bora Milutinovic (yugoslavo) cambiara la forma, Luego Mejía Barón (mexicano) en 1994 agregó más lucimiento, para que en 1998, jugando distinto, Manuel Lapuente nos diera bastante ilusión, en 2002 volvimos al tedio con Javier Aguirre (mexicano) y en el 2006, nos gustó como jugó Ricardo Antonio Lavolpe (argentino), mas no sus caprichos, en el 2010 regresó Aguirre sin novedad alguna y en Brasil 2014, Miguel Herrera (mexicano) gustó igual que Barón, Lapuente y Lavolpe, pero jugando distinto y, finalmente en Rusia 2018, Juan Carlos Osorio, convenció y desilusionó... todo esto con la paciencia del público mexicano, que aplaudía lo que veía, más por fidelidad que por convencimiento, ya que siempre se encontraba a un equipo distinto, o sea que hemos visto de 1962 a la fecha, a 12 selecciones mexicanas que no se parecen entre sí. ¿Hasta cuándo tendremos un estilo de juego que nos identifique?

El estilo sudamericano... Al hablar de un estilo único sudamericano, se incurre en una generalización que no se ajusta a la realidad. Entre Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Perú o Chile, existen diferencias notables, como las hay en el futbol de Alemania, Hungría y Checoslovaquia que, sin embargo, ha sido englobado en el estilo centroeuropeo. El futbol uruguayo es más atlético y más lento que el argentino, que utiliza el gambeteo casi con tanta asiduidad como en los equipos brasileños de Río o Sao Paulo. El futbol peruano es menos consistente físicamente que el de Chile y, el paraguayo es más aguerrido que el de estas dos naciones. Sin embargo, hay una serie de rasgos comunes que, con muy ligeras variaciones se repiten en casi todos los países sudamericanos.

En Sudámerica se ha preferido siempre el futbol de pase corto, pero con una serie de variantes sobre el juego centroeuropeo, derivadas de la mejor técnica individual de los jugadores. El perfecto dominio de balón es una constante que se repite en todos los países sudamericanos y tiene una explicación lógica. Mientras que en Europa existen serias dificultades para que los muchachos jueguen al futbol durante la mayor parte del año debido a los rigores del clima, en Sudamérica este deporte se puede practicar durante los 12 meses, casi sin interrupción. Desde muy pequeños los niños brasileños, argentinos o paraguayos, aprenden a dominar el balón, con el que pronto hacen auténticas diabluras.

Ese superior dominio de balón es lo que dota al futbol sudamericano de una vistosidad y espectacularidad desconocidas en Europa. Los gambeteos, un recurso frecuente entre los jugadores de este continente, son algo vedado para el jugador europeo. Cuando los defensas Julio César Benítez (uruguayo), Luis Pereyra y Marinho (brasileños), que se incorporaron al futbol español, causó una gran sorpresa que usaran el gambeteo incluso dentro de su propia área, cuando en España los defensas estaban acostumbrados a alejar el balón de las proximidades de su portería por procedimientos expeditivos.

Uno de los elementos que el futbol sudamericano comparte con el europeo, es el cambio de ritmo, las aperturas rápidas al ataque después de haber prodigado el "tuya, mía", la pared o el pase y desmarque. Al llegar a las proximidades del área rival, los delanteros se mueven en un constante intercambio de posiciones, al estilo del "tourbillon" francés de los años 50, para crear desconcierto en la defensa acostumbrada a un marcaje por zonas, como en el caso de Brasil, o a un marcaje mixto, como se suele hacer en Argentina y Uruguay.

También existe otra gran diferencia entre el futbol sudamericano y el europeo. En Europa, seguramente por la escasa capacidad de los jugadores para el regate, el balón se acostumbra a jugar de primer toque, en desplazamientos cortos al pie del compañero o buscando el espacio vacío. En Sudamérica el jugador que recibe el balón, lo retiene, lo soba y aguanta la entrada del contrario antes de hacer el pase a su compañero, Esto convierte al futbol sudamericano en un juego más lento en su ejecución, pero mucho más vistoso.

Les he hablado del estilo sudamericano, porque al encontrarse nuestro futbol invadido por jugadores de aquella región, es el estilo que más vemos y practicamos, pero, ya hemos visto las tendencias argentinas, uruguayas, paraguayas, chilenas, peruanas y brasileñas, que, aun contando con iguales características, se diferencian entre sí y, nosotros ¿cómo jugamos? Nos gustó mucho el estilo de Mejía Barón, igual el de Lapuente y también el de Lavolpe, sin embargo, ninguno se arraigó en nuestros equipos... ¿Por qué?

A partir de corregir en el estilo de nuestra selección, el descuido permanente y enquistado, de perder lo ganado en los últimos quince minutos de juego, Gerardo "Tata" Martino, está otorgándole a nuestro futbol un estilo de juego distinto de los que he mencionado, siendo los triunfos hasta este momento, el distractor que, al provocar nuestro entusiasmo, nos impide ver que una metamorfosis se está produciendo en nuestra forma de jugar. Yo al menos lo percibo tan claramente, al mirar el orden con el que todos los jugadores se comportan en el campo, ninguno pretende el protagonismo, a esto lo llamo, disciplina, misma que viene a agregarse a la buena técnica individual que el mexicano siempre ha tenido, nuestro sello distintivo está por llegar.

Hasta pronto amigo.

La conciencia permite al hombre tener una imagen de su personalidad física y moral Así soy, así juego.

Mucho se ha hablado de la falta de identidad del futbol mexicano. ¿Cuál es el estilo de nuestro futbol? El estilo que empleó nuestra selección bajo la dirección de Antonio López Herranz (español) en 1954 y 1958, fue muy parecido al de don Nacho Trelles (mexicano) en 1962 y 1966 y no se parece a la que le vimos al equipo de Raúl Cárdenas (mexicano) en 1970 y, tiempo después, Antonio Roca (mexicano) en 1978) jugó distinto, para que en 1986, Bora Milutinovic (yugoslavo) cambiara la forma, Luego Mejía Barón (mexicano) en 1994 agregó más lucimiento, para que en 1998, jugando distinto, Manuel Lapuente nos diera bastante ilusión, en 2002 volvimos al tedio con Javier Aguirre (mexicano) y en el 2006, nos gustó como jugó Ricardo Antonio Lavolpe (argentino), mas no sus caprichos, en el 2010 regresó Aguirre sin novedad alguna y en Brasil 2014, Miguel Herrera (mexicano) gustó igual que Barón, Lapuente y Lavolpe, pero jugando distinto y, finalmente en Rusia 2018, Juan Carlos Osorio, convenció y desilusionó... todo esto con la paciencia del público mexicano, que aplaudía lo que veía, más por fidelidad que por convencimiento, ya que siempre se encontraba a un equipo distinto, o sea que hemos visto de 1962 a la fecha, a 12 selecciones mexicanas que no se parecen entre sí. ¿Hasta cuándo tendremos un estilo de juego que nos identifique?

El estilo sudamericano... Al hablar de un estilo único sudamericano, se incurre en una generalización que no se ajusta a la realidad. Entre Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Perú o Chile, existen diferencias notables, como las hay en el futbol de Alemania, Hungría y Checoslovaquia que, sin embargo, ha sido englobado en el estilo centroeuropeo. El futbol uruguayo es más atlético y más lento que el argentino, que utiliza el gambeteo casi con tanta asiduidad como en los equipos brasileños de Río o Sao Paulo. El futbol peruano es menos consistente físicamente que el de Chile y, el paraguayo es más aguerrido que el de estas dos naciones. Sin embargo, hay una serie de rasgos comunes que, con muy ligeras variaciones se repiten en casi todos los países sudamericanos.

En Sudámerica se ha preferido siempre el futbol de pase corto, pero con una serie de variantes sobre el juego centroeuropeo, derivadas de la mejor técnica individual de los jugadores. El perfecto dominio de balón es una constante que se repite en todos los países sudamericanos y tiene una explicación lógica. Mientras que en Europa existen serias dificultades para que los muchachos jueguen al futbol durante la mayor parte del año debido a los rigores del clima, en Sudamérica este deporte se puede practicar durante los 12 meses, casi sin interrupción. Desde muy pequeños los niños brasileños, argentinos o paraguayos, aprenden a dominar el balón, con el que pronto hacen auténticas diabluras.

Ese superior dominio de balón es lo que dota al futbol sudamericano de una vistosidad y espectacularidad desconocidas en Europa. Los gambeteos, un recurso frecuente entre los jugadores de este continente, son algo vedado para el jugador europeo. Cuando los defensas Julio César Benítez (uruguayo), Luis Pereyra y Marinho (brasileños), que se incorporaron al futbol español, causó una gran sorpresa que usaran el gambeteo incluso dentro de su propia área, cuando en España los defensas estaban acostumbrados a alejar el balón de las proximidades de su portería por procedimientos expeditivos.

Uno de los elementos que el futbol sudamericano comparte con el europeo, es el cambio de ritmo, las aperturas rápidas al ataque después de haber prodigado el "tuya, mía", la pared o el pase y desmarque. Al llegar a las proximidades del área rival, los delanteros se mueven en un constante intercambio de posiciones, al estilo del "tourbillon" francés de los años 50, para crear desconcierto en la defensa acostumbrada a un marcaje por zonas, como en el caso de Brasil, o a un marcaje mixto, como se suele hacer en Argentina y Uruguay.

También existe otra gran diferencia entre el futbol sudamericano y el europeo. En Europa, seguramente por la escasa capacidad de los jugadores para el regate, el balón se acostumbra a jugar de primer toque, en desplazamientos cortos al pie del compañero o buscando el espacio vacío. En Sudamérica el jugador que recibe el balón, lo retiene, lo soba y aguanta la entrada del contrario antes de hacer el pase a su compañero, Esto convierte al futbol sudamericano en un juego más lento en su ejecución, pero mucho más vistoso.

Les he hablado del estilo sudamericano, porque al encontrarse nuestro futbol invadido por jugadores de aquella región, es el estilo que más vemos y practicamos, pero, ya hemos visto las tendencias argentinas, uruguayas, paraguayas, chilenas, peruanas y brasileñas, que, aun contando con iguales características, se diferencian entre sí y, nosotros ¿cómo jugamos? Nos gustó mucho el estilo de Mejía Barón, igual el de Lapuente y también el de Lavolpe, sin embargo, ninguno se arraigó en nuestros equipos... ¿Por qué?

A partir de corregir en el estilo de nuestra selección, el descuido permanente y enquistado, de perder lo ganado en los últimos quince minutos de juego, Gerardo "Tata" Martino, está otorgándole a nuestro futbol un estilo de juego distinto de los que he mencionado, siendo los triunfos hasta este momento, el distractor que, al provocar nuestro entusiasmo, nos impide ver que una metamorfosis se está produciendo en nuestra forma de jugar. Yo al menos lo percibo tan claramente, al mirar el orden con el que todos los jugadores se comportan en el campo, ninguno pretende el protagonismo, a esto lo llamo, disciplina, misma que viene a agregarse a la buena técnica individual que el mexicano siempre ha tenido, nuestro sello distintivo está por llegar.

Hasta pronto amigo.