/ sábado 23 de mayo de 2020

Ocurrencias del futbol | Así como Italia 1934 contó con Mussolini, Argentina en 1978 contó con Videla

Si el Mundial de Alemania 74 significó la explosión del futbol total, el de Argentina 78, no introdujo ninguna novedad, salvo la tendencia evidente a reforzar el centro del campo, observable tanto en los equipos europeos como en los sudamericanos y la estrechez en los marcajes.

Perú y Argentina jugaron siempre con una línea de cuatro defensas, prácticaron la táctica del fuera de juego y mantuvieron casi siempre tres delanteros en punta, retrasándose uno de ellos en unas ocasiones y, en otras recibiendo el apoyo de un cuarto atacante. Brasil no se pareció en esto a sus vecinos sudamericanos y nunca jugó con menos de cuatro hombres en el centro del campo ni con más de dos puntas, aunque utilizó mejor las cualidades atacantes de sus defensas laterales. Los marcajes de las defensas sudamericanas se hicieron generalmente por zonas, incluidos los dos centrales, mientras que los europeos utilizaron marcajes individuales, arropados siempre por un líbero.

Entre estos dos sistemas esquemáticos, Holanda siguió conservando una personalidad propia. Hizo el futbol total, sobre todo a partir de los cuartos de final del Campeonato, con un pressing constante sobre el equipo contrario y nulas precauciones defensivas, hasta el punto de que en ocasiones atacaban todos los jugadores del campo, dejando completamente desguarecida la defensa. Otra virtud que exhibió Holanda fue la de poseer buenos tiradores desde lejos. De haberlos tenido otros equipos, no habrían puesto en evidencia la falta de jugadores media punta como Kempes, Causio, Rummenigge, únicos destacados de esta misión.

LA FIGURA DEL MUNDIAL,

ALBERTO KEMPES

La gran figura del campeonato, pese a que tuvo un comienzo irregular, fue el argentino Kempes que además de proclamarse campeón con su equipo, se alzó con el título individual de máximo goleador, junto a él cabe mencionar la aparición de otros jugadores que dejaron constancia de su calidad, como Ardiles, Fillol, Pasarella y Bertoni por Argentina y por Holanda; Brandts y los hermanos René y Willy van der Kerkhof... Rossi por Italia, Bonieck por Polonia, Torocsik por Hungría, Borg por Suecia, Krankl, Pezzey y Prohaska, por Austria, Dirceu por Brasil, Rummenigge y Hans Müller por Alemania.

LOS DECLIVES

Pero el Mundial de Argentina también marcó el declive de hombres como Rivelino y Leao por Brasil, Zoff por Italia, Maier y Vogts por Alemania, Pirri de España, Sotil de Perú, Edstroem de Suecia, Lato, Szarmach y Deyna por Polonia y el escocés Willie Johnsto, que se vio envuelto en el único caso de doping demostrado en el campeonato.

Ante un equipo como Holanda, siempre abierto al ataque, Argentina oponía una alineación también claramente ofensiva, con Kempes cuarto delantero y dos extremos capaces de abrir y romper la defensa holandesa. La primera media hora fue de dominio alterno, aunque Fillol hubo de in tervenir en dos remates de Rep. Argentina respondió con sendas penetraciones de Bertoni y Ortiz que superaron la defensa holandesa. Corría el minuto 47 cuando Ardiles convinó con Luque por la izquierda, pasó a Kempes quien controló, aguantó la entrada de un holandés y cruzó por abajo para abrir el marcador. Holanda pareció encojerse ante este tanto y la fuerza electrizante que tuvo en los graderíos. El juego del equipo holandés estaba muy por debajo que en sus actuación es ante Italia y Alemania, los delanteros parecían cohibidos y apenas podían rebasar el centro del campo, mientras que Argentina se empleaba con una furia y entusiasmo cada vez más difíciles de frenar.

Las penetraciones de Bertoni, que superó una y otra vez a Poortvliet, se hicieron más frecuentes que las del otro extremo. Sin embargo, a ese juego más brioso y entregado del equipo argentino, solo se le podía poner un lunar: la actuación del trío arbitral, que perjudicó a la selección holandesa. Con la tolerancia del colegiado italiano, los argentinos emplearon unos modos rayanos en la brusquedad, mientras que los auxiliares cortaron numerosos avances del equipo holandés. Tras el descanso, Holanda presionó buscando el empate.

Holanda aprovechó las buenas condiciones de hombres como Haan y Brandts para tirar desde lejos, pero Fillol siempre se mostró seguro. Happel optó por dar entrada al corpulento Nanninga, buen rematador en lugar de Rep, cambio que dio resultado, pues al minuto 81 el mismo Nanninga remató con la cabeza para lograr el gol del empate. Argentina entonces pudo perder el campeonato, cuando un remate de Rensenbrinck en el minuto 90, se estrelló en el poste derecho, el empate llevó a la prórroga.

LOS GOLES DEL TÍTULO

Kempes deshizo el empate en el minuto 105 y, en el 114, el mismo Kempes convino con Bertoni para que este, después de una serie de rebotes, marcase a puerta vacía. Los holandeses, molestos por el arbitraje, abandonaron el campo sin quedarse a presenciar la ceremonia de premiación, ni a recibir el trofeo que los acreditaba como subcampeones.

Hasta pronto amigo.

Si el Mundial de Alemania 74 significó la explosión del futbol total, el de Argentina 78, no introdujo ninguna novedad, salvo la tendencia evidente a reforzar el centro del campo, observable tanto en los equipos europeos como en los sudamericanos y la estrechez en los marcajes.

Perú y Argentina jugaron siempre con una línea de cuatro defensas, prácticaron la táctica del fuera de juego y mantuvieron casi siempre tres delanteros en punta, retrasándose uno de ellos en unas ocasiones y, en otras recibiendo el apoyo de un cuarto atacante. Brasil no se pareció en esto a sus vecinos sudamericanos y nunca jugó con menos de cuatro hombres en el centro del campo ni con más de dos puntas, aunque utilizó mejor las cualidades atacantes de sus defensas laterales. Los marcajes de las defensas sudamericanas se hicieron generalmente por zonas, incluidos los dos centrales, mientras que los europeos utilizaron marcajes individuales, arropados siempre por un líbero.

Entre estos dos sistemas esquemáticos, Holanda siguió conservando una personalidad propia. Hizo el futbol total, sobre todo a partir de los cuartos de final del Campeonato, con un pressing constante sobre el equipo contrario y nulas precauciones defensivas, hasta el punto de que en ocasiones atacaban todos los jugadores del campo, dejando completamente desguarecida la defensa. Otra virtud que exhibió Holanda fue la de poseer buenos tiradores desde lejos. De haberlos tenido otros equipos, no habrían puesto en evidencia la falta de jugadores media punta como Kempes, Causio, Rummenigge, únicos destacados de esta misión.

LA FIGURA DEL MUNDIAL,

ALBERTO KEMPES

La gran figura del campeonato, pese a que tuvo un comienzo irregular, fue el argentino Kempes que además de proclamarse campeón con su equipo, se alzó con el título individual de máximo goleador, junto a él cabe mencionar la aparición de otros jugadores que dejaron constancia de su calidad, como Ardiles, Fillol, Pasarella y Bertoni por Argentina y por Holanda; Brandts y los hermanos René y Willy van der Kerkhof... Rossi por Italia, Bonieck por Polonia, Torocsik por Hungría, Borg por Suecia, Krankl, Pezzey y Prohaska, por Austria, Dirceu por Brasil, Rummenigge y Hans Müller por Alemania.

LOS DECLIVES

Pero el Mundial de Argentina también marcó el declive de hombres como Rivelino y Leao por Brasil, Zoff por Italia, Maier y Vogts por Alemania, Pirri de España, Sotil de Perú, Edstroem de Suecia, Lato, Szarmach y Deyna por Polonia y el escocés Willie Johnsto, que se vio envuelto en el único caso de doping demostrado en el campeonato.

Ante un equipo como Holanda, siempre abierto al ataque, Argentina oponía una alineación también claramente ofensiva, con Kempes cuarto delantero y dos extremos capaces de abrir y romper la defensa holandesa. La primera media hora fue de dominio alterno, aunque Fillol hubo de in tervenir en dos remates de Rep. Argentina respondió con sendas penetraciones de Bertoni y Ortiz que superaron la defensa holandesa. Corría el minuto 47 cuando Ardiles convinó con Luque por la izquierda, pasó a Kempes quien controló, aguantó la entrada de un holandés y cruzó por abajo para abrir el marcador. Holanda pareció encojerse ante este tanto y la fuerza electrizante que tuvo en los graderíos. El juego del equipo holandés estaba muy por debajo que en sus actuación es ante Italia y Alemania, los delanteros parecían cohibidos y apenas podían rebasar el centro del campo, mientras que Argentina se empleaba con una furia y entusiasmo cada vez más difíciles de frenar.

Las penetraciones de Bertoni, que superó una y otra vez a Poortvliet, se hicieron más frecuentes que las del otro extremo. Sin embargo, a ese juego más brioso y entregado del equipo argentino, solo se le podía poner un lunar: la actuación del trío arbitral, que perjudicó a la selección holandesa. Con la tolerancia del colegiado italiano, los argentinos emplearon unos modos rayanos en la brusquedad, mientras que los auxiliares cortaron numerosos avances del equipo holandés. Tras el descanso, Holanda presionó buscando el empate.

Holanda aprovechó las buenas condiciones de hombres como Haan y Brandts para tirar desde lejos, pero Fillol siempre se mostró seguro. Happel optó por dar entrada al corpulento Nanninga, buen rematador en lugar de Rep, cambio que dio resultado, pues al minuto 81 el mismo Nanninga remató con la cabeza para lograr el gol del empate. Argentina entonces pudo perder el campeonato, cuando un remate de Rensenbrinck en el minuto 90, se estrelló en el poste derecho, el empate llevó a la prórroga.

LOS GOLES DEL TÍTULO

Kempes deshizo el empate en el minuto 105 y, en el 114, el mismo Kempes convino con Bertoni para que este, después de una serie de rebotes, marcase a puerta vacía. Los holandeses, molestos por el arbitraje, abandonaron el campo sin quedarse a presenciar la ceremonia de premiación, ni a recibir el trofeo que los acreditaba como subcampeones.

Hasta pronto amigo.