/ domingo 19 de septiembre de 2021

Ocurrencias del futbol | Como nada es para siempre y hasta la belleza cansa... el amor acaba

He ahí la grandeza de un equipo. Mientras que muchos equipos justifican sus derrotas aduciendo la ausencia de tal o cual jugador importante, el Real Madrid afronta sus compromisos con lo que tiene a disposición, y gana. Igual que ocurre con todos, los merengues han entrado en el proceso de transición generacional. No hace tanto tiempo, se lo veía como a un equipo completo, con Cristiano Ronaldo, Karim Benzema y Gareth Bale, se mostraban como un enorme e incontenible tanque de guerra.

Y daba uno un paso atrás, para encontrarse con Luka Modric, Casemiro y Tony Kroos y disponible en la banca se encontraba Isco Alarcón, podría pedirse más, pero si creemos que estas eran las líneas que sustentaban su eficacia, echemos un vistazo a su defensa, Dany Carvajal, Raphael Barane, Sergio Ramos y Marcelo en la banca, siempre listo para cumplir. Nacho Fernández. Pero en el colmo de la seguridad, en la portería se encontraban Keylor Navas primero, y después Thibaut Courtois.

Este equipo ganó en la década tres Champions League y otras tantas Ligas de España, que sirvieron para mantenerlo suficientemente alejados de sus detractores, como para mantenerse otra década en la cumbre. A diferencia que en nuestra Liga MX, en Europa inician los torneos con el mismo ritmo que acá se juegan las liguillas, así, en este momento, cuando se juega la cuarta jornada, Karim Benzema ya se apuntó dos tripletes.

Y sin embargo, sabemos bien que nada es para siempre, así, el ejemplar capitán merengue, Sergio Ramos, obedeciendo a las condiciones de todo deportista profesional, buscando una mejoría para él y su familia, emigró hacia la consecución de otro reto, seguido por su segundo de a bordo, Raphael Barane.

El mago del balón, Marcelo, heredero del enorme Roberto Carlos, el mismo Marcelo al que el balón lo sigue obedeciendo, no ha podido sin embargo, ocultar el paso de los años y, su puesto le ha sido confiado a Miguel Gutiérrez, jovencito canterano que aún no acaba de llenar los zapatos de su maestro, pero las exigencias del cambio generacional han de cumplirse sin temor alguno, así, el joven Gutiérrez homónimo de nuestro viejo amigo el “Mulo” Gutiérrez curiosamente cubre la misma posición, siendo recordado con la camiseta verde del León, la celeste del Tampico y la verde del Tricolor.

La zona más importante, por ser en la que se gesta el juego ofensivo, de la que el Real Madrid ha sido, al paso de la historia, su mejor distintivo, también ha sido afectada por el paso de los años. Se dice que cuando no juega Modric, el Madrid es otro. Sin embargo, los que vemos a Luka en acción, vemos al mismo jugador que llegara de Inglaterra para posesionarse del medio campo merengue, ya se le agregó un joven uruguayo, Valverde, con el que se ha establecido una complicidad que implica al brasileño Casemiro.

Así, muy discretamente, casi en forma invisible, el mejor pasador del mundo, Tony Kroos, ha dejado paso para que su talentoso arte de la precisión sea sustituido por la habilidad y osadía de un jovencito que parece no haber salido aún de su pubertad, el francés Amavinka, quien en este momento es fácilmente desplazado de la posesión del balón con un simple recargón, lo cual no opta para que el recambio sea activado, dando así prioridad a la transición ya emprendida.

La historia escrita, ya no la borra nadie, es hora de que vengan otros a escribir la suya. Las habilidosas acciones de Isco quedarán en nuestro recuerdo, es hora de que otro las emule, Karim, aunque con menos intensidad, anota los goles que antes hacía Cristiano Ronaldo, y las veloces carreras que culminaban en las redes contrarias estarán ahora a cargo de Vinicius Jr. Y los jóvenes que iniciaron esta transición, como son Lucas Vázquez y Marco Asensio, están ahí disponibles para que Carlo Ancelloti los explote.

He aquí una lección de cómo enfrentar a las inevitables transiciones generacionales, lo único que se necesita es saber lo que se necesita sustituir y después hacerlo, sin esperar a que los buenos resultados sean inmediatos, pero siempre conscientes de que el sufrimiento no está exento. Será pues el primer paso aprender a sufrir, pues todo cambio genera inconformidad y desconfianza, tanto en la tribuna como en los medios difusivos, en donde la crítica se encuentra siempre con el ojo atento a cualquier falla.

Veamos un caso en donde la transición no se ha efectuado como debe ser. El Barcelona, donde su directiva pensó que su gran equipo podría eternizarse en la presencia de los mismos once grandes, quiso solucionar su problema cuando era ya demasiado tarde, así, cuando su mayor sustento comenzó a verse solitario, se fue en busca de apoyo, rompiendo así un romance que los directivos culés creyeron eterno.

Hasta pronto amigo.

He ahí la grandeza de un equipo. Mientras que muchos equipos justifican sus derrotas aduciendo la ausencia de tal o cual jugador importante, el Real Madrid afronta sus compromisos con lo que tiene a disposición, y gana. Igual que ocurre con todos, los merengues han entrado en el proceso de transición generacional. No hace tanto tiempo, se lo veía como a un equipo completo, con Cristiano Ronaldo, Karim Benzema y Gareth Bale, se mostraban como un enorme e incontenible tanque de guerra.

Y daba uno un paso atrás, para encontrarse con Luka Modric, Casemiro y Tony Kroos y disponible en la banca se encontraba Isco Alarcón, podría pedirse más, pero si creemos que estas eran las líneas que sustentaban su eficacia, echemos un vistazo a su defensa, Dany Carvajal, Raphael Barane, Sergio Ramos y Marcelo en la banca, siempre listo para cumplir. Nacho Fernández. Pero en el colmo de la seguridad, en la portería se encontraban Keylor Navas primero, y después Thibaut Courtois.

Este equipo ganó en la década tres Champions League y otras tantas Ligas de España, que sirvieron para mantenerlo suficientemente alejados de sus detractores, como para mantenerse otra década en la cumbre. A diferencia que en nuestra Liga MX, en Europa inician los torneos con el mismo ritmo que acá se juegan las liguillas, así, en este momento, cuando se juega la cuarta jornada, Karim Benzema ya se apuntó dos tripletes.

Y sin embargo, sabemos bien que nada es para siempre, así, el ejemplar capitán merengue, Sergio Ramos, obedeciendo a las condiciones de todo deportista profesional, buscando una mejoría para él y su familia, emigró hacia la consecución de otro reto, seguido por su segundo de a bordo, Raphael Barane.

El mago del balón, Marcelo, heredero del enorme Roberto Carlos, el mismo Marcelo al que el balón lo sigue obedeciendo, no ha podido sin embargo, ocultar el paso de los años y, su puesto le ha sido confiado a Miguel Gutiérrez, jovencito canterano que aún no acaba de llenar los zapatos de su maestro, pero las exigencias del cambio generacional han de cumplirse sin temor alguno, así, el joven Gutiérrez homónimo de nuestro viejo amigo el “Mulo” Gutiérrez curiosamente cubre la misma posición, siendo recordado con la camiseta verde del León, la celeste del Tampico y la verde del Tricolor.

La zona más importante, por ser en la que se gesta el juego ofensivo, de la que el Real Madrid ha sido, al paso de la historia, su mejor distintivo, también ha sido afectada por el paso de los años. Se dice que cuando no juega Modric, el Madrid es otro. Sin embargo, los que vemos a Luka en acción, vemos al mismo jugador que llegara de Inglaterra para posesionarse del medio campo merengue, ya se le agregó un joven uruguayo, Valverde, con el que se ha establecido una complicidad que implica al brasileño Casemiro.

Así, muy discretamente, casi en forma invisible, el mejor pasador del mundo, Tony Kroos, ha dejado paso para que su talentoso arte de la precisión sea sustituido por la habilidad y osadía de un jovencito que parece no haber salido aún de su pubertad, el francés Amavinka, quien en este momento es fácilmente desplazado de la posesión del balón con un simple recargón, lo cual no opta para que el recambio sea activado, dando así prioridad a la transición ya emprendida.

La historia escrita, ya no la borra nadie, es hora de que vengan otros a escribir la suya. Las habilidosas acciones de Isco quedarán en nuestro recuerdo, es hora de que otro las emule, Karim, aunque con menos intensidad, anota los goles que antes hacía Cristiano Ronaldo, y las veloces carreras que culminaban en las redes contrarias estarán ahora a cargo de Vinicius Jr. Y los jóvenes que iniciaron esta transición, como son Lucas Vázquez y Marco Asensio, están ahí disponibles para que Carlo Ancelloti los explote.

He aquí una lección de cómo enfrentar a las inevitables transiciones generacionales, lo único que se necesita es saber lo que se necesita sustituir y después hacerlo, sin esperar a que los buenos resultados sean inmediatos, pero siempre conscientes de que el sufrimiento no está exento. Será pues el primer paso aprender a sufrir, pues todo cambio genera inconformidad y desconfianza, tanto en la tribuna como en los medios difusivos, en donde la crítica se encuentra siempre con el ojo atento a cualquier falla.

Veamos un caso en donde la transición no se ha efectuado como debe ser. El Barcelona, donde su directiva pensó que su gran equipo podría eternizarse en la presencia de los mismos once grandes, quiso solucionar su problema cuando era ya demasiado tarde, así, cuando su mayor sustento comenzó a verse solitario, se fue en busca de apoyo, rompiendo así un romance que los directivos culés creyeron eterno.

Hasta pronto amigo.