/ sábado 17 de julio de 2021

Ocurrencias del futbol | Cuando vamos en pos de lo incierto, perdemos lo seguro

Aún en este momento, me encuentro muy sorprendido por la consecución de aquella medalla de oro Olímpica, lo dije en aquel momento y lo sostengo ahora, aquellos mismos jugadores que participaron del triunfo, no lograron soportar el peso de aquel trofeo y no volvieron a repetir aquella hazaña, o al menos ganar algo que se le pareciera, teníamos una medalla de oro y sin embargo nuestra estatura continuaba siendo la misma.

Como suele decirse, aquel equipo instaló la vara tan alto que no se ha vuelto a alcanzar, vaya, ni siquiera aproximarse a ella.

Y es que los mexicanos, todo lo magnificamos, al menor logro de nuestra selección lo elevamos a gesta gloriosa y, la derrota, por mínima e injusta que sea, la miramos como un tremendo y doloroso fracaso, para el que no tardamos en encontrar culpables. Y es que mucho antes de que inicie cualquier proceso de preparación, para encarar alguna empresa, ya estamos dandola por ganada, creando una obligación a nuestros jugadores, que han de cumplir igual que lo hicieron aquellos incomparables guerreros dirigidos por un sorprendido Luis Fernando Tena, que no acaba de entender que fue lo que pasó.

Y de la misma manera que no podemos creer que nuestro poderoso equipo, el Gigante de CONCACAF, no pueda vencer a un humilde equipo caribeño, no calificamos tambien el que una potencia mundial como lo es Brasil, hay perdido con México.

Por qué eso es lo que pensó todo el mundo futbolístico, que calificó a los amazonícos como a un grupo de irresponsables, imagen que los ha caracterizado a partrir de que Dunga se hiciera cargo de su dirección, que al querer europizar el juego brasileño, lo convirtió en una ridícula caricatura, promovida por la nueva generacion de entrenadores brasileños como Escolari y Tite y el mismo Carlos Caetano Bledorn Verri "Dunga", que fuera un extraordinario centrocampista y un mediocre entrenador, quien fue destituído despues de perder con Perú en la Copa América.

Obligar a nuestra actual selección olímpica a conquistar la medalla de oro, es pensar que Dunga ha reencarnado en los entrenadores a quien va a enfrentarse Jaime Lozano y, esa exigencia, reflejada en el decir de los comentaristas especializados que están seguros del triunfo mexicano, marca en los jugadores una responsabilidad que tal vez esté mas allá de la realidad.

La seguridad como un estado emocional es algo ue todos deseamos. El sentirnos inseguros en alguna tarea o en el cumplimiento de algún objetivo, nos produce sentimientos de temor, de autolimaitación.

Toda persona insegura siente que debería ser buena y punto. Que debería ser feliz y tambien punto, que debería obtener éxito, ser competente etc., etc., todo ello de manera redondeada y definitiva. Todos estos son objetivos dignos y de gran valor, más no se debe pensar en ellos, al menos en su sentido absoluto como fines que conquistar, sino como algo que hay que alcanzar, más que como algo que se debiera ser.

Las innumerables autoexigencias de "debería", constituyen una tiranaía que nos conduce irremdiablemente a sentimientos de ansiedad, desánimo, obsesiones y multiples trastornos emocionales.

Uno de los caminos más exitosos para combatir nuestra inseguridad conciste en "extirpar la tiranaía de los debería". Esto es, que no debemos plantearnos jamás los: "Yo debo ser capaz", "Debo ser exitoso siempre", "Debo triunfar a toda costa", etc., Simplemente necesitamos observar cuales son nuestras capacidades reales y nuestros verdaderos gustos y, elegir aquellas tareas que vayan de acuerdo a esas capacidades y gustos. Y finalmente, intentar lo que nos proponemos con toda nuestra voluntad, pero jamás hacer las cosas pensando que siempre "debere ganar".

El éxito muchas veces lo alcanzamos aún y cuando no logremos lo que nos propusimos, como fue la medalla de oro ganada por Luis Fernando Tena en las Olimpiadas de Londres. Y es el caso cuando al ir tras una meta, aprendimos aún y cuando no la hubieramos logrado.

Tenemos una buena selección, formada por un grupo de jovenes futbolistas producidos por un muy concienzudo proceso de formación, en el que se han observado todas las categorías, sub-16, sub-18, sub-20, sub-23, que son el recorrido que han caminado estos jóvenes, reforzados por otro grupo de jugadores ya con la experiencia suficiente en el futbol profesional, que marcan los pazos que se dieron en aquella gloriosa ocasión de las Olimpiadas de Londres.

Pero igual que nosotros hemos obedecido los protocolos establecidos para el caso, los demás países igual lo han hecho, sobre todo Brasil, cuyo orguyo se vio lastimado cuando menospreció a un rival que muy lejos de su nivel, los derrotó, parecido a lo que nos ha sucedido, cuando nuestra arrogancia nos ha llevado a menospreciar a nuestros rivales del CONCACAF.

Pero tambien es cierto que perdemos multiples oportunidades por el simple hecho de que no queremos arriesgarnos porque nos consideramos inseguros e incapaces.

La nota que caracteriza la renuncia a arriesgarnos por algo, es que no nos sentimos capaces para ello; y puede que tengamos razón, pues es imposible que seamos capaces "para todo" ¿Pero cuntas veces nuestra propia vida nos ha demostrado que si somos capaces para lograr el objetivo y, en cambio renunciamos al intento de lograrlo por un puro sentimiento de minusvalía.

Hasta pronto amigo.

Aún en este momento, me encuentro muy sorprendido por la consecución de aquella medalla de oro Olímpica, lo dije en aquel momento y lo sostengo ahora, aquellos mismos jugadores que participaron del triunfo, no lograron soportar el peso de aquel trofeo y no volvieron a repetir aquella hazaña, o al menos ganar algo que se le pareciera, teníamos una medalla de oro y sin embargo nuestra estatura continuaba siendo la misma.

Como suele decirse, aquel equipo instaló la vara tan alto que no se ha vuelto a alcanzar, vaya, ni siquiera aproximarse a ella.

Y es que los mexicanos, todo lo magnificamos, al menor logro de nuestra selección lo elevamos a gesta gloriosa y, la derrota, por mínima e injusta que sea, la miramos como un tremendo y doloroso fracaso, para el que no tardamos en encontrar culpables. Y es que mucho antes de que inicie cualquier proceso de preparación, para encarar alguna empresa, ya estamos dandola por ganada, creando una obligación a nuestros jugadores, que han de cumplir igual que lo hicieron aquellos incomparables guerreros dirigidos por un sorprendido Luis Fernando Tena, que no acaba de entender que fue lo que pasó.

Y de la misma manera que no podemos creer que nuestro poderoso equipo, el Gigante de CONCACAF, no pueda vencer a un humilde equipo caribeño, no calificamos tambien el que una potencia mundial como lo es Brasil, hay perdido con México.

Por qué eso es lo que pensó todo el mundo futbolístico, que calificó a los amazonícos como a un grupo de irresponsables, imagen que los ha caracterizado a partrir de que Dunga se hiciera cargo de su dirección, que al querer europizar el juego brasileño, lo convirtió en una ridícula caricatura, promovida por la nueva generacion de entrenadores brasileños como Escolari y Tite y el mismo Carlos Caetano Bledorn Verri "Dunga", que fuera un extraordinario centrocampista y un mediocre entrenador, quien fue destituído despues de perder con Perú en la Copa América.

Obligar a nuestra actual selección olímpica a conquistar la medalla de oro, es pensar que Dunga ha reencarnado en los entrenadores a quien va a enfrentarse Jaime Lozano y, esa exigencia, reflejada en el decir de los comentaristas especializados que están seguros del triunfo mexicano, marca en los jugadores una responsabilidad que tal vez esté mas allá de la realidad.

La seguridad como un estado emocional es algo ue todos deseamos. El sentirnos inseguros en alguna tarea o en el cumplimiento de algún objetivo, nos produce sentimientos de temor, de autolimaitación.

Toda persona insegura siente que debería ser buena y punto. Que debería ser feliz y tambien punto, que debería obtener éxito, ser competente etc., etc., todo ello de manera redondeada y definitiva. Todos estos son objetivos dignos y de gran valor, más no se debe pensar en ellos, al menos en su sentido absoluto como fines que conquistar, sino como algo que hay que alcanzar, más que como algo que se debiera ser.

Las innumerables autoexigencias de "debería", constituyen una tiranaía que nos conduce irremdiablemente a sentimientos de ansiedad, desánimo, obsesiones y multiples trastornos emocionales.

Uno de los caminos más exitosos para combatir nuestra inseguridad conciste en "extirpar la tiranaía de los debería". Esto es, que no debemos plantearnos jamás los: "Yo debo ser capaz", "Debo ser exitoso siempre", "Debo triunfar a toda costa", etc., Simplemente necesitamos observar cuales son nuestras capacidades reales y nuestros verdaderos gustos y, elegir aquellas tareas que vayan de acuerdo a esas capacidades y gustos. Y finalmente, intentar lo que nos proponemos con toda nuestra voluntad, pero jamás hacer las cosas pensando que siempre "debere ganar".

El éxito muchas veces lo alcanzamos aún y cuando no logremos lo que nos propusimos, como fue la medalla de oro ganada por Luis Fernando Tena en las Olimpiadas de Londres. Y es el caso cuando al ir tras una meta, aprendimos aún y cuando no la hubieramos logrado.

Tenemos una buena selección, formada por un grupo de jovenes futbolistas producidos por un muy concienzudo proceso de formación, en el que se han observado todas las categorías, sub-16, sub-18, sub-20, sub-23, que son el recorrido que han caminado estos jóvenes, reforzados por otro grupo de jugadores ya con la experiencia suficiente en el futbol profesional, que marcan los pazos que se dieron en aquella gloriosa ocasión de las Olimpiadas de Londres.

Pero igual que nosotros hemos obedecido los protocolos establecidos para el caso, los demás países igual lo han hecho, sobre todo Brasil, cuyo orguyo se vio lastimado cuando menospreció a un rival que muy lejos de su nivel, los derrotó, parecido a lo que nos ha sucedido, cuando nuestra arrogancia nos ha llevado a menospreciar a nuestros rivales del CONCACAF.

Pero tambien es cierto que perdemos multiples oportunidades por el simple hecho de que no queremos arriesgarnos porque nos consideramos inseguros e incapaces.

La nota que caracteriza la renuncia a arriesgarnos por algo, es que no nos sentimos capaces para ello; y puede que tengamos razón, pues es imposible que seamos capaces "para todo" ¿Pero cuntas veces nuestra propia vida nos ha demostrado que si somos capaces para lograr el objetivo y, en cambio renunciamos al intento de lograrlo por un puro sentimiento de minusvalía.

Hasta pronto amigo.