/ viernes 26 de junio de 2020

Ocurrencias del futbol | De futbol, política y negocios

La transformación de un deporte en un espectáculo profesional que mueve muchos negocios es una realidad ineludible.

La sociedad debe cubrir el espacio que dejan vacante las corporaciones, desarrollando, estimulando y protegiendo la vida deportiva... Política y futbol. Nada más lejos... ¿nada más cerca? En teoría tendrían que ser dos mundos separados. Pero desde siempre los gobiernos comprendieron que el deporte les proporcionaba un arma de propaganda fundamental, como lo fue el Real Madrid al gobierno de Franco.

ESCAPARATE POLÍTICO

Ya en la segunda edición de la Copa del Mundo, en 1934 en Italia, el régimen de Benito Mussolini aprovechó la competición como escaparate político. El dictador, que jamás tuvo interés por el juego en sí mismo, presentó el triunfo final del equipo italiano como manifestación de superioridad de las ideas fascistas. Esto fue solo un preámbulo de lo que sucedería con Hitler y el nazismo en los Juegos Olímpicos de 1936. Desde entonces, el futbol nunca se ha podido liberar del todo de un interés manipulador por parte de ciertos idearios políticos o gobiernos.

Los ejemplos sobran y por algún curioso motivo son los gobiernos dictatoriales los que más pretendieron sacar partido. El mismo Pelé se queja diciendo: "Ya mencioné mi disgusto por el uso que de mi nombre y los triunfos de la selección de Brasil hizo la dictadura que gobernaba mi país en los años 70. Otro ejemplo muy triste es la manipulación que la dictadura militar que había tomado el poder en Argentina hizo en el Mundial del 78.

Los jugadores muchas veces ignoramos estas cuestiones, no nos damos cuenta o lo hacemos demasiado tarde. Creo de todas maneras, que sería bueno mantenerte alerta para que cosas así no vuelvan a suceder. No digo que los futbolistas tengan que entender de política, pero tampoco desentenderse de tal manera que acaben siendo manipulados. Nadie debería sacar provecho de lo que a nosotros nos cuesta tanto.

De todos modos, tanto a los jugadores como a los aficionados nos queda un consuelo, una especie de justicia final. Los dictadores pasan y, tarde o temprano, la historia hace justicia con ellos. Ocurrió en Brasil, ocurrió en Argentina. En cambio, el buen juego de sus selecciones, en 1970 y 1978 respectivamente, quedará por siempre en la memoria de la gente.

LAS PALABRAS DE NELSON MANDELA

"Al margen de este tipo de manejos, a lo largo de mi vida tuve la oportunidad de conocer de cerca a muchos políticos. Los hermanos John y Robert Kennedy, Richard Nixon, Henry Kissinger, Nelson Mandela, entre los más destacados.

"De todos, quien más me impresionó fue el presidente sudafricano Nelson Mandela. En uno de nuestros muchos encuentros me dijo: Pelé, yo fui injustamente encerrado por años, por querer lo mejor para mi pueblo. Sin embargo, no tengo odio ni rencor. He podido volver y hacerme cargo de mi pueblo. Lo que no alcanzo a entender, es como en tu país, con las riquezas y las posibilidades que tienen, no logran poner fin a tanta desigualdad social.

"Aquello me tocó. Nunca aspiré a ser presidente. Pero sí acepté el reto que me propuso el presidente Fernando Henrique Cardoso para ayudar en un área en la que me sentía seguro de poder aplicar mi experiencia. Por eso asumí como Ministro de Deportes a fines de 1994. Hasta donde pude, enfoqué mi gestión desde un punto de vista social. Ese fue mi gran objetivo.

"Todavía es muy pronto como para hacer un balance de la gestión, al menos con esa calidad reflexiva que solo da el tiempo. Lo que puedo decir es que el mundo de la política es complejo. A veces artificialmente complejo. Más complejo aún que el mundo del futbol y el mundo empresarial. Y que en la política no siempre el talento y la excelencia tienen el lugar que se merecen. Por el contrario, hay momentos en que pareciera que la misma burocracia conspira para asfixiarlos. Fue precisamente esa burocracia la que trabó implacablemente la aplicación de una serie de iniciativas simples pero eficaces, especialmente dirigidas hacia el bienestar de los niños. No siento rencor. Solo una cierta desilusión por no haber logrado lo que me propu-se".

Los aventureros del futbol, que invertían para construirse una imagen, están en vías de extinción. En Francia, Bernard Tapie, expresidente del Olympique de Marsella, sigue siendo el paradigma, pero no fue un caso aislado; Alemania, España, Italia y Gran Bretaña tambien han tenido sus dirigentes transas. Lo mismo que en América. Pero todo parece indicar que llega una nueva clase de dirigentes, con mentalidad empresarial. Por consiguiente los clubes se administrarán como empresas comerciales donde cada gasto se examina con la lupa de la rentabilidad. Esto es un intento de adoptar el modelo de las ligas profesionales de los Estados Unidos en su gestión de futbol americano, beisbol, basquet y hockey sobre hielo. Desde hace unas temporadas, el futbol mundial ha tomado un rumbo completamente nuevo... La gestión de Pelé en el gobierno de Brasil acabó con la trata de jugadores y con el imperio nocivo de Joao Havelange tanto en la FIFA como en su país.

Hasta pronto amigo.

La transformación de un deporte en un espectáculo profesional que mueve muchos negocios es una realidad ineludible.

La sociedad debe cubrir el espacio que dejan vacante las corporaciones, desarrollando, estimulando y protegiendo la vida deportiva... Política y futbol. Nada más lejos... ¿nada más cerca? En teoría tendrían que ser dos mundos separados. Pero desde siempre los gobiernos comprendieron que el deporte les proporcionaba un arma de propaganda fundamental, como lo fue el Real Madrid al gobierno de Franco.

ESCAPARATE POLÍTICO

Ya en la segunda edición de la Copa del Mundo, en 1934 en Italia, el régimen de Benito Mussolini aprovechó la competición como escaparate político. El dictador, que jamás tuvo interés por el juego en sí mismo, presentó el triunfo final del equipo italiano como manifestación de superioridad de las ideas fascistas. Esto fue solo un preámbulo de lo que sucedería con Hitler y el nazismo en los Juegos Olímpicos de 1936. Desde entonces, el futbol nunca se ha podido liberar del todo de un interés manipulador por parte de ciertos idearios políticos o gobiernos.

Los ejemplos sobran y por algún curioso motivo son los gobiernos dictatoriales los que más pretendieron sacar partido. El mismo Pelé se queja diciendo: "Ya mencioné mi disgusto por el uso que de mi nombre y los triunfos de la selección de Brasil hizo la dictadura que gobernaba mi país en los años 70. Otro ejemplo muy triste es la manipulación que la dictadura militar que había tomado el poder en Argentina hizo en el Mundial del 78.

Los jugadores muchas veces ignoramos estas cuestiones, no nos damos cuenta o lo hacemos demasiado tarde. Creo de todas maneras, que sería bueno mantenerte alerta para que cosas así no vuelvan a suceder. No digo que los futbolistas tengan que entender de política, pero tampoco desentenderse de tal manera que acaben siendo manipulados. Nadie debería sacar provecho de lo que a nosotros nos cuesta tanto.

De todos modos, tanto a los jugadores como a los aficionados nos queda un consuelo, una especie de justicia final. Los dictadores pasan y, tarde o temprano, la historia hace justicia con ellos. Ocurrió en Brasil, ocurrió en Argentina. En cambio, el buen juego de sus selecciones, en 1970 y 1978 respectivamente, quedará por siempre en la memoria de la gente.

LAS PALABRAS DE NELSON MANDELA

"Al margen de este tipo de manejos, a lo largo de mi vida tuve la oportunidad de conocer de cerca a muchos políticos. Los hermanos John y Robert Kennedy, Richard Nixon, Henry Kissinger, Nelson Mandela, entre los más destacados.

"De todos, quien más me impresionó fue el presidente sudafricano Nelson Mandela. En uno de nuestros muchos encuentros me dijo: Pelé, yo fui injustamente encerrado por años, por querer lo mejor para mi pueblo. Sin embargo, no tengo odio ni rencor. He podido volver y hacerme cargo de mi pueblo. Lo que no alcanzo a entender, es como en tu país, con las riquezas y las posibilidades que tienen, no logran poner fin a tanta desigualdad social.

"Aquello me tocó. Nunca aspiré a ser presidente. Pero sí acepté el reto que me propuso el presidente Fernando Henrique Cardoso para ayudar en un área en la que me sentía seguro de poder aplicar mi experiencia. Por eso asumí como Ministro de Deportes a fines de 1994. Hasta donde pude, enfoqué mi gestión desde un punto de vista social. Ese fue mi gran objetivo.

"Todavía es muy pronto como para hacer un balance de la gestión, al menos con esa calidad reflexiva que solo da el tiempo. Lo que puedo decir es que el mundo de la política es complejo. A veces artificialmente complejo. Más complejo aún que el mundo del futbol y el mundo empresarial. Y que en la política no siempre el talento y la excelencia tienen el lugar que se merecen. Por el contrario, hay momentos en que pareciera que la misma burocracia conspira para asfixiarlos. Fue precisamente esa burocracia la que trabó implacablemente la aplicación de una serie de iniciativas simples pero eficaces, especialmente dirigidas hacia el bienestar de los niños. No siento rencor. Solo una cierta desilusión por no haber logrado lo que me propu-se".

Los aventureros del futbol, que invertían para construirse una imagen, están en vías de extinción. En Francia, Bernard Tapie, expresidente del Olympique de Marsella, sigue siendo el paradigma, pero no fue un caso aislado; Alemania, España, Italia y Gran Bretaña tambien han tenido sus dirigentes transas. Lo mismo que en América. Pero todo parece indicar que llega una nueva clase de dirigentes, con mentalidad empresarial. Por consiguiente los clubes se administrarán como empresas comerciales donde cada gasto se examina con la lupa de la rentabilidad. Esto es un intento de adoptar el modelo de las ligas profesionales de los Estados Unidos en su gestión de futbol americano, beisbol, basquet y hockey sobre hielo. Desde hace unas temporadas, el futbol mundial ha tomado un rumbo completamente nuevo... La gestión de Pelé en el gobierno de Brasil acabó con la trata de jugadores y con el imperio nocivo de Joao Havelange tanto en la FIFA como en su país.

Hasta pronto amigo.