/ sábado 28 de noviembre de 2020

Ocurrencias del futbol | En momentos de crisis, improvisar es más importante que el conocimiento

Tigres y Cruz azul son afines al juego horizontal, pero los azules no están casados con el juego corto.

Claro que hay diferencias en los estilos de juego tan parecidos del Cruz azul y Tigres. Ya desde los tiempos de aquella gloriosa selección húngara de los años 50, que practicaba el 4-2-4 de los equipos centroeuropeos Alemania, Austria, Hungría, Checoslovaquia y Polonia, que adoptaron un juego similar al de los escoceses, basado en pases cortos. La característica fundamental de este futbol estribaba en la obsesión que actualmente muestran tanto Ferreti como Siboldi por la conservación de la pelota. De ahí que las triangulaciones en un corto espacio entrañen en ocasiones un juego reiterativo y horizontal con el objetivo de no perder el balón.

Ese entramado de pases aparentemente inútiles que acentúa la lentitud del juego, se rompe cuando la ocasión es propicia para lanzar un ataque rápido con un endiablado cambio de ritmo, como lo hace el Barcelona sin separarse del pase corto, estilo de juego que les ha inculcado el cúmulo de entrenadores holandeses que han pasado por el equipo blaugrana. De estas dos formas de juego, Tigres se identifica con la primera, el pase corto y horizontal que tanto disgusta al público ajeno, pues al de ellos les basta con que ganen.

Cruz azul, basado en el mismo juego de pase corto horizontal, le agrega el cambio de ritmo vertical en pase corto o el pase largo buscando ganarle la espalda a la defensa contraria que se asemeja al futbol total en cámara lenta, pues el de la Naranja Mecánica se igualaba a un flash relampagueante. Hoy hemos visto cómo dos de los equipos que presentan los más altos porcentajes de posesión de balón, nos han demostrado que practicando el mismo estilo de juego, el que contó con otra alternativa y se atrevió a usarla, exponiéndose a perder la posesión del balón, ganó el juego.

Este estilo de juego llegó a su plenitud con el famoso equipo Honvéd y la no menos célebre selección húngara del período 1950-1954, pero no ha dejado de evolucionar hasta alcanzar el grado supremo de su desarrollo con el llamado futbol total que tuvo su muestra más elocuente en el juego exhibido por las selecciones de Alemania y Holanda en el Mundial de 1974. Para que se produjera esta evolución fue necesaria la supremacía de la condición física del jugador sobre el talento individual. La victoria de la fuerza física sobre la técnica y la inspiración se concretó en el Mundial Suizo-54, en el que Alemania venció inesperadamente a Hungría. A partir de ese hecho y con la disolución de la gran selección magiar al producirse el exilio de casi todos sus componentes, el futbol centroeuropeo modificó su estilo concediendo cada vez más importancia a la condición física.

Como pueden ver, el futbol total resume su eficacia en el dominio de dos factores importantes, la condición física y la técnica y, en esta ocasión, los Tigres apostaron como lo han venido haciendo desde que el "Tuca" Ferreti se hizo cargo de su dirección, en lo que es un juego basado en la conservación del balón, apoyados en la gran calidad técnica de sus jugadores, siendo este su único recurso, que hasta ahora les ha permitido ser reconocido como el equipo de la década.

El Cruz azul por su parte, al control del balón (posesión) característica suya desde que aparecieron en la Primera División, le habían incluido ya el juego vertical en pases largos, haciendo de estos dos recursos un sistema alternativo que han vuelto a usar tanto como lo hacían en aquel tiempo de Campeonísimos donde contaban con grandes velocistas como el paraguayo Eladio Vera y, ahora en plena Liguilla, en cancha ajena y ante un rival de respeto que limita su juego al control de la pelota y a la eventual jugada individual de sus destacados atacantes, han establecido su juego de ritmo alternativo.

Para su primer gol, Cruz azul se vale de un avance colectivo que termina con un centro de Roberto Alvarado que llega hasta el otro extremo, donde Escobar, solitario recibe y suelta potente cañonazo ante el que Nahuel nada puede hacer aunque el balón pasa muy cercano a él. A los 46 minutos de juego, Guido Pizarro, en una acción que sin ser una jugada ensayada, ya se la hemos visto mucho, sorprende a los defensas llegando solo a cabecear para empatar el juego.

Poco después, Julian Quiñones recibe un pase que lo deja frente a Corona, lo burla, pero al hacerlo llegan las coberturas de la máquina y, teniendo a pesar de eso la puerta libre, no se anima a tirar, deshaciéndose de la responsabilidad "pasando" el balón a Gignac, quien rodeado de rivales nada puede hacer... "Gol errado, gol recibido"... Después, un larguísimo pase a Romo sirve para que la misma jugada de Quiñones se repita en la puerta de Nahuel, con la diferencia de que a Rodríguez no le tiemblan las patitas, tira y anota el segundo para su equipo.

Hasta aquí, Cruz azul ha anotado un gol valiéndose del juego de pases cortos y otro más con el sorpresivo juego largo, que repite con un pase arriesgado que parecía perdido, pero que Orbelín alcanza a rescatar para ceder a Romo, quien controla y fusila a Nahuel. Cruz azul, jugando corto cuando se ocupó y largo cuando así lo requirió el momento, se impuso a unos Tigres casados con el pase corto y al pie.

Hasta pronto amigo.

Tigres y Cruz azul son afines al juego horizontal, pero los azules no están casados con el juego corto.

Claro que hay diferencias en los estilos de juego tan parecidos del Cruz azul y Tigres. Ya desde los tiempos de aquella gloriosa selección húngara de los años 50, que practicaba el 4-2-4 de los equipos centroeuropeos Alemania, Austria, Hungría, Checoslovaquia y Polonia, que adoptaron un juego similar al de los escoceses, basado en pases cortos. La característica fundamental de este futbol estribaba en la obsesión que actualmente muestran tanto Ferreti como Siboldi por la conservación de la pelota. De ahí que las triangulaciones en un corto espacio entrañen en ocasiones un juego reiterativo y horizontal con el objetivo de no perder el balón.

Ese entramado de pases aparentemente inútiles que acentúa la lentitud del juego, se rompe cuando la ocasión es propicia para lanzar un ataque rápido con un endiablado cambio de ritmo, como lo hace el Barcelona sin separarse del pase corto, estilo de juego que les ha inculcado el cúmulo de entrenadores holandeses que han pasado por el equipo blaugrana. De estas dos formas de juego, Tigres se identifica con la primera, el pase corto y horizontal que tanto disgusta al público ajeno, pues al de ellos les basta con que ganen.

Cruz azul, basado en el mismo juego de pase corto horizontal, le agrega el cambio de ritmo vertical en pase corto o el pase largo buscando ganarle la espalda a la defensa contraria que se asemeja al futbol total en cámara lenta, pues el de la Naranja Mecánica se igualaba a un flash relampagueante. Hoy hemos visto cómo dos de los equipos que presentan los más altos porcentajes de posesión de balón, nos han demostrado que practicando el mismo estilo de juego, el que contó con otra alternativa y se atrevió a usarla, exponiéndose a perder la posesión del balón, ganó el juego.

Este estilo de juego llegó a su plenitud con el famoso equipo Honvéd y la no menos célebre selección húngara del período 1950-1954, pero no ha dejado de evolucionar hasta alcanzar el grado supremo de su desarrollo con el llamado futbol total que tuvo su muestra más elocuente en el juego exhibido por las selecciones de Alemania y Holanda en el Mundial de 1974. Para que se produjera esta evolución fue necesaria la supremacía de la condición física del jugador sobre el talento individual. La victoria de la fuerza física sobre la técnica y la inspiración se concretó en el Mundial Suizo-54, en el que Alemania venció inesperadamente a Hungría. A partir de ese hecho y con la disolución de la gran selección magiar al producirse el exilio de casi todos sus componentes, el futbol centroeuropeo modificó su estilo concediendo cada vez más importancia a la condición física.

Como pueden ver, el futbol total resume su eficacia en el dominio de dos factores importantes, la condición física y la técnica y, en esta ocasión, los Tigres apostaron como lo han venido haciendo desde que el "Tuca" Ferreti se hizo cargo de su dirección, en lo que es un juego basado en la conservación del balón, apoyados en la gran calidad técnica de sus jugadores, siendo este su único recurso, que hasta ahora les ha permitido ser reconocido como el equipo de la década.

El Cruz azul por su parte, al control del balón (posesión) característica suya desde que aparecieron en la Primera División, le habían incluido ya el juego vertical en pases largos, haciendo de estos dos recursos un sistema alternativo que han vuelto a usar tanto como lo hacían en aquel tiempo de Campeonísimos donde contaban con grandes velocistas como el paraguayo Eladio Vera y, ahora en plena Liguilla, en cancha ajena y ante un rival de respeto que limita su juego al control de la pelota y a la eventual jugada individual de sus destacados atacantes, han establecido su juego de ritmo alternativo.

Para su primer gol, Cruz azul se vale de un avance colectivo que termina con un centro de Roberto Alvarado que llega hasta el otro extremo, donde Escobar, solitario recibe y suelta potente cañonazo ante el que Nahuel nada puede hacer aunque el balón pasa muy cercano a él. A los 46 minutos de juego, Guido Pizarro, en una acción que sin ser una jugada ensayada, ya se la hemos visto mucho, sorprende a los defensas llegando solo a cabecear para empatar el juego.

Poco después, Julian Quiñones recibe un pase que lo deja frente a Corona, lo burla, pero al hacerlo llegan las coberturas de la máquina y, teniendo a pesar de eso la puerta libre, no se anima a tirar, deshaciéndose de la responsabilidad "pasando" el balón a Gignac, quien rodeado de rivales nada puede hacer... "Gol errado, gol recibido"... Después, un larguísimo pase a Romo sirve para que la misma jugada de Quiñones se repita en la puerta de Nahuel, con la diferencia de que a Rodríguez no le tiemblan las patitas, tira y anota el segundo para su equipo.

Hasta aquí, Cruz azul ha anotado un gol valiéndose del juego de pases cortos y otro más con el sorpresivo juego largo, que repite con un pase arriesgado que parecía perdido, pero que Orbelín alcanza a rescatar para ceder a Romo, quien controla y fusila a Nahuel. Cruz azul, jugando corto cuando se ocupó y largo cuando así lo requirió el momento, se impuso a unos Tigres casados con el pase corto y al pie.

Hasta pronto amigo.