/ lunes 29 de noviembre de 2021

Ocurrencias del futbol | Ese es el quid de la cuestión ¿Por qué la mediocridad?

Nada mejor para explicar lo negativo de nuestro sistema de competencia que los resultados finales de un torneo. Si nuestro sistema de competencia fuera a vuelta recíproca, como lo era antes, o sea torneos largos sin Liguillas, el campeón sería respetado porque en competencia leal, en las mismas condiciones que sus oponentes, con la misma cantidad de partidos jugados, terminó con la mejor puntuación. Eso está muy claro y lo entiende cualquiera, pero lo inaceptable para los seguidores de un equipo, es que no tenga oportunidad de poderse coronar

Que esperanza de ser campeón puede tener un equipo que terminó a catorce puntos del primer lugar, pues no, ninguna. Eso, el que un equipo mediocre (media tabla), vea que no puede superar los llamados poderosos, que año tras año rondan en las alturas, hace de la competencia "Aburrida", lo hemos oído miles de veces cuando volteamos hacia España, en donde la gloria se reparte entre tres equipos, Real Madrid con 34 Ligas, Barcelona 26, Atlético de Madrid 10, Athletic de Bilbao 8, Valencia 6, Real Sociedad 2, Deportivo la Coruña 1, Betis 1 y Sevilla 1.

Pero el colmo en España, es la recurrencia con la que el equipo odiado, el Real Madrid, repita y repita su protagonismo y, sin embargo, cualquier juego de su Liga, sea al inicio o al final de la competencia, cuenta con mayor asistencia, emoción y calidad de futbol, mientras que en México, arrebatarle al América la oportunidad de coronarse, representa la fiesta más importante de todo el torneo, sin importar cual sea el equipo ganador.

El caso del Real Madrid es comprensible, el odio que el pueblo español le tiene, es de sobra comprensible, ya que representa a la peor etapa de la historia de España, la del imperialismo del Generalísimo Francisco Franco, un odio heredado de algo que ya es historia. Mientras que en México, el odio al América es un odio gratuito, provocado por los intereses económicos de dos empresas televisivas que maquilladas de un honesto periodismo, ven crecer su negocio, a costas del empobrecimiento deportivo de nuestro futbol.

Y después enmudecen, cuando al ver perder a nuestra selección, contra los países que otrora superábamos tranquilamente, ocultando que todo ese fracaso deportivo, se origina porque acostumbrados a competir en la mediocridad, en donde es posible coronarse al final de una doble competencia, en donde con 14 puntos abajo del primer lugar, ganamos el campeonato.

Hace unas semanas, escuché decir a comentaristas televisivos, seguidores de Chivas y de Pumas, que estaban avergonzados de la forma en la que sus equipos habían llegado a la Liguilla (Repechaje). ¿Creen ustedes que sentirán la misma vergüenza si logran coronarse? esa es una prueba de la mediocridad en que se encuentra nuestro futbol. ¿Por qué entonces nos inconformamos con nuestra selección? Tal vez los geniales directivos de nuestra Federación Mexicana de Futbol, puedan convencer a Concacaf para que después de eliminados, la FIFA nos invente un repechaje extra contra Nepal, o Islas Faroe o Groenlandia, la cuestión es no perder la oportunidad de ir a Qatar, aunque en esa fiesta no haya mediocridad.

Peor imposible... Les comentaba recién, que soy afín a tres uniformes, desde 1951 al Atlas de Guadalajara, desade el 54 a los cremas del América y desde el 58 a los rayados de Monterrey, ni el paso

del tiempo ha cambiado mis tendencias. 70 años agradecido con el Atlas, los amigos del balón, como los bautizó Ángel Fernández... 67 años sin poder celebrar los triunfos de las Águilas, ya que siendo el equipo más odiado, difícilmente encuentro con quien compartir las glorias, que siempre han sido más que las tristezas.

Y, miren ustedes, al no tener ya presencia de aquellos legendarios Jabatos de Nuevo León, del que soy fundador junto a mis inolvidables compañeros Miguel "Cabrito" Rodríguez, Héctor de Zamacona, Pablo Muñiz, Javier Arizmendi, Nachito Hernández, Mingo Herrera, Héctor Orellana, Carlos Guerrero, Juan Hidalgo, Raúl Nava y Héctor "Píjola" pequeño, bajo la batuta de Manolo Pando y como quinesiólogo, al inolvidable Juan Sarmiento "La Pera", con la camiseta verde, shorts y medias blancas de visita y totalmente blancos cuando éramos locales.

Compartiendo el desaparecido estadio Tecnológico, con el Monterrey, con quienes tuvimos encuentros gloriosos que generalmente ganaban ellos que como de costumbre, ya desde entonces, contaban con una plantilla carísima: Humberto Gama "El Güero" porterazo exAmérica, "Chuta" Medina, "Cacho" Usal exAmérica, Pablo Thompson de Mata Redonda, Veracruz, Terrón, Almirón, Burela, Juárez, "Troca" Rivera, Joaquín Bernal exTampico y Nicolás "Pipo" Téllez exTampico.

Encuentros memorables, en los que Monterrey, que aún no eran rayados, acostumbraban a alinear contra nosotros a Agustín "Chiras" Prieto, un joven demonio de físico que no asustaba nadie, pero que solía hacer pedazos a nuestra defensa. Así, de esa enemistad, nació una admiración por el Monterrey, que continúa vigente. Tres opciones para darme un feliz fin de año, tres opciones que se han reducido a una: El Atlas, sería el colmo que terminara como el perro de las dos tortas.

Hasta pronto amigo.

Nada mejor para explicar lo negativo de nuestro sistema de competencia que los resultados finales de un torneo. Si nuestro sistema de competencia fuera a vuelta recíproca, como lo era antes, o sea torneos largos sin Liguillas, el campeón sería respetado porque en competencia leal, en las mismas condiciones que sus oponentes, con la misma cantidad de partidos jugados, terminó con la mejor puntuación. Eso está muy claro y lo entiende cualquiera, pero lo inaceptable para los seguidores de un equipo, es que no tenga oportunidad de poderse coronar

Que esperanza de ser campeón puede tener un equipo que terminó a catorce puntos del primer lugar, pues no, ninguna. Eso, el que un equipo mediocre (media tabla), vea que no puede superar los llamados poderosos, que año tras año rondan en las alturas, hace de la competencia "Aburrida", lo hemos oído miles de veces cuando volteamos hacia España, en donde la gloria se reparte entre tres equipos, Real Madrid con 34 Ligas, Barcelona 26, Atlético de Madrid 10, Athletic de Bilbao 8, Valencia 6, Real Sociedad 2, Deportivo la Coruña 1, Betis 1 y Sevilla 1.

Pero el colmo en España, es la recurrencia con la que el equipo odiado, el Real Madrid, repita y repita su protagonismo y, sin embargo, cualquier juego de su Liga, sea al inicio o al final de la competencia, cuenta con mayor asistencia, emoción y calidad de futbol, mientras que en México, arrebatarle al América la oportunidad de coronarse, representa la fiesta más importante de todo el torneo, sin importar cual sea el equipo ganador.

El caso del Real Madrid es comprensible, el odio que el pueblo español le tiene, es de sobra comprensible, ya que representa a la peor etapa de la historia de España, la del imperialismo del Generalísimo Francisco Franco, un odio heredado de algo que ya es historia. Mientras que en México, el odio al América es un odio gratuito, provocado por los intereses económicos de dos empresas televisivas que maquilladas de un honesto periodismo, ven crecer su negocio, a costas del empobrecimiento deportivo de nuestro futbol.

Y después enmudecen, cuando al ver perder a nuestra selección, contra los países que otrora superábamos tranquilamente, ocultando que todo ese fracaso deportivo, se origina porque acostumbrados a competir en la mediocridad, en donde es posible coronarse al final de una doble competencia, en donde con 14 puntos abajo del primer lugar, ganamos el campeonato.

Hace unas semanas, escuché decir a comentaristas televisivos, seguidores de Chivas y de Pumas, que estaban avergonzados de la forma en la que sus equipos habían llegado a la Liguilla (Repechaje). ¿Creen ustedes que sentirán la misma vergüenza si logran coronarse? esa es una prueba de la mediocridad en que se encuentra nuestro futbol. ¿Por qué entonces nos inconformamos con nuestra selección? Tal vez los geniales directivos de nuestra Federación Mexicana de Futbol, puedan convencer a Concacaf para que después de eliminados, la FIFA nos invente un repechaje extra contra Nepal, o Islas Faroe o Groenlandia, la cuestión es no perder la oportunidad de ir a Qatar, aunque en esa fiesta no haya mediocridad.

Peor imposible... Les comentaba recién, que soy afín a tres uniformes, desde 1951 al Atlas de Guadalajara, desade el 54 a los cremas del América y desde el 58 a los rayados de Monterrey, ni el paso

del tiempo ha cambiado mis tendencias. 70 años agradecido con el Atlas, los amigos del balón, como los bautizó Ángel Fernández... 67 años sin poder celebrar los triunfos de las Águilas, ya que siendo el equipo más odiado, difícilmente encuentro con quien compartir las glorias, que siempre han sido más que las tristezas.

Y, miren ustedes, al no tener ya presencia de aquellos legendarios Jabatos de Nuevo León, del que soy fundador junto a mis inolvidables compañeros Miguel "Cabrito" Rodríguez, Héctor de Zamacona, Pablo Muñiz, Javier Arizmendi, Nachito Hernández, Mingo Herrera, Héctor Orellana, Carlos Guerrero, Juan Hidalgo, Raúl Nava y Héctor "Píjola" pequeño, bajo la batuta de Manolo Pando y como quinesiólogo, al inolvidable Juan Sarmiento "La Pera", con la camiseta verde, shorts y medias blancas de visita y totalmente blancos cuando éramos locales.

Compartiendo el desaparecido estadio Tecnológico, con el Monterrey, con quienes tuvimos encuentros gloriosos que generalmente ganaban ellos que como de costumbre, ya desde entonces, contaban con una plantilla carísima: Humberto Gama "El Güero" porterazo exAmérica, "Chuta" Medina, "Cacho" Usal exAmérica, Pablo Thompson de Mata Redonda, Veracruz, Terrón, Almirón, Burela, Juárez, "Troca" Rivera, Joaquín Bernal exTampico y Nicolás "Pipo" Téllez exTampico.

Encuentros memorables, en los que Monterrey, que aún no eran rayados, acostumbraban a alinear contra nosotros a Agustín "Chiras" Prieto, un joven demonio de físico que no asustaba nadie, pero que solía hacer pedazos a nuestra defensa. Así, de esa enemistad, nació una admiración por el Monterrey, que continúa vigente. Tres opciones para darme un feliz fin de año, tres opciones que se han reducido a una: El Atlas, sería el colmo que terminara como el perro de las dos tortas.

Hasta pronto amigo.