/ jueves 13 de mayo de 2021

Ocurrencias del futbol | Finalmente, un equipo de Concacaf ganaba una Copa Interamericana

De las ocho ediciones disputadas hasta 1981, los clubes campeones de la Copa Libertadores de América han ganado en seis ocasiones, por dos de los representantes de Concacaf, en este caso el club América que era con la Universidad Autónoma de México la entidad con mayor poder de convocatoria en el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México. Con quince años de competición, la primera edición comenzó con buen pie y excelentes augurios, como toda competición que acaba de ver la luz, a pesar de que, como ya queda dicho, pronto se llegó a una progresiva pérdida de interés.

Los dos contendientes fueron el Estudiantes de la Plata argentino y el Toluca de México. El primer encuentro se disputó el 13 de febrero de 1969 en el estadio de Toluca, que ya estaba preparado para albergar uno de los grupos de la fase final de la Copa del Mundo de Futbol (México 70) y, el resultado se decantó hacia el lado argentino, que poseía en aquellos momentos uno de los mejores planteles de su historia bajo la batuta técnica de Osvaldo Zubeldía. Este técnico recaló en Estudiantes en 1965, siendo un hombre tomado casi de casualidad, cuando el equipo estaba amenazado por el descenso de categoría.

En sólo dos años lo hizo campeón Metropolitano, subcampeón del Nacional, campeón de la Libertadores y de la Copa Intercontinental ante el fabuloso Manchester United de los Matt Busby y Bobby Charlton. Pero no le resultó fácil al equipo platense esta primera Interamericana, porque, tras derrotar al Toluca en su propio terreno 1-2 con todas sus figuras (Malbernat, Suárez, Aguirre, "Flaco" Bilardo, Pachamé, Echecopar y Verón), se confió en la vuelta y perdió por el mismo tanteo ante un equipo mexicano que también demostró conocer los secretos del contragolpe a la europea. Estos resultados obligaron a disputar un tercer encuentro de desempate en el estadio Centenario de Montevideo el 21 de febrero. Con la lección aprendida, los argentinos jugaron a toda máquina y lograron una apabullante victoria por 3-0 en un partido en el que brillaron Bilardo y Verón.

Pero a pesar del éxito de esta competición, la Copa Interamericana no volvió a celebrarse hasta tres años después (edición 1971, que se jugó en realidad en julio de 1972) ante el Cruz Azul de México y el Nacional de Montevideo, que no tuvo demasiados problemas para hacerse con el trofeo (empate a uno en México y victoria por 2-1 en Montevideo), obteniendo así un trofeo internacional más, tras la Copa Libertadores y la Intercontinental de 1971.

En 1972, 1974 y 1975, el Independiente de Buenos Aires ganó de forma consecutiva la Copa Interamericana, adjudicándose en propiedad el trofeo ofrecido por la Concacaf en la primera edición del torneo. El Independiente, mejor equipo argentino de la primera mitad de la década de los setenta, de la mano del técnico brasileño Osvaldo Brandao, ganó en las sucesivas finalísimas interamericanas al Olimpia de Tegucigalpa, Deportivo Municipal de Guatemala y Atlético Español de México. A pesar de su aparente superioridad técnica, el Intependiente tuvo que recurrir a un tercer encuentro de desempate frente a los conjuntos guatemalteco y mexicano, sin que los resultados se definieran hasta las respectivas tandas de penales.

Después de una época -la del Independiente- en la que la Copa Interamericana se jugó con regularidad, el triunfo del Cruzeiro de Belo Horizonte en la Copa Libertadores de 1976 rompió la necesaria armonización de este trofeo porque ese equipo brasileño se negó a disputar la competición interamericana, al igual que el Boca Juniors de Juan Carlos Lorenzo en la edición posterior, aunque este equipo argentino se decidiría finalmente a aceptar el compromiso en 1978, ante el fuerte cuadro del América de México, pero Boca escogió mal momento para hacer frente a la Copa Interamericana, porque disputó el primer partido en Buenos Aires, cuando ya habían empezado las competiciones nacionales y siete días después de haber jugado con el Borussia de Mönchengladbach el primer encuentro de la Copa Intercontinental. A pesar de que ganó con claridad a los mexicanos 3-0 en su Bombonera, estos no se dejaron sorprender en el estadio Azteca quince días despues (1-0) y tras un paréntesis de 48 horas sentenciaron a su favor la confrontación en el mismo escenario por 2-1. El trofeo quedaba así por vez primera en poder de un equipo de Concacaf.

Qué tiempos, recuerdo perfectamente que me encontraba en México para atender un negocio con un señor Casados, gerente de una siderúrgica, que de momento se encontraba en España, lo que hizo que mi estancia en la capital se alargara, decidiendo mis jefes que aprovechara para asistir al juego aquel entre el Boca Juniors y el América, que se decidió con un golazo de Carlos Reinoso, cobrando un tiro libre que dejó a Hugo Gatti parado como estatua.

Qué lástima que los clubes mexicanos hayan quedado fuera de estas competiciones, en donde los países suramericanos pudieron constatar el buen nivel del futbol mexicano y nuestros equipos adquirieron una importante experiencia al competir contra equipos de reconocida valía. Cruz Azul, América y Santos fueron dígnos representantes de nuestro futbol e incluso fueron muchas las veces que el tendencioso arbitraje suramericano se inclinó en favor de los equipos aquellos, cuando en los casos del Cruz Azul y el Santos las actuaciones de los colegiados fueron descaradamente tendenciosas. Aun así, aquello fue muy benéfico para nuestros clubes.

Hasta pronto amigo.

De las ocho ediciones disputadas hasta 1981, los clubes campeones de la Copa Libertadores de América han ganado en seis ocasiones, por dos de los representantes de Concacaf, en este caso el club América que era con la Universidad Autónoma de México la entidad con mayor poder de convocatoria en el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México. Con quince años de competición, la primera edición comenzó con buen pie y excelentes augurios, como toda competición que acaba de ver la luz, a pesar de que, como ya queda dicho, pronto se llegó a una progresiva pérdida de interés.

Los dos contendientes fueron el Estudiantes de la Plata argentino y el Toluca de México. El primer encuentro se disputó el 13 de febrero de 1969 en el estadio de Toluca, que ya estaba preparado para albergar uno de los grupos de la fase final de la Copa del Mundo de Futbol (México 70) y, el resultado se decantó hacia el lado argentino, que poseía en aquellos momentos uno de los mejores planteles de su historia bajo la batuta técnica de Osvaldo Zubeldía. Este técnico recaló en Estudiantes en 1965, siendo un hombre tomado casi de casualidad, cuando el equipo estaba amenazado por el descenso de categoría.

En sólo dos años lo hizo campeón Metropolitano, subcampeón del Nacional, campeón de la Libertadores y de la Copa Intercontinental ante el fabuloso Manchester United de los Matt Busby y Bobby Charlton. Pero no le resultó fácil al equipo platense esta primera Interamericana, porque, tras derrotar al Toluca en su propio terreno 1-2 con todas sus figuras (Malbernat, Suárez, Aguirre, "Flaco" Bilardo, Pachamé, Echecopar y Verón), se confió en la vuelta y perdió por el mismo tanteo ante un equipo mexicano que también demostró conocer los secretos del contragolpe a la europea. Estos resultados obligaron a disputar un tercer encuentro de desempate en el estadio Centenario de Montevideo el 21 de febrero. Con la lección aprendida, los argentinos jugaron a toda máquina y lograron una apabullante victoria por 3-0 en un partido en el que brillaron Bilardo y Verón.

Pero a pesar del éxito de esta competición, la Copa Interamericana no volvió a celebrarse hasta tres años después (edición 1971, que se jugó en realidad en julio de 1972) ante el Cruz Azul de México y el Nacional de Montevideo, que no tuvo demasiados problemas para hacerse con el trofeo (empate a uno en México y victoria por 2-1 en Montevideo), obteniendo así un trofeo internacional más, tras la Copa Libertadores y la Intercontinental de 1971.

En 1972, 1974 y 1975, el Independiente de Buenos Aires ganó de forma consecutiva la Copa Interamericana, adjudicándose en propiedad el trofeo ofrecido por la Concacaf en la primera edición del torneo. El Independiente, mejor equipo argentino de la primera mitad de la década de los setenta, de la mano del técnico brasileño Osvaldo Brandao, ganó en las sucesivas finalísimas interamericanas al Olimpia de Tegucigalpa, Deportivo Municipal de Guatemala y Atlético Español de México. A pesar de su aparente superioridad técnica, el Intependiente tuvo que recurrir a un tercer encuentro de desempate frente a los conjuntos guatemalteco y mexicano, sin que los resultados se definieran hasta las respectivas tandas de penales.

Después de una época -la del Independiente- en la que la Copa Interamericana se jugó con regularidad, el triunfo del Cruzeiro de Belo Horizonte en la Copa Libertadores de 1976 rompió la necesaria armonización de este trofeo porque ese equipo brasileño se negó a disputar la competición interamericana, al igual que el Boca Juniors de Juan Carlos Lorenzo en la edición posterior, aunque este equipo argentino se decidiría finalmente a aceptar el compromiso en 1978, ante el fuerte cuadro del América de México, pero Boca escogió mal momento para hacer frente a la Copa Interamericana, porque disputó el primer partido en Buenos Aires, cuando ya habían empezado las competiciones nacionales y siete días después de haber jugado con el Borussia de Mönchengladbach el primer encuentro de la Copa Intercontinental. A pesar de que ganó con claridad a los mexicanos 3-0 en su Bombonera, estos no se dejaron sorprender en el estadio Azteca quince días despues (1-0) y tras un paréntesis de 48 horas sentenciaron a su favor la confrontación en el mismo escenario por 2-1. El trofeo quedaba así por vez primera en poder de un equipo de Concacaf.

Qué tiempos, recuerdo perfectamente que me encontraba en México para atender un negocio con un señor Casados, gerente de una siderúrgica, que de momento se encontraba en España, lo que hizo que mi estancia en la capital se alargara, decidiendo mis jefes que aprovechara para asistir al juego aquel entre el Boca Juniors y el América, que se decidió con un golazo de Carlos Reinoso, cobrando un tiro libre que dejó a Hugo Gatti parado como estatua.

Qué lástima que los clubes mexicanos hayan quedado fuera de estas competiciones, en donde los países suramericanos pudieron constatar el buen nivel del futbol mexicano y nuestros equipos adquirieron una importante experiencia al competir contra equipos de reconocida valía. Cruz Azul, América y Santos fueron dígnos representantes de nuestro futbol e incluso fueron muchas las veces que el tendencioso arbitraje suramericano se inclinó en favor de los equipos aquellos, cuando en los casos del Cruz Azul y el Santos las actuaciones de los colegiados fueron descaradamente tendenciosas. Aun así, aquello fue muy benéfico para nuestros clubes.

Hasta pronto amigo.