/ viernes 24 de julio de 2020

Ocurrencias del futbol | Franz Beckenbauer, sin duda el mejor defensa líbero y líder

Contradictoriamente a las características de un central, fue muy elegante y no necesitó de rudezas.

Es cierto que en el futbol contemporáneo la importancia del bloque ha desterrado viejos individualismos. Sin embargo, todos los equipos que juegan un futbol evolucionado deben contar con un líder, el hombre capaz de encauzar el movimiento exasperado de todos sus compañeros, preparado para mandarles sobre el campo y con la sutileza necesaria para administrar sabiamente el derroche de energías, imponiendo pausas que den al juego fluidez y cadencia.

Todos los grandes equipos de la década de los 70 han contado con un líder. La selección alemana lo tuvo en Franz Beckenbauer, y una vez que el "Kaiser" se retiró de la selección, hubo que recobrar a un veterano, Paul Breitner, con el imprescindible carisma para ejercer esa labor. Lo mismo que ocurrió con la selección alemana, es decir, el relevo de Beckenbauer por Breitner se operó en el Bayern de Múnich. El líder indiscutible de la selección holandesa de 1974 fue Johan Cruyff, a quien sucedió en esta tarea el todoterreno Ruud Krol en el equipo naranja que acudió al Mundial de Argentina. Los argentinos tuvieron a su líder en Daniel Passarella, como el Real Madrid lo tuvo durante 15 años en José Martínez "Pirri", Brasil en Rivelino y posteriormente en Zico.

Una vez que los jugadores saltan al terreno de juego es el líder del equipo, quien por lo general ostenta la capitanía, el que asume la máxima autoridad y todos sus compañeros deben acatarla. El debe resolver las pequeñas fricciones, llevar ánimo en los momentos de desfallecimiento o recomponer las líneas cuando se produzca un cierto desorden. Son jugadores que tanto pueden encontrarse en la punto del ataque como cubriendo las espaldas de su "líbero" si la ocasión lo requiere. Su presencia contribuye a reforzar la moral de cualquier línea que eventualmente, esté pasando por una crisis.

FUNCIONES DEL LÍDER

Una de las funciones del líder en un equipo que juegue un futbol moderno, es la de saber administrar los momentos de sosiego, ya que un conjunto que desarrolle un futbol pletórico de fuerza física y que posea jugadores capaces de desarrollar funciones ofensivas o defensivas puede caer fácilmente en el atolondramiento, en el correr porque sí.

Para evitar esa sensación que dan algunos equipos de haber perdido la brújula, está la figura del líder. Él debe administrar las pausas de forma inteligente, para recomponer las líneas o para que los jugadores puedan recuperarse de un esfuerzo recién ejecutado. Esto solo lo puede llevar a cabo un jugador cerebral, con un temperamento menos fogoso que el de sus compañeros y que posea la suficiente agudeza para hacerse cargo de que es conveniente un momento de sosiego, sin que por ello se le haga alguna concesión al rival. La pausa debe de aplicarse de una manera muy dosificada y en períodos cortísimos, para reaccionar inmediatamente produciendo en el equipo contrario una sorpresa demoledora.

La sorpresa es otro de los elementos en que se apoya el futbol moderno. Explotar con picardía todas las situaciones que depara el juego, es una manera de evitar que el planteamiento logístico de un partido caiga en la rutina o en la repetición mecánica de las situaciones, tanto para provocarla como para evitarla, el jugador debe estar muy concentrado en el juego, en constante tensión y sin distraerse ni un solo instante. La picardía en el lanzamientro de una falta, incluso en la colocación del balón para ejecutarla, en el engaño al mezclarse con la barrera, el molestar al portero en el lanzamiento de un saque de esquina o en el contragolpe imprevisto, son situaciones que permiten a un equipo beneficiarse de las distracciones en que pueda incurrir el conjunto adversario.

Todo esto forma parte del juego subjetivo, ese juego tan difícil de explicar con palabras, un juego que, sin ser exacto, se siente y afecta las acciones, un juego de "marrullerías" permitidas en la medida de que no se incurra en contacto, para cuya aplicación es necesaria la picardía, algo que prolifera en el futbol latino, sobre todo en el sudamericano.

LA "JUVE" TENDRÁ QUE ESPERAR

Cuando parecía que Italia tendría, por enésima vez como campeón al Juventus, para lo que solamente era necesario un empate, justo en el minuto 90+2, Seko Fontana, asistido por R. Becäo, anotó el gol que sentenciaba el triunfo del Udinese sobre la Juventus que ya tenía preparada su fiesta, que habrá de esperar a la próxima jornada, que será la última. Los goles fueron anotados: a los 42 minutos por el holandés Matthijs de Ligt, el 1-0, para que diez minutos más tarde Ilija Nestorovski consiguiera la igualada, y ya sobre el tiempo, Seko sentenciara el juego.

Y como matemáticamente, Emmovile puede alcanzar y superar el goleo de Cristiano Ronaldo, la definición de esa lucha quedará igual pendiente para el juego siguiente, estando CR-7, matemáticamente, con posibilidades aún de arrebatarle el botín de oro al polaco Robert Lewandowski, quedándose Lionel Messi muy lejos de ellos. Así, el futbol italiano continúa manteniéndonos en suspenso con su Escudeto de la Liga y con su Capo Cannonniere.

Hasta pronto amigo.

Contradictoriamente a las características de un central, fue muy elegante y no necesitó de rudezas.

Es cierto que en el futbol contemporáneo la importancia del bloque ha desterrado viejos individualismos. Sin embargo, todos los equipos que juegan un futbol evolucionado deben contar con un líder, el hombre capaz de encauzar el movimiento exasperado de todos sus compañeros, preparado para mandarles sobre el campo y con la sutileza necesaria para administrar sabiamente el derroche de energías, imponiendo pausas que den al juego fluidez y cadencia.

Todos los grandes equipos de la década de los 70 han contado con un líder. La selección alemana lo tuvo en Franz Beckenbauer, y una vez que el "Kaiser" se retiró de la selección, hubo que recobrar a un veterano, Paul Breitner, con el imprescindible carisma para ejercer esa labor. Lo mismo que ocurrió con la selección alemana, es decir, el relevo de Beckenbauer por Breitner se operó en el Bayern de Múnich. El líder indiscutible de la selección holandesa de 1974 fue Johan Cruyff, a quien sucedió en esta tarea el todoterreno Ruud Krol en el equipo naranja que acudió al Mundial de Argentina. Los argentinos tuvieron a su líder en Daniel Passarella, como el Real Madrid lo tuvo durante 15 años en José Martínez "Pirri", Brasil en Rivelino y posteriormente en Zico.

Una vez que los jugadores saltan al terreno de juego es el líder del equipo, quien por lo general ostenta la capitanía, el que asume la máxima autoridad y todos sus compañeros deben acatarla. El debe resolver las pequeñas fricciones, llevar ánimo en los momentos de desfallecimiento o recomponer las líneas cuando se produzca un cierto desorden. Son jugadores que tanto pueden encontrarse en la punto del ataque como cubriendo las espaldas de su "líbero" si la ocasión lo requiere. Su presencia contribuye a reforzar la moral de cualquier línea que eventualmente, esté pasando por una crisis.

FUNCIONES DEL LÍDER

Una de las funciones del líder en un equipo que juegue un futbol moderno, es la de saber administrar los momentos de sosiego, ya que un conjunto que desarrolle un futbol pletórico de fuerza física y que posea jugadores capaces de desarrollar funciones ofensivas o defensivas puede caer fácilmente en el atolondramiento, en el correr porque sí.

Para evitar esa sensación que dan algunos equipos de haber perdido la brújula, está la figura del líder. Él debe administrar las pausas de forma inteligente, para recomponer las líneas o para que los jugadores puedan recuperarse de un esfuerzo recién ejecutado. Esto solo lo puede llevar a cabo un jugador cerebral, con un temperamento menos fogoso que el de sus compañeros y que posea la suficiente agudeza para hacerse cargo de que es conveniente un momento de sosiego, sin que por ello se le haga alguna concesión al rival. La pausa debe de aplicarse de una manera muy dosificada y en períodos cortísimos, para reaccionar inmediatamente produciendo en el equipo contrario una sorpresa demoledora.

La sorpresa es otro de los elementos en que se apoya el futbol moderno. Explotar con picardía todas las situaciones que depara el juego, es una manera de evitar que el planteamiento logístico de un partido caiga en la rutina o en la repetición mecánica de las situaciones, tanto para provocarla como para evitarla, el jugador debe estar muy concentrado en el juego, en constante tensión y sin distraerse ni un solo instante. La picardía en el lanzamientro de una falta, incluso en la colocación del balón para ejecutarla, en el engaño al mezclarse con la barrera, el molestar al portero en el lanzamiento de un saque de esquina o en el contragolpe imprevisto, son situaciones que permiten a un equipo beneficiarse de las distracciones en que pueda incurrir el conjunto adversario.

Todo esto forma parte del juego subjetivo, ese juego tan difícil de explicar con palabras, un juego que, sin ser exacto, se siente y afecta las acciones, un juego de "marrullerías" permitidas en la medida de que no se incurra en contacto, para cuya aplicación es necesaria la picardía, algo que prolifera en el futbol latino, sobre todo en el sudamericano.

LA "JUVE" TENDRÁ QUE ESPERAR

Cuando parecía que Italia tendría, por enésima vez como campeón al Juventus, para lo que solamente era necesario un empate, justo en el minuto 90+2, Seko Fontana, asistido por R. Becäo, anotó el gol que sentenciaba el triunfo del Udinese sobre la Juventus que ya tenía preparada su fiesta, que habrá de esperar a la próxima jornada, que será la última. Los goles fueron anotados: a los 42 minutos por el holandés Matthijs de Ligt, el 1-0, para que diez minutos más tarde Ilija Nestorovski consiguiera la igualada, y ya sobre el tiempo, Seko sentenciara el juego.

Y como matemáticamente, Emmovile puede alcanzar y superar el goleo de Cristiano Ronaldo, la definición de esa lucha quedará igual pendiente para el juego siguiente, estando CR-7, matemáticamente, con posibilidades aún de arrebatarle el botín de oro al polaco Robert Lewandowski, quedándose Lionel Messi muy lejos de ellos. Así, el futbol italiano continúa manteniéndonos en suspenso con su Escudeto de la Liga y con su Capo Cannonniere.

Hasta pronto amigo.