/ sábado 11 de julio de 2020

Ocurrencias del Futbol | La evolución de los sistemas de juego

Como ocurre en todos los deportes colectivos, un equipo de futbol debe tener estructura de conjunto, es decir, todos y cada uno de sus componentes han de cumplir misiones previamente establecidas con el fin primordial de imponerse al adversario. Imponerse "y no vencer", porque la práctica pone de relieve en ocasiones el carácter especulativo del futbol, sobre todo el de alta competición, y no son pocos los equipos que en un encuentro determinado persiguen como meta un empate e incluso una derrota por un escaso margen de goles.

En cualquier caso, un equipo debe establecer un orden entre sus jugadores y líneas, orden al que denomina táctica. La forma de abordar cada encuentro en concreto y las variantes que pueden introducirse en la táctica de un equipo en función del comportamiento del adversario, de la marcha del marcador, de factores muchas veces imprevisibles -una lesión, una expulsión- constituyen la estrategia.

Puede darse el caso, bastante frecuente, por otra parte, de que dos equipos enfrentados entre sí empleen la misma táctica y, sin embargo, uno de ellos resulte vencedor por amplio margen. En esto influyen la capacidad de los propios jugadores para cumplir con la misión encomendada, la distinta comunión que existe en uno y otro equipo, la diferente calidad individual entre los jugadores de ambos cuadros o la mejor disposición de los vencedores para adecuarse a la táctica encomendada.

LOS GRANDES JUGADORES

La historia del futbol está plagada de ejemplos de grandes jugadores que fueron incapaces de adaptarse a un equipo por estar acostumbrados a tácticas totalmente distintas. También ha sido frecuente el fracaso de entrenadores de clubes en que pretendieron sin éxito introducir esquemas que les habían proporcionado espléndidos resultados en otros equipos u otros países. El magnífico interior brasileño Waldir Pereira "Didi", campeón del mundo, junto a Pelé en Suecia 1958, fracasó con estrépito en su breve paso por el Real Madrid. Aun cuando puede aludirse al hecho cierto de su incompatibilidad con la gran estrella madridista de aquellos tiempos, Alfredo DiStéfano, la realidad es que Didi no fue capaz de amoldarse a un estilo de juego más rápido y de mayor aporte físico del que se le había exigido hasta entonces en el Botafogo y en la selección brasileña.

Otros destacados internacionales brasileños como Jairzinho y Paulo César tuvieron una experiencia similar e igualmente fallida al incorporarse al Olympique de Marsella francés, en el que no consiguieron rendir al nivel que lo hicieron con la selección tricampeona del mundo.

Otro gran jugador, este de los años 20, el uruguayo Héctor Scarone, considerado uno de los mejores interiores de todos los tiempos, no sonsiguió adaptarse al juego del Barcelona y pasó por este equipo sin dar la real medida de sus posibilidades.

Años más tarde el gran extremo uruguayo Luis Cubilla sufrió un fracaso semejante en el club catalán, en el que no alcanzó el nivel de juego que solía mantener en el Peñarol de Montevideo y en la selección celeste, y que posteriormente recuperó al fichar sucesivamente por el River Plate de Buenos Aires y el Nacional de Montevideo.

MENTALIDAD PROPIA

De todo esto cabe deducir que, aunque la táctica sigue el curso de la moda y se aceptan generalmente en distintos clubes y diferentes países, cada equipo posee una mentalidad propia que le hace distinto a los otros equipos del mismo país e incluso de la misma ciudad. Este factor difícil de racionalizar y de estudiar en los libros es el que entrenadores y jugadores deben asumir en toda su amplitud para adaptarse a algunos equipos sin sufrir un duro trauma profesional.

Las tácticas más usuales en el futbol han experimentado una gran evolución en el curso de los últimos años. A ello ha contribuido la gran expansión experimentada por este deporte a escala mundial.

LAS COMPARACIONES

En los años 20, cuando la selección uruguaya irrumpió con inusitada pujanza en los torneos olímpicos, precursores de la Copa del Mundo, la mayor inquietud de los técnicos, críticos y aficionados se centraba en comparar las escuelas de futbol europeo y sudamericano. Pese a que esa vieja rivalidad continúa en vigor, el paso de los años ha puesto de relieve que no existen tan solo corrientes futbolísticas bien definidas a nivel continental sino que tales estilos están hoy en día mucho más localizados a nivel geográfico, por ejemplo, dentro del futbol sudamericano sabemos que Brasil, Argentina o Perú poseen un futbol con muchos elementos comunes, que lo son también al futbol europeo, pero que cada uno tiene a su vez un estilo marcadamente propio.

En Brasil se puede contrastar el juego alegre, creativo y malabarista de los equipos de Río de Janeiro con el más práctico, técnico y aguerrido de los "gauchos" de Rio Grande do Sul, ciertamente influidos por sus vecinos del Uruguay. Lo mismo podría decirse del futbol que juegan Alemania, Bélgica, Holanda y Austria respecto de lo que practican en la Europa Oriental del futbol británico y el escandinavo.

Hasta pronto amigo.

Como ocurre en todos los deportes colectivos, un equipo de futbol debe tener estructura de conjunto, es decir, todos y cada uno de sus componentes han de cumplir misiones previamente establecidas con el fin primordial de imponerse al adversario. Imponerse "y no vencer", porque la práctica pone de relieve en ocasiones el carácter especulativo del futbol, sobre todo el de alta competición, y no son pocos los equipos que en un encuentro determinado persiguen como meta un empate e incluso una derrota por un escaso margen de goles.

En cualquier caso, un equipo debe establecer un orden entre sus jugadores y líneas, orden al que denomina táctica. La forma de abordar cada encuentro en concreto y las variantes que pueden introducirse en la táctica de un equipo en función del comportamiento del adversario, de la marcha del marcador, de factores muchas veces imprevisibles -una lesión, una expulsión- constituyen la estrategia.

Puede darse el caso, bastante frecuente, por otra parte, de que dos equipos enfrentados entre sí empleen la misma táctica y, sin embargo, uno de ellos resulte vencedor por amplio margen. En esto influyen la capacidad de los propios jugadores para cumplir con la misión encomendada, la distinta comunión que existe en uno y otro equipo, la diferente calidad individual entre los jugadores de ambos cuadros o la mejor disposición de los vencedores para adecuarse a la táctica encomendada.

LOS GRANDES JUGADORES

La historia del futbol está plagada de ejemplos de grandes jugadores que fueron incapaces de adaptarse a un equipo por estar acostumbrados a tácticas totalmente distintas. También ha sido frecuente el fracaso de entrenadores de clubes en que pretendieron sin éxito introducir esquemas que les habían proporcionado espléndidos resultados en otros equipos u otros países. El magnífico interior brasileño Waldir Pereira "Didi", campeón del mundo, junto a Pelé en Suecia 1958, fracasó con estrépito en su breve paso por el Real Madrid. Aun cuando puede aludirse al hecho cierto de su incompatibilidad con la gran estrella madridista de aquellos tiempos, Alfredo DiStéfano, la realidad es que Didi no fue capaz de amoldarse a un estilo de juego más rápido y de mayor aporte físico del que se le había exigido hasta entonces en el Botafogo y en la selección brasileña.

Otros destacados internacionales brasileños como Jairzinho y Paulo César tuvieron una experiencia similar e igualmente fallida al incorporarse al Olympique de Marsella francés, en el que no consiguieron rendir al nivel que lo hicieron con la selección tricampeona del mundo.

Otro gran jugador, este de los años 20, el uruguayo Héctor Scarone, considerado uno de los mejores interiores de todos los tiempos, no sonsiguió adaptarse al juego del Barcelona y pasó por este equipo sin dar la real medida de sus posibilidades.

Años más tarde el gran extremo uruguayo Luis Cubilla sufrió un fracaso semejante en el club catalán, en el que no alcanzó el nivel de juego que solía mantener en el Peñarol de Montevideo y en la selección celeste, y que posteriormente recuperó al fichar sucesivamente por el River Plate de Buenos Aires y el Nacional de Montevideo.

MENTALIDAD PROPIA

De todo esto cabe deducir que, aunque la táctica sigue el curso de la moda y se aceptan generalmente en distintos clubes y diferentes países, cada equipo posee una mentalidad propia que le hace distinto a los otros equipos del mismo país e incluso de la misma ciudad. Este factor difícil de racionalizar y de estudiar en los libros es el que entrenadores y jugadores deben asumir en toda su amplitud para adaptarse a algunos equipos sin sufrir un duro trauma profesional.

Las tácticas más usuales en el futbol han experimentado una gran evolución en el curso de los últimos años. A ello ha contribuido la gran expansión experimentada por este deporte a escala mundial.

LAS COMPARACIONES

En los años 20, cuando la selección uruguaya irrumpió con inusitada pujanza en los torneos olímpicos, precursores de la Copa del Mundo, la mayor inquietud de los técnicos, críticos y aficionados se centraba en comparar las escuelas de futbol europeo y sudamericano. Pese a que esa vieja rivalidad continúa en vigor, el paso de los años ha puesto de relieve que no existen tan solo corrientes futbolísticas bien definidas a nivel continental sino que tales estilos están hoy en día mucho más localizados a nivel geográfico, por ejemplo, dentro del futbol sudamericano sabemos que Brasil, Argentina o Perú poseen un futbol con muchos elementos comunes, que lo son también al futbol europeo, pero que cada uno tiene a su vez un estilo marcadamente propio.

En Brasil se puede contrastar el juego alegre, creativo y malabarista de los equipos de Río de Janeiro con el más práctico, técnico y aguerrido de los "gauchos" de Rio Grande do Sul, ciertamente influidos por sus vecinos del Uruguay. Lo mismo podría decirse del futbol que juegan Alemania, Bélgica, Holanda y Austria respecto de lo que practican en la Europa Oriental del futbol británico y el escandinavo.

Hasta pronto amigo.