/ domingo 25 de julio de 2021

Ocurrencias del futbol | La experiencia es el pasado que habla al presente

Ya les decía hace días: "Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre". Lo peor que nos ha ocurrido siempre es que de un piojo, armamos un caballero. Ya nos ocurrió en las olimpiadas de México 68 en donde, ya de perdido, aspirábamos a la medalla de bronce y, Japón sería nuestro escollo. ¡Japón!, que tiene Japón, nada y, nos sentimos ya con la medalla al cuello, aquellos nipones eran correlones y solo contaban con un hombre de cuidado, ¿Qué podía hacer un solo japonés contra 11 mexicanos... ¡Dos goles!, y, tan, tan, nos quedamos sin medalla.

Sí, le ganamos a Francia y por goleada, ¿Pero a qué Francia le hemos ganado? ¿A la de Mbappé, a la de Griezmann, a la de Benzema, a la de Pogba, a la de Kanté? En el Mundial de Rusia 2018 abrimos ganándole a Alemania ¡Y!, vino Suecia y nos regresó a nuestra realidad, dejándonos sin aliento para enfrentar a Brasil que nos dio el remate.

Cuidado, si el Japón que nos ganó en México 68, solo contaba con el internacional Kunishige Kamamoto, el actual, tiene a Shini Kagawa (Manchester City), Arsuto Ushida (Schalke), Shunsuke Nakamura (Celtic), Neisuke Honda (Cska de Moscu), Shindi Ono (Feyenoord), Yuto Nagatomo (Arsenal), Takumi Minamino (Salzburgo), Kuya Kubo (Young Boys), Takayuki Susuki (Genk) y, el hecho de que jueguen en Europa no es lo importante, lo admirable, es que son las estrellas de sus respectivos equipos. Entiéndanme, no estoy menospreciando a nuestro equipo, que nada tiene que pedirle al de Japón, lo que digo es que no pequemos de confianza, la experiencia es la voz del pasado que nos grita, no bajes la guardia.

Ha iniciado el campeonato de nuestra Liga MX, con el acostumbrado pan con lo mismo. Que el endurecimiento de los jugadores a causa de la inactividad, que los que andan en las Olimpiadas, que los que andan en la Copa de Oro, que la transición ocasionada por el acomodo de las nuevas contrataciones, en fin, todo ese cúmulo de justificaciones que no vemos en el futbol europeo, en donde desde el principio se ve la entrega de los jugadores y, la espectacularidad de los partidos.

El Necaxa, que no hace mucho era la tiendita a la que acudían los demás en busca de los ingredientes para la sopa del mediodía, negocio que al parecer, les era más remunerativo que vender espectáculo, fueron perdiendo el buen ojo para la compra de la mercancía, al grado de que ya, cuando han dejado de ser los abastecedores de la Liga, ni siquiera les ha alcanzado para divertir a los de casa, convirtiéndose en un club que no sabemos a qué juega. Y para muestra, échenle un vistazo a esta alineación: Hernández, Domínguez, Oliveros, Quintana, González, Poggi, Medina, Zendejas, Quiroga, Sepúlveda y Aguirre, tal vez como fueron últimos en el torneo pasado, ya no hubo clientes a quiénes venderles y decidieron cambiarlo todo.

Para colmo, al abrir, le toca bailar con la más fea, la fábrica de jugadores llamada Santos, del único entrenador, Guillermo Almada, para el que no hay pretextos de que me falta fulano o sultano, pues cuando esto sucede, no le tiemblan las canillas para debutar a cualquiera de los chiquillos de los que dispone, así que 0-3 fue el recibimiento que le hicieron a este modificado Necaxa, al que le están devolviendo los jugadores que vendió. Y si en un equipo vimos a un grupo.

Mientras que allá en el Paso del Norte, el Tuca espera que los juarenses le tengan la misma paciencia que le regalaron los Pumas y los Tigres, a quienes hizo campeones, después de un buen ratito. Y es que los buenos proyectos no son realizables a corto plazo. Así, nada de extraño tiene que un equipo al que ni Sergio Orduña, Miguel Fuentes, Tomás Campos, Gabriel Caballero, Luis Fernando Tena ni Alfonso Sosa, han podido levantar, pierda en su primer juego bajo la batuta del tan afamado bigotón, al que lo difícil lo resuelve rápido y lo imposible, le toma un poco más de tiempo.

No hubo sorpresa, no para mí, que un equipo que terminó último en el pasado torneo, perdiera ante un equipo que terminó en liguilla. Liderados por Matusalén Sambueza, los jugadores Tolucos se divirtieron en una noche de lluvia y tormenta eléctrica, que obligó al árbitro a suspender el juego por 25 minutos, para que saltaran al terreno de juego, para continuar la fiesta que habían iniciado, haciéndola aún más divertida... para ellos, claro. Y ahora, a madrugar para ver el segundo acto de Toquio y una antigua venganza pendiente, no te la pierdas.

La venganza es una poderosa pasión que no mide ningún tipo de consecuencia. El que ha sido ofendido o dañado, algunas veces su dolor lo orilla a cobrarse el agravio, Shakespeare nos describe el torbellino de Hamlet en su inmenso deseo de vengar la muerte de su padre a manos de su tío. Lo que vendría a ser el sentimiento de nuestros vecinos de Concacaf, cuando después de haberles infligido una derrota, nuestros comentaristas elevan el resultado hasta la épica, el caso de Japón es distinto, pues los nipones no hicieron alarde de su triunfo. La única venganza que cabe, es totalmente deportiva que de realizarse, no borrará para nada la sonrisa tan peculiar de los japoneses, que se han destacado por ser unos verdaderos campeones. Hasta pronto amigo.

Ya les decía hace días: "Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre". Lo peor que nos ha ocurrido siempre es que de un piojo, armamos un caballero. Ya nos ocurrió en las olimpiadas de México 68 en donde, ya de perdido, aspirábamos a la medalla de bronce y, Japón sería nuestro escollo. ¡Japón!, que tiene Japón, nada y, nos sentimos ya con la medalla al cuello, aquellos nipones eran correlones y solo contaban con un hombre de cuidado, ¿Qué podía hacer un solo japonés contra 11 mexicanos... ¡Dos goles!, y, tan, tan, nos quedamos sin medalla.

Sí, le ganamos a Francia y por goleada, ¿Pero a qué Francia le hemos ganado? ¿A la de Mbappé, a la de Griezmann, a la de Benzema, a la de Pogba, a la de Kanté? En el Mundial de Rusia 2018 abrimos ganándole a Alemania ¡Y!, vino Suecia y nos regresó a nuestra realidad, dejándonos sin aliento para enfrentar a Brasil que nos dio el remate.

Cuidado, si el Japón que nos ganó en México 68, solo contaba con el internacional Kunishige Kamamoto, el actual, tiene a Shini Kagawa (Manchester City), Arsuto Ushida (Schalke), Shunsuke Nakamura (Celtic), Neisuke Honda (Cska de Moscu), Shindi Ono (Feyenoord), Yuto Nagatomo (Arsenal), Takumi Minamino (Salzburgo), Kuya Kubo (Young Boys), Takayuki Susuki (Genk) y, el hecho de que jueguen en Europa no es lo importante, lo admirable, es que son las estrellas de sus respectivos equipos. Entiéndanme, no estoy menospreciando a nuestro equipo, que nada tiene que pedirle al de Japón, lo que digo es que no pequemos de confianza, la experiencia es la voz del pasado que nos grita, no bajes la guardia.

Ha iniciado el campeonato de nuestra Liga MX, con el acostumbrado pan con lo mismo. Que el endurecimiento de los jugadores a causa de la inactividad, que los que andan en las Olimpiadas, que los que andan en la Copa de Oro, que la transición ocasionada por el acomodo de las nuevas contrataciones, en fin, todo ese cúmulo de justificaciones que no vemos en el futbol europeo, en donde desde el principio se ve la entrega de los jugadores y, la espectacularidad de los partidos.

El Necaxa, que no hace mucho era la tiendita a la que acudían los demás en busca de los ingredientes para la sopa del mediodía, negocio que al parecer, les era más remunerativo que vender espectáculo, fueron perdiendo el buen ojo para la compra de la mercancía, al grado de que ya, cuando han dejado de ser los abastecedores de la Liga, ni siquiera les ha alcanzado para divertir a los de casa, convirtiéndose en un club que no sabemos a qué juega. Y para muestra, échenle un vistazo a esta alineación: Hernández, Domínguez, Oliveros, Quintana, González, Poggi, Medina, Zendejas, Quiroga, Sepúlveda y Aguirre, tal vez como fueron últimos en el torneo pasado, ya no hubo clientes a quiénes venderles y decidieron cambiarlo todo.

Para colmo, al abrir, le toca bailar con la más fea, la fábrica de jugadores llamada Santos, del único entrenador, Guillermo Almada, para el que no hay pretextos de que me falta fulano o sultano, pues cuando esto sucede, no le tiemblan las canillas para debutar a cualquiera de los chiquillos de los que dispone, así que 0-3 fue el recibimiento que le hicieron a este modificado Necaxa, al que le están devolviendo los jugadores que vendió. Y si en un equipo vimos a un grupo.

Mientras que allá en el Paso del Norte, el Tuca espera que los juarenses le tengan la misma paciencia que le regalaron los Pumas y los Tigres, a quienes hizo campeones, después de un buen ratito. Y es que los buenos proyectos no son realizables a corto plazo. Así, nada de extraño tiene que un equipo al que ni Sergio Orduña, Miguel Fuentes, Tomás Campos, Gabriel Caballero, Luis Fernando Tena ni Alfonso Sosa, han podido levantar, pierda en su primer juego bajo la batuta del tan afamado bigotón, al que lo difícil lo resuelve rápido y lo imposible, le toma un poco más de tiempo.

No hubo sorpresa, no para mí, que un equipo que terminó último en el pasado torneo, perdiera ante un equipo que terminó en liguilla. Liderados por Matusalén Sambueza, los jugadores Tolucos se divirtieron en una noche de lluvia y tormenta eléctrica, que obligó al árbitro a suspender el juego por 25 minutos, para que saltaran al terreno de juego, para continuar la fiesta que habían iniciado, haciéndola aún más divertida... para ellos, claro. Y ahora, a madrugar para ver el segundo acto de Toquio y una antigua venganza pendiente, no te la pierdas.

La venganza es una poderosa pasión que no mide ningún tipo de consecuencia. El que ha sido ofendido o dañado, algunas veces su dolor lo orilla a cobrarse el agravio, Shakespeare nos describe el torbellino de Hamlet en su inmenso deseo de vengar la muerte de su padre a manos de su tío. Lo que vendría a ser el sentimiento de nuestros vecinos de Concacaf, cuando después de haberles infligido una derrota, nuestros comentaristas elevan el resultado hasta la épica, el caso de Japón es distinto, pues los nipones no hicieron alarde de su triunfo. La única venganza que cabe, es totalmente deportiva que de realizarse, no borrará para nada la sonrisa tan peculiar de los japoneses, que se han destacado por ser unos verdaderos campeones. Hasta pronto amigo.