/ domingo 13 de septiembre de 2020

Ocurrencias del futbol | La razón y la prudencia son las que curan nuestros disgustos

El futbol no es de merecimientos, sin embargo, cuantas veces escuchamos: "Merecía ganar", pero, ¿han escuchado ustedes decir, merecía perder, especialmente si se trata del Guadalajara? ¡No!

Como si se tratase de un juego normal, con una actuación satisfactoria por parte de los dos equipos, uno de ellos, el que jugó mejor y merecía ganar, estuvo sesenta minutos en desventaja, porque el árbitro fue a checar al VAR una jugada dudosa, expulsando justamente a un jugador necaxista (Delgado), sin embargo, poco después, un jugador chiva incurrió en una falta igual y, entonces ni se paró para ir a checar, ni el VAR le pidió que lo hiciera, bueno, eso no lo sabemos, simplemente no fue.

Todo ocurre de modo que mi propuesta del dogma que como una aureola ilumina a las Chivas, aparezca a la vista de todos los que no lleven lentes rayados... Como si nada hubiera ocurrido, nadie hace mención de tan descarado atraco, mientras que el sinvergüenza que arbitró, camina tranquilo por la calle, seguro de que el dogma lo protege, las faltas de las Chivas son eventos de los que nadie es culpable, las faltas contra las Chivas son crímenes merecedores de anatema. Lo que a mí me preocupa es que ese dogma que tiene ciega a la afición mexicana, es invisible para el resto del mundo que, o son ateos, o pertenecen a otras religiones en las que las Chivas no son nada.

En cuanto a futbol, solamente se lo vi al Necaxa, solo que, con 10 jugadores, dominar totalmente al Guadalajara le resultó tan fatigoso, que no tuvieron fuerzas para hacer más goles. Si ustedes están afectados por el dogma, dirán que Toño Rodríguez puede quedarse en su casa, porque la maravilla Gudiño, con su seguridad de manos, es el dueño de la portería, que el Chapo, Mier, Sepúlveda y Calderón, no permitieron que los Rayos invadieran su área de meta y, que aunque yo haya visto todo lo contrario, para la afición chiva, no pasa de ser la opinión de un pobre vejestorio, que no contando con buena vista, no logra disfrutar del maravilloso futbol de las Chivas Rayadas de Guadalajara, que al decir de todos, cuando anda bien, anda bien el tri, como en aquella época gloriosa de los campeonísimos, en los sesenta, cuando los ateos e irreverentes ingleses nos recetaron un ocho a cero... ¿Lo recuerdan? o más bien dicho, ¿lo sabían?

Cuando escucho hablar del "Mago" Uriel Antuna que corrió por la banda izquierda, no puedo recordar que se le haya escapado a su marcador una sola vez y, cuando anotó el gol del empate, se debió a que Alexis Vega le rebotó el balón en la frente cuando lo vio desmarcado y, fue el mismo Alexis Vega, único jugador chiva que se salva de la quema, quien con una brillante jugada, se creó espacio para lanzar un fuerte disparo que en medio de un mar de piernas venciera al debutante portero de los necaxistas. (fue su primer juego en Primera División)

Resulta curioso que en cada juego ganado por Chivas, el equipo contrario haya sido castigado con la expulsión de un jugador (3) e igual le ocurrió en dos de los juegos que ha empatado, En 5 de 10 juegos, algo que bien puede ser una coincidencia, lo extraño es que coincidencia o no, si eso le ocurre al Monterrey, Tigres, América o Pumas, todos los micrófonos de la televisión mexicana protestan por la descarada ayuda que se les da a esos equipos. ¿Cómo vamos a tener una buena selección, si nuestro sistema de competencia solo promueve la mediocridad? Con doce plazas para entrar a la Liguilla y sin el peligro del descenso, ¿todavía los malos tienen necesidad de ayuda?

El romano Cicerón, en su obra, "Los Oficios", le escribe a su hijo Marco, que cuatro son los principios de la honestidad: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. El semblante de la virtud, que, si pudiera verse, enamoraría a todos de sí misma. Más todo lo que es honesto ha de proceder de alguna de estas cuatro partes. Porque, o consiste en la investigación y conocimiento de la verdad, o en la conservación de la sociedad humana, es dar a uno lo que es suyo y, en la fidelidad de los contratos, o en la grandeza y firmeza de un ánimo excelso e invencible, o en el orden y medida de todo cuanto se dice y hace, en que se comprende la moderación y la templanza.

Cuando el alma de un jugador es impactada y atraída por una de estas cuatro virtudes, se da de inmediato una vinculación con las otras tres. Por ejemplo, en la virtud de la prudencia o la sabiduría que es la misma, Cicerón dice en otra de sus obras llamada "Tusculanas": Que lo que sepa le sirva, no para ostentar su ciencia, sino para regir su vida: que se obedezca a sí mismo y obre de acuerdo a sus principios... La razón y la prudencia son las que curan nuestros disgustos.

El prudente cura su disgusto porque no se empeña en tratar de convertir u mentira en una verdad. La prudencia es la misma sabiduría y esta exige indagación y descubrimiento de la verdad. Nuestra razón no tendría ningún objeto de ser, si no tendiera a la verdad. Por ello la prudencia se vincula con la justicia, con la fortaleza y con la templanza. La vinculación de estas cuatro virtudes se rige por el principio de "Congruencia"... No puede haber conducta uniforme cuando se parte de un principio invariable.

Toda esta palabrería sobraría, si honestamente le diéramos a cada equipo el respeto que por su historia se merece y el reconocimiento a su presente, para eso es necesario no dogmatizar, el Guadalajara fue un gran equipo y es una leyenda, pero actualmente, es tan solo un equipo más. El Cruz Azul, Pumas, León y América son actualmente, según las matemáticas, los mejores, pero ni su grandeza los ubica por encima de la razón.

Hasta pronto amigo.

El futbol no es de merecimientos, sin embargo, cuantas veces escuchamos: "Merecía ganar", pero, ¿han escuchado ustedes decir, merecía perder, especialmente si se trata del Guadalajara? ¡No!

Como si se tratase de un juego normal, con una actuación satisfactoria por parte de los dos equipos, uno de ellos, el que jugó mejor y merecía ganar, estuvo sesenta minutos en desventaja, porque el árbitro fue a checar al VAR una jugada dudosa, expulsando justamente a un jugador necaxista (Delgado), sin embargo, poco después, un jugador chiva incurrió en una falta igual y, entonces ni se paró para ir a checar, ni el VAR le pidió que lo hiciera, bueno, eso no lo sabemos, simplemente no fue.

Todo ocurre de modo que mi propuesta del dogma que como una aureola ilumina a las Chivas, aparezca a la vista de todos los que no lleven lentes rayados... Como si nada hubiera ocurrido, nadie hace mención de tan descarado atraco, mientras que el sinvergüenza que arbitró, camina tranquilo por la calle, seguro de que el dogma lo protege, las faltas de las Chivas son eventos de los que nadie es culpable, las faltas contra las Chivas son crímenes merecedores de anatema. Lo que a mí me preocupa es que ese dogma que tiene ciega a la afición mexicana, es invisible para el resto del mundo que, o son ateos, o pertenecen a otras religiones en las que las Chivas no son nada.

En cuanto a futbol, solamente se lo vi al Necaxa, solo que, con 10 jugadores, dominar totalmente al Guadalajara le resultó tan fatigoso, que no tuvieron fuerzas para hacer más goles. Si ustedes están afectados por el dogma, dirán que Toño Rodríguez puede quedarse en su casa, porque la maravilla Gudiño, con su seguridad de manos, es el dueño de la portería, que el Chapo, Mier, Sepúlveda y Calderón, no permitieron que los Rayos invadieran su área de meta y, que aunque yo haya visto todo lo contrario, para la afición chiva, no pasa de ser la opinión de un pobre vejestorio, que no contando con buena vista, no logra disfrutar del maravilloso futbol de las Chivas Rayadas de Guadalajara, que al decir de todos, cuando anda bien, anda bien el tri, como en aquella época gloriosa de los campeonísimos, en los sesenta, cuando los ateos e irreverentes ingleses nos recetaron un ocho a cero... ¿Lo recuerdan? o más bien dicho, ¿lo sabían?

Cuando escucho hablar del "Mago" Uriel Antuna que corrió por la banda izquierda, no puedo recordar que se le haya escapado a su marcador una sola vez y, cuando anotó el gol del empate, se debió a que Alexis Vega le rebotó el balón en la frente cuando lo vio desmarcado y, fue el mismo Alexis Vega, único jugador chiva que se salva de la quema, quien con una brillante jugada, se creó espacio para lanzar un fuerte disparo que en medio de un mar de piernas venciera al debutante portero de los necaxistas. (fue su primer juego en Primera División)

Resulta curioso que en cada juego ganado por Chivas, el equipo contrario haya sido castigado con la expulsión de un jugador (3) e igual le ocurrió en dos de los juegos que ha empatado, En 5 de 10 juegos, algo que bien puede ser una coincidencia, lo extraño es que coincidencia o no, si eso le ocurre al Monterrey, Tigres, América o Pumas, todos los micrófonos de la televisión mexicana protestan por la descarada ayuda que se les da a esos equipos. ¿Cómo vamos a tener una buena selección, si nuestro sistema de competencia solo promueve la mediocridad? Con doce plazas para entrar a la Liguilla y sin el peligro del descenso, ¿todavía los malos tienen necesidad de ayuda?

El romano Cicerón, en su obra, "Los Oficios", le escribe a su hijo Marco, que cuatro son los principios de la honestidad: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. El semblante de la virtud, que, si pudiera verse, enamoraría a todos de sí misma. Más todo lo que es honesto ha de proceder de alguna de estas cuatro partes. Porque, o consiste en la investigación y conocimiento de la verdad, o en la conservación de la sociedad humana, es dar a uno lo que es suyo y, en la fidelidad de los contratos, o en la grandeza y firmeza de un ánimo excelso e invencible, o en el orden y medida de todo cuanto se dice y hace, en que se comprende la moderación y la templanza.

Cuando el alma de un jugador es impactada y atraída por una de estas cuatro virtudes, se da de inmediato una vinculación con las otras tres. Por ejemplo, en la virtud de la prudencia o la sabiduría que es la misma, Cicerón dice en otra de sus obras llamada "Tusculanas": Que lo que sepa le sirva, no para ostentar su ciencia, sino para regir su vida: que se obedezca a sí mismo y obre de acuerdo a sus principios... La razón y la prudencia son las que curan nuestros disgustos.

El prudente cura su disgusto porque no se empeña en tratar de convertir u mentira en una verdad. La prudencia es la misma sabiduría y esta exige indagación y descubrimiento de la verdad. Nuestra razón no tendría ningún objeto de ser, si no tendiera a la verdad. Por ello la prudencia se vincula con la justicia, con la fortaleza y con la templanza. La vinculación de estas cuatro virtudes se rige por el principio de "Congruencia"... No puede haber conducta uniforme cuando se parte de un principio invariable.

Toda esta palabrería sobraría, si honestamente le diéramos a cada equipo el respeto que por su historia se merece y el reconocimiento a su presente, para eso es necesario no dogmatizar, el Guadalajara fue un gran equipo y es una leyenda, pero actualmente, es tan solo un equipo más. El Cruz Azul, Pumas, León y América son actualmente, según las matemáticas, los mejores, pero ni su grandeza los ubica por encima de la razón.

Hasta pronto amigo.