/ sábado 29 de agosto de 2020

Ocurrencias del futbol | La singularidad del talento no admite comparación

Cuando por presión de los medios se insiste en medir lo inmensurable, encontramos solo injusticias

El futbol, como todo deporte, es además de una estrategia, un arte. La tentación de mecanizar a los jugadores, convirtiéndolos en meros instrumentos de los entrenadores afecta la belleza del juego. "Jogo bonito" ¡Cuántas emociones despierta esta expresión! "Jogo bonito" ya no necesita traducción, ¿No es cierto? Brasil lo ha convertido en su marca registrada a lo largo de los años. Soy partidario del juego bonito. Es lo que admiré desde pequeño y la imagen con la que crecí. Siempre recuerdo lo que Didí decía: "Si practicamos el juego bonito, el gol llega solo". El juego bonito es ese estilo y forma de vivir el futbol, donde la belleza estética y la efectividad se hacen inseparables. No es un sistema ni un método, es un gusto. Y pasa principalmente por los jugadores. No puedo detallar a todos aquí; pero permítanme rendir homenaje a algunos de ellos.

Garrincha, me encanta cómo lo describió el ya fallecido escritor uruguayo Eduardo Galeano en su hermoso libro, "El futbol a sol y sombra"... Alguno de sus muchos hermanos lo bautizó "Garrincha", que es el nombre de un pájaro inútil y feo. Cuando empezó a jugar el futbol, los médicos le hicieron la cruz: diagnosticaron que nunca llegaría a ser un deportista normal, este pobre, preso del hambre y la poliomielitis, con un cerebro infantil, una columna vertebral hecha una S y las dos piernas torcidas para el mismo lado.

Nunca hubo un puntero derecho como él... Es verdad, Garrincha -Manuel Francisco dos Santos- nunca dejó de soñar como un niño, ¿por qué iba a dejar de jugar al futbol cómo? Después de todo, ¿qué diferencia había entre cualquier calle embarrada de Río y el estadio de Maracaná si en ambos casos se trataba de amaestrar una pelota y divertirse con ella?

Mané, como le llamaban sus compañeros, fue el mayor virtuoso en la gambeta corta que se haya conocido. Ni siquiera la poliomielitis que sufrió de niño pudo frenar las fulgurantes escapadas que hacía por la punta derecha. Parecía burlar las leyes de la física y la medicina con malabarismos que confundían al rival y divertían a los espectadores.

Garrincha ingresó a los 14 años en su club local, el Pau Grande, para incorporarse en 1953 al Botafogo, en donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Debutó con la selección en 1957. Un año después la aristocracia futbolística mundial conocería de primer mano lo que era capaz de hacer aquel muchacho mulato de aspecto frágil. Era imposible adivinar cómo se libraría de su marcador en la siguiente jugada. La gambeta eléctrica de Garrincha resultó fundamental en la conquista de Suecia 58., se dice que después de la final contra los suecos estaba triste. Mané, ¿Qué te ocurre?- le preguntaron... Es que me lo estaba pasando tan bien... me da rabia tener que volver a casa tan pronto.

Pero todavía brillaría más. Si en Suecia había destacado, cuatro años después en Chile jugó mejor. Fue la figura indiscutida del campeonato. Logró cuatro goles prodigiosos. La prensa chilena preguntaba: de qué planeta viene Garrincha. El Botafogo lo consagró mejor jugador durante seis años consecutivos y de los 41 encuentros que vistió la casaca de la selección, solo perdió en una ocasión, contra Hungría en el Mundial de Inglaterra en 1966. Su carrera comenzó a declinar tras una lesión en la rodilla, que lo obligó a someterse a una operación. Tras el quirófano, llegó el divorcio que trastocó por completo su vida. Fue transferido al Corinthians y ahí comenzó el declive de su carrera, cuyos años finales consumió sucesivamente en Flamengo, Bangú, Portuguesa y Olaria de Río, en donde todo terminó de un modo injustamente gris.

Pero a pesar de eso, nadie en la historia del futbol podrá llevarse con más justicia el 7 en la espalda, aquí y en la eternidad. Cuenta la historia, que Garrincha y Pelé estuvieron a punto de no asistir a Suecia 1958, el médico de la selección antes de partir rumbo a Suecia, había sugerido a Vicente Feola, entrenador del equipo, que no llevara ni a Garrincha ni a Pelé... Pelé, dijo, es apenas un puberto de formación incompleta, un enclenque que saldrá lesionado apenas choque con una torre sueca y, Garrincha es un fenómeno de piernas torcidas incapaz de realizar cualquier evolución por fácil que sea. Pero Vicente Feola le respondió. Usted perdone, doctor, usted sabrá mucho de medicina, pero de futbol no tiene qué decirme nada y los dos viajaron en pos de la gloria.

GARRINCHA, EL MÁS ALEGRE

¿Quién podría imaginar que un diecisieteañero y un engendro serían los protagonistas de aquel Mundial?... Ya en Suecia, durante la ceremonia de inauguración, el Rey de Suecia se dispuso a decir su discurso, mientras que Garrincha sorprendido, preguntaba a Zito, capitán del equipo, que en dónde estaban la corona, la capa y el cetro del Rey... Las palabras de Eduardo Galeano para el mundo fueron... Garrincha es el jugador que más alegría ha regalado al mundo del futbol... Y pienso que sí, esa es la forma en la que mejor debemos recordarlo.

Mané, talentoso y con una pobre inteligencia, durante un juego, tomó el balón en su campo, avanzó sorteando rivales, uno, dos, tres, otro y otro y otros más, hasta que casi al entrar al área rival, se detuvo, tomó el balón con las manos y se lo entregó al árbitro, quien atónito lo escuchó decir... ¡Esto no tiene chiste!... siempre fue un niño, nunca cambió, es aquí en donde su tragedia alcanza dimensiones enormes... ¿Pueden ustedes imaginar a un niño alcohólico?

Hasta pronto amigo.

Cuando por presión de los medios se insiste en medir lo inmensurable, encontramos solo injusticias

El futbol, como todo deporte, es además de una estrategia, un arte. La tentación de mecanizar a los jugadores, convirtiéndolos en meros instrumentos de los entrenadores afecta la belleza del juego. "Jogo bonito" ¡Cuántas emociones despierta esta expresión! "Jogo bonito" ya no necesita traducción, ¿No es cierto? Brasil lo ha convertido en su marca registrada a lo largo de los años. Soy partidario del juego bonito. Es lo que admiré desde pequeño y la imagen con la que crecí. Siempre recuerdo lo que Didí decía: "Si practicamos el juego bonito, el gol llega solo". El juego bonito es ese estilo y forma de vivir el futbol, donde la belleza estética y la efectividad se hacen inseparables. No es un sistema ni un método, es un gusto. Y pasa principalmente por los jugadores. No puedo detallar a todos aquí; pero permítanme rendir homenaje a algunos de ellos.

Garrincha, me encanta cómo lo describió el ya fallecido escritor uruguayo Eduardo Galeano en su hermoso libro, "El futbol a sol y sombra"... Alguno de sus muchos hermanos lo bautizó "Garrincha", que es el nombre de un pájaro inútil y feo. Cuando empezó a jugar el futbol, los médicos le hicieron la cruz: diagnosticaron que nunca llegaría a ser un deportista normal, este pobre, preso del hambre y la poliomielitis, con un cerebro infantil, una columna vertebral hecha una S y las dos piernas torcidas para el mismo lado.

Nunca hubo un puntero derecho como él... Es verdad, Garrincha -Manuel Francisco dos Santos- nunca dejó de soñar como un niño, ¿por qué iba a dejar de jugar al futbol cómo? Después de todo, ¿qué diferencia había entre cualquier calle embarrada de Río y el estadio de Maracaná si en ambos casos se trataba de amaestrar una pelota y divertirse con ella?

Mané, como le llamaban sus compañeros, fue el mayor virtuoso en la gambeta corta que se haya conocido. Ni siquiera la poliomielitis que sufrió de niño pudo frenar las fulgurantes escapadas que hacía por la punta derecha. Parecía burlar las leyes de la física y la medicina con malabarismos que confundían al rival y divertían a los espectadores.

Garrincha ingresó a los 14 años en su club local, el Pau Grande, para incorporarse en 1953 al Botafogo, en donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Debutó con la selección en 1957. Un año después la aristocracia futbolística mundial conocería de primer mano lo que era capaz de hacer aquel muchacho mulato de aspecto frágil. Era imposible adivinar cómo se libraría de su marcador en la siguiente jugada. La gambeta eléctrica de Garrincha resultó fundamental en la conquista de Suecia 58., se dice que después de la final contra los suecos estaba triste. Mané, ¿Qué te ocurre?- le preguntaron... Es que me lo estaba pasando tan bien... me da rabia tener que volver a casa tan pronto.

Pero todavía brillaría más. Si en Suecia había destacado, cuatro años después en Chile jugó mejor. Fue la figura indiscutida del campeonato. Logró cuatro goles prodigiosos. La prensa chilena preguntaba: de qué planeta viene Garrincha. El Botafogo lo consagró mejor jugador durante seis años consecutivos y de los 41 encuentros que vistió la casaca de la selección, solo perdió en una ocasión, contra Hungría en el Mundial de Inglaterra en 1966. Su carrera comenzó a declinar tras una lesión en la rodilla, que lo obligó a someterse a una operación. Tras el quirófano, llegó el divorcio que trastocó por completo su vida. Fue transferido al Corinthians y ahí comenzó el declive de su carrera, cuyos años finales consumió sucesivamente en Flamengo, Bangú, Portuguesa y Olaria de Río, en donde todo terminó de un modo injustamente gris.

Pero a pesar de eso, nadie en la historia del futbol podrá llevarse con más justicia el 7 en la espalda, aquí y en la eternidad. Cuenta la historia, que Garrincha y Pelé estuvieron a punto de no asistir a Suecia 1958, el médico de la selección antes de partir rumbo a Suecia, había sugerido a Vicente Feola, entrenador del equipo, que no llevara ni a Garrincha ni a Pelé... Pelé, dijo, es apenas un puberto de formación incompleta, un enclenque que saldrá lesionado apenas choque con una torre sueca y, Garrincha es un fenómeno de piernas torcidas incapaz de realizar cualquier evolución por fácil que sea. Pero Vicente Feola le respondió. Usted perdone, doctor, usted sabrá mucho de medicina, pero de futbol no tiene qué decirme nada y los dos viajaron en pos de la gloria.

GARRINCHA, EL MÁS ALEGRE

¿Quién podría imaginar que un diecisieteañero y un engendro serían los protagonistas de aquel Mundial?... Ya en Suecia, durante la ceremonia de inauguración, el Rey de Suecia se dispuso a decir su discurso, mientras que Garrincha sorprendido, preguntaba a Zito, capitán del equipo, que en dónde estaban la corona, la capa y el cetro del Rey... Las palabras de Eduardo Galeano para el mundo fueron... Garrincha es el jugador que más alegría ha regalado al mundo del futbol... Y pienso que sí, esa es la forma en la que mejor debemos recordarlo.

Mané, talentoso y con una pobre inteligencia, durante un juego, tomó el balón en su campo, avanzó sorteando rivales, uno, dos, tres, otro y otro y otros más, hasta que casi al entrar al área rival, se detuvo, tomó el balón con las manos y se lo entregó al árbitro, quien atónito lo escuchó decir... ¡Esto no tiene chiste!... siempre fue un niño, nunca cambió, es aquí en donde su tragedia alcanza dimensiones enormes... ¿Pueden ustedes imaginar a un niño alcohólico?

Hasta pronto amigo.