/ lunes 23 de marzo de 2020

Ocurrencias del futbol | Los veteranos ortodoxos de rugby auguraron corta vida al futbol

La FIFA se compone de 211 Federaciones, o sea, que tiene más afiliados que la ONU

La vigorosa oleada de fundaciones de clubes indujo a la creación de un organismo rector, que coordinara las actividades y consolidara, perfeccionándolo, el incipiente código de Cambridge, aún vacilante respecto al papel de las manos durante el juego.

Así, en la Freemason's Tavern de la barriada londinense de Greeat Queen Street, el 23 de octubre de 1863 se fundó la Football Association.

En base a las ideas de Cambridge, la nueva sociedad estableció un conjunto de novedades: los campos habrían de tener una longitud máxima de 181 metros, con una anchura variable; los postes laterales de las porterías quedaron fijados en su posición actual, sin que, en ese momento, se resolviera definitivamente ac erca del larguero y, así mismo se penalizó el puntapié contra el adversario.

Y, lo que era más importante, se prohibía definitiva y radicalmente el uso de las manos, incluso para los jugadores que ocupaban la posición de defensas: el guardameta propiamente todavía no existía.

Desapués de un detenido estudio, los partidarios de proseguir la vieja tradición del futbol de manos y pies decidieron no aceptar las directrices de la Football Association. Fue así como la fracción de rugby siguió su camino.

La escisión entre rugby y futbol estaba consumada. En 1871 se fundó la Rugby Union, organismo encargado de coordinar y a perfeccionar los sistemas del juego tradicional y, que ha pasado a la posteridad con el nombre de la rebelde ciudad de Rugby.

En aquellos primeros años de la Football Association, el balón constituía aún un problema, pues se seguía usando uno de forma ovalada. Era una herencia de la superada tradición a la que sería necesario renunciar por dos motivos: por una parte, para evitar el sarcasmo de los practicantes del rugby; y por otra, sencillamente, porque el manejo del balón oval con los pies representa notables dificultades.

Lentamente se impuso el balón completamente redondo, a la par que la regla del offside se hizo indiscutible. La primera posición del travesaño de madera en la portería se fijó en la inalcanzable altura de 5-50 metros sobre el suelo. Pero en 1875 se fijó la actual altitud, es decir, 2.44 metros, mucho más acorde a la capacidad física de un hombre y, con la función de una nueva figura creada por los legisladores del futbol en 1873: el guardameta. Este era el único jugador autorizado para tocar el balón con las manos.

Muchos partidarios del rugby auguraron a la herejía futbolística una breve existencia y, además, plagada de problemas, dado que, según se dijo, la propia naturaleza humana rechazaría finalmente aquel juego de "damiselas" y retornaría rápidamente a sus rudos y viriles orígenes. No se cumplirían los augurios., Es más, el proceso sería todo lo contrario a la profecía rugbística.

El futbol robustecería con mayor rapidez de la prevista su propia personalidad y, no solamente en el ámbito del juego propiamente dicho, considerado como ejercicio, sino también a nivel teórico en sus normativas, reglamentaciones y proyectos, acabaría configurando un mundo deportivo propio cuya envergadura rebasaría con mucho cualquier previsión optimista.

Así pues, frente a la opinión de los ortodoxos veteranos de rugby, el futbol progresó y lo hizo rápido, antes de que finalizara el siglo de la primera industrialización; la expansión se produjo lógicamente en el ámbito de las Islas Británicas sede de la gran escisión.

Apurando mucho, incluso podría afirmarse que progresó, desde cierto punto de vista, más rápido que el propio rugby... El 30 de noviembre de 1872, con las reglas ya en función, ingleses y escoceses juegan el primer partido entre selecciones nacionales.

Los periódicos de la época recogieron en forma de dibujos los diversos lances del partido que finalizó con empate a cero... Continuará.

La FIFA se compone de 211 Federaciones, o sea, que tiene más afiliados que la ONU

La vigorosa oleada de fundaciones de clubes indujo a la creación de un organismo rector, que coordinara las actividades y consolidara, perfeccionándolo, el incipiente código de Cambridge, aún vacilante respecto al papel de las manos durante el juego.

Así, en la Freemason's Tavern de la barriada londinense de Greeat Queen Street, el 23 de octubre de 1863 se fundó la Football Association.

En base a las ideas de Cambridge, la nueva sociedad estableció un conjunto de novedades: los campos habrían de tener una longitud máxima de 181 metros, con una anchura variable; los postes laterales de las porterías quedaron fijados en su posición actual, sin que, en ese momento, se resolviera definitivamente ac erca del larguero y, así mismo se penalizó el puntapié contra el adversario.

Y, lo que era más importante, se prohibía definitiva y radicalmente el uso de las manos, incluso para los jugadores que ocupaban la posición de defensas: el guardameta propiamente todavía no existía.

Desapués de un detenido estudio, los partidarios de proseguir la vieja tradición del futbol de manos y pies decidieron no aceptar las directrices de la Football Association. Fue así como la fracción de rugby siguió su camino.

La escisión entre rugby y futbol estaba consumada. En 1871 se fundó la Rugby Union, organismo encargado de coordinar y a perfeccionar los sistemas del juego tradicional y, que ha pasado a la posteridad con el nombre de la rebelde ciudad de Rugby.

En aquellos primeros años de la Football Association, el balón constituía aún un problema, pues se seguía usando uno de forma ovalada. Era una herencia de la superada tradición a la que sería necesario renunciar por dos motivos: por una parte, para evitar el sarcasmo de los practicantes del rugby; y por otra, sencillamente, porque el manejo del balón oval con los pies representa notables dificultades.

Lentamente se impuso el balón completamente redondo, a la par que la regla del offside se hizo indiscutible. La primera posición del travesaño de madera en la portería se fijó en la inalcanzable altura de 5-50 metros sobre el suelo. Pero en 1875 se fijó la actual altitud, es decir, 2.44 metros, mucho más acorde a la capacidad física de un hombre y, con la función de una nueva figura creada por los legisladores del futbol en 1873: el guardameta. Este era el único jugador autorizado para tocar el balón con las manos.

Muchos partidarios del rugby auguraron a la herejía futbolística una breve existencia y, además, plagada de problemas, dado que, según se dijo, la propia naturaleza humana rechazaría finalmente aquel juego de "damiselas" y retornaría rápidamente a sus rudos y viriles orígenes. No se cumplirían los augurios., Es más, el proceso sería todo lo contrario a la profecía rugbística.

El futbol robustecería con mayor rapidez de la prevista su propia personalidad y, no solamente en el ámbito del juego propiamente dicho, considerado como ejercicio, sino también a nivel teórico en sus normativas, reglamentaciones y proyectos, acabaría configurando un mundo deportivo propio cuya envergadura rebasaría con mucho cualquier previsión optimista.

Así pues, frente a la opinión de los ortodoxos veteranos de rugby, el futbol progresó y lo hizo rápido, antes de que finalizara el siglo de la primera industrialización; la expansión se produjo lógicamente en el ámbito de las Islas Británicas sede de la gran escisión.

Apurando mucho, incluso podría afirmarse que progresó, desde cierto punto de vista, más rápido que el propio rugby... El 30 de noviembre de 1872, con las reglas ya en función, ingleses y escoceses juegan el primer partido entre selecciones nacionales.

Los periódicos de la época recogieron en forma de dibujos los diversos lances del partido que finalizó con empate a cero... Continuará.