/ viernes 26 de noviembre de 2021

Ocurrencias del futbol | No es fácil aprender a ser felices jugando ajedrez

Los futbolistas, después de un partido, son responsables únicamente de lo que les corresponde, pues una vez conocido el resultado final todo será historia, una experiencia que solamente servirá como referencia para enfrentamientos futuros.

Por el contrario, los mirones como yo, somos libres de opinar lo que nos parezca, ya que lo que se derive de nuestra opinión sólo servirá para medir el tamaño de mis conocimientos en la materia y el tamaño de mi tendencia hacia uno de los competidores.

El detalle más marcado de los seguidores de un equipo en especial es totalmente irrelevante, tendiendo siempre a justificar la derrota de su favorito: La conclusión más recurrente respecto del que venció a nuestro favorito es ¡qué feo juegan!, y lo hacemos con la intención de señalar a nuestro rival como inferior al nuestro, dándole a lo estético más valor que a lo técnico táctico.

Los vencedores no ganan porque jueguen bonito o porque jueguen feo, por décadas el Inter de Milán dominó el futbol italiano bajo la batuta de Helenio Herrera, que sobre la gran producción de victorias y los campeonatos ganados fue reconocido como el mejor director técnico de su época, todo esto logrado con un gran número de triunfos obtenidos con resultado de uno a cero, cifrándose sus victorias en un aburrido sistema que adoptó el nombre del antiguo futbol practicado por los italianos en sus principios, el "Calcio", que consistía en acumular unidades en las cercanías de las metas, haciendo imposible el tránsito en ellas.

La obligación de un director técnico es acumular victorias, pero no hay nada que lo condicione a ganar de una forma determinada, por eso el entrenador al que se le condiciona exige a cambio a la directiva que lo contrató todos los refuerzos que considere necesarios, más cuando se le exige jugar bonito y ganar. Escuchamos siempre al término de un partido la obligada rueda de prensa, en donde "los que saben", (los directores técnicos) explican el por qué de lo ocurrido, mientras los que no saben (algunos comentaristas tendenciosos) lo desvirtúan todo, proponiendo que jugar feo, es jugar mal y, que es obligación de los grandes equipos jugar bonito.

Si esto fuera considerado como una verdad absoluta, Helenio Herrera no sería considerado entre los más exitosos directores técnicos en la historia y, a Italia, que adoptó el sistema del "Catenaccio", no le reconocerían los cuatro campeonatos mundiales ganados, ni el que ha sido reconocido como el mejor juego del siglo, Alemania vs. Italia en el Campeonato Mundial México 70, que ganó Italia. Y miren ustedes, en toda acción hay una oposición, si HH (Helenio Herrera, francés-argentino) ganó celebridad acumulando jugadores para defender su meta, HH (Heriberto Herrera, paraguayo) contemporáneo, logró igual celebridad, sobre la idea de acumular unidades al ataque. siendo pionero en la idea de mandar al frente a los defensas laterales. Heriberto fue conocido como el Sargento debido a su carácter recio.

La táctica es el recurso que afea los partidos vistos por el que no sabe de futbol, es igual que comparar al juego de damas con el ajedrez, cuyo único parecido es el de que el tablero sobre el que se juega cuenta con 64 cuadros, componiéndose el juego de damas de movimientos horizontales o verticales para todas las fichas, mientras que en el ajedrez los peones tienen un movimiento muy limitado, las torres se mueven en línea recta, los alfiles en diagonal, los caballos dos cuadros al frente y uno lateral, la Reyna como toda mujer, haciendo lo que le venga en gana, mientras que el pobre Rey avanza en cualquier dirección, pero sólo de cuadro en cuadro. El juego de damas es tan divertido como simple, confeccionado para quien no gusta de someterse a tácticas, el ajedrez, por el contrario, es la simulación de un acto bélico, sometido completamente a la estrategia.

Así, los entrenadores que se apoyan en la táctica para dirigir a sus equipos de futbol, no son fáciles de entender. Se afirma que es posible que todos los deportes pierdan su atractivo al correr de los años, sin embargo, el ajedrez continuará vigente cuantas más dificultades nos presente la vida. Santiago Solari fue un jugador que se identificaba con la estética, el Real Madrid es un equipo que a través de los tiempos ha hecho de la estética su imagen, tal vez por esa razón Solari no hizo huesos viejos en la Casa Blanca del futbol español, pero no es fácil hacer un Real Madrid de cualquier equipo, por eso es que se vale de la táctica para que su equipo gane y, a mucha gente le disgusta la táctica porque lo que no entendemos no nos pertenece.

Que quede claro, los equipos grandes lo son porque ganan, no porque jueguen bonito. Yo me incluyo entre los ignorantes, porque no logro ver la magia que hace que el América sea goleado como creo que debe ser y, lo mismo opino del Monterrey. Pero estoy convencido de que los equipos como el Real Madrid y los brasileños son tocados por una magia que si logro ver. El juego bonito produce alegría y la alegría produce la endorfina que nos hace insensibles al cansancio.

Hasta pronto amigo.

Los futbolistas, después de un partido, son responsables únicamente de lo que les corresponde, pues una vez conocido el resultado final todo será historia, una experiencia que solamente servirá como referencia para enfrentamientos futuros.

Por el contrario, los mirones como yo, somos libres de opinar lo que nos parezca, ya que lo que se derive de nuestra opinión sólo servirá para medir el tamaño de mis conocimientos en la materia y el tamaño de mi tendencia hacia uno de los competidores.

El detalle más marcado de los seguidores de un equipo en especial es totalmente irrelevante, tendiendo siempre a justificar la derrota de su favorito: La conclusión más recurrente respecto del que venció a nuestro favorito es ¡qué feo juegan!, y lo hacemos con la intención de señalar a nuestro rival como inferior al nuestro, dándole a lo estético más valor que a lo técnico táctico.

Los vencedores no ganan porque jueguen bonito o porque jueguen feo, por décadas el Inter de Milán dominó el futbol italiano bajo la batuta de Helenio Herrera, que sobre la gran producción de victorias y los campeonatos ganados fue reconocido como el mejor director técnico de su época, todo esto logrado con un gran número de triunfos obtenidos con resultado de uno a cero, cifrándose sus victorias en un aburrido sistema que adoptó el nombre del antiguo futbol practicado por los italianos en sus principios, el "Calcio", que consistía en acumular unidades en las cercanías de las metas, haciendo imposible el tránsito en ellas.

La obligación de un director técnico es acumular victorias, pero no hay nada que lo condicione a ganar de una forma determinada, por eso el entrenador al que se le condiciona exige a cambio a la directiva que lo contrató todos los refuerzos que considere necesarios, más cuando se le exige jugar bonito y ganar. Escuchamos siempre al término de un partido la obligada rueda de prensa, en donde "los que saben", (los directores técnicos) explican el por qué de lo ocurrido, mientras los que no saben (algunos comentaristas tendenciosos) lo desvirtúan todo, proponiendo que jugar feo, es jugar mal y, que es obligación de los grandes equipos jugar bonito.

Si esto fuera considerado como una verdad absoluta, Helenio Herrera no sería considerado entre los más exitosos directores técnicos en la historia y, a Italia, que adoptó el sistema del "Catenaccio", no le reconocerían los cuatro campeonatos mundiales ganados, ni el que ha sido reconocido como el mejor juego del siglo, Alemania vs. Italia en el Campeonato Mundial México 70, que ganó Italia. Y miren ustedes, en toda acción hay una oposición, si HH (Helenio Herrera, francés-argentino) ganó celebridad acumulando jugadores para defender su meta, HH (Heriberto Herrera, paraguayo) contemporáneo, logró igual celebridad, sobre la idea de acumular unidades al ataque. siendo pionero en la idea de mandar al frente a los defensas laterales. Heriberto fue conocido como el Sargento debido a su carácter recio.

La táctica es el recurso que afea los partidos vistos por el que no sabe de futbol, es igual que comparar al juego de damas con el ajedrez, cuyo único parecido es el de que el tablero sobre el que se juega cuenta con 64 cuadros, componiéndose el juego de damas de movimientos horizontales o verticales para todas las fichas, mientras que en el ajedrez los peones tienen un movimiento muy limitado, las torres se mueven en línea recta, los alfiles en diagonal, los caballos dos cuadros al frente y uno lateral, la Reyna como toda mujer, haciendo lo que le venga en gana, mientras que el pobre Rey avanza en cualquier dirección, pero sólo de cuadro en cuadro. El juego de damas es tan divertido como simple, confeccionado para quien no gusta de someterse a tácticas, el ajedrez, por el contrario, es la simulación de un acto bélico, sometido completamente a la estrategia.

Así, los entrenadores que se apoyan en la táctica para dirigir a sus equipos de futbol, no son fáciles de entender. Se afirma que es posible que todos los deportes pierdan su atractivo al correr de los años, sin embargo, el ajedrez continuará vigente cuantas más dificultades nos presente la vida. Santiago Solari fue un jugador que se identificaba con la estética, el Real Madrid es un equipo que a través de los tiempos ha hecho de la estética su imagen, tal vez por esa razón Solari no hizo huesos viejos en la Casa Blanca del futbol español, pero no es fácil hacer un Real Madrid de cualquier equipo, por eso es que se vale de la táctica para que su equipo gane y, a mucha gente le disgusta la táctica porque lo que no entendemos no nos pertenece.

Que quede claro, los equipos grandes lo son porque ganan, no porque jueguen bonito. Yo me incluyo entre los ignorantes, porque no logro ver la magia que hace que el América sea goleado como creo que debe ser y, lo mismo opino del Monterrey. Pero estoy convencido de que los equipos como el Real Madrid y los brasileños son tocados por una magia que si logro ver. El juego bonito produce alegría y la alegría produce la endorfina que nos hace insensibles al cansancio.

Hasta pronto amigo.