/ lunes 6 de diciembre de 2021

Ocurrencias del futbol | No te sientas vencido, ni aun vencido

La chilena es un recurso muy útil para los que se han preparado a conciencia para realizarla. Con gimnastas en la familia, para Hugo Sánchez, la chilena, el cabeceo y el remate de un solo toque formaron parte de su vasto repertorio de herramientas para lograr un propósito: el gol.

Jorge Valdano, excompañero de Hugo en el Real Madrid, comentaba a propósito de una muy recurrente mala interpretación de los narradores españoles, que cada vez que Hugo anotaba exclamaban: "Y sin pensarlo dos veces, Hugo remató para conseguir el gol".

¡Claro! Hugo no pensó dos veces en el momento de anotar cada uno de sus goles, no, Hugo lo pensó dos mil veces mínimo durante los entrenamientos, y sus chilenas no contenían un afán exhibicionista, no, sus chilenas eran garantía de efectividad, porque el hombre las repitió tanto en las seciones de práctica, que logró mecanizarlas de tal manera que su cuerpo respondía al reclamo de forma automática. En mi larga trayectoria jugando futbol, jamás tuve necesidad de intentar hacer una chilena, pues descubrí muchas formas de sustituirlas.

Cristiano Ronaldo, que toma como un reto todo lo sobresaliente que logre otro goleador como él, no quiso ser menos que Hugo, y lo confesó: "Nunca he hecho un gol de chilena", entonces, silenciosamente se dedicó a ensayarla una y otra vez, hasta que su físico asimiló los movimientos necesarios, los mecanizó y, lo más importante, lo automatizó hasta que llegada la ocasión, lo ejecutó con igual plasticidad y efectividad que aquel gol que Hugo le anotó al Logroñés, que dejó como estatuas a los que estaban presentes en el Santiago Bernabéu, o como a mi hermano Manuel Gutiérrez "El Gato", que Dios lo tenga a su lado, y a mí, que veíamos aquel juego en la televisión de la plataforma marítima de Pemex en donde nos encontrábamos trabajando.

Aquello fue solo la conclusión de un reto personal del genial portugués, al que hasta ahora hemos visto cumplir todos sus propósitos. Ya lo hice, y con la estatura y fuerza de salto que tengo, ya no tengo necesidad de volver a usar ese recurso, y ya no lo ha vuelto a hacer, pero sabe que si la ocasión se presenta, la automatización de su maquinaria responderá después de haberlo pensado dos mil veces, como lo hizo Hugo Sánchez.

Todo esto lo traigo a colación, porque ya desde que Miguel Herrera dirigía al América se le fueron de las manos varios partidos que ya tenía ganados, por no saber el arte de manejar el resultado de un juego. Y ya les he manifestado a ustedes mi forma de calificar un partido, para mí, vale tanto una buena acción defensiva como una ofensiva.

Por ejemplo, Santiago Solari sabe manejar los resultados, y seguro que de diez intentos, en nueve será efectivo, ese es su arte, sin embargo tiene muy pocas ideas para aplicarlas al ataque, y como no sabe de ese arte, no lo aplica. Así haya sido todo lo contrario como jugador.

Tigres viene padeciendo de un error que no ha querido corregir en mucho tiempo, Javier Aquino, uno de los mejores extremos derechos que hemos tenido, fue acondicionado para cubrir el extremo izquierdo de Tigres, sin que el equipo manifestara cambio alguno, Aquino siguió cumpliendo, pero no sabemos si disfrutó en esa posición igual que antes. Tiempo después, con la llegada del "Tuca" Ferreti se presentó otra dificultad, que el "Tuca" o la directiva de Tigres no quiso resolver, cuando la necesidad hizo que Torres Nilo pasara a cubrir el puesto de defensa central por izquierda, y en lugar de contratar a un defensa lateral (carrilero) izquierdo, volvieron a modificar la función de Javier Aquino, limitando así la capacidad del oaxaqueño como atacante por izquierda.

Todos hemos sido mudos testigos de los sacrificios a que ha sido sometido Javier Aquino, que con 31 años continúa conservando una muy buena condición, ideal para las transiciones ataque-defensa y defensa-ataque, pero no para ejercer la de un carrilero de ida y vuelta.

Para los que alguna vez jugamos futbol, sabemos que es común que los jugadores ofensivos, al paso del tiempo, vayan retrocediendo en las posiciones, ¿a cuántos centros delanteros ya con el pelo cano aplaudimos hoy sus actuaciones como defenasas centrales? o a grandes extremos, como Cristóbal Ortega, que siendo insustituible como extremo derecho, terminó sus días en el profesionalismo, realizando funciones inmejorables como centro medio de contención.

Todo es posible si lo sabemos hacer, pero no puedo esperar mucho haciendo lo que jamás he podido dominar, y Miguel Herrera fracasó con el América cada vez que quiso manejar un resultado. Manejar una ventaja de un gol ante un equipo ofensivo y sin que la experiencia avale mi decisión, es prácticamente la renunciación al triunfo. Hugo Sánchez no erraba una chilena, porque las practicó hasta el cansancio, sin embargo no le vimos goles en los que burlara a tres o cuatro contrarios, porque sabiendo que nunca los ensayó, prefirió, para hacerlos, las formas ya dominadas.

Lástima, tan buen torneo hecho por Tigres para que todo se perdiera como ocurrió varias veces con el América, y la más dolorosa, aquella del Tricolor contra Holanda en Brasil, en donde intencionalmente le dejamos el medio campo a Holanda.

Gignac solo, con lo cansado que estaba, preocupaba más al cuadro y entrenador leonés, que todos los jóvenes inexpertos que usó Tigres en la segunda parte. Los expertos zoólogos, al comparar las fuerzas de un león con las de un tigre, han descubierto que el tigre de Emur es cien kilos más pesado que un león africano, lo que en fuerza significa una gran ventaja para el tigre, sin embargo, la ferocidad del león supera a la del tigre, que generalmente termina renunciando a la lucha. Curiosa realidad selvática, que ahora se repite en un estadio de futbol.

Hasta pronto amigo.

La chilena es un recurso muy útil para los que se han preparado a conciencia para realizarla. Con gimnastas en la familia, para Hugo Sánchez, la chilena, el cabeceo y el remate de un solo toque formaron parte de su vasto repertorio de herramientas para lograr un propósito: el gol.

Jorge Valdano, excompañero de Hugo en el Real Madrid, comentaba a propósito de una muy recurrente mala interpretación de los narradores españoles, que cada vez que Hugo anotaba exclamaban: "Y sin pensarlo dos veces, Hugo remató para conseguir el gol".

¡Claro! Hugo no pensó dos veces en el momento de anotar cada uno de sus goles, no, Hugo lo pensó dos mil veces mínimo durante los entrenamientos, y sus chilenas no contenían un afán exhibicionista, no, sus chilenas eran garantía de efectividad, porque el hombre las repitió tanto en las seciones de práctica, que logró mecanizarlas de tal manera que su cuerpo respondía al reclamo de forma automática. En mi larga trayectoria jugando futbol, jamás tuve necesidad de intentar hacer una chilena, pues descubrí muchas formas de sustituirlas.

Cristiano Ronaldo, que toma como un reto todo lo sobresaliente que logre otro goleador como él, no quiso ser menos que Hugo, y lo confesó: "Nunca he hecho un gol de chilena", entonces, silenciosamente se dedicó a ensayarla una y otra vez, hasta que su físico asimiló los movimientos necesarios, los mecanizó y, lo más importante, lo automatizó hasta que llegada la ocasión, lo ejecutó con igual plasticidad y efectividad que aquel gol que Hugo le anotó al Logroñés, que dejó como estatuas a los que estaban presentes en el Santiago Bernabéu, o como a mi hermano Manuel Gutiérrez "El Gato", que Dios lo tenga a su lado, y a mí, que veíamos aquel juego en la televisión de la plataforma marítima de Pemex en donde nos encontrábamos trabajando.

Aquello fue solo la conclusión de un reto personal del genial portugués, al que hasta ahora hemos visto cumplir todos sus propósitos. Ya lo hice, y con la estatura y fuerza de salto que tengo, ya no tengo necesidad de volver a usar ese recurso, y ya no lo ha vuelto a hacer, pero sabe que si la ocasión se presenta, la automatización de su maquinaria responderá después de haberlo pensado dos mil veces, como lo hizo Hugo Sánchez.

Todo esto lo traigo a colación, porque ya desde que Miguel Herrera dirigía al América se le fueron de las manos varios partidos que ya tenía ganados, por no saber el arte de manejar el resultado de un juego. Y ya les he manifestado a ustedes mi forma de calificar un partido, para mí, vale tanto una buena acción defensiva como una ofensiva.

Por ejemplo, Santiago Solari sabe manejar los resultados, y seguro que de diez intentos, en nueve será efectivo, ese es su arte, sin embargo tiene muy pocas ideas para aplicarlas al ataque, y como no sabe de ese arte, no lo aplica. Así haya sido todo lo contrario como jugador.

Tigres viene padeciendo de un error que no ha querido corregir en mucho tiempo, Javier Aquino, uno de los mejores extremos derechos que hemos tenido, fue acondicionado para cubrir el extremo izquierdo de Tigres, sin que el equipo manifestara cambio alguno, Aquino siguió cumpliendo, pero no sabemos si disfrutó en esa posición igual que antes. Tiempo después, con la llegada del "Tuca" Ferreti se presentó otra dificultad, que el "Tuca" o la directiva de Tigres no quiso resolver, cuando la necesidad hizo que Torres Nilo pasara a cubrir el puesto de defensa central por izquierda, y en lugar de contratar a un defensa lateral (carrilero) izquierdo, volvieron a modificar la función de Javier Aquino, limitando así la capacidad del oaxaqueño como atacante por izquierda.

Todos hemos sido mudos testigos de los sacrificios a que ha sido sometido Javier Aquino, que con 31 años continúa conservando una muy buena condición, ideal para las transiciones ataque-defensa y defensa-ataque, pero no para ejercer la de un carrilero de ida y vuelta.

Para los que alguna vez jugamos futbol, sabemos que es común que los jugadores ofensivos, al paso del tiempo, vayan retrocediendo en las posiciones, ¿a cuántos centros delanteros ya con el pelo cano aplaudimos hoy sus actuaciones como defenasas centrales? o a grandes extremos, como Cristóbal Ortega, que siendo insustituible como extremo derecho, terminó sus días en el profesionalismo, realizando funciones inmejorables como centro medio de contención.

Todo es posible si lo sabemos hacer, pero no puedo esperar mucho haciendo lo que jamás he podido dominar, y Miguel Herrera fracasó con el América cada vez que quiso manejar un resultado. Manejar una ventaja de un gol ante un equipo ofensivo y sin que la experiencia avale mi decisión, es prácticamente la renunciación al triunfo. Hugo Sánchez no erraba una chilena, porque las practicó hasta el cansancio, sin embargo no le vimos goles en los que burlara a tres o cuatro contrarios, porque sabiendo que nunca los ensayó, prefirió, para hacerlos, las formas ya dominadas.

Lástima, tan buen torneo hecho por Tigres para que todo se perdiera como ocurrió varias veces con el América, y la más dolorosa, aquella del Tricolor contra Holanda en Brasil, en donde intencionalmente le dejamos el medio campo a Holanda.

Gignac solo, con lo cansado que estaba, preocupaba más al cuadro y entrenador leonés, que todos los jóvenes inexpertos que usó Tigres en la segunda parte. Los expertos zoólogos, al comparar las fuerzas de un león con las de un tigre, han descubierto que el tigre de Emur es cien kilos más pesado que un león africano, lo que en fuerza significa una gran ventaja para el tigre, sin embargo, la ferocidad del león supera a la del tigre, que generalmente termina renunciando a la lucha. Curiosa realidad selvática, que ahora se repite en un estadio de futbol.

Hasta pronto amigo.