/ lunes 17 de mayo de 2021

Ocurrencias del futbol | Que muerda y vocifere vengadora, ya rodando en el polvo tu cabeza

En un extraordinario partido que además de mantenernos atentos, nos sirvió para detectar fallas en lo que se creía perfecto

Hemos podido constatar que Jonathan Rodríguez, Luis Romo y Orbelín Pineda son humanos susceptibles de los mismos defectos de los demás jugadores. El famoso cabecita, al menos a mí me desilusionó cuando empecinado en engañar al árbitro, se dedicó a repetir una y otra vez una serie larga de ridículos clavados que lo exhibieron como un pésimo actor, mientras que Romo y Pineda no lograban ser los de otras ocasiones.

Esto facilitó al Toluca poder armonizar las acciones conducidas por la batuta de Rubens Sambueza, quien ha vuelto a impresionarnos con su depuradísima técnica, pero más que nada, con su permanente movilidad y fuerza, impropias de los jugadores de su edad. Me preguntarán ustedes que cómo es posible que sin el poder de las grandes estrellas de la máquina, Romo, Pineda y Rodríguez y, debo agregar a Juan Escobar, quien sufrió para estar cerca de Canelo, quien en un descuido gravísimo, le anotó el gol de los rojos y, contestaré a la pregunta, diciendo que la fuerza del Cruz Azul actual no está fincada en la presencia de tres jugadores, sino en el orden de un grupo en el que ninguno de los componentes se siente superior a los demás, un orden que es tan claro, que a no ser por los gritos de los comentaristas, en apoyo de alguno de sus jugadores favoritos, se pretende dar más importancia a lo individual que a lo colectivo.

Juego emocionante de Liguilla, que sin embargo deja en claro la mediocridad del sistema de competencia, pues quien podría imaginar que estuvieran jugando el líder del torneo contra el onceavo lugar de la tabla, si esto no es mediocridad, ¿qué es? Mala suerte la del Toluca, que acabó jugando sin sus dos defensas laterales, Raúl López y Diego Rigonato, que convirtieron a los rojos en el equipo que más centros realizó durante el campeonato. Despues del pésimo arranque de este equipo, tendremos que aplaudir el trabajo de Cristante, que terminó convirtiendo al equipo choricero en un peligroso finalista que está listo ya para la siguiente campaña.

La eliminación del Atlas me parece justa, pues el Puebla fue superior a lo largo del torneo, no presentando altas y bajas de juego, como si ocurrió con los rojinegros. Para mí, que encontré en mi infancia al Atlas como mi equipo favorito (eran los campeones) o sea, hace muchas lunas, no dejo aún de sentir algún dolorcillo cuando como ahora, que Coca había por fin encontrado la alineación ideal, apoyado en la consolidación que finalmente encontraron, Barbosa, Márquez, Herrera y Torres, más el triste despertar de Renato Ibarra, triste porque apenas reapareció, cayó víctima de una lesión, Pero con Julio Furch ya completamente recuperado, Coca podrá quitarse el compromiso que tiene con su amigo del alma Caraglio, para venderlo, regalarlo o hacerle un lugar entre sus asistentes, con tal de que salga de la alineación rojinegra.

Donde la cosa si está color de hormiga es en España, en donde los equipos madrileños se traen de la greña, sin dar ni pedir cuartel. Cuando hemos creído muerto al Real Madrid, luchando no solo contra el Atlético, que ha encabezado la competencia de punta a punta, sino también contra el Barcelona y el Sevilla, que ya declinaron dejando el campo de batalla libre para que los madrileños, colchoneros y merengues se hagan pedazos.

Después de conseguir la enorme distancia que separaba al Atlético de sus perseguidores, la casi determinante cantidad de doce puntos, el Real Madrid que todo suponía que había nacido muerto, pues en el inicio de esta temporada, estaba más frío que un cadáver, nadie, ni yo, madridista declarado, tenía la menor esperanza de logro alguno y se fueron diluyendo las oportunidades de las diversas competiciones tanto españolas como internacionales, cada una de las semanas fueron una final que debería ganar el Real Madrid, posibilidad que no veíamos por ningún lado, recién se han jugado las finales contra Sevilla y Granada, aprobadas dejando para ahora la más complicada, ganarle al Athletic de Bilbao, especialista en matar ilusiones merengues y culés.

Y he pensado lo mismo que antes, hasta aquí llegaron ¡Ah! qué terquedad. Claro que no fue fácil quebrar a la defensa vasca, fue hasta el minuto 68, que Nacho (¿Qué hacía ahí?) se encontró con un buscapiés de Casimiro, para empujar el balón con su cuerpo y poner el uno a cero. Antes, desde el Wanda Metropolitano, llegaba la nota de que Budimir al minuto 75, ponía el 1-0 para el Osasuna, en ese momento el Real Madrid era el líder de la competencia, increíble, la diferencia de 12 puntos quedaba hecha pedazos.

Y así transcurre el tiempo, hasta que en el minuto 82, los altavoces anuncian el gol de Renan Lodi, defensa izquierdo colchonero que pone las cosas uno a uno, insuficiente aún para bajar del estrado al Real Madrid. Pero como dijera don Fernando Marcos, el último minuto también tiene 60 segundos y, justo al minuto 89, Luis Suárez le devuelve el liderazgo a su equipo. Así las cosas, la próxima jornada será la verdadera final tanto para los colchoneros, como para los merengues... Que gane el que sea, para mí los dos son campeones.

Hasta pronto amigo.

En un extraordinario partido que además de mantenernos atentos, nos sirvió para detectar fallas en lo que se creía perfecto

Hemos podido constatar que Jonathan Rodríguez, Luis Romo y Orbelín Pineda son humanos susceptibles de los mismos defectos de los demás jugadores. El famoso cabecita, al menos a mí me desilusionó cuando empecinado en engañar al árbitro, se dedicó a repetir una y otra vez una serie larga de ridículos clavados que lo exhibieron como un pésimo actor, mientras que Romo y Pineda no lograban ser los de otras ocasiones.

Esto facilitó al Toluca poder armonizar las acciones conducidas por la batuta de Rubens Sambueza, quien ha vuelto a impresionarnos con su depuradísima técnica, pero más que nada, con su permanente movilidad y fuerza, impropias de los jugadores de su edad. Me preguntarán ustedes que cómo es posible que sin el poder de las grandes estrellas de la máquina, Romo, Pineda y Rodríguez y, debo agregar a Juan Escobar, quien sufrió para estar cerca de Canelo, quien en un descuido gravísimo, le anotó el gol de los rojos y, contestaré a la pregunta, diciendo que la fuerza del Cruz Azul actual no está fincada en la presencia de tres jugadores, sino en el orden de un grupo en el que ninguno de los componentes se siente superior a los demás, un orden que es tan claro, que a no ser por los gritos de los comentaristas, en apoyo de alguno de sus jugadores favoritos, se pretende dar más importancia a lo individual que a lo colectivo.

Juego emocionante de Liguilla, que sin embargo deja en claro la mediocridad del sistema de competencia, pues quien podría imaginar que estuvieran jugando el líder del torneo contra el onceavo lugar de la tabla, si esto no es mediocridad, ¿qué es? Mala suerte la del Toluca, que acabó jugando sin sus dos defensas laterales, Raúl López y Diego Rigonato, que convirtieron a los rojos en el equipo que más centros realizó durante el campeonato. Despues del pésimo arranque de este equipo, tendremos que aplaudir el trabajo de Cristante, que terminó convirtiendo al equipo choricero en un peligroso finalista que está listo ya para la siguiente campaña.

La eliminación del Atlas me parece justa, pues el Puebla fue superior a lo largo del torneo, no presentando altas y bajas de juego, como si ocurrió con los rojinegros. Para mí, que encontré en mi infancia al Atlas como mi equipo favorito (eran los campeones) o sea, hace muchas lunas, no dejo aún de sentir algún dolorcillo cuando como ahora, que Coca había por fin encontrado la alineación ideal, apoyado en la consolidación que finalmente encontraron, Barbosa, Márquez, Herrera y Torres, más el triste despertar de Renato Ibarra, triste porque apenas reapareció, cayó víctima de una lesión, Pero con Julio Furch ya completamente recuperado, Coca podrá quitarse el compromiso que tiene con su amigo del alma Caraglio, para venderlo, regalarlo o hacerle un lugar entre sus asistentes, con tal de que salga de la alineación rojinegra.

Donde la cosa si está color de hormiga es en España, en donde los equipos madrileños se traen de la greña, sin dar ni pedir cuartel. Cuando hemos creído muerto al Real Madrid, luchando no solo contra el Atlético, que ha encabezado la competencia de punta a punta, sino también contra el Barcelona y el Sevilla, que ya declinaron dejando el campo de batalla libre para que los madrileños, colchoneros y merengues se hagan pedazos.

Después de conseguir la enorme distancia que separaba al Atlético de sus perseguidores, la casi determinante cantidad de doce puntos, el Real Madrid que todo suponía que había nacido muerto, pues en el inicio de esta temporada, estaba más frío que un cadáver, nadie, ni yo, madridista declarado, tenía la menor esperanza de logro alguno y se fueron diluyendo las oportunidades de las diversas competiciones tanto españolas como internacionales, cada una de las semanas fueron una final que debería ganar el Real Madrid, posibilidad que no veíamos por ningún lado, recién se han jugado las finales contra Sevilla y Granada, aprobadas dejando para ahora la más complicada, ganarle al Athletic de Bilbao, especialista en matar ilusiones merengues y culés.

Y he pensado lo mismo que antes, hasta aquí llegaron ¡Ah! qué terquedad. Claro que no fue fácil quebrar a la defensa vasca, fue hasta el minuto 68, que Nacho (¿Qué hacía ahí?) se encontró con un buscapiés de Casimiro, para empujar el balón con su cuerpo y poner el uno a cero. Antes, desde el Wanda Metropolitano, llegaba la nota de que Budimir al minuto 75, ponía el 1-0 para el Osasuna, en ese momento el Real Madrid era el líder de la competencia, increíble, la diferencia de 12 puntos quedaba hecha pedazos.

Y así transcurre el tiempo, hasta que en el minuto 82, los altavoces anuncian el gol de Renan Lodi, defensa izquierdo colchonero que pone las cosas uno a uno, insuficiente aún para bajar del estrado al Real Madrid. Pero como dijera don Fernando Marcos, el último minuto también tiene 60 segundos y, justo al minuto 89, Luis Suárez le devuelve el liderazgo a su equipo. Así las cosas, la próxima jornada será la verdadera final tanto para los colchoneros, como para los merengues... Que gane el que sea, para mí los dos son campeones.

Hasta pronto amigo.