/ jueves 25 de marzo de 2021

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¿Será cierto que al fusionarnos con la MLS estaremos al nivel de las Grandes Ligas del mundo?

¿Cómo fue que inició en Europa el millonario mercado de jugadores? La edad de la utopía futbolística convertida en realidad la protagonizaron esencialmente los clubes y, muy especialmente los clubes de Europa occidental, transformados en verdaderas empresas concurrentes a una mercado, blanco o negro, de tráfico de ases, en los que millones de dólares, liras, libras y pesetas iniciaron una danza irrefrenable que ha acabado por ser excesiva.

Especialmente los clubes españoles e italianos y, más comedidamente portugueses y franceses se convirtieron en la meca del futbolista. A mitad de la época de los cincuenta hubo un trasvase de los exiliados húngaros a España. Pero aquello sólo fue el comienzo. La meca mediterránea sería el objetivo económico soñado por los jugadores latinoamericanos. El gran fichaje que en aquellos años conmovió al mundo fue el del astro argentino Alfredo Di Stéfano, que entonces militaba en el club Millonarios de Bogotá. La "saeta rubia" después de una disputa entre el Barcelona Futbol Club y el Real Madrid fichó por este último tras la presión que ejerció el gobierno de la época en favor del equipo capitalino.

Otros ases de aquellas latitudes seguirían igualmente la ruta de la Europa mediterránea: el uruguayo Villaverde y el brasileño Evaristo al Barecelona; el brasileño Vavá al Atlético de Madrid; su compatriota Didí al Real Madrid, club en el que también jugaban los argentinos Olse y Rial; el genial uruguayo Schiaffino al Milán club de futbol, al igual que el argentino Grillo.

Y no fue sólo de la cantera latinoamericana que se nutrían aquellos clubes; grandes figuras europeas fueron así mismo a recalar en ellos, Koppa, el más grande jugador francés de la historia pasó por el Real Madrid, el húngaro Puskas también, el sueco Liedholm estuvo en el Milán, el holandés Wilkes en el Valencia club de futbol... La lista interminable ha seguido in crescendo hasta la actualidad, con altibajos y prohibiciones coyunturales, pero ha persistido el ritmo.

El tremendo potencial económico de los que contaban con decenas de miles de asociados clubes y recaudaban en sus estadios cantidades fabulosas, había creado las condiciones esenciales para que fuera posible la organización de nuevas emociones a nivel internacional. Era necesario que el futbol de clubes saliera del ghetto de las estrictas competiciones nacionales, que aún manteniendo en vilo a las aficiones estaban amenazadas por la monotonía: los equipos más poderosos se habían convertido en los casi eternos triunfadores.

Existían pequeños precedentes internacionales, como por ejemplo las competiciones de carácter regional conocidas con los nombres de Copa Mitropa (torneo de Europa central) y sobre todo la Copa Latina, específica de clubes, a la que concurrían los ganadores de las ligas española, francesa e italiana, en las que el Barcelona Futbol Club, conducido por Vladislao Kubala, había conseguido señalados éxitos.

Era necesario por lo tanto potenciar la internacionalización de las competiciones de clubes. Para ello, después de intensas reuniones en París, representantes de 18 clubes europeos fundaron el dos de abril de 1955 la Unión Europea del Futbol Asociación (UEFA) organismo que de hecho complementaba a la FIFA, con la que nunca ha entrado en contradicciones. La nueva entidad puso en marcha la Copa de Europa de Clubes Campeones de Liga (Champions League) que se disputa anualmente y se juega por el sistema de eliminatorias a doble partido. Esto supuso un relanzamiento de las rivalidades, tensiones, emociones... y de la economía de los grandes clubes. La organización de este torneo coincidió con la disolución del excepcional Honved de Budapest y, de este modo los geniales húngaros tampoco inscribirían su nombre en el historial de la nueva competición.

Otros clubes sin embargo se articulaban como escuadras de gran calidad. La facilidad de contratación de extranjeros tuvo por aquellos años especial influjo en España y, al amparo de tales condiciones, el Real Madrid, que en su país era conocido como el equipo del gobierno, sobresalía del resto de los grandes clubes, con un conjunto por el que pasaron Di Stéfano, Rial, Olsen, Santamaría, Didí, Kopa, Puskas, Domínguez etc., junto a grandes jugadores nacionales como Gento.

El equipo madrileño ganó la primera Copa de Europa venciendo en París al campeón de Francia, el Stade Reims, en un match jugado de poder a poder, por 4 goles a 3 y, en el que Raymond Kopa se consagró como gran figura pese a la derrota de su conjunto. El Real Madrid repitió aquello cinco veces más y durante ese reinado los otros grandes del continente se estrellaron una y otra vez en sus esfuerzos por desbancarlo.

Así el Milán, el Rapid de Viena, el Partizan de Belgrado, el propio Stade Reims fracasaron en sus intentos de asalto y el único equipo que parecía capaz de poner fin a tan largo reinado, el Manchester United, sufrió un accidente de aviación en Munich, en 1958, perdiendo ahí a ocho jugadores internacionales. Allí murieron el centro delantero Taylor y el prodigioso medio volante llamado Edwards. Cuánta falta nos hace participar en una Liga como esa.

Hasta pronto amigo.

¿Será cierto que al fusionarnos con la MLS estaremos al nivel de las Grandes Ligas del mundo?

¿Cómo fue que inició en Europa el millonario mercado de jugadores? La edad de la utopía futbolística convertida en realidad la protagonizaron esencialmente los clubes y, muy especialmente los clubes de Europa occidental, transformados en verdaderas empresas concurrentes a una mercado, blanco o negro, de tráfico de ases, en los que millones de dólares, liras, libras y pesetas iniciaron una danza irrefrenable que ha acabado por ser excesiva.

Especialmente los clubes españoles e italianos y, más comedidamente portugueses y franceses se convirtieron en la meca del futbolista. A mitad de la época de los cincuenta hubo un trasvase de los exiliados húngaros a España. Pero aquello sólo fue el comienzo. La meca mediterránea sería el objetivo económico soñado por los jugadores latinoamericanos. El gran fichaje que en aquellos años conmovió al mundo fue el del astro argentino Alfredo Di Stéfano, que entonces militaba en el club Millonarios de Bogotá. La "saeta rubia" después de una disputa entre el Barcelona Futbol Club y el Real Madrid fichó por este último tras la presión que ejerció el gobierno de la época en favor del equipo capitalino.

Otros ases de aquellas latitudes seguirían igualmente la ruta de la Europa mediterránea: el uruguayo Villaverde y el brasileño Evaristo al Barecelona; el brasileño Vavá al Atlético de Madrid; su compatriota Didí al Real Madrid, club en el que también jugaban los argentinos Olse y Rial; el genial uruguayo Schiaffino al Milán club de futbol, al igual que el argentino Grillo.

Y no fue sólo de la cantera latinoamericana que se nutrían aquellos clubes; grandes figuras europeas fueron así mismo a recalar en ellos, Koppa, el más grande jugador francés de la historia pasó por el Real Madrid, el húngaro Puskas también, el sueco Liedholm estuvo en el Milán, el holandés Wilkes en el Valencia club de futbol... La lista interminable ha seguido in crescendo hasta la actualidad, con altibajos y prohibiciones coyunturales, pero ha persistido el ritmo.

El tremendo potencial económico de los que contaban con decenas de miles de asociados clubes y recaudaban en sus estadios cantidades fabulosas, había creado las condiciones esenciales para que fuera posible la organización de nuevas emociones a nivel internacional. Era necesario que el futbol de clubes saliera del ghetto de las estrictas competiciones nacionales, que aún manteniendo en vilo a las aficiones estaban amenazadas por la monotonía: los equipos más poderosos se habían convertido en los casi eternos triunfadores.

Existían pequeños precedentes internacionales, como por ejemplo las competiciones de carácter regional conocidas con los nombres de Copa Mitropa (torneo de Europa central) y sobre todo la Copa Latina, específica de clubes, a la que concurrían los ganadores de las ligas española, francesa e italiana, en las que el Barcelona Futbol Club, conducido por Vladislao Kubala, había conseguido señalados éxitos.

Era necesario por lo tanto potenciar la internacionalización de las competiciones de clubes. Para ello, después de intensas reuniones en París, representantes de 18 clubes europeos fundaron el dos de abril de 1955 la Unión Europea del Futbol Asociación (UEFA) organismo que de hecho complementaba a la FIFA, con la que nunca ha entrado en contradicciones. La nueva entidad puso en marcha la Copa de Europa de Clubes Campeones de Liga (Champions League) que se disputa anualmente y se juega por el sistema de eliminatorias a doble partido. Esto supuso un relanzamiento de las rivalidades, tensiones, emociones... y de la economía de los grandes clubes. La organización de este torneo coincidió con la disolución del excepcional Honved de Budapest y, de este modo los geniales húngaros tampoco inscribirían su nombre en el historial de la nueva competición.

Otros clubes sin embargo se articulaban como escuadras de gran calidad. La facilidad de contratación de extranjeros tuvo por aquellos años especial influjo en España y, al amparo de tales condiciones, el Real Madrid, que en su país era conocido como el equipo del gobierno, sobresalía del resto de los grandes clubes, con un conjunto por el que pasaron Di Stéfano, Rial, Olsen, Santamaría, Didí, Kopa, Puskas, Domínguez etc., junto a grandes jugadores nacionales como Gento.

El equipo madrileño ganó la primera Copa de Europa venciendo en París al campeón de Francia, el Stade Reims, en un match jugado de poder a poder, por 4 goles a 3 y, en el que Raymond Kopa se consagró como gran figura pese a la derrota de su conjunto. El Real Madrid repitió aquello cinco veces más y durante ese reinado los otros grandes del continente se estrellaron una y otra vez en sus esfuerzos por desbancarlo.

Así el Milán, el Rapid de Viena, el Partizan de Belgrado, el propio Stade Reims fracasaron en sus intentos de asalto y el único equipo que parecía capaz de poner fin a tan largo reinado, el Manchester United, sufrió un accidente de aviación en Munich, en 1958, perdiendo ahí a ocho jugadores internacionales. Allí murieron el centro delantero Taylor y el prodigioso medio volante llamado Edwards. Cuánta falta nos hace participar en una Liga como esa.

Hasta pronto amigo.