/ lunes 20 de septiembre de 2021

Ocurrencias del futbol | Y después el desaliento, que aniquila el movimiento y engendra fatalidad

A propósito de equipos grandes, la nota de la semana es la caída del último equipo invicto, el América, equipo al que les decía, Santiago Solari, su director técnico, entrena sobre la base de formación de los jugadores prospectos del Real Madrid.

Pero que apenas se encuentra en el proceso de la disciplina de la táctica defensiva, convirtiéndose en el equipo que menos goles había recibido hasta antes del juego contra el Toluca, que le hizo tres, que es igual a los mismos que había recibido en 8 juegos.

Qué se deduce de esto, pues que los pocos goles recibidos, era producto del sistema de juego y no del buen oficio de su aparato defensivo, especialmente de sus defensas centrales Bruno Valdez y Emanuel Aguilera.

Y pensar que no hace mucho, estos dos jugadores, formaban la mejor defensa central de la Liga MX, pero la desgracia afectó a Bruno, cuando sufrió aquella rotura de tendón de Aquiles, lesión que para muchos otros, ha significado el fin de su carrera.

Se contrató entonces al uruguayo Cáceres, un buen defensa central que curiosamente no posee el perfil para dicho puesto, debilitándose el centro de la defensa, sobre todo en el juego aéreo, en el que Bruno era reconocido como el mejor cabecedador. Disputándole a Alfredo Tena con quien disputa la marca de más goles anotados con la cabeza.

Pero desgraciadamente, a su regreso, después de un largo tiempo en rehabilitación, Bruno ya no es el mismo, ni por alto ni en el juego a ras de pasto y si a eso agregamos la lentitud de Aguilera, el América tiene un gran hueco que cubrir, pues es obvio que Cáceres no es la solución. Fue así que el jovencito Jared Ortega, los superó por alto cuantas veces tuvo oportunidad.

El joven Ortega es una prueba de una mala negociación con el Toluca, que contaba con un canterano llamado Alan Medina, físicamente muy parecido a Ortega y que se desenvolvía muy bien en la media cancha.

Acordando ambas directivas un cambio de jugadores, ocurriendo que Ortega encajó perfectamente, mientras que Medina, al no responder eficazmente, fue cedido al Necaxa en donde actualmente aparece en la banca, mientras que Ortega se aprovechó de una de las lesiones de una de las momias que el Toluca tiene como defensas centrales, para cubrir el puesto y no soltarlo más. ¡Quién lo dijera! Ahora el joven despreciado, los hundió.

Y bueno, se diría que una golondrina no hace primavera, la competencia se encuentra a la mitad, el América retomará el paso lo suficiente como para calificar entre los cuatro mejores y podrá retomar o no un liderato que aquí en México, no tiene el valor que se le da en las ligas europeas, pues finalmente, el que califique en el lugar 12, en un buen momento podrá coronarse campeón.

Contra el Toluca, el América nos ha mostrado una cara que no le habíamos visto desde que Solari se hizo cargo del equipo, la disciplina de la que les había hablado, fue superada por el desaliento y el desaliento es semejante al Covid-19, altamente contagioso.

Así que muy pronto, casi todo el equipo era víctima de la inmovilidad, síntoma inequívoco del desaliento, fue así que vimos cómo Roger Martínez lanzó dos larguísimos cambios de juego, de una banda hasta la otra, a un espacio en donde no se encontraba nadie.

Y vuelvo a recurrir a la grandeza de los equipos. Yo entiendo que las variantes puedan ser de utilidad, lo que no entiendo es que un equipo grande necesite de variantes para sustentar su grandeza, desde que yo tenía 14 años, he visto jugar al Real Madrid de la misma forma que lo hace ahora y, lo he visto estar abajo en el marcador, valiéndose únicamente en la fe que tienen por su forma de jugar, manteniéndose en ella hasta ganar o perder, favoreciéndoles más veces el triunfo.

Y recién en la jornada 4 del futbol español, los hemos visto ser víctimas de la velocidad del Celta de Vigo, que los ha puesto 0-2 desde el primer tiempo, para regresar, igualar el marcador y superarlo, todo esto en medio de una transición generacional urgente, en donde han tenido que confiar en canteranos sub-20 sin recurrir a variante alguna.

Camabinga de 18 años de edad, hecho a las formas francesas, después de dos juegos vistiendo de merengue, parece haber nacido en la casa blanca y, cobijado, junto a Vinicius Jr. Miguel Gutiérrez, Rodrhigo Moes y otros más, se muetran como si siempre hubieran jugado ahí. De 1954 a la fecha, lo mismo ¡Variantes! ¿Para qué?

Y ahora, a prepararnos para dos de los mejores clásicos del futbol mexicano, Tigres vs. Rayados y, América vs. Guadalajara. Es obvio que la grandeza de nuestros equipos la establece no los logros, sino la cantidad de seguidores que los respaldan, si fuera por logros, Toluca se encontraría por arriba del Cruz azul y los Pumas, pero al hablar de seguidores, sí se encuentra muy por abajo de Chivas, Aguilas, Pumas y Cruz azul.

Hasta pronto amigo.

A propósito de equipos grandes, la nota de la semana es la caída del último equipo invicto, el América, equipo al que les decía, Santiago Solari, su director técnico, entrena sobre la base de formación de los jugadores prospectos del Real Madrid.

Pero que apenas se encuentra en el proceso de la disciplina de la táctica defensiva, convirtiéndose en el equipo que menos goles había recibido hasta antes del juego contra el Toluca, que le hizo tres, que es igual a los mismos que había recibido en 8 juegos.

Qué se deduce de esto, pues que los pocos goles recibidos, era producto del sistema de juego y no del buen oficio de su aparato defensivo, especialmente de sus defensas centrales Bruno Valdez y Emanuel Aguilera.

Y pensar que no hace mucho, estos dos jugadores, formaban la mejor defensa central de la Liga MX, pero la desgracia afectó a Bruno, cuando sufrió aquella rotura de tendón de Aquiles, lesión que para muchos otros, ha significado el fin de su carrera.

Se contrató entonces al uruguayo Cáceres, un buen defensa central que curiosamente no posee el perfil para dicho puesto, debilitándose el centro de la defensa, sobre todo en el juego aéreo, en el que Bruno era reconocido como el mejor cabecedador. Disputándole a Alfredo Tena con quien disputa la marca de más goles anotados con la cabeza.

Pero desgraciadamente, a su regreso, después de un largo tiempo en rehabilitación, Bruno ya no es el mismo, ni por alto ni en el juego a ras de pasto y si a eso agregamos la lentitud de Aguilera, el América tiene un gran hueco que cubrir, pues es obvio que Cáceres no es la solución. Fue así que el jovencito Jared Ortega, los superó por alto cuantas veces tuvo oportunidad.

El joven Ortega es una prueba de una mala negociación con el Toluca, que contaba con un canterano llamado Alan Medina, físicamente muy parecido a Ortega y que se desenvolvía muy bien en la media cancha.

Acordando ambas directivas un cambio de jugadores, ocurriendo que Ortega encajó perfectamente, mientras que Medina, al no responder eficazmente, fue cedido al Necaxa en donde actualmente aparece en la banca, mientras que Ortega se aprovechó de una de las lesiones de una de las momias que el Toluca tiene como defensas centrales, para cubrir el puesto y no soltarlo más. ¡Quién lo dijera! Ahora el joven despreciado, los hundió.

Y bueno, se diría que una golondrina no hace primavera, la competencia se encuentra a la mitad, el América retomará el paso lo suficiente como para calificar entre los cuatro mejores y podrá retomar o no un liderato que aquí en México, no tiene el valor que se le da en las ligas europeas, pues finalmente, el que califique en el lugar 12, en un buen momento podrá coronarse campeón.

Contra el Toluca, el América nos ha mostrado una cara que no le habíamos visto desde que Solari se hizo cargo del equipo, la disciplina de la que les había hablado, fue superada por el desaliento y el desaliento es semejante al Covid-19, altamente contagioso.

Así que muy pronto, casi todo el equipo era víctima de la inmovilidad, síntoma inequívoco del desaliento, fue así que vimos cómo Roger Martínez lanzó dos larguísimos cambios de juego, de una banda hasta la otra, a un espacio en donde no se encontraba nadie.

Y vuelvo a recurrir a la grandeza de los equipos. Yo entiendo que las variantes puedan ser de utilidad, lo que no entiendo es que un equipo grande necesite de variantes para sustentar su grandeza, desde que yo tenía 14 años, he visto jugar al Real Madrid de la misma forma que lo hace ahora y, lo he visto estar abajo en el marcador, valiéndose únicamente en la fe que tienen por su forma de jugar, manteniéndose en ella hasta ganar o perder, favoreciéndoles más veces el triunfo.

Y recién en la jornada 4 del futbol español, los hemos visto ser víctimas de la velocidad del Celta de Vigo, que los ha puesto 0-2 desde el primer tiempo, para regresar, igualar el marcador y superarlo, todo esto en medio de una transición generacional urgente, en donde han tenido que confiar en canteranos sub-20 sin recurrir a variante alguna.

Camabinga de 18 años de edad, hecho a las formas francesas, después de dos juegos vistiendo de merengue, parece haber nacido en la casa blanca y, cobijado, junto a Vinicius Jr. Miguel Gutiérrez, Rodrhigo Moes y otros más, se muetran como si siempre hubieran jugado ahí. De 1954 a la fecha, lo mismo ¡Variantes! ¿Para qué?

Y ahora, a prepararnos para dos de los mejores clásicos del futbol mexicano, Tigres vs. Rayados y, América vs. Guadalajara. Es obvio que la grandeza de nuestros equipos la establece no los logros, sino la cantidad de seguidores que los respaldan, si fuera por logros, Toluca se encontraría por arriba del Cruz azul y los Pumas, pero al hablar de seguidores, sí se encuentra muy por abajo de Chivas, Aguilas, Pumas y Cruz azul.

Hasta pronto amigo.