/ miércoles 25 de septiembre de 2019

Con café y a media luz | Palmotazo en la mesa

Así se antoja el discurso lanzado en los últimos días por el senador de extracción morenista, Ricardo Monreal, quien aseguró que el grupo que encabeza solicitará formalmente la desaparición de poderes en el estado de Tamaulipas, bajo el argumento de que existe una situación de ingobernabilidad y una falta de capacidad por parte de las autoridades locales para abatir los índices de delincuencia que tiene nuestra entidad federativa.

¿Por qué no enviar uno o varios destacamentos de la recientemente formada Guardia Nacional a territorio tamaulipeco si, a fin de cuentas, para eso fue conformada? ¿Por qué no autorizar al Ejército Mexicano y la Marina Armada de México la intervención con sus tropas en el lugar donde prevalecen los conflictos protagonizados por grupos civiles armados? ¿Por qué lanzarse de inmediato a una desaparición de los poderes convirtiendo temporalmente nuestro territorio en tierra de nadie?

Considero que la respuesta a todas estas preguntas, que justifique la postura del miembro del Congreso, no se encuentra en días recientes, ni siquiera en hechos delictivos y, mucho menos, en el interés legítimo de extinguir la representación de los poderes como medio y no como fin. Creo que esta postura se remonta a las elecciones en las que resultara triunfador el actual presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador.

Y es que fue en Tamaulipas, justamente, donde los votos no le favorecieron de una manera similar como en otros lares de la República Mexicana hecho que, a la larga, representaría una merma en el capital político no solo del mandatario sino también del escaparate que fundó y que, a la vez, lo hizo llegar al peldaño máximo del poder que representa el Ejecutivo federal. Aunado a ello, en varias reuniones presididas por el gobernador tamaulipeco Francisco Javier García Cabeza de Vaca, en las que este servidor ha tenido la oportunidad de estar, él ha declarado su inconformidad por las medidas económicas que ha tomado el Gobierno federal y que no son equitativas para el correcto desarrollo de este territorio.

Asimismo, en su momento, señaló con nombre y apellido a un prominente y polémico personaje de la bancada de Morena de estar involucrado en los movimientos de los trabajadores de las maquiladoras fronterizas que, incluso, estuvieron a punto de irse a la huelga.

Y como si esa relación tirante no bastara, Morena y el gabinete de gobierno de AMLO no están en su mejor momento, pues la crisis mediática que atraviesan, gracias a los olvidos en la famosa declaración “3 de 3” de Manuel Bartlett Díaz, los ha puesto en el “ojo del huracán”, pues dicha situación parece que salpicará severamente el estandarte “anticorrupción” que ha enarbolado por tantos años el originario de Macuspana, ya que al director de la CFE cada día le encuentran más propiedades, cuyo origen será muy difícil de explicar.

Y le suplico, por favor, que no me malentienda, en ningún momento estoy diciendo que en Tamaulipas todo está bien, por el contrario, soy el primero en señalar fehacientemente que existe un largo trecho qué caminar en materia de seguridad para poder llegar a la situación que tanto deseamos y que tanto nos urge y que no vamos ni a la mitad de ese sendero tan oscuro.

Lo que estoy cuestionando es la razón por la cual se está apostando a convertir a esta entidad en “tierra de nadie” en lugar de enviar la cantidad de recurso humano, técnico y de equipo para, con un trabajo en conjunto, dar una mejor y más pronta solución a la problemática que actualmente aqueja a, principalmente, la región fronteriza, como la zona colindante con el estado de Nuevo León, en donde el fenómeno delictivo se encuentra “a la orden del día”.

Lo más grave en estos momentos, es que Morena, como usted bien lo sabe, gentil amigo lector, ocupa la mayoría en el Senado y, en un momento dado, con “la mano en la cintura”, podrían aprobar la iniciativa, llevándola a su concreción en los próximos meses, aunque el mismo Ricardo Monreal también aseguró que, aunque no es imposible, es un tanto complejo “configurar” dicha estrategia.

Cabe hacer mención, que todo lo anterior está sustentado, en la observación de que el fenómeno político se repite en otro lugar en el que los comicios de julio 2018 tampoco fueron como se esperaban: Guanajuato. Aquí también se está llevando todo por el mismo camino y, aunque también es un indicador interesante, sería impropio darle un mayor espacio en esta columna, pues no nos correspondería argumentar al respecto.

Lo cierto es que resulta preocupante que, en un arrebato político, se conforme este recurso de la desaparición de poderes y vengan a combatir al crimen organizado con “abrazos y no balazos” y les aseguren que lo que hacen es “fuchi y guácala” y ocasiona el llanto de sus mamacitas.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Así se antoja el discurso lanzado en los últimos días por el senador de extracción morenista, Ricardo Monreal, quien aseguró que el grupo que encabeza solicitará formalmente la desaparición de poderes en el estado de Tamaulipas, bajo el argumento de que existe una situación de ingobernabilidad y una falta de capacidad por parte de las autoridades locales para abatir los índices de delincuencia que tiene nuestra entidad federativa.

¿Por qué no enviar uno o varios destacamentos de la recientemente formada Guardia Nacional a territorio tamaulipeco si, a fin de cuentas, para eso fue conformada? ¿Por qué no autorizar al Ejército Mexicano y la Marina Armada de México la intervención con sus tropas en el lugar donde prevalecen los conflictos protagonizados por grupos civiles armados? ¿Por qué lanzarse de inmediato a una desaparición de los poderes convirtiendo temporalmente nuestro territorio en tierra de nadie?

Considero que la respuesta a todas estas preguntas, que justifique la postura del miembro del Congreso, no se encuentra en días recientes, ni siquiera en hechos delictivos y, mucho menos, en el interés legítimo de extinguir la representación de los poderes como medio y no como fin. Creo que esta postura se remonta a las elecciones en las que resultara triunfador el actual presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador.

Y es que fue en Tamaulipas, justamente, donde los votos no le favorecieron de una manera similar como en otros lares de la República Mexicana hecho que, a la larga, representaría una merma en el capital político no solo del mandatario sino también del escaparate que fundó y que, a la vez, lo hizo llegar al peldaño máximo del poder que representa el Ejecutivo federal. Aunado a ello, en varias reuniones presididas por el gobernador tamaulipeco Francisco Javier García Cabeza de Vaca, en las que este servidor ha tenido la oportunidad de estar, él ha declarado su inconformidad por las medidas económicas que ha tomado el Gobierno federal y que no son equitativas para el correcto desarrollo de este territorio.

Asimismo, en su momento, señaló con nombre y apellido a un prominente y polémico personaje de la bancada de Morena de estar involucrado en los movimientos de los trabajadores de las maquiladoras fronterizas que, incluso, estuvieron a punto de irse a la huelga.

Y como si esa relación tirante no bastara, Morena y el gabinete de gobierno de AMLO no están en su mejor momento, pues la crisis mediática que atraviesan, gracias a los olvidos en la famosa declaración “3 de 3” de Manuel Bartlett Díaz, los ha puesto en el “ojo del huracán”, pues dicha situación parece que salpicará severamente el estandarte “anticorrupción” que ha enarbolado por tantos años el originario de Macuspana, ya que al director de la CFE cada día le encuentran más propiedades, cuyo origen será muy difícil de explicar.

Y le suplico, por favor, que no me malentienda, en ningún momento estoy diciendo que en Tamaulipas todo está bien, por el contrario, soy el primero en señalar fehacientemente que existe un largo trecho qué caminar en materia de seguridad para poder llegar a la situación que tanto deseamos y que tanto nos urge y que no vamos ni a la mitad de ese sendero tan oscuro.

Lo que estoy cuestionando es la razón por la cual se está apostando a convertir a esta entidad en “tierra de nadie” en lugar de enviar la cantidad de recurso humano, técnico y de equipo para, con un trabajo en conjunto, dar una mejor y más pronta solución a la problemática que actualmente aqueja a, principalmente, la región fronteriza, como la zona colindante con el estado de Nuevo León, en donde el fenómeno delictivo se encuentra “a la orden del día”.

Lo más grave en estos momentos, es que Morena, como usted bien lo sabe, gentil amigo lector, ocupa la mayoría en el Senado y, en un momento dado, con “la mano en la cintura”, podrían aprobar la iniciativa, llevándola a su concreción en los próximos meses, aunque el mismo Ricardo Monreal también aseguró que, aunque no es imposible, es un tanto complejo “configurar” dicha estrategia.

Cabe hacer mención, que todo lo anterior está sustentado, en la observación de que el fenómeno político se repite en otro lugar en el que los comicios de julio 2018 tampoco fueron como se esperaban: Guanajuato. Aquí también se está llevando todo por el mismo camino y, aunque también es un indicador interesante, sería impropio darle un mayor espacio en esta columna, pues no nos correspondería argumentar al respecto.

Lo cierto es que resulta preocupante que, en un arrebato político, se conforme este recurso de la desaparición de poderes y vengan a combatir al crimen organizado con “abrazos y no balazos” y les aseguren que lo que hacen es “fuchi y guácala” y ocasiona el llanto de sus mamacitas.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!