/ miércoles 11 de septiembre de 2019

Con café y a media luz | Paquetito de regalo

La señal es clara. Se trata de un ejercicio fiscal que llama a la disciplina en materia hacendaria para aumentar la recaudación de la actual administración federal de los Estados Unidos Mexicanos. El mensaje pudiera resumirse como “estar al corriente de las obligaciones fiscales, sea cual sea la actividad que realice el contribuyente, ya sea persona física o moral”.

Y es que en la reflexión que se percibe en una primera lectura sobre el documento que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público entregara el domingo a la representación del Honorable Congreso de la Unión para su posterior análisis y aprobación, se destaca una serie de detalles que están poniendo a temblar a más de un contribuyente.

Aunque, reiteramos, es un llamado a la incorporación del ejercicio laboral en la responsabilidad fiscal correspondiente. Eso no es precisamente agradable.

Seguramente, y es algo inevitable pues será consecuencia de la aprobación de dichas disposiciones, ocurrirá un encarecimiento de los servicios y productos a los que está acostumbrada a comprar la mayoría de las personas que conforman el sector del llamado “mexicano común”, es decir, el de la clase media.

Lo anteriormente dicho se vuelve más angustiante cuando a este factor le sumamos el detalle que anunció el INEGI recientemente, de un crecimiento del 0.0 por ciento en materia de mejoría económica. Además de la baja constante que las calificadoras internacionales hacen a la estabilidad financiera de nuestro país. Es probable que usted quiera desestimar este último detalle, gentil amigo lector, sin embargo, el primero que le presento en este párrafo es de suma valía pues, aunque nos guste o no, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía es una dependencia pública, en otras palabras, es el Gobierno mismo quien nos dicta que la situación no estará bien.

La sumatoria de ambos elementos da por resultado números rojos.

Esto pudiera detonar en una escalada de precios considerable y, por tanto, una espiral inflacionaria de la que sería sumamente difícil salir pues, como fichas de dominó, un eslabón llevaría al otro y así sucesivamente –perdone usted la última expresión- ojalá que ya se tengan medidas necesarias para sortear este asunto que se antoja por demás escabroso.

Detalles como el de que parte del comercio informal –también me disculpo por si alguien pudiera ofenderse– refiriéndome a los representantes de compañías multinivel que operan por catálogo de productos, ahora estén obligados a realizar una declaración y pagar los impuestos correspondientes, está causando molestia, principalmente, en el sector de las amas de casa que habían encontrado en esta actividad el medio para “completar el gasto” entre las amigas, compañeras de trabajo y vecinas de la cuadra.

O, caso contrario, será la empresa la encargada de encarecer el precio de los productos contemplando la venta hecha por su respectivo representante y el impuesto generado por esta. A la larga las comisiones a otorgar para los “embajadores de la marca” serán más pequeñas.

Como también resulta inquietante el rumor de que aumentará la tasa de retención a las instituciones bancarias por concepto de intereses generados derivados de los capitales ahorrados de manera formal por parte de los usuarios de estas empresas crediticias. Más sencillo: Aumentará el impuesto a los intereses que genere el ahorro que usted tenga en un banco, lo cual disminuirá el crecimiento de su dinero.

En caso de que usted rente alguna propiedad y se tenga un conflicto legal con el inquilino uno de los requisitos que le pedirán será el de demostrar que se encuentra al corriente de sus obligaciones fiscales y que, por obviedad, está dado de alta en el régimen correspondiente y todos los vericuetos que conlleva.

Y aunque existe el fuerte rumor de que se impondrá un impuesto a las plataformas digitales que operan en nuestro país, se reconoció que algunas son más fáciles de gravar que otras, en el entendido de que las primeras ofrecen un servicio que es cuantificable de manera casi inmediata, en tanto que otras, como las redes sociales, dependería mucho de un acuerdo internacional.

Por último, y como nota al margen, se ventiló un reajuste al concepto salarial percibido por el ejecutivo federal de cara al 2020 y ya ha desatado una serie de comentarios, tanto a favor como en contra. En bien del ciudadano Presidente, se recalca que a todos nos corresponde un aumento justo en el salario cada año, sin importar cuál es nuestro oficio u ocupación. Otro sector sostiene que esa determinación contraviene lo prometido por el mismo AMLO cuando estuvo en campaña.

Lo cierto, gentil amigo lector, es que la innegable e imposible de disfrazar desaceleración económica que vive el país y antes se negaba, hoy ha obligado a la autoridad a tomar medidas como las antes descritas para obtener el ingreso que destina a programas –clientelares o no- , proyectos y obras pactadas para bien de la población.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!


La señal es clara. Se trata de un ejercicio fiscal que llama a la disciplina en materia hacendaria para aumentar la recaudación de la actual administración federal de los Estados Unidos Mexicanos. El mensaje pudiera resumirse como “estar al corriente de las obligaciones fiscales, sea cual sea la actividad que realice el contribuyente, ya sea persona física o moral”.

Y es que en la reflexión que se percibe en una primera lectura sobre el documento que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público entregara el domingo a la representación del Honorable Congreso de la Unión para su posterior análisis y aprobación, se destaca una serie de detalles que están poniendo a temblar a más de un contribuyente.

Aunque, reiteramos, es un llamado a la incorporación del ejercicio laboral en la responsabilidad fiscal correspondiente. Eso no es precisamente agradable.

Seguramente, y es algo inevitable pues será consecuencia de la aprobación de dichas disposiciones, ocurrirá un encarecimiento de los servicios y productos a los que está acostumbrada a comprar la mayoría de las personas que conforman el sector del llamado “mexicano común”, es decir, el de la clase media.

Lo anteriormente dicho se vuelve más angustiante cuando a este factor le sumamos el detalle que anunció el INEGI recientemente, de un crecimiento del 0.0 por ciento en materia de mejoría económica. Además de la baja constante que las calificadoras internacionales hacen a la estabilidad financiera de nuestro país. Es probable que usted quiera desestimar este último detalle, gentil amigo lector, sin embargo, el primero que le presento en este párrafo es de suma valía pues, aunque nos guste o no, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía es una dependencia pública, en otras palabras, es el Gobierno mismo quien nos dicta que la situación no estará bien.

La sumatoria de ambos elementos da por resultado números rojos.

Esto pudiera detonar en una escalada de precios considerable y, por tanto, una espiral inflacionaria de la que sería sumamente difícil salir pues, como fichas de dominó, un eslabón llevaría al otro y así sucesivamente –perdone usted la última expresión- ojalá que ya se tengan medidas necesarias para sortear este asunto que se antoja por demás escabroso.

Detalles como el de que parte del comercio informal –también me disculpo por si alguien pudiera ofenderse– refiriéndome a los representantes de compañías multinivel que operan por catálogo de productos, ahora estén obligados a realizar una declaración y pagar los impuestos correspondientes, está causando molestia, principalmente, en el sector de las amas de casa que habían encontrado en esta actividad el medio para “completar el gasto” entre las amigas, compañeras de trabajo y vecinas de la cuadra.

O, caso contrario, será la empresa la encargada de encarecer el precio de los productos contemplando la venta hecha por su respectivo representante y el impuesto generado por esta. A la larga las comisiones a otorgar para los “embajadores de la marca” serán más pequeñas.

Como también resulta inquietante el rumor de que aumentará la tasa de retención a las instituciones bancarias por concepto de intereses generados derivados de los capitales ahorrados de manera formal por parte de los usuarios de estas empresas crediticias. Más sencillo: Aumentará el impuesto a los intereses que genere el ahorro que usted tenga en un banco, lo cual disminuirá el crecimiento de su dinero.

En caso de que usted rente alguna propiedad y se tenga un conflicto legal con el inquilino uno de los requisitos que le pedirán será el de demostrar que se encuentra al corriente de sus obligaciones fiscales y que, por obviedad, está dado de alta en el régimen correspondiente y todos los vericuetos que conlleva.

Y aunque existe el fuerte rumor de que se impondrá un impuesto a las plataformas digitales que operan en nuestro país, se reconoció que algunas son más fáciles de gravar que otras, en el entendido de que las primeras ofrecen un servicio que es cuantificable de manera casi inmediata, en tanto que otras, como las redes sociales, dependería mucho de un acuerdo internacional.

Por último, y como nota al margen, se ventiló un reajuste al concepto salarial percibido por el ejecutivo federal de cara al 2020 y ya ha desatado una serie de comentarios, tanto a favor como en contra. En bien del ciudadano Presidente, se recalca que a todos nos corresponde un aumento justo en el salario cada año, sin importar cuál es nuestro oficio u ocupación. Otro sector sostiene que esa determinación contraviene lo prometido por el mismo AMLO cuando estuvo en campaña.

Lo cierto, gentil amigo lector, es que la innegable e imposible de disfrazar desaceleración económica que vive el país y antes se negaba, hoy ha obligado a la autoridad a tomar medidas como las antes descritas para obtener el ingreso que destina a programas –clientelares o no- , proyectos y obras pactadas para bien de la población.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!